tag:blogger.com,1999:blog-30379371626281082672024-02-07T00:25:22.443-04:00Católicos Unidos de Puerto RicoJesús dijo:"Como tú,Padre, en mi y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectactamente uno, y que el mundo conozca que tú me has enviado." Juan 17, 20-24Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comBlogger472125tag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-33057028305854390682018-05-14T14:25:00.000-04:002018-05-14T14:25:01.562-04:00El Cielo Un Gran Misterio. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjexVEpGD3ohU2_TUZ76y4aDR8r2gj-nP41i077gYfBICZjIcfqdSmsb7krKc8RFZ_mUxENAuEHR2v0Jw3nFXdDIjkVtbWkx2ooJLOTUuZS1t1fFApbdLRjJSo_n8eHjgFiVGy5Q3ay_4/s1600/1477403153_174465_1477403248_noticia_normal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjexVEpGD3ohU2_TUZ76y4aDR8r2gj-nP41i077gYfBICZjIcfqdSmsb7krKc8RFZ_mUxENAuEHR2v0Jw3nFXdDIjkVtbWkx2ooJLOTUuZS1t1fFApbdLRjJSo_n8eHjgFiVGy5Q3ay_4/s320/1477403153_174465_1477403248_noticia_normal.jpg" width="320" /></a></div>
Por: Guillermo Betancourt<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Desde siglos la Iglesia nos habla del Reino
de los Cielos. Todas las personas y religiones del mundo tienen un concepto
propio de como seria su vida después de la muerte. Es un gran misterio saber cómo
es realmente estar en el cielo. Tanto desean estar en el cielo y a la misma vez
nadie se quiere morir. Es un poco contradictorio, pero es una realidad actual y
lo será siempre. No importa el tiempo que pase el ser humano le tendrá un miedo
a la muerte. Pero a la misma vez todos deseamos una mejor vida después de
morir. Por eso es un tema muy interesante de discutir y quizás podamos
aprender: ¿Qué es el cielo realmente? Es una pregunta que podría ser contestada
correctamente mediante esta lectura. Citaremos varios santos, la sagrada escritura
y lo que dice la Iglesia sobre este tema.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibQfPlWs1fHOopckXDWcFPnB-4BqWhq9cg66jxb_etm1QCMFoRu0sUU6y_uzM74NRlW5_K8k2r0PuloP8rU21_isl6AoG62QEsnt8bT6rx_tuJyO7mw0vdyKcpCG8mSu3YrYIAsPVmPXM/s1600/el-espiritu-santo-y-la-iglesia-2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1178" data-original-width="1010" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibQfPlWs1fHOopckXDWcFPnB-4BqWhq9cg66jxb_etm1QCMFoRu0sUU6y_uzM74NRlW5_K8k2r0PuloP8rU21_isl6AoG62QEsnt8bT6rx_tuJyO7mw0vdyKcpCG8mSu3YrYIAsPVmPXM/s320/el-espiritu-santo-y-la-iglesia-2.jpg" width="274" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> </span><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> ¿Qué nos dice
los Santos sobre el Cielo?</span></b></div>
<div class="MsoListParagraph" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">A.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Santa Faustina Kowalska</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> escribió extensamente sobre sus viajes espirituales
tanto al paraíso como al lugar de perdición en sus diarios, que han sido
considerados por la Iglesia como revelaciones aprobadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> Después de que Faustina quedara
traumatizada por sus visiones del infierno, se le dio la oración a la Divina Misericordia
para compartirla con el mundo como un arma en la guerra por la salvación de las
almas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Pero
tristemente, se le recuerda más esto que sus alentadoras visiones del cielo,
sobre las que escribió:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“Hoy
fui al cielo, en el espíritu, y vi sus inconcebibles bellezas y la felicidad
que nos espera después de la muerte. Vi cómo las criaturas dan sin cesar
alabanza y gloria a Dios. Vi cuán grande es la felicidad en Dios, que se
difunde a todas sus criaturas, haciéndolas felices; y así toda la gloria y la
alabanza que brota de su felicidad vuelven a su fuente; y entran en las
profundidades de Dios, contemplando la vida interior de Dios, el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo, a quien nunca podrán comprender o abarcar. Esta fuente de
la felicidad es inmutable en su esencia, pero siempre es nueva, brotando
felicidad para todas las criaturas”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">B. <b>San
Alfonso María de Ligorio</b> contó una historia que le compartió un superior de
la orden jesuita quien se le apareció después de morir y le dio un informe
detallado sobre qué trato la gente puede esperar en el cielo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Según
el difunto, las recompensas del cielo no son iguales para todos los que entran,
pero todos los que entran quedan igualmente satisfechos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .25in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“Ahora
estoy en el cielo, Felipe II rey de España está en el cielo también. Los dos
disfrutamos de la recompensa eterna del paraíso, pero es diferente para cada
uno de nosotros. Mi felicidad es mucho mayor que la suya, pues no es como
cuando estábamos aún en la tierra, donde él era de la realeza y yo era una
persona corriente. Estábamos tan lejos como la tierra del cielo, pero ahora es
al revés: lo humilde que yo era comparado con el rey en la tierra, así le
sobrepaso en gloria en el cielo. Con todo, ambos somos felices, y nuestros
corazones están completamente satisfechos”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">B.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El papa san Gregorio Magno</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> habló de la unidad sobrenatural entre la comunión total
de los santos en el cielo, y su aparentemente infinito conocimiento: “Además de
todo esto, una gracia más maravillosa se otorga a los santos en el cielo,
porque conocen no sólo a aquellos con los que estaban familiarizados en este
mundo, sino también a los que antes nunca vieron, y conversan con ellos de una
forma tan familiar como si en tiempos pasados se hubieran visto y conocido: y
por lo tanto, cuando ven a los antepasados en ese lugar de felicidad perpetua,
luego los conocerán de vista, aquellos de cuya vida oyeron hablar. Pues ver lo
que hacen en ese lugar con un brillo indescriptible, igual a todos,
contemplando a Dios, ¿qué es lo que no saben, si conocen al que lo sabe todo?”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">C.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">San Agustín</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “Allí, la buena voluntad estará tan dispuesta en
nosotros que no tendremos otro deseo que el de quedarnos allí eternamente”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">D.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">San Felipe Neri</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “Si tan sólo llegáramos al cielo, qué cosa más dulce y
sencilla que estar allí para siempre diciendo con los ángeles y los santos,
Sanctus, sanctus, sanctus”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">E.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">San Anselmo de Canterbury</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “Nadie tendrá ningún otro deseo en el cielo que lo que
Dios quiere; y el deseo de uno será el deseo de todos; y el deseo de todos y de
cada uno de ellos será también el deseo de Dios”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">F.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">San Juan María Vianney</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “Oh mis queridos feligreses, ¡tratemos de llegar al
cielo! Allí veremos a Dios. ¡Qué felices nos sentiremos! Si la parroquia se
convierte vamos a ir allí en procesión con el párroco a la cabeza… ¡Tenemos que
llegar al cielo!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpMiddle" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">G.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Santa Bernadette Soubirous</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “Mi corona en el cielo brillará con inocencia, y sus
flores serán radiantes como el sol. Los sacrificios son las flores Jesús y
María eligieron”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left: .75in; mso-add-space: auto; mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -.25in;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Arial Rounded MT Bold"; mso-fareast-font-family: "Arial Rounded MT Bold";">H.<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-weight: normal; line-height: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Santo Tomás Moro</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">: “La tierra no tiene ninguna tristeza que el cielo no
pueda curar”.<o:p></o:p></span></div>
<b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Santa Teresa de Lisieux</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">, la “Pequeña Flor”, quien
señaló que tan gloriosa como el cielo, Dios encuentra la presencia de sus hijos
infinitamente más deseable: “Nuestro Señor no desciende del cielo todos los
días para estar en un copón de oro. Se trata de encontrar otro cielo que es
infinitamente más querido para Él, el cielo de nuestras almas, creado a su
imagen, los templos vivos de la adorable Trinidad”.</span><div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjGbYRYuP53_YIAbgzaNj8pqW-yymvAcz7Sl905eTLxEnFK-woR3FZyzN1FZBkgO38RUhwbthFI-w92s1PJwfoUq6hp38EdTvoFyuR-pMFd8kScMfjF2VYiNuXN7JJ3qUUO7uOLxMcihA/s1600/santos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="560" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjGbYRYuP53_YIAbgzaNj8pqW-yymvAcz7Sl905eTLxEnFK-woR3FZyzN1FZBkgO38RUhwbthFI-w92s1PJwfoUq6hp38EdTvoFyuR-pMFd8kScMfjF2VYiNuXN7JJ3qUUO7uOLxMcihA/s320/santos.jpg" width="320" /></a></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"> </span></div>
<div>
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Analicemos lo que dice los santos del
Cielo. Santa Faustina nos dice que estar en el cielo es una felicidad
constante, nueva en cada momento y que esta felicidad sale desde Dios mismo
para todas las criaturas. Esto me da entender que toda criatura creada por Dios
está presente constante con Dios. Es interesante saber que mi mascota cuando
muera estará gozando de la misma felicidad que Yo de estar presente
glorificando y alabando a Dios eternamente. Que esta misma felicidad lo sentirá
del mismo modo que Yo. Porque la santa enfatiza que todas las criaturas están presentes.
Desde los ángeles, hombres y animales, y todo ser viviente como plantas y otros
organismos vivos. Ella nos dice que experimento esta experiencia de felicidad
que nunca será lo que experimentamos en vida. La santa nos hace una descripción
de cómo se siente estar en el cielo. Pero no hay una descripción de como se ve
el cielo. Si hay las mansiones que se menciona en las sagradas escrituras.
Sabemos que la felicidad es eterna, que nueva y constante y que no lo vamos a
experimentar en vida sino después de la muerte. San Alfonso nos dice una cosa
un poco distinta desde su punto de vista de lo que es el cielo. San Alfonso
indica que la felicidad llega por niveles. Según como tú has vivido es tu nivel
de felicidad. Unos gozaran de una mayor felicidad que otros y así también seria
tu nivel de cercanía con Dios. Lo único que tienen en común tanto Santa
Faustina como San Alfonso es que la felicidad es dada por Dios. La diferencia es
que una dice que la felicidad es igual para toda criatura y el santo nos dice
que hay niveles según tu vida en la tierra. El Papa San Gregorio Magno
simplifica su definición del cielo como una felicidad perpetua. San Agustín expresa
que nuestra voluntad esta tan dispuesta que seriamos capaces de quedarnos
eternamente ante la presencia de Dios. Es decir que estar en el cielo llena
todas las expectativas de estar bien consigo mismo que no hace falta estar en
otro lugar que el cielo. San Felipe Neri es un Santo que expreso con su sonrisa
como era el paraíso. Siempre tuvo una canción que prefería estar en el paraíso.
Reafirma lo dulce y exquisito estar en el cielo y estar glorificando a Dios
eternamente. Santa Bernadette Soubirous la vidente de Lourdes expresa con
dulzura como sería el cielo para ella. Expresar que su corona brillara como la
luz del sol es decir que su vida en el cielo es vivo que es lleno de luz y que
esta luz es Dios. Su corona es el tiempo de sacrificio y dolor que ella tuvo
que padecer en vida. Fue una vida corta pero lleno de humillaciones, y de
momentos difíciles. Sabía que María le daría el consuelo en el cielo. Por eso
lo describe con la inocencia con la cual siempre se caracterizó. San Juan María
Vianney nos invita como comunidad parroquial a llegar al cielo. Una comunidad
feliz gozando de la presencia de Dios. Santo Tomas Moro nos dice que en el
cielo se sanaran todas nuestras heridas vividas en la tierra. Solo Dios es
capaz de sanar todas nuestras heridas. Santa Teresa de Lisieux nos da una
respuesta muy distinta del cielo. Para mí una respuesta muy sabia. Porque el
cielo se hace presente todos los días en la sagrada Eucaristía. El mayor
milagro lo tenemos siempre presente y aun no somos capaces de verlo y de
vivirlo. El Dios hecho hombre se hace carne y sangre cada día en todas las
misas del mundo. Es un momento tan íntimo con Dios que nos brinda en la sagrada
eucaristía. Estar gozando de su real presencia y a la misma vez estar vivos en
la tierra. Que si fuéramos capaces de verlo sentiríamos la paz y la alegría expresada
por los santos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE_J_vXGo7bgabLU7yETkXT9XxgeopprWUfgBoi4xrngZVZywo94bsVwjeoMcAtru-GQ0_hCidxFX1syMJFmDgdey2sbq4ycrvmAjlaLZvVtaLl3YEAwW0AS6uCZU0Yb0Go2yTS_U_0DM/s1600/image004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="354" data-original-width="362" height="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE_J_vXGo7bgabLU7yETkXT9XxgeopprWUfgBoi4xrngZVZywo94bsVwjeoMcAtru-GQ0_hCidxFX1syMJFmDgdey2sbq4ycrvmAjlaLZvVtaLl3YEAwW0AS6uCZU0Yb0Go2yTS_U_0DM/s320/image004.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Qué nos dice las sagradas escrituras
sobre el cielo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Isaías
25:8-12<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">8
El destruirá la muerte para siempre; el Señor DIOS enjugará las lágrimas de
todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra,
porque el SEÑOR ha hablado. 9 Y en aquel día se dirá: He aquí, éste es nuestro
Dios a quien hemos esperado para que nos salvara; éste es el SEÑOR a quien
hemos esperado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación. 10 Porque la mano
del SEÑOR reposará en este monte, y Moab será hollado en su sitio como es
hollada la paja en el agua del muladar. 11 Y en medio de él, Moab extenderá sus
manos como el nadador extiende sus manos para nadar, pero el Señor abatirá su
arrogancia y la destreza de sus manos. 12 Y derribará las fortalezas
inexpugnables de tus murallas, las humillará y las echará por tierra, hasta el
polvo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Mateo
5:17-20<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">17
No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir. 18 Porque en verdad os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley
hasta que toda se cumpla. 19 Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos
mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado
muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los
enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo
que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis
en el reino de los cielos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Mateo
7:13-15<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">13
Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda
que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. 14 Porque
estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan. 15 Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Mateo
19:17-19<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">17
Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Sólo Uno es bueno; pero
si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 El le dijo<***>:
¿Cuáles? Y Jesús respondió: NO MATARAS; NO COMETERAS ADULTERIO; NO HURTARAS; NO
DARAS FALSO TESTIMONIO; 19 HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE; y AMARAS A TU PROJIMO
COMO A TI MISMO.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Lucas
13:29-33<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">29
Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la
mesa en el reino de Dios. 30 Y he aquí, hay últimos que serán primeros, y hay
primeros que serán últimos. 31 En ese momento llegaron unos fariseos
diciéndole: Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar. 32 Y El les
dijo: Id y decidle a ese zorro: "Yo expulso demonios, y hago curaciones
hoy y mañana, y al tercer día cumplo mi propósito." 33 Sin embargo, debo
seguir mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un
profeta muera fuera de Jerusalén.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Juan
14:2-4<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">2
En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera
dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. 3 Y si me voy y preparo un
lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo
estoy, allí estéis también vosotros. 4 Y conocéis el camino adónde voy.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Colosenses
3:1-7<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">1
Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no
en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces
vosotros también seréis manifestados con El en gloria. 5 Por tanto, considerad
los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la
impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. 6
Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas
cosas, 7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando
vivíais en ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Apocalipsis
7:13-17<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">13
Y uno de los ancianos habló diciéndome: Estos que están vestidos con vestiduras
blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? 14 Y yo le respondí: Señor mío, tú
lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han
lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por
eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el
que está sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no
tendrán hambre ni sed, ni el sol los abatirá, ni calor alguno, 17 pues el
Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas
de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Apocalipsis
21:4-8<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">4
El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado. 5 Y el que está
sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y
añadió<***>: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6
También me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.
Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7
El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. 8 Pero
los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros,
idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Apocalipsis
22:3-7<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">3
Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y
sus siervos le servirán. 4 Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus
frentes. 5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni
de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos
de los siglos. 6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor,
el Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus
siervos las cosas que pronto han de suceder. 7 He aquí, yo vengo pronto.
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Apocalipsis
22:5-9<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">5
Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del
sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los
siglos. 6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el
Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus
siervos las cosas que pronto han de suceder. 7 He aquí, yo vengo pronto.
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. 8 Yo,
Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar
a los pies del ángel que me mostró estas cosas. 9 Y me dijo<***>: No
hagas eso; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que
guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Ezequiel
28:24-26<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">24
'Y no habrá más zarza punzante ni espina dolorosa para la casa de Israel de
ninguno de los que la rodean y la desprecian; y sabrán que yo soy el Señor
DIOS.' 25 "Así dice el Señor DIOS: 'Cuando yo recoja a la casa de Israel
de los pueblos donde está dispersa, y manifieste en ellos mi santidad a los
ojos de las naciones, entonces habitarán en su tierra que di a mi siervo Jacob.
26 'Y habitarán en ella seguros; edificarán casas, plantarán viñas, y habitarán
seguros, cuando yo haga juicios sobre todos los que a su alrededor la
desprecian. Y sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios.'"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Mateo
22:29-33<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">29
Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las
Escrituras ni el poder de Dios. 30 Porque en la resurrección, ni se casan ni
son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo. 31
Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue
dicho por Dios, cuando dijo: 32 "YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, Y EL DIOS DE
ISAAC, Y EL DIOS DE JACOB"? Él no es Dios de muertos, sino de vivos. 33 Al
oír esto, las multitudes se admiraban de su enseñanza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: .5in; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial Rounded MT Bold","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Desde el antiguo testamento has los evangelios
y epístolas nos hace referencia directa o indirecta del cielo. Las sagradas
escrituras nos hablan del reino, pero también nos indica que debemos hacer para
llegar al cielo. No todo el que diga señor, señor, es digno de entrar al reino
de los cielos. Es importante cumplir con la voluntad de Dios. Principalmente
cumpliendo con la ley de Dios que están en los 10 mandamientos. Y Amando al prójimo
como a ti mismo. Cristo nos da la promesa de que está haciendo unas estancias
para nosotros. Tenemos el medio esta en nosotros llegar al cielo siguiendo el
mismo ejemplo de Cristo en nuestras vidas. <o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-37199945303810735142018-05-01T13:32:00.000-04:002018-05-01T13:34:33.598-04:00María: Madre de Jesús, y Nuestra Madre.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_7kyAB-Jkm1rs_cJODn80p1W52jRELIXZZab_CGDS92qKdkkSoR4-QllldX-XunaxKlUzNqSo-NM7HORpl9wAXrCSlRg6MA08Ih2oBfWZKV8rspLTD0qPxZzPvq5-_SIXHzLwEP8Nz1A/s1600/844672ada927d81da0a773d9647a2234.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="346" data-original-width="220" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_7kyAB-Jkm1rs_cJODn80p1W52jRELIXZZab_CGDS92qKdkkSoR4-QllldX-XunaxKlUzNqSo-NM7HORpl9wAXrCSlRg6MA08Ih2oBfWZKV8rspLTD0qPxZzPvq5-_SIXHzLwEP8Nz1A/s320/844672ada927d81da0a773d9647a2234.jpg" width="204" /></a></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri" , sans-serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;">Gracias
a “la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni defecto.” (1 Pedro
1,19)</span></span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri" , sans-serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri" , sans-serif; line-height: 107%;"> </span><br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>LAS DIOSAS PAGANAS<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pastores
y teólogos de diferentes denominaciones cristianas acusan a la Iglesia Católica
de “Mariolatría”, es decir, un culto idolátrico a la Madre de Jesús. Para
justificar su tesis relacionan la veneración a María con la devoción que se
daba en la antigüedad a las diversas divinidades politeístas. En las Sagradas
Escrituras podemos destacar especialmente a la “diosa reina del cielo” (Regina
deam coeli) en Egipto (Jeremías<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>44,
16-19), al lado de Asera, deidad cananea de la fertilidad. Los israelitas practicaban
una mezcla de tributo en los llamados “lugares altos” (2 Reyes 23,5-8; Ezequiel
6,6), que consistían en santuarios con altares, estantes para incienso,
columnas sagradas de piedra y postes simbólicos de madera o troncos de árbol
esculpidos en forma femenina, conocidos como “el poste de Asera” (Deuteronomio
16,21). Igualmente, Los arqueólogos han encontrado cientos de estatuillas de
terracota en Jerusalén y Judá, sobre todo en las ruinas de los hogares
particulares. La mayoría son representaciones de una mujer desnuda con senos de
un tamaño exagerado. Los expertos opinan que las figuras eran “talismanes para
facilitar la concepción y el alumbramiento”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En los
textos Neo Testamentarios se menciona a Artemisa, para los griegos, o Diana,
para los romanos, cuyo culto estaba muy arraigado en Éfeso (Turquía). Patrona
de la ciudad, y diosa de la caza, el nacimiento y la fertilidad. En esta
localidad se guardaba una estatua suya que supuestamente había caído “del
cielo”. Se suponía que Júpiter había arrojado a la tierra una imagen de madera
de esta diosa (Hechos 19,35). Con motivo de las fiestas en su honor, la
metrópoli se llenaba de visitantes todos los años entre marzo y abril. Los
peregrinos adquirían gran cantidad de artículos religiosos: recuerdos, amuletos,
imágenes para el culto familiar. Varias inscripciones antiguas de Éfeso hablan
de la fabricación de esfinges de Artemisa en oro y plata, y otras mencionan al
gremio de los plateros (Hechos 19, 24-25). Su templo estaba considerado una de
las siete maravillas del mundo antiguo. Era idolatrada en este lugar y en toda
Asia (Hechos 19,27).<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBbfx3DW-eE-1K0qMY_ujCKgFj5_h9Ql43edUoRnw88h0WLfJ4VXgZ2P8YERdAp-pbt26jLnMqkX8H2bH8jwk3V1CkgW9cL82BUSQub6bYzz-pvXRfdewDye8u643hLEqi9_u5uNiQRHo/s1600/10655_fotograma_de_la_pasion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="200" data-original-width="640" height="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBbfx3DW-eE-1K0qMY_ujCKgFj5_h9Ql43edUoRnw88h0WLfJ4VXgZ2P8YERdAp-pbt26jLnMqkX8H2bH8jwk3V1CkgW9cL82BUSQub6bYzz-pvXRfdewDye8u643hLEqi9_u5uNiQRHo/s320/10655_fotograma_de_la_pasion.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">LA
MATERNIDAD DIVINA<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La
mitología pagana para los egipcios, babilónicos, griegos, romanos,
zoroastrianos o hindúes; está repletas de relatos sobre el advenimiento a la
tierra de sus “dioses” o de los “hijos de sus dioses”. A diferencia de estas
fábulas fantasiosas, la revelación divina nos explica que María fue la Madre
del Mesías prometido desde la antigüedad a los patriarcas y profetas de la
nación de Israel (Hechos 3,22-25). El término “encarnación” viene del latín
incarnare, y hace énfasis al hecho de que el Hijo de Dios sólo podía ser
verdaderamente el Salvador del género humano, si adoptaba enteramente un cuerpo
y un alma, con todo lo que implicaba haber tenido nuestra propia naturaleza
(Hebreos 2,14). La palabra “encarnación” no aparece en la Biblia, pero el
equivalente griego es sarki (en carne), lo que da a entender que Cristo Jesús
asumió la jomoíoma, que significa: “forma”, “semejanza”, “apariencia” o “parecido”
a cada uno de nosotros; en cuanto al haber nacido de una mujer (Gálatas 4,4;
Romanos 8,3; Filipenses 2,7). Sin embargo, por el mismo hecho de ser Dios, no
tuvo en su vida terrenal imperfección alguna: “Porque él también estuvo
sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(Hebreos 4,15), “nunca cometió ningún crimen,
ni hubo engaño en su boca” (Isaías 53,9; 1 Pedro 2,22), “Él es santo, sin
mancha, apartado de los pecadores” (Hebreos 7,26).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es un
dogma de fe en el catolicismo creer que María Santísima en el momento mismo de
su concepción fue preservada del pecado original, tal cual como se encontraban
nuestros primeros padres, antes del pecado original. El apóstol Pablo en sus
cartas menciona a Jesús como el “nuevo Adán” (Romanos 5, 14; 1 Corintios 15,
45). Es por ello, que se relacionan a María como la “nueva Eva”, según la
descripción que encontramos en Génesis 3,15: “Haré que haya enemistad entre ti
y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras
tú herirás su talón” (Biblia Latinoamericana).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por
otra parte, aunque el salmista proclama: “En pecado me concibió mi madre”
(51,5). No obstante, el ángel Gabriel alude a María como la siempre “llena de
gracia” (Lucas 1, 28), por un privilegio único y especial otorgado por el Padre
Eterno desde el cielo, en atención a los méritos de su Unigénito. La carne y la
sangre de Cristo, son carne y sangre que le vienen de Ella. Sobre este punto podemos
analizar cuatro factores:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El
Espíritu de Dios confiesa que Jesucristo ha venido en carne (1 Juan 4,2). Y
todo aquel que lo niegue es el anticristo<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>(2 Juan 1,7).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Durante
el embarazo la madre alimenta a su hijo por nacer de su sangre a través de la
placenta que se encuentra unida a la pared del útero, y se conecta con el feto
por el cordón umbilical.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Gracias
a “la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni defecto.” (1 Pedro
1,19), se realiza un nuevo pacto (Mateo 26,26-28; 1 Corintios 11,23-26), para
la redención y el perdón de los pecados (Efesios 1,7; 1 Juan 1,7).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Análisis
de laboratorio han comprobado que la sangre detectada tanto en la sábana que se
cree cubrió el cuerpo de Cristo después de haber sido bajado de la cruz y que
se conserva en Turín (Italia), es la misma del sudario de Oviedo (España), que
es un pequeño paño que se presume envolvió el rostro del Señor. Ambos
corresponden al tipo AB. Un 16 % de la población semítica o hebrea posee este
tipo de sangre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si
decimos que María no tuvo pecado alguno, esto no la exime de las consecuencias
que trae la misma falta en los seres humanos, como son los padecimientos y la
propia muerte. Su Hijo Jesucristo se describe como “un hombre lleno de dolor,
acostumbrado al sufrimiento” (Isaías 53,3; 1 Pedro 2, 21). “El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias’” (Isaías 53,4; Mateo 8,
16-17). En la cruz del Calvario grita y muere con dolor (Mateo 27,50).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Siguiendo
esta línea, el evangelista y médico Lucas anota que cuando se encontraba en
Belén “llegó para María el momento del parto y dio a luz a su hijo primogénito”
(Lucas 2,6-7). Esto es una referencia a los síntomas que siente toda mujer en
este estado. En la etapa de la gestación, algunas madres experimentan cólicos
similares a los dolores del ciclo menstrual. En el parto las contracciones son
prolongadas, intensas y frecuentes. El apóstol Juan en una visión en el libro
del Apocalipsis agrega: “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer
vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre
su cabeza. Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de
dar a luz” (12,1-2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Algunos
místicos y revelaciones particulares, afirman que el alumbramiento de María fue
algo especial como un rayo atravesando un cristal. Pero más bien, podemos estar
inclinados a creer que fue un procedimiento normal, con rompimiento de fuente y
expulsión de la criatura a través de la vagina. En este proceso bien pudo haber
intervenido su esposo José, porque la palabra de Dios no especifica que haya
habido ninguna otra persona en este momento crucial en la historia de la
salvación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Después
del desembarazo, ella siguió siendo la “siempre y bienaventurada Virgen María”,
ya que la Maternidad Divina no puede explicarse desde un plano solamente
fisiológico, sino que está enmarcado en lo sobrenatural, “porque ninguna cosa
es imposible para Dios” (Lucas 1, 37).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como
toda Madre, María nutrió al Emmanuel con su leche materna. San Agustín, afirma
que “María fue la Mujer que dio leche a aquel que nos dio el pan de vida
eterna”. En la misma localidad de Belén se puede visitar la llamada “Gruta de
la Leche”, donde según una piadosa leyenda la Virgen Santísima mientras
amamantaba al Niño Dios dejó caer una gotas de su calostro, al instante las rocas
se tornaron blancas y blandas. Desde entonces este lugar es objeto de
veneración por los cristianos y musulmanes, sobre todo por las mujeres
estériles o lactantes que le piden por estos dos favores a la progenitora del
Mesías.<o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-36265468902655075542018-05-01T12:39:00.000-04:002018-05-01T12:44:00.701-04:00Jesús Eucaristía<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjED2isUnc_7ueCxJCuhDI9cDmYaffqBt_MaCfkqhK9IZs9homgpot6b_LbNOWon4ZZTHpxMnQMgEHEzt5K2c6ytEhaG4dvIYKERckW7tJQq2LzdUCzYXL6ysQd_TNKHM7lXNfR5djKYY4/s1600/corpo_cristo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="256" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjED2isUnc_7ueCxJCuhDI9cDmYaffqBt_MaCfkqhK9IZs9homgpot6b_LbNOWon4ZZTHpxMnQMgEHEzt5K2c6ytEhaG4dvIYKERckW7tJQq2LzdUCzYXL6ysQd_TNKHM7lXNfR5djKYY4/s320/corpo_cristo.jpg" width="204" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: x-large;"><b>"Mi
carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera"<o:p></o:p></b></span></span></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En
Israel había multitud de sacrificios; muchos de ellos iban seguidos de
banquetes. Estos eran Banquetes de comunión, en Hebreo "Selamin" que
significa sacrificio que unen al pueblo entre si y a su vez con DIOS.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Precedente
bíblico del Sacrificio y banquete de comunión en la Antigua Alianza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Levítico
6, 17-20<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El
SEÑOR habló a Moisés para decirle: Dile a Aarón y a sus hijos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Esta es
la Ley de la víctima ofrecida por el pecado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Será
sacrificada ante el SEÑOR<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el
mismo lugar donde se ofrece el sacrificio del Holocausto<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Es una
cosa muy sagrada. El sacerdote que la<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ofrenda
comerá en un lugar santo, a la entrada de la tienda de las citas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cualquiera
que toque las carnes será santificado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Levítico
7, 15<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La
carne de la víctima del sacrificio de comunión<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Será comida
en el mismo día sin dejar<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Nada
para el siguiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El
sacrificio de Holocausto era el sacrificio de ofrenda. Como vimos en <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Levítico
6, 17-20 la víctima ofrecida por el pecado era sacrificado en el altar del
Holocausto. CRISTO JESÚS se hizo ofrenda por nuestra salvación sustituyéndonos
en la cruz y cargando nuestros pecados "víctima ofrecida por el
pecado", en esta ofrenda al igual que la ofrenda de comunión, la víctima
era consumida totalmente y así se entraba en común-unión con el DIOS de Israel.
En nuestra Eucaristía, la víctima, nuestra ofrenda y sacrificio, tiene que ser
consumida al igual que en el antiguo Israel. Hoy nuestra ofrenda no son ovejas
ni animales. Es JESÚS el SEÑOR, por eso nuestra comunión no es simbólica, como
las víctimas de Israel no eran simbólicas, sino la propia Víctima Para el
Hebreo y en la mentalidad semita es necesario entrar en comunicación con el
cuerpo si queremos establecer una comunión con el espíritu.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlDBRDY5jg6JcyiBNHY3ZGE4dtj_LRlqhqW0ZC8sGNU4J6UoxrvlPSMKbERVJAwZmscy-0zQpIt_eT7x50lKj_PD9El6Mhb38AeqrZhw8r-1d2POBVyhKMd22dpGPqQ72iWGEbNmaUk8g/s1600/Eucaristia+Monasterio+Cristo+Orante.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlDBRDY5jg6JcyiBNHY3ZGE4dtj_LRlqhqW0ZC8sGNU4J6UoxrvlPSMKbERVJAwZmscy-0zQpIt_eT7x50lKj_PD9El6Mhb38AeqrZhw8r-1d2POBVyhKMd22dpGPqQ72iWGEbNmaUk8g/s320/Eucaristia+Monasterio+Cristo+Orante.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Éxodo
12, 8-10<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Esa
misma noche comerán el cordero asado al fuego,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo comerán
con panes sin levaduras…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ustedes
no guardarán nada para el día siguiente,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo que
sobre quémenlo al fuego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En la
comida de la Pascua era sacrificado un cordero, macho y sin defectos. Desde
antiguo se ha considerado este cordero prefigura de JESUCRISTO. Este cordero se
debía comer completo en la cena Pascual. La Eucaristía es Nuestra Cena Pascual,
en ella el cordero no puede ser una representación, es el mismo cordero el que
se ingiere. Nuestro cordero ya fue señalado por Juan el Bautista (San Juan 1,
36) es JESÚS, por lo tanto en la Eucaristía comemos el Cuerpo de JESÚS-CORDERO.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Existe
otro Sacrificio en el AT llamado Azkarah:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Este
sacrificio particular llamado en Hebreo azkarah<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>se tenía en Israel como un recuerdo perpetuo de la alianza” Anamnesis se
usa en Números 10,10, donde nuevamente hace mención al sacrificio, por lo cual
la expresión de<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jesús
en la Última Cena sin duda tenía para sus oyentes un carácter sacrificial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La
palabra “memoria” es un término sacrificial, y se usa en la versión griega de
los Setenta (se llama la versión de “los Setenta” a la versión griega del
Antiguo Testamento, que era ampliamente usada en los tiempos de Jesús). “En
Lev. 24,7 la palabra anamnesis traduce el hebreo “azkarah”, que era una
sacrificio memorial...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">No
podemos pensar que pasó inadvertido a Jesús, en aquel momento crucial de la
Última Cena, el hecho que la palabra anamnesis tenía esa significación
sacrificial... Más bien debemos pensar que lo que Jesús está haciendo es,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Precisamente,
dar un contexto sacrificial a esa Eucaristía que instituye durante la
celebración judía de la Pascua; Pablo, en 1 Corintios, parece que captó muy
bien este aspecto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Anamnesis,
reminiscencia, llamado…es un llamado de la pasión muerte y ascensión de Jesús<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">- La
Eucaristía en el contexto neo testamentario<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Yo soy
el pan vivo bajado del cielo; el que coma de éste pan vivirá para siempre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El pan
que yo daré es mi carne, y la daré para vida del mundo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Juan 6
en el discurso más difícil que le tocó predicar a JESÚS y de hecho el más
controversial. JESÚS ya se ha declarado que Él es el pan de vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Días
antes, JESÚS ha caminado sobre las aguas, desafiando todas las leyes naturales
(San Marcos6, 45-52) pocos momentos antes JESÚS había multiplicado los panes
(San Marcos 6, 35-43) con estos dos hechos le ha querido decir a sus discípulos
que él hace con el pan lo que quiere (lo multiplica) y con su cuerpo también
(camina sobre las aguas), o sea que tiene poder sobre su cuerpo y sobre los
panes. Ahora se adentra en el misterio y proclama que su carne es pan. Difícil ¿No
camino sobre las aguas? Algo imposible para un hombre. ¿No multiplico los
panes?… ¿algo imposible para un hombre? Seguro que sí, no para DIOS. El que
tiene poder sobre las leyes naturales de su cuerpo y de los panes, luego<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>puede transformar su cuerpo en pan. En este
pasaje JESÚS habla claramente, el pan que nos va a dar es su carne, aquí esta
explícito. Esta frase está exenta de simbolismo, pero para aclarar más aún vamos
al texto griego original.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La
palabra utilizada para definir carne es sarx, que en Griego quiere decir:
"Carne, trozo de carne, cuerpo, ser vivo, hombre" vemos una
definición contundente de que JESÚS utiliza la palabra que denota cuerpo de
carne y que no es en ningún modo metáfora, hecho que concordará con las
palabras de la última cena. Existen otras dos palabras en Griego para definir
carne, una es "Kreas" que quiere decir: "Trozos de carne" y
se utiliza para cuando se habla de ingerir carne en una comida normal (Rom 4,
21/1 Cor 8, 13) y "Sarkinos" que quiere decir "carnal" y se
utiliza en sentido simbólico (Rom 7, 14/1 Cor 3, 1 / 2 Cor 3,3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwym3YjXzrXdEZgQjD1CLTEfpv-6COo6kl8Lndc2M2POLP-EsQW083vGZ7ae-K0qbBZbICvghMS2RzSvlqfyQ9Hpo9E9wq8-80DZKKTsPJqNeQdYvxkBGLiHor_nF6t490f4E3YSK9aZk/s1600/image004.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="354" data-original-width="362" height="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwym3YjXzrXdEZgQjD1CLTEfpv-6COo6kl8Lndc2M2POLP-EsQW083vGZ7ae-K0qbBZbICvghMS2RzSvlqfyQ9Hpo9E9wq8-80DZKKTsPJqNeQdYvxkBGLiHor_nF6t490f4E3YSK9aZk/s320/image004.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"> <span style="font-size: x-large;"><b> </b></span></span><span style="font-family: "calibri" , sans-serif;"><span style="font-size: x-large;"><b>"El
que come mi carne y bebe mi sangre, vive de verdad, y yo lo resucitaré en el
último día"</b></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "calibri" , sans-serif;"><b><span style="font-size: xx-small;"> </span><span style="font-size: x-small;"> </span> </b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">San
Juan 6,55<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si
quedó alguna duda de la intención de JESÚS en el versículo 51, ahora las dudas
deberían disiparse. JESÚS declara que su cuerpo carnal (sarx) es comida
verdadera. La palabra griega utilizada por JESÚS para decir verdadera es
"Alethes" que proviene de "Aletheia" que quiere decir
"Verdad, veracidad, sinceridad, realidad, esta palabra confirma la
realidad de la presencia viva de JESÚS en cuerpo y divinidad en la Eucaristía.
JESÚS no dijo en ningún momento que su carne "significa", todo lo
contrario afirma ser verdadera, "alethes". Este mismo análisis se
aplica a la sangre de JESÚS.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Veamos
ahora la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>palabra<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Comer”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La
Palabra Griega para “Comer” es “PHAGO”, sin embargo vemos que Jesús en el
discurso de San Juan 6 no usa esta palabra común, pasando a utilizar la Palabra
“Trogos”, según el Diccionario Griego “Trogos” quiere decir:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Mascar,
Masticar, Digerir, Roer<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El
cambio que el Señor hace al suplantar el verbo phago por el verbo trogo es
realmente notable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esta palabra nunca es usada simbólicamente ni
en la Biblia ni en ningún otro texto literario antiguo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jesús
comienza utilizando la Palabra “brosis” y “esthio” que también significa
“comer” en Griego pero vemos que a partir de San Juan 6, 54 y los versículos
56, 57 y 58 cambia para “trogos” que es una palabra radical que no puede llevar
a confusión de su sentido bajo ningún concepto se puede pensar que si la
intención de Cristo era<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el transmitir
una metáfora pues el cambio de palabra cuando El vio que los que lo escuchaban
era de asombro es patente, hubiera<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sido
irresponsable el crear tal confusión al usar expresiones sin sentido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por
ejemplo vemos que en San Juan 4,34 cuando Jesús dice “Mi COMIDA es que se haga
la voluntad de mi Padre” expresión ciertamente simbólica utilice la palabra
griega “broma”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el
Nuevo Testamento aparece la Palabra TROGO en San Mateo 24, 38 y San Juan 13, 8.
y ninguna vez quiere decir comer de forma simbólica. Además los judíos ya
sabían que<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Jesús
hablaba de comer literalmente porque preguntaron <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Cómo puede éste<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Darnos
a comer su carne? (v. 52), aún antes de que Jesús utilizara TROGO.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si nos
quedara duda de que JESÚS habló en sentido simbólico o metafórico analicemos la
reacción de los discípulos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">San
Juan 6, 60<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"Cuando
oyeron todo esto, muchos de los que habían seguido a JESÚS dijeron<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"Este
lenguaje es muy duro Quién puede sufrirlo?"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los
discípulos hablaban perfecto arameo, que era la lengua habitual de JESÚS y
entendieron perfectamente que este no hablaba en forma simbólica, pues si
hubiera sido esta reacción hubiera estado de más. ¡Ellos reaccionan
escandalizados! No pueden sufrir que el "hijo del carpintero les hable de
"comer su carne y beber su sangre"… es algo para ellos demencial, es
algo que solo se entiende en FE. JESÚS al contrario de otras ocasiones no les
va a explicar, por qué es algo que no se puede explicar, que hay que aceptar.
Es por eso que les pregunta a los Apóstoles si también se van a marchar y Pedro
contesta que aunque no entiende nada, sabe que de JESÚS solo sale "vida
eterna". Así la Iglesia como Pedro se queda en Fe con las palabras de
JESÚS.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">San
Juan 6, 61<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">JESÚS
captó en su mente que sus propios discípulos criticaban su discurso y les dijo:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Qué va
a ser entonces cuando vean al Hijo del Hombre subir al lugar donde estaba
antes!"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">JESÚS
aquí nos da una comparación. Si no entienden cómo puede comerse su cuerpo,
menos entenderán su Ascensión al cielo, o sea dice JESÚS que es más fácil
aceptar la Eucaristía que aceptar su Ascensión y su Glorificación como Segunda
Persona de la Trinidad. Actualmente casi todas las Iglesias aceptan la
Ascensión y Glorificación de JESÚS, sin embargo no aceptan la Eucaristía que
según JESÚS es más fácil de entender.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">San
Mateo 26, 26-28<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mientras
comían, JESÚS tomó el pan y , después de pronunciar la bendición, lo partió y
lo dió a sus discípulos, diciendo: Tomen y coman; esto es mi cuerpo. Después
tomando una copa de vino y dando gracias, se la dio diciendo: Beban todos,
porque ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que es derramada por una
muchedumbre, para el perdón de los pecados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Llega
la Última cena. Cena Pascual donde sorpresivamente no hay cordero puesto que
JESÚS va a reemplazarlo. Llegado el momento JESÚS solemnemente declara que el
pan es su cuerpo en clara conexión con el discurso de San Juan 6. La palabra
griega utilizada en el Evangelio traducida como "cuerpo" no es Sarx,
como hubiera sido de esperar-pues sarx significa también cuerpo-La palabra
utilizada es Soma que quiere decir en griego "cuerpo, cadáver, cuerpo
muerto" que en este contexto de sacrificio al darlo separado de su sangre
(el vino) expresa claramente que JESÚS está hablando y refiriéndose a Él como
el Cordero pascual comido en la Pascua Hebrea ya muerto y no de forma alguna
simbólica y que faltó en la Ultima cena. La misma explicación es acertada para
el vino como sangre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">San
Lucas 19<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"Hagan
esto en memoria mía"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Esta
orden de JESÚS de ninguna forma da aspecto de simbolismo a la Eucaristía, mas
bien la afirma Veamos: La palabra griega utilizada para "memoria" es
anamnesis que quiere decir "recordar, refrescar la memoria, mencionar,
acordarse, pensar en algo" en ningún momento la palabra memoria implica
símbolo. Con esta palabra JESÚS ordena a los Apóstoles que sigan repitiendo lo
que El acaba de hacer con las mismas consecuencias, instituye el orden
Presbiteral o Sacerdotal al mandar a los Apóstoles celebrar la Cena Pascual con
El como cordero sacrificado y en ningún momento simbólico. Con esto se cumple
en el Nuevo Pacto lo ordenado a Israel en Éxodo 12, 14"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"Esta
ley es para siempre: los descendientes de ustedes no dejaran de celebrar este
día"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Sabes
tu, que cuando asistes a la Eucaristía estas asistiendo a la Cena Pascual de la
Nueva Alianza?.. esto será un tema para un nuevo estudio. Regresando a nuestra
palabra "anamnesis", esta palabra utiliza en Hebreos 10,3 "Pero
en esos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados"…cada año se
recuerda algo muy actual, los pecados. Memorial=actualización de una realidad.
Qué realidad? Nuestra comunión con JESÚS de una forma íntima y tremenda
comiendo su cuerpo y bebiendo su sangre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Levítico
2,2<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"La
llevaran a los sacerdotes, los hijos de Aarón, quienes tomando un puñado de
harina con aceite y todo el incienso lo quemarán sobre el altar como
combustión, en memoria, en olor suave para YHAVEH"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">El olor
de esta harina, quemada por los sacerdotes en el altar será un memorial, o sea
que recordara al Padre la ofrenda al mismo tiempo que al oferente. El memorial
de la Eucaristía recuerda al Padre el Sacrificio de Cristo en la cruz-único y
suficiente- pero que se actualiza como sacrificio incruento, donde no hay
sufrimiento; y que recuerda al Padre que somos los oferentes y los beneficiados
de este, y que por esta víctima- JESÚS -debe derramar su misericordia sobre
nosotros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En I de
Corintios 11, 26 dice San Pablo "Cuantas veces comáis este pan y bebáis
este cáliz, anuncias la muerte del SEÑOR hasta que venga". Este versículo
es de una importancia trascendental, pues reafirma el carácter sacrificial y
escatológico de la Eucaristía. Proclamamos el sacrificio de JESÚS y lo haremos
hasta que el retorne en gloria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">I
Corintios 10, 16<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La copa
de bendición que bendecimos, No es la comunión con la sangre de CRISTO? Y el
pan que partimos, No es una comunión con el cuerpo de CRISTO?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En este
Capitulo 10, San Pablo habla de un hecho real "no se debe comer carne
sacrificada a los ídolos" y como alude a la presencia real de Cristo en la
Eucaristía común-unión del creyente y CRISTO JESÚS, diciendo claramente que la
comunión es el cuerpo y la sangre de Cristo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">I
Corintios 1, 26-29<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Así
pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la
muerte del SEÑOR hasta que venga. Por lo tanto, si alguien come el pan y bebe
de la copa del SEÑOR indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del SEÑOR.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por
eso, que cada uno examine su conciencia antes de comer del pan y beber de la
copa. De otra manera come su propia condenación al no reconocer el cuerpo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aquí
San Pablo nos da una visión contundente de la presencia real de JESÚS en la
Eucaristía. Primeramente se peca contra el objeto que se agravia, aquí según
San Pablo se agravia el Pan y la Copa al comerse indignamente, sin embargo se
peca contra el cuerpo y la sangre del SEÑOR, afirmación que sería un desatino
si cuerpo y pan y copa y sangre no fueran lo mismo. Seguidamente va a atribuir
condenación, un hecho que solo se aplica por no aceptar en Fe a DIOS .<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Qué
pensó la comunidad primitiva y los Padres de la Iglesia en el primer siglo
sobre este tema?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">- San
Ignacio Obispo de Antioquia en el año 110 D.C. Escribe en su Carta a los de
Esmirna lo siguiente: "De la Eucaristía y la oración se apartan (los
herejes docetas) por que no confiesan que la Eucaristía es la carne de Nuestro
Salvador JESUCRISTO, la que padeció por nuestros pecados, la que por bondad
resucitó el Padre. Por lo tanto, los que contradicen el don de DIOS litigando,
se van muriendo. Mejor les fuera amar para que también resucitasen"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">En su
carta a la Iglesia de Filadelfia les dice: "Esforzaos, por lo tanto, por
usar de una sola Eucaristía; pues una sola es la carne de Nuestro SEÑOR
JESUCRISTO y uno solo es el cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar,
como un solo Obispo junto con el Presbítero y con los diáconos consiervos míos;
a fin de que cuando hagáis, todo lo hagáis según DIOS".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">-San
Justino Mártir, año 160 en su Apología 1ra. "Este alimento se llama entre
nosotros Eucaristía del cual a ninguno le es lícito participar, sino al que
cree que nuestra doctrina es verdadera y ha sido purificado por el Bautismo
para perdón de pecados y regeneración…. Es la sangre y la carne de aquel JESÚS
que se encarnó, pues los Apóstoles y los comentarios por ellos compuestos,
llamados Evangelios nos lo transmitieron así…"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">-San
Ireneo, Obispo de Lyon, año 180, libro "Adversus Haereses" " Y
cómo dicen también que la carne se corrompe y no participa de la vida (la
Carne) que es alimentada por el cuerpo y la Sangre del SEÑOR? Por lo tanto, o
cambian de parecer o dejan de ofrecer las cosas dichas".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">-Tertuliano,
año entre 160 y 220 libro "Contra Marcion" "Por lo cual, por el
sacramento del pan y del cáliz, ya hemos probado en el Evangelio la verdad del
cuerpo y la sangre del SEÑOR en contra de la teoría del fantasma propugnada por
Marcion".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">-San
Agustín, años 354-430 "Y siendo así que CRISTO anduvo en esta carne y nos
dio su misma carne para que la comiéramos, nadie puede comer su carne si no la
adora, encontramos que como es posible adorar tal escabel de los pies del
SEÑOR, sin que no solo no pequemos adorando, sino que pequemos no adorando..<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hermanos
separados de la comunión con la Iglesia Católica opinan que cuando JESÚS dijo:
"Esto es mi cuerpo" lo dijo en forma de símil, como es el caso en San
Juan 6, 35 donde JESÚS dice: "Yo soy el pan de Vida’ o como en San Juan 6,
12 donde dijo: "Yo soy la Luz del mundo" o también como en San Juan
10, 9 donde dijo "Yo soy la puerta". Evidentemente JESÚS aquí se está
describiendo a si mismo como "Pan de Vida", "Luz del
mundo", "Puerta" y en otra oportunidad como "El camino",
JESÚS no es una "Puerta" o un "camino" físicamente
hablando.. es pura simbología, pero examinemos una de estas oraciones, por
ejemplo: "Yo soy la Puerta". Esta oración, y si mal no recuerdo mis
años de estudiante de gramática, se compone de Sujeto y Predicado. El sujeto es
de quien se habla y el predicado precedido de un verbo describe una acción al
sujeto, en este caso Yo, es el sujeto o sea CRISTO y soy la puerta es el
predicado que describe a Cristo como la entrada a la salvación por medio de una
"puerta". En la Ultima Cena JESÚS dice "Esto es mi cuerpo".
Esto es el sujeto o sea el pan y mi cuerpo es el predicado que describe al
sujeto o sea CRISTO (soma). Ves la diferencia? En los anteriores versículos del
Evangelio CRISTO se describe a si mismo como puerta, Luz, camino, etc.. en la
Ultima cena el Pan es descrito como el mismo CRISTO, su cuerpo sacrificial.
Luego entonces el Pan es CRISTO, lo cual es muy diferente a que CRISTO sea pan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hermano
que lees este pequeño estudio de apologética sobre la Eucaristía, la presencia
real de JESÚS en el pan y en el vino solo se acepta por FE, no por
razonamiento. Pues como dijo San Agustín "Si lo entiendes, no es
Dios". En qué bando<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>estás? Entre
los que dejaron a JESÚS moviendo la cabeza y diciendo "dura doctrina es
esta!" o como los que como Pedro nos quedamos diciendo "no entiendo
humanamente, pero se que tienes Palabras de Vida y además adonde ir que haya
vida eterna?"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Si te
quedas en Fe tienes la promesa del SEÑOR<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">"El
que come mi carne y bebe mi sangre, vive de verdad, y yo lo resucitaré en el
último día". Que así sea.<o:p></o:p></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-74294101916216483822018-04-26T09:00:00.000-04:002018-04-26T09:00:09.127-04:00Las Indulgencias <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHQFvci6_xm1o57rdn-keogTafS1i6QlrzGgcMCVh8kf1zz9zDo2FqoYezCGOI-zdDzwAzQv2XnRvI0m_YxUN9dy3UdDeijMWg0Q2cUWB1XpH8rTW0OWpTV6mExyl9n6kHdUz-dllgaRU/s1600/CVaBvuSUwAAx-Ev.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="490" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHQFvci6_xm1o57rdn-keogTafS1i6QlrzGgcMCVh8kf1zz9zDo2FqoYezCGOI-zdDzwAzQv2XnRvI0m_YxUN9dy3UdDeijMWg0Q2cUWB1XpH8rTW0OWpTV6mExyl9n6kHdUz-dllgaRU/s320/CVaBvuSUwAAx-Ev.jpg" width="153" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span>Por: Manuel
Pérez</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>GENERALIDADES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Definición<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La
indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados ya
borrados en cuanto a la culpa, que el fiel cristiano, debidamente dispuesto y
cumpliendo unas ciertas y determinadas condiciones, consigue por mediación de
la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica
con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos
(EI/Normas 1; CIC 992; Cat 1471).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Indulgencia
parcial<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es la
indulgencia que libera en parte la pena temporal debida por los pecados
(EI/Normas 2; CIC 993; Cat 1471).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Indulgencia
plenaria<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es la
indulgencia que libera totalmente la pena temporal debida por los pecados
(EI/Normas 2; CIC 993; Cat 1471).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Aplicación<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Toda
indulgencia puede aplicarse por sí mismo o por los difuntos como sufragio
(ID/Normas 3; EI/Normas 3; CIC 994; Cat 1032, 1471).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Nunca puede
aplicarse una indulgencia por otra persona viva, pues desconocemos su
predisposición espiritual para recibirla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Capacidad<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Para lucrar
indulgencias se necesita estar bautizado, no excomulgado, en estado de gracia
por lo menos al final de las obras prescritas (EI/Normas 17.1; CIC 996.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Requisitos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Para que un
sujeto capaz gane indulgencias debe tener intención, por lo menos general, de
ganarlas y cumplir las obras prescritas dentro del tiempo establecido y en la
forma debida (EI/Normas 17.2; CIC 996.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Las obras
prescritas actualmente para ganar indulgencias se detallan en este documento
más abajo bajo los epígrafes “Indulgencia parcial” e “Indulgencia plenaria”.
Allí se concretan las circunstancias y momentos que debe reunir cada obra para
que esté enriquecida con una indulgencia, parcial o plenaria. Del mismo modo,
junto a cada obra se especifica el documento en el que se concede dicha
indulgencia para que pueda ser consultado, en caso de duda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Las penas
del pecado<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Para
entender esta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el
pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión
con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se
llama la “pena eterna” del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial,
entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí
abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta
purificación libera de lo que se llama la “pena temporal” del pecado. Estas dos
penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infligida por Dios
desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado.
Una conversión que procede de una ferviente caridad puede llegar a la total
purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena (cf Concilio
de Trento: DS 1712-13; 1820) (Cat 1472).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Efectos del
perdón de los pecados<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El perdón
del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de
las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen.
El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las
pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la
muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe
aplicarse, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante
la oración y las distintas prácticas de penitencia, a despojarse completamente
del “hombre viejo” y a revestirse del “hombre nuevo” (cf. Ef 4,24) (Cat 1473).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">¿Ganar
indulgencias perdona los pecados?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">No. El
perdón de los pecados nos libera de las penas eternas del pecado y sólo se
obtiene por la confesión sacramental, o el acto de contrición perfecto cuando
la primera no puede realizarse. La obtención de las indulgencias nos libera de
las penas temporales del pecado que aún permanecen en nosotros tras el perdón
de los pecados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">¿Puedo
ganar indulgencias si estoy en pecado mortal?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">No. Uno de
los requisitos para ganar indulgencias es estar en gracia de Dios. La limpieza
de los restos del pecado en el alma no es posible si los pecados aún no han
sido perdonados. La pérdida de la gracia santificante pone al alma en una
situación de alejamiento de Dios tal que no puede merecer esos beneficios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">¿Y si he
cometido pecados veniales?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Sí. Nadie
puede sustraerse completamente a la comisión de pecados veniales, aun cuando es
una tarea de perfección cristiana en la que todo llamado a la santidad debe
progresar todo lo posible. Dado que para lucrar indulgencias es necesario la
exclusión de todo pecado venial junto a la contrición de corazón, y la comunión
eucarística, con esto es suficiente para que los pecados veniales sean
perdonados en una persona de buena fe.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Las
indulgencias, ¿pueden ganarse para liberar las penas temporales de los pecados
futuros?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">No. Las
indulgencias nos liberan de la pena temporal de los pecados pasados y que ya
han sido perdonados. De los pecados futuros que aún no se han cometido no puede
tener efecto ninguno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si una
indulgencia puede ganarse mediante una oración, ¿cómo puede realizarse?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es
suficiente rezar la oración alternando con otro o siguiéndola mentalmente
mientras otro la reza (EI/Normas 23). En cuanto al idioma, puede utilizarse una
traducción a cualquier idioma siempre que la misma haya sido aprobada por la
autoridad eclesiástica competente (EI/Normas 22).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Los sordos
y mudos, ¿pueden ganar indulgencias que consistan en preces?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Los sordos
y los mudos pueden ganar las indulgencias anejas a las preces públicas si,
junto con los demás fieles que rezan en el mismo lugar, elevan a Dios su mente
y sus piadosos sentimientos; y, si se trata de oraciones privadas, basta con
que las recuerden mentalmente, o que las expresen con signos, o simplemente que
las recorran con la vista (EI/Normas 26).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">¿Qué es
necesario hacer para ganar una indulgencia que consiste en visitar un lugar o
templo?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La visita a
un lugar o un templo por el que se gana una indulgencia debe realizarse con
espíritu de piedad, desde el mediodía del día anterior al prescrito hasta la
medianoche final del día dispuesto para ganarla, y rezando un Padrenuestro y un
Credo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhaOj_GyMklCw10rydlMw9xwHMIPjRSLJVIEe6WD-hoOq8VmI37zNnxGdajuW9gYHasN7nqzPsmKFCrU7NI5K-qf_5J8ySmKlOQ0BpAeHM9AsuLtpB0e91n12eP72rrALyKUP2MX2S7Ps/s1600/images+%252833%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhaOj_GyMklCw10rydlMw9xwHMIPjRSLJVIEe6WD-hoOq8VmI37zNnxGdajuW9gYHasN7nqzPsmKFCrU7NI5K-qf_5J8ySmKlOQ0BpAeHM9AsuLtpB0e91n12eP72rrALyKUP2MX2S7Ps/s1600/images+%252833%2529.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Una fiesta
trasladada de día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La
indulgencia aneja a una fiesta se considera trasladada al mismo día al que se
traslada dicha fiesta o su solemnidad externa (EI/Normas 13).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Vigor de
concesiones antiguas de indulgencias<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si es una
concesión de indulgencias antigua aneja al uso de un objeto de piedad, cesó su
vigor a los tres meses de publicarse la Constitución Apostólica Indulgentiarum
Doctrina el 1-1-1967 (ID, disposiciones finales).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si es una
concesión de indulgencias antiguas relativas a órdenes religiosas y otros
institutos religiosos y seculares, incluso asociaciones de fieles, debía
tramitarse su renovación ante la Penitenciaría Apostólica antes de cumplirse un
año desde la entrada en vigor de la Constitución Apostólica ID el 1-1-1967 (ID,
disposiciones finales).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En dichas
concesiones antiguas relativas a órdenes religiosas y otros institutos
religiosos y seculares, perderán todo vigor las que no hubieran sido
confirmadas antes de 2 años de la entrada en vigor de la Constitución
Apostólica ID el 1-1-1967 (ID, disposiciones finales).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Normativa<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La
normativa básica vigente al confeccionarse este documento se recoge en el
Enchiridion Indulgentiarum, en su cuarta edición de 1999, dado por la
Penitenciaría Apostólica el 16 de julio de dicho año. Dicho Enchiridion fue
elaborado a instancias de la Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina de
S.S. Pablo VI de 1-1-1967. El Código de Derecho Canónico de 25-1-1983 también
recoge en sus artículos 992 a 997 ciertas normas relativas a las indulgencias,
así como el Catecismo (1471-1479).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El Decreto
de 29-1-2000 de la Penitenciaria apostólica sobre el Don de la Indulgencia fue
promulgado con ocasión del Año Santo Jubilar pero contiene “indicaciones de
índole general sobre las indulgencias” que entendemos que son aplicables a
cualquier indulgencia a tenor del propio texto. En ellas se indica que los
ritos sagrados y oraciones que acompañan a la obra indulgenciada pueden
realizarse unos veinte días antes o después del acto indulgenciado (Ver dicho
Decreto de 29-1-2000).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El resto de
Decretos citados al pie de este documento se desprende de su literalidad que
tienen valor perpetuo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Advertencia<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Este
escrito sólo puede considerarse un resumen ordenado de las indulgencias
vigentes en el momento de realizarse con la finalidad de facilitar el
conocimiento de las indulgencias, y no una edición o publicación exhaustiva que
recoja las mismas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En caso de
duda, debe consultarse siempre la fuente original que se cita junto a cada obra
indulgenciada y cada norma para verificar que la indulgencia se consigue con
los requisitos explicados. Para ello, todas las fuentes originales consultadas
pueden ser accedidas mediante los enlaces colocados al final del texto (al
menos en octubre de 2017). También puede consultarse el Manual de Indulgencias,
publicado en español por Coeditores Litúrgicos en 2007 en su primera edición.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Ciertas
concesiones de indulgencias tradicionales (por ejemplo, las que acompañan al
escapulario de la Virgen del Carmen) no se recogen en este documento aplicando
un criterio de prudencia. De la Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina
podría desprenderse que no han sido renovadas, dado que no hemos podido
verificar dicha renovación y ante la duda, hemos preferido no incluirlas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">INDULGENCIA
PARCIAL<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Frecuencia<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Pueden
ganarse varias veces al día (EI/Normas 18.1; ID/Normas 6).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Capacidad<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La general:
estar bautizado, no excomulgado, en estado de gracia por lo menos al final de
la obra prescrita (EI/Normas 17.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Requisitos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Los
generales: tener intención, por lo menos general, de ganarlas y cumplir las
obras prescritas dentro del tiempo establecido y en la forma debida (EI/Normas
17.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">De la
parcial, en concreto: contrición de corazón (EI/Proemio a Concesiones 5).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Parcial por
ser una indulgencia plenaria pero con obra incompleta<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si una obra
enriquecida con indulgencia plenaria es susceptible de ser dividida en partes,
si no puede realizarse completa por una causa razonable, puede ganar
indulgencia parcial por la parte que ha realizado (EI/Normas 20.4)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Parcial por
ser una indulgencia plenaria pero con obra incompleta por cambio de
circunstancias<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si una obra
con indulgencia plenaria puede ser realizada pero con algún cambio en las
circunstancias que determina la concesión para dicha indulgencia (por ejemplo,
renovación de las promesas bautismales, pero fuera del día del propio bautismo
establecido en la concesión), puede ganarse indulgencia parcial por la obra
realizada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Este cambio
en las circunstancias aparecerá expresamente junto a la concesión original de
indulgencia plenaria bajo un epígrafe como: “Será parcial….”, junto a la cita
de la fuente original donde puede consultarse dicha concesión parcial.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Parcial por
ser una indulgencia plenaria sin las tres condiciones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Igual
sucede en el caso de que en una indulgencia plenaria, no se cumplan las tres
condiciones de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por el
Sumo Pontífice. En tal caso, la indulgencia será parcial (ID/Normas 7;
EI/Normas 20.4)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A) CUATRO
CONCESIONES GENERALES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En estas
cuatro concesiones generales no se enriquecen con indulgencia todas las obras
que están descritas en cada una, sino sólo las que se hacen con la disposición
requerida en cada una de las concesiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">1ª Se
concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, en el cumplimiento de sus
obligaciones y en el sufrimiento de las dificultades de la vida, eleva su alma
a Dios con humilde confianza, añadiendo -aunque sólo sea mentalmente- alguna
piadosa invocación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">2ª Se
concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, movido por el espíritu de
fe, pone su persona o sus bienes, con sentimientos de misericordia, al servicio
de los hermanos necesitados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">3ª Se
concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, con espíritu de penitencia,
se priva voluntariamente de alguna cosa lícita y agradable.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">4ª Se
concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, en circunstancias particulares
de la vida cotidiana, dé testimonio explícito de la fe ante los demás
(EI/Cuatro Concesiones).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">B) OTRAS
CONCESIONES. MEDIANTE ORACIONES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Al
Santísimo Sacramento<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar a
Jesús presente en el Santísimo Sacramento, alguna oración eucarística, por
ejemplo: Adoro te devote, O sacrum convivium o Tantum ergo (EI/Concesiones
7.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
una fórmula aprobada del acto de comunión espiritual (EI/Concesiones 8.2.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
tras la comunión eucarística una fórmula de acción de gracias, como por
ejemplo, Anima Christi o Mírame Oh bueno y dulcísimo Jesús (EI/Concesiones
8.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A Jesús
misericordioso<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
piadosamente a Jesús misericordioso una plegaria legítimamente aprobada, por lo
menos con el corazón contrito (Decreto 29-6-2002, de indulgencias de la Divina
Misericordia).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A la
Santísima Virgen<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
piadosamente el Magnificat (EI/Concesiones 17.2.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente el Angelus al amanecer, al mediodía y al atardecer con el versículo
y la oración propia (EI/Concesiones 17.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– En tiempo
pascual, rezar el Regina Coeli en lugar del Angelus (EI/Concesiones 17.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
fervorosamente a la Virgen María alguna oración, como por ejemplo María Madre
de gracia; Acuérdate o piadosísima Virgen María; Salve; Santa María socorre a
los desgraciados; Sub tuum presidium (EI/Concesiones 17.2.3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A San José<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
fervorosamente una oración aprobada a San José (EI/Concesiones 19).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A los
santos apóstoles Pedro y Pablo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
fervorosamente una oración a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (EI/Concesiones
20).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Al ángel
custodio<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
fervorosamente una oración aprobada al ángel custodio (EI/Concesiones 18).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Día de
celebración de un santo o un beato<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar una
oración aprobada, por ejemplo, del Misal Romano en el día del santo o beato
(EI/Concesiones 21.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oraciones
de tradiciones orientales<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente alguna de las oraciones siguientes (EI/Concesiones 23.2):<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración de
acción de gracias (armenia);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración
vespertina o por los difuntos (bizantina);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración del
Santuario o Lakhu Mara o A ti Señor (caldea);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración del
incienso o por la glorificación de María o Madre de Dios (copta);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración por
el perdón de los pecados o para alcanzar el seguimiento de Cristo (etiope);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Oración por
la Iglesia o de despedida de la celebración litúrgica (maronita);<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Intercesiones
por los difuntos de la liturgia de Santiago (siro-antioquena).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Diversas
intenciones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
una oración aprobada por los bienhechores, movido por un afecto sobrenatural de
gratitud (EI/Concesiones 24).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar una
oración por el Sumo Pontífice debidamente aprobada (EI/Concesiones 25.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente una oración por el propio obispo diocesano o eparquial en el
comienzo de su ministerio pastoral o en el aniversario (EI/Concesiones 25.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Diversas
fórmulas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
devotamente alguna de las letanías aprobadas, por ejemplo, del Santísimo Nombre
de Jesús, del Sagrado Corazón de Jesús, de la Preciosísima Sangre de N.S.J., de
Santa María Virgen, de San José, de los santos (EI/Concesiones 22.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
devotamente alguno de los oficios parvos debidamente aprobados, por ejemplo, de
la Pasión de N.S.J., del Sagrado Corazón de Jesús, de Santa María Virgen, de la
Inmaculada Concepción, de San José (EI/Concesiones 22.3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Hacer
piadosamente oración mental, para la propia edificación personal
(EI/Concesiones 15).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente alguna plegaria de súplica o acción de gracias al comienzo y al
final del día o al iniciar y terminar las tareas o antes y después de las
comidas (EI/Concesiones 26.2.1 y 2 y 3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente el Credo apostólico o el Niceno-constantinopolitano (EI/Concesiones
28.2.3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
devotamente los actos de fe, esperanza y caridad, usando cualquier fórmula
legítima (EI/Concesiones 28.2.4).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar
piadosamente Laudes y Vísperas del Oficio Divino de difuntos o la invocación
“Dale, Señor, el descanso eterno”. Sólo aplicable por los difuntos
(EI/Concesiones 29.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">De
arrepentimiento<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recitar
alguna fórmula legítima del acto de contrición, como por ejemplo: Yo, pecador;
Salmo De profundis; Salmo Miserere; salmos graduales; salmos penitenciales
(EI/Concesiones 9.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezar,
con el corazón contrito, alguna plegaria legítimamente aprobada a Jesús
misericordioso (Decreto 29-6-2002 sobre la Divina Misericordia)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">C) OTRAS
CONCESIONES. MEDIANTE ACCIONES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Usar
algún objeto de piedad (crucifijo, cruz, rosario, escapulario, medalla) con
devota actitud interna y bendecido por un sacerdote o un diácono. (ID/Normas
17; EI/Normas 15; EI/Concesiones, 14.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Hacer
devotamente la señal de la cruz diciendo las palabras de costumbre: “En el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén” (EI/Concesiones
28.2.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">–
Participar devotamente en una novena celebrada públicamente (EI/Concesiones
22.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Renovar
las promesas del bautismo, usando alguna fórmula aprobada (EI/Concesiones
28.2.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Trabajar
en enseñar o aprender la doctrina cristiana (EI/Concesiones 6).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Asistir
devotamente a otras formas de predicación sagrada que no sean la Santa Misión
(en cuyo caso, sería plenaria) (EI/Concesiones 16.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Examinar
la conciencia para la confesión sacramental con el firme propósito de enmienda
(EI/Concesiones 9.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Visitar
devotamente un cementerio y hacer oración por los difuntos, aunque solo sea
mentalmente. Sólo aplicable en sufragio por los difuntos (EI/Concesiones
29.2.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Visitar
devotamente las catacumbas (EI/Concesiones 33.3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">INDULGENCIA
PLENARIA<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Frecuencia<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Sólo puede
ganarse una vez al día. In articulo mortis, puede ganarse una indulgencia
plenaria aunque en el mismo día haya ganado otra indulgencia plenaria
(ID/Normas 18; EI/Normas 18.1 y 2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Capacidad<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La general:
estar bautizado, no excomulgado, en estado de gracia por lo menos al final de
la obra prescrita (EI/Normas 17.1; CIC 996).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Requisitos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Los
generales: tener intención, por lo menos general, de ganarlas y cumplir las
obras prescritas dentro del tiempo establecido y en la forma debida (EI/Normas
17.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Para ganar
una indulgencia plenaria se necesita: 1) la exclusión de todo afecto a
cualquier pecado, incluso venial, 2) la ejecución de la obra prescrita y 3) las
tres condiciones necesarias: confesión sacramental, comunión eucarística y
oración por las intenciones del Sumo Pontífice (al menos un Padrenuestro y un
Avemaría) (ID/Normas 7 y 10; EI/Normas 20.1 y 5).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Con una
sola confesión sacramental puede ganarse varias indulgencias plenarias
(ID/Normas 9; Normas 20.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Con una
comunión eucarística y una oración por el Sumo Pontífice, sólo se gana una
indulgencia plenaria (ID/Normas 9; EI/Normas 20.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Tiempo de
las tres condiciones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Las tres
condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la
obra prescrita, pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones
del Sumo Pontífice se realicen el mismo día que cumple la obra (ID/Normas 8).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es
conveniente, aunque no necesario, que la confesión sacramental y especialmente
la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice se
realicen el mismo día que la obra prescrita, aunque es suficiente que estos
sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos veinte)
antes o después del acto indulgenciado (Don de indulgencia, 29-1-2000).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">INDULGENCIA
PLENARIA – CONCESIONES EN MOMENTOS ESPECIALES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Cualquier
día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Adoración
al Santísimo Sacramento durante al menos media hora (EI/Concesiones 7.1.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Será
parcial si el tiempo es menor (EI/Concesiones, 7.2.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Piadoso
ejercicio del Vía Crucis en una Iglesia y pasando de una estación a otra en un
Vía Crucis legítimamente erigido, aunque no se requiere la meditación en cada
una de las estaciones. Si se hace con concurrencia de personas, basta con que
el que lo dirija pase de una estación a otra y los demás permanezcan en su
lugar (EI/Concesiones 13.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezo del
Santo Rosario o Himno Akathistos (no necesariamente íntegro) en una iglesia u
oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, en una asociación piadosa y
siempre que varios fieles se reúnan para un buen fin. También seguir la
retransmisión por radio o televisión de dicho rezo por el Santo Padre. Basta
que sean 5 decenas, pero han de ser seguidas, y hay que añadir la piadosa
meditación de los misterios, que basta con que se una a la oración vocal en el
rezo no público (EI/Concesiones 17.1.1 y 2; y 23,1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Será
parcial: en otras condiciones, por ejemplo, si se reza privadamente
(EI/Concesiones 17.1; y 23.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Rezo del
oficio Paraclisis, en las mismas condiciones del Himno Akathistos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Lectura
piadosa de la Sagrada Escritura con veneración y a manera de lectura espiritual
durante al menos media hora (EI/Concesiones 30.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si la
persona no puede leer la lectura anterior puede hacerse por medio del texto
leido por otra persona o por medio de audio o video (EI/Concesiones 30.1)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Primeras
comuniones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Recibir
por primera vez la sagrada comunión, o acompañar a los que reciben por primera
vez la sagrada comunión (EI/Concesiones 8.1.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Ejercicios
espirituales o retiros<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Practicar
ejercicios espirituales al menos tres días íntegros (EI/Concesiones 10.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Será
parcial: si es un retiro mensual (EI/Concesiones 10.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Día
universal para el fomento de las vocaciones o bien Día universal para la
pastoral de los enfermos y discapacitados o bien Día universal para ayudar a
los jóvenes a fortalecer su fe y conducirlos a la santidad<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Asistir a
las celebraciones que tengan lugar en cualquiera de los días destinados a estas
celebraciones de carácter universal, como por ejemplo los Días universales
señalados en el título (EI/Concesiones 5).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Será
parcial: si el fiel se une en oración a dichas celebraciones (EI/Concesiones
5).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Primera
consagración de la familia al Sagrado Corazón de Jesús o a la Sagrada Familia<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">–
Piadosamente recitar una oración adecuada, debidamente aprobada, ante una
imagen del Sagrado Corazón o la Sagrada Familia, en una celebración ritual que,
si fuera posible, sea presidida por un sacerdote o diácono (EI/Concesiones 1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Será
parcial: en el día del aniversario de la primera consagración (EI/Concesiones
1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Reunión
eucarística<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">–
Participar en el solemne rito eucarístico de clausura de una reunión
eucarística (EI/Concesiones 7.1.4).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Santa
Misión<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Escuchar
algunos sermones durante la Santa Misión, y asistir a la solemne conclusión de
la misma (EI/Concesiones 16.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Nuevo santo
o beato<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Visitar
devotamente el lugar donde se celebre, durante el año, una celebración solemne
en su honor, rezando un Padrenuestro y un Credo. Se concede por una sola vez
(EI/Concesiones 21.2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Primera
misa<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Al
sacerdote que la celebra en presencia del pueblo y a los fieles que asisten
(EI/Concesiones 27.1.1 y 2).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Aniversario
de los sacerdotes, en los 25, 50, 60 y 70 años<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– A los
sacerdotes que renueven en esas fechas los deberes de su vocación. Y a los
fieles que asistan (EI/Concesiones 27.2.1 y 3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Aniversario
de los obispos, en los 25, 40 y 50 años<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– A los
obispos que renueven en esas fechas los deberes de su vocación. Y a los fieles
que asistan (EI/Concesiones 27.2.2 y 3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Sínodo
diocesano<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Visitar
la Iglesia donde se celebra el Sínodo y rezar un Padrenuestro y un Credo. Se
concede solo una vez. (EI/Concesiones 31)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Visita
pastoral<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Asistir a
la función sagrada que preside el visitador (EI/Concesiones 32).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Bendición
papal impartida por el Obispo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Los
Obispos pueden impartir la bendición papal con indulgencia plenaria tres veces
al año en las solemnidades o fiestas que determinen, aunque no hayan celebrado
la Misa y sólo asistan a ella. Se impartiría al final de la Misa (EI/Normas
7.2)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Si en el
territorio de un Obispo existiera una o varias concatedrales, podría impartir
una vez al año en cada una de ellas la bendición papal con indulgencia plenaria
en el día de su elección (Decreto 29-6-2002 sobre bendición papal en
concatedral).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En peligro
de muerte<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Desde
antiguo, en peligro de muerte un sacerdote puede impartir a un moribundo o a
alguien que está en trance de muerte probable (soldados en la guerra) la
bendición papal con indulgencia plenaria para el momento de la muerte. El Papa
Benedicto XIV prescribió la fórmula y que el enfermo debía recibir los
sacramentos, invocar el Santísimo Nombre de Jesús y resignarse a la voluntad de
Dios (EI/Concesiones 12.1).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">– Si no
hubiera sacerdote, la Iglesia concede indulgencia plenaria en peligro de muerte
al fiel que se halle debidamente dispuesto (exclusión de todo pecado incluso
venial, y estado de gracia) y que haya rezado habitualmente durante su vida
algunas oraciones. Las tres condiciones habituales las suple la Iglesia. Es
aconsejable utilizar un crucifijo o una cruz (ID/Normas 18).<o:p></o:p></span></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-56676092425438012182018-04-24T08:44:00.000-04:002018-04-24T08:44:02.837-04:00¿Quién Mueve la Hoja del Árbol?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjORUT42ksvepVvd4iqwEHud0cWhizAID6vvXOtZk_4wt5lClD-UylVHGRT39asQiCB4TV3BTgZ2BMzmssML06dh_rTnehddezWWWlpHLiToLEqnQhcf-78J5BOmojG6ATLE3vRT-ONuJw/s1600/Cuando+Dios+te+talle+y+sientas+dolor%253B+no+temas%252C+al%25C3%25A9grate%252C+est%25C3%25A1+haciendo+de+ti+un+diamante.+Dios+no+talla+vidrio%252C+solo+piedras+preciosas.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjORUT42ksvepVvd4iqwEHud0cWhizAID6vvXOtZk_4wt5lClD-UylVHGRT39asQiCB4TV3BTgZ2BMzmssML06dh_rTnehddezWWWlpHLiToLEqnQhcf-78J5BOmojG6ATLE3vRT-ONuJw/s320/Cuando+Dios+te+talle+y+sientas+dolor%253B+no+temas%252C+al%25C3%25A9grate%252C+est%25C3%25A1+haciendo+de+ti+un+diamante.+Dios+no+talla+vidrio%252C+solo+piedras+preciosas.gif" width="320" /></a></div>
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Tema de Ángel Navas<o:p></o:p></span></div>
<br /><br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">“No se mueve la hoja en el árbol sin la
voluntad de Dios.” </span></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"> Hay ideas que damos por ciertas, y casi las
defendemos con la vida… para después descubrir que estábamos equivocados… ¡oh
decepción! Creo que una de esas es la frase aquella que reza que “no se mueve
la hoja de un árbol si no es por la voluntad de Dios”. Muchos cristianos la
hemos defendido alguna vez a capa y espada, y casi jurado que está en la
Biblia. Un día me decidí a buscarla en la Biblia, sólo para descubrir que no
está. ¡Tremenda sorpresa que me llevé! La había escuchado de boca de muchos
predicadores y consejeros, ¡y sonaba tan espiritual! Pero era un hecho: frase
bíblica, no es! Previo a escribir este artículo, me di a la tarea de buscar una
referencia de la misma. Y para sorpresa mía, mi búsqueda en Google (que dicen
que todo lo sabe) me arrojó un dato interesante y curioso: Al menos la
referencia más antigua que pude hallar es de Miguel de Cervantes Saavedra, que
pone en boca de nada menos que de ¡¡Don Quijote!! —Encomendadlo a Dios, Sancho
—dijo don Quijote—, que todo se hará bien, y quizá mejor de lo que vos pensáis,
que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios. El Ingenioso
Hidalgo Don Quijote de la Mancha, parte 2, Capítulo III.
(http://www.donquijote.org/spanishlanguage/literature/library/quijote/170.asp)
Pero lo realmente importante no es quién dijo primero la frase, sino lo que
ella significa, y las implicaciones que ha tenido el que la demos por cierta.
El mensaje detrás de ella es que Dios tiene todos los hilos del Universo, y que
nada escapa a Su voluntad: Que todo, absolutamente todo, es producto de sus
designios. Una idea que podría sonar piadosa, y que se esgrime cuando alguien
sufre alguna calamidad o tragedia, animándole a aceptar los insondables
propósitos de Dios, e insinuando que será mejor resignarse a Sus caprichosas
decisiones, a la vez que tratamos de convencernos de que “algo mejor” traerá
Dios a cambio. El problema es que creer que ni aún las hojas de los árboles se
mueven sino por voluntad divina, deriva en creer también que tanto lo bueno
como lo malo viene de Él. Y con lo bueno no tengo problema, porque sé que Dios
es bueno, y de Él sólo vienen cosas buenas. Pero ¿lo malo? ¿Las tragedias? ¿Las
desgracias? ¿Las enfermedades? ¿Las pestes? ¿Las hambrunas? ¿Las divisiones
-aún entre los cristianos-? ¿O el cáncer de mi ser más querido? ¿Serán también
parte de la proyección del Amor de Dios? No me suena coherente, ni me empata
con quien Jesús es. Pero tristemente sigue siendo lo que una gran cantidad de
personas cree de Dios; y si lo creen los creyentes, cuánto más los escépticos
que culpan a Dios de las catástrofes y hambrunas y las muertes injustas. Ya lo
expresaba José Luis Perales en su famosa canción “Dime” que tan nerviosos puso
a muchos cristianos: Dime, ¿por qué la gente no sonríe? ¿Por qué las armas en
las manos? ¿Por qué los hombres malheridos? Dime, ¿por qué los niños
maltratados? ¿Por qué los viejos olvidados? ¿Por qué los sueños prohibidos?
Dímelo Dios quiero saber, Dime ¿por qué te niegas a escuchar? Aún queda alguien
que tal vez rezará Y no culpo a Perales por a su vez inculpar y reclamar a Dios
por las desgracias. Creo que ante varias denominaciones cristianas que han
proyectado al mundo una imagen de un Dios que controla todos los hilos del
Universo, no queda otra opción que la de imputarle todas las desgracias y verlo
como lo que sea, menos como un Dios de Amor. Es verdaderamente lamentable
escuchar a varios líderes de denominaciones cristianas decir que, cuando ocurre
un desastre natural como terremoto o tsunami, es que “Dios está llamando al
arrepentimiento”. Esto es un grave error, y una estrategia malsana que dichos
líderes utilizan para tener a sus feligreses adheridos a ellos en base al
temor. Como auténticos cristianos y verdaderos conocedores del Dios del Amor,
debemos tener la profunda convicción de que los temblores, huracanes, tornados,
tsunamis y cualquier desastre natural NO PROVIENE DE DIOS. Dios no manda
tsunamis para que la gente se arrepienta. Lo que sí mandó Dios fue a su Hijo a
una cruz para la redención de la humanidad. Cuando Dios creó el mundo no pensó
en terremotos ni huracanes, todo eso es consecuencia de la entrada del pecado,
que no solo sometió a la humanidad, sino sometió a la misma creación, la cual
espera y gime por el día en que sea liberada de esa esclavitud. (Leer Romanos
8:20-23) Dios no quita la vida, pues es el Dios de la Vida, tampoco manda
enfermedades. ¿Cómo pueden los líderes culpar a Dios de eso cuando claramente
su Santa Palabra nos enseña que quien roba, mata y destruye es el diablo? Y más
aún, Jesucristo nos aclara que su deseo para nosotros es salud, y vida en
abundancia. Es hora de que nos quitemos todas esas “mentiras piadosas” y
volvamos la mirada al verdadero Dios bueno que nos ama y nos anhela mucho más
de lo que nosotros podamos amarle o anhelarle algún día. Su amor estalló en la
cruz y nos rodeó para siempre. “Confundiendo Omnipotencia con control” Es
curioso ver cómo cuando algún cristiano que ve a Dios como el “Gran
Controlador” se topa con algún escéptico que inculpa a Dios –como Perales en su
canción-, se pone nervioso, y se pierde tratando de explicar lo inexplicable, y
de justificar las desgracias del mundo como parte de un plan de “amor” del
Todopoderoso; sin percatarse que no es posible dar ninguna explicación si
estamos parados en la misma trinchera que el escéptico y viendo a Dios con los
mismos espejuelos turbios del escéptico. El problema viene de que hemos
confundido Su omnipotencia y soberanía con el control absoluto. Sin duda que
Dios tiene todo el poder, y puede hacer lo que quiera. Pero también es cierto que
Él ha decidido operar en principios que surgen del Amor, que es su esencia. El
Jesús que yo veo, conozco y en el que creo, no es controlador ni caprichoso.
Antes bien, nos ha amado al punto de darnos una inmensa libertad y dotarnos de
un gran poder, el poder que deriva del Amor. Desde que Dios puso al hombre
sobre la tierra le dijo que señoreara sobre todo (Génesis 1: 27-28). Fue a
nosotros a quien Él dio los hilos de la Creación. ¡Dios nos cedió el control! y
lo hizo porque fuimos diseñados para vivir en una íntima relación y amistad con
Dios; pero tan pronto -haciendo mal uso de nuestra libertad- decidimos romper
nuestra relación, comenzamos a cosechar nuestras consecuencias. Por eso es que
si algún caos vivimos, es producto de las decisiones que como humanidad hemos
tomado. Pero no es culpa de Dios. Y menos aún Su plan. Su proyecto era
diferente; se trataba de traer y extender el Cielo en la Tierra. Resentidos
contra Dios El problema más grave de creer que Dios es el Gran Controlador y
causante de todas las cosas, buenas y malas, reside en que nos hace construir
una gran muralla de separación entre Dios y nosotros, pues se crea una relación
de temor y no de amor entre Dios y el hombre, privándonos así de una relación
auténtica e íntima de amor con Él, que debería de ser la fuente y el sustento
de nuestra vida. Mientras alguien crea que no se mueve la hoja de un árbol sin
la voluntad de Dios, creerá también que el cáncer de su madre, o la trágica
pérdida de su hijo, o la tormentosa bancarrota que le sobrevino -o cualquier
otra desgracia- fueron fraguadas por Dios, con la forzada justificante de que
algún buen propósito tendrá Él. Lo realmente cierto es que esa explicación ha
causado muchísimo dolor en la gente que ha sufrido, porque se encuentra que el
Dios de Amor que debería de ser su Consolador, aparece más bien como su
ejecutor. Por eso, existe por ahí mucha gente resentida con Dios, incapaz de
conectarse con Él en una relación íntima, feliz, poderosa y alegre, que no les
ha quedado otra opción que resignarse a servir a un Dios que –según creen- les
ha traído solamente desgracia. Pero la culpa no la tiene Dios, sino la falsa
idea que propagamos con la frase aquella de la hoja del árbol que no se mueve
sin la voluntad de Dios. Un Dios que no tuviera más remedio que echar mano del
mal para cumplir sus propósitos sería un Dios limitado e impotente, que estaría
destinado a negar su propia naturaleza de amor y sus principios para lograr sus
objetivos. La buena noticia es que Dios no es así. Dios es bueno, infinitamente
bueno; y es amor, eterno amor; y además es poderoso, todopoderoso; de manera
que nada le limita ni le impide que a través de su bondad, amor y poder pueda
lograr lo que Él quiera. El engaño que el diablo ha fraguado, y en el que en
muchos sentidos parece haber tenido éxito, ha consistido en causar mal,
división –aún entre los cristianos-, desorden y caos, y luego acusar a Dios; no
muy diferente de lo que hace el niño que culpa a su hermanito de las travesuras
que ha cometido. El problema ha sido en que –muchos- hemos creído la falsa
acusación, y nos ha separado de Dios y del camino de la Verdad. En lugar de
hacer obras de santidad, mayores que las de nuestro Señor Jesús y permanecer en
la Verdad, muchos líderes cristianos se han quedado en darlo todo por el mejor
evento, para captar más ovejas que la competencia, y una despiadada
mercadotecnia que nos aleja de nuestro verdadero propósito como Pueblo de Dios.
¿Y qué hace Dios al respecto? La gran pregunta sería entonces: ¿Y por qué Dios
no hace algo ante la calamidad y la desgracia? ¿Por qué no interviene y evita
el mal, si tan poderoso es? Porque Él ha puesto en nosotros el poder y el
señorío de este mundo; y también nos ha dado la libertad de elegir lo que
queremos hacer. Y coartar esa libertad sería tanto como anular su Amor. Por
supuesto que a Dios le duele terriblemente ver el mal que la humanidad ha
permitido con el poder y la libertad que se le confirió. Pero cuando Él dijo al
hombre “señoread”, lo dijo en serio: “Y Dios creó al hombre a su imagen; lo
creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles:
“Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los
peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre
la tierra”. (Génesis 1: 27-28) Pero un momento: Dios no ha tomado el papel del
observador pasivo. Él sabe que las malas decisiones de unos afectan inocentes.
Él sabe que la tierra se ha llenado de injusticia. Él está consciente de que
cada vez hay más diferencia entre el ambiente del Cielo y el de la Tierra. Él
mismo se duele con el que sufre e inclina su corazón para dar consuelo al que
padece; pero también ha decidido tener en nosotros su carta fuerte en la
Tierra, y nos invita a ser sus colaboradores para traer el Cielo a la Tierra.
Deposita Su poder y autoridad en nosotros; y nos da a Jesús como el modelo de
vida al que cada uno podemos aspirar si tan solo activamos nuestra Fe. Somos
nosotros, los creyentes en Jesucristo, los que tenemos la respuesta en nuestras
manos. ¡Tenemos el poder de sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar
muertos… porque el mismo Espíritu que estuvo en Jesús está en nosotros! Como
hizo Jesús, podemos cambiar las circunstancias, de la misma forma que él aplacó
la tormenta y multiplicó los panes. Hemos sido llamados a traer esperanza
cuando todo se ve perdido, como hizo Jesús con Jairo, Martha y María, o la
viuda de Nain. ¡Esa es nuestra razón de estar aquí! ¿Cuántos millones de
cristianos habrá en este mundo? ¿Cómo sería el mundo si cada uno de esos
millones, en vez de dividirnos y resignarnos a la mentira de que Dios tiene que
echar mano de los males para tratar con el hombre, creyéramos a Jesús y
activáramos nuestra Fe para sanar al enfermo, hacer caminar al paralítico,
devolver la vista al ciego, multiplicar los panes, y hacer las mismas obras que
Jesús hizo, y que dijo que nosotros haríamos también? Creo que sería este un
mundo muy distinto. ¡Ese es nuestro desafío! Y lo único que necesitamos para
que eso sea realidad es una sola cosa: Fe, con todo lo que implica, pues Fe sin
obras es fe muerta (Leer Santiago 2:14-26). El ingrediente que nos abre las
puertas de una vida que va más allá de lo natural y nos permite conectar el
Cielo con la Tierra. La misma Fe que puede mover la hoja de un árbol… o una
montaña y echarla al mar. Versículo que más se asemeja Uno de los versículos
que más se asemeja, y que muchos cristianos confunden con la frase “No se mueve
la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios”, lo encontramos en Mateo 10: 29
que literalmente dice: “¿Acaso no se venden dos gorriones por una monedita? Sin
embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre que está en
el cielo” Este versículo, leído fuera de su contexto, da la impresión de que el
mensaje que se desea transmitir es que: “todo, absolutamente todo, es producto
de los designios de Dios, derivando en creer también que tanto lo bueno como lo
malo vienen de Él”. He aquí el tremendo problema de leer un texto fuera de
contexto, y sus graves implicaciones teológicas. Esta estratagema de engañar
con un texto fuera de contexto fue usada por el diablo contra Jesús, léase la
segunda tentación presentada por el diablo a Jesús en el desierto (Mateo 4:
5-7). Por lo tanto, pasemos a leer el versículo en cuestión dentro de su contexto
y descifremos el mensaje original que Jesucristo desea transmitir a sus
discípulos: “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de
ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre que está en el cielo; y él les
tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan
miedo; ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10: 28-31) Ahora el
mensaje es claro, Jesucristo manda a que seamos valientes, a no tener miedo,
pues aunque en nuestros cuerpos padezcamos el martirio por causa del Evangelio,
y a los ojos del mundo parezca que la causa de Jesucristo y del Reino de Dios
está perdida, Dios en su gran Omnipotencia nos tiene asegurada la victoria. Así
pues, no tengamos miedo! Bendiciones +<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEkRqYbXd6D6-zPWe1AJBiGtnkrt_8qDvqnA7a6DVP8X2OiKpyvGEt8M7Vv-T-HeacXenb_2UIDOIUMJh30sv3OZMlm5bgDKhlakI0mEYTFyX3NEa8BQjWOSnfaj4JSf3xPxFDrRsW7_4/s1600/48e2fa7df9af548b56e91743bf225eeb.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="639" data-original-width="718" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEkRqYbXd6D6-zPWe1AJBiGtnkrt_8qDvqnA7a6DVP8X2OiKpyvGEt8M7Vv-T-HeacXenb_2UIDOIUMJh30sv3OZMlm5bgDKhlakI0mEYTFyX3NEa8BQjWOSnfaj4JSf3xPxFDrRsW7_4/s320/48e2fa7df9af548b56e91743bf225eeb.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZCkZGZtWEKAiawp2jpq66Cq0IWgpp29o12FP76p8lMDgFioO2fHgUYufMf4HFJx5XwYRw_NMAX2pR_-oZMplsCOs6K4y2jYFFq8p66nk7KYPpcDm81ECfBSVXaD-xTtz2yZb195fl6EE/s1600/voluntad_de_dios.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="590" data-original-width="600" height="314" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZCkZGZtWEKAiawp2jpq66Cq0IWgpp29o12FP76p8lMDgFioO2fHgUYufMf4HFJx5XwYRw_NMAX2pR_-oZMplsCOs6K4y2jYFFq8p66nk7KYPpcDm81ECfBSVXaD-xTtz2yZb195fl6EE/s320/voluntad_de_dios.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></div>
<span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"></span></span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-33096471900701824192018-04-24T08:08:00.000-04:002018-04-24T08:08:42.767-04:00Soberbia lo Contrario de Humildad <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgL3HQu3KAPWR2XxnHLexh4DxqATK8z3gKpNzU1rc9uHHAKa0QrOCtn0b6351KRgwJ6kQSnsI1YseOSfTEKSN048-JH4_yZhQqHBuB0cx8NnizrJmHdiYPE04Ak-of06rFqGSa7aftzcY/s1600/lasoberbia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="378" data-original-width="635" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgL3HQu3KAPWR2XxnHLexh4DxqATK8z3gKpNzU1rc9uHHAKa0QrOCtn0b6351KRgwJ6kQSnsI1YseOSfTEKSN048-JH4_yZhQqHBuB0cx8NnizrJmHdiYPE04Ak-of06rFqGSa7aftzcY/s320/lasoberbia.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="text-align: center;">Por: Guillermo Betancourt</span><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES-PR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgj8E0UtYUTU2KOPuBkqURUMf68Q3k2g65funIdk3SquNJ_yGw03_X_SxOAjS_batSvoqFJb7TEUveY8Gt4Ko7pymr1C_GEwQqAf7NvU7TtGABAZkJwACfGLiFnrExB0hVmzfYuN0QhIDk/s1600/6a00d8341c595453ef01b7c7c70d6c970b-500wi.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="235" data-original-width="500" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgj8E0UtYUTU2KOPuBkqURUMf68Q3k2g65funIdk3SquNJ_yGw03_X_SxOAjS_batSvoqFJb7TEUveY8Gt4Ko7pymr1C_GEwQqAf7NvU7TtGABAZkJwACfGLiFnrExB0hVmzfYuN0QhIDk/s320/6a00d8341c595453ef01b7c7c70d6c970b-500wi.jpg" width="320" /></a></div>
<div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Definición
de Soberbia: Conocida como uno de los siete pecados capitales junto a la ira,
la gula, la lujuria, la pereza, la envidia, la avaricia y la vanidad, la
soberbia es una característica común al ser humano que implica la constante y
permanente autoalabanza que una persona realiza sobre sí misma. La soberbia es,
además, una actitud de constante auto admiración que hace que la persona en
cuestión deje de considerar los derechos y necesidades de aquellos que la
rodean al considerarlos inferiores y menos importantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Estamos en un mundo donde la soberbia está acaparando al ser humano. Es
un pecado Capital en la fe, porque es contrario al Amor y la humildad. Es un
comportamiento egoísta de sí mismo que solo piensa en primera persona y los demás
son inferior. Les recuerdo que por soberbia Luzbel fue arrojado del paraíso y
del Reino de Dios. Es un pecado que atenta a las virtudes del Espíritu Santo.
Dios no da dones para ser egoístas ni alabarse así mismo. Cada don dado por
Dios es para compartir, educar y formar con el buen ejemplo y humildad. Por eso
la persona soberbia siempre vive pensando en si mimo y mirando a los demás por
debajo de su capacidad intelectual, y racional. Porque la persona soberbia
piensa que es un ser superior que el resto de la humanidad. El ser humano por
su naturaleza debe ser Humilde. Para eso fue creado para tratarnos con humildad
y caridad. Cuando somos gentiles y humildes se nos nota en cada acción que
realizamos. El mundo quiere que seamos soberbios mas DIOS quiere que seamos
humildes y amemos a todos por igual. No importa si tú tienes mayor educación que
los demás. Lo importante es utilizar tu sabiduría con amor y humildad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Les
voy a dejar varias imágenes para que reflexione sobre este tema. <o:p></o:p></span></div>
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrhngoUz4w12cybYPKFBayvRxCEzrWhA7CmAJefkYoXC7QsyTVRQNWjB7wI3YsCoyY0cftMqQktpUl6RgBYZTl5TcobD5RxSFRFJnJSqvH5Mcfulzc0jnUSAQrKvoU3BfWqaZrxwhBgg8/s1600/C-gWkyoWsAAH8BT.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrhngoUz4w12cybYPKFBayvRxCEzrWhA7CmAJefkYoXC7QsyTVRQNWjB7wI3YsCoyY0cftMqQktpUl6RgBYZTl5TcobD5RxSFRFJnJSqvH5Mcfulzc0jnUSAQrKvoU3BfWqaZrxwhBgg8/s320/C-gWkyoWsAAH8BT.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz398-cgAY60oHkEfOdZ-nok11YIMZld4lzcdsfp3TJ68cDOdliphDudCmIt8hzHGGyTMHsbOoUKrgJOWLgMl43KrLQSZ0QG__LnwXEA-rhCvZs01B8NuoIxhbcYMm9ihnnLW6BxJedNs/s1600/download+%252810%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="149" data-original-width="337" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz398-cgAY60oHkEfOdZ-nok11YIMZld4lzcdsfp3TJ68cDOdliphDudCmIt8hzHGGyTMHsbOoUKrgJOWLgMl43KrLQSZ0QG__LnwXEA-rhCvZs01B8NuoIxhbcYMm9ihnnLW6BxJedNs/s320/download+%252810%2529.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnUJDUVMC5N74xcZ17tly_1BQgKdLZpoz1GIas9bpsnDg4WAva5_PYhzl8Pgrmfslx_SMDlMAgCbSoOPnD12CYL-PnqSvOIUA8UAxu3hggauYLPBuCjiZsZtsm9fs9nrCerJ4rOlqyZoc/s1600/xpsxoks.jpg.pagespeed.ic.imagenes-memes-fotos-frases-graciosas-chistosas-divertidas-risa-chida-espa%25C3%25B1ol-whatsapp-facebook.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="365" data-original-width="600" height="194" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnUJDUVMC5N74xcZ17tly_1BQgKdLZpoz1GIas9bpsnDg4WAva5_PYhzl8Pgrmfslx_SMDlMAgCbSoOPnD12CYL-PnqSvOIUA8UAxu3hggauYLPBuCjiZsZtsm9fs9nrCerJ4rOlqyZoc/s320/xpsxoks.jpg.pagespeed.ic.imagenes-memes-fotos-frases-graciosas-chistosas-divertidas-risa-chida-espa%25C3%25B1ol-whatsapp-facebook.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5SGprlLrJWjmj0cdrKeXNlrx4VeGFRdlF6touBuyPWCu11N0-Rgzc7-P18KADhuNvCMps9VUKPMVGEjfrZLG6nQVBddv3uUDbBo6Nl8AOPeP4gN-gVL_h1IiHPfXB55gPSZXS3zClKHU/s1600/soberbia-1-728.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="546" data-original-width="728" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5SGprlLrJWjmj0cdrKeXNlrx4VeGFRdlF6touBuyPWCu11N0-Rgzc7-P18KADhuNvCMps9VUKPMVGEjfrZLG6nQVBddv3uUDbBo6Nl8AOPeP4gN-gVL_h1IiHPfXB55gPSZXS3zClKHU/s320/soberbia-1-728.jpg" width="320" /></a></div>
<div>
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-87676688646369268682018-04-23T10:23:00.000-04:002018-04-23T10:23:45.986-04:00INTERCESIÓN Y MEDIACIÓN<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw2niqFkRLY3cvMsiJxJV943P12g8iBB11iX0BONNhHTSWAQcW16u-QiK6mSFF7UBiOyILXs4pg5KLAfA4u31DQoDIDpUTwqPFvZpHtSHN0CDbX0hLd0Eqv55Arn2Ntf9_SDJYtIv65Bk/s1600/pasion_2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="256" data-original-width="400" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw2niqFkRLY3cvMsiJxJV943P12g8iBB11iX0BONNhHTSWAQcW16u-QiK6mSFF7UBiOyILXs4pg5KLAfA4u31DQoDIDpUTwqPFvZpHtSHN0CDbX0hLd0Eqv55Arn2Ntf9_SDJYtIv65Bk/s320/pasion_2.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>primer significado de 'Mediador', tal y como
lo define el diccionario, es: 'Uno que se ocupa en resolver o<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>reconciliar las diferencias, al trabajar con
todas las partes en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>conflicto'. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Las 'partes
en conflicto' en este caso, son por supuesto, DIOS y la humanidad. Jesucristo
de hecho actuó como mediador<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al sufrir y
morir<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por nosotros. Para entender sin
manipulaciones esta función del Señor Jesús tenemos que leer el Capítulo 9 de
Hebreos donde nos dice que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en la Nueva Alianza,
la función del Sumo Sacerdote en Israel era MEDIAR por el pecado de los
Israelitas ante Dios, Jesús<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esta ahora
MEDIANDO entre los pecados nuestros y el Padre, es por eso que El es el ÚNICO
MEDIADOR ya que es el único que puede entrar a la presencia del Padre con la
Sangre de Su Sacrificio Expiatorio<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El primer
significado de ‘Intercesor', tal y como lo define el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>diccionario, es: 'Uno que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>intercede en<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>favor de otro, especialmente uno que ora o pide a DIOS por otro’. Esto
lo somos todos los que oramos por las necesidades de los demás. TODOS podemos y
debemos ser intercesores<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Como puedes
ver, un 'Mediador' es el sujeto de la acción, mientras que un<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>'Intercesor' es uno que pide por una acción.
Estos términos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tienen en verdad un
significado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>muy diferente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Toda esta
confusión viene de los Protestantes que<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>dicen que el ÚNICO intercesor<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es
Jesús y lo hacen solo para denostar a los Católicos, hay una organización
PROTESTANTE en Puerto Rico llamada "4000 intercesores para Puerto
Rico" en qué quedamos, así que solo hay uno y ahora se aparecen con
4000!!! Y si vas sus páginas lo vera llenos de grupos, de técnicas y de
seminarios de intercesión. ¿En qué quedamos? Por lo menos se debe ser
consecuente con lo que se dice<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El Nuevo
Testamento se escribió en griego. Hablemos de la palabra griega que se traduce
como "UN" en I Tim 2,5 el original griego es "HEIS" que
significa "uno" pero en sentido no excluyente. San Pablo pudiese haber
escogido una palabra Griega que es definitiva, esta palabra es
"MONOS" que si es excluyente. De manera que el texto citado por los
Protestantes como excluyente de toda otra intercesión por sí solo no niega ni
afirma la posibilidad de que otros cooperen con Cristo en Su mediación. Debemos
entonces recurrir al resto de la Biblia para estar seguros de la doctrina.
Comencemos con los cuatro versículos que le preceden: (1Tim 2, 1-4): <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">“1 Ante
todo RECOMIENDO QUE SE HAGAN PLEGARIAS, ORACIONES, SUPLICAS Y ACCIONES DE
GRACIAS POR TODOS LOS HOMBRES;<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">2 por los
reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una
vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">3 ESTO ES
BUENO Y AGRADABLE A DIOS, nuestro Salvador,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">4 que
quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la
verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">5 Porque
hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo
Jesús, hombre también,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">6 que se
entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el testimonio dado en el
tiempo oportuno,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">7 y de este
testimonio - digo la verdad, no miento - yo he sido constituido heraldo y
apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">8 Quiero,
pues, QUE LOS HOMBRES en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas,
sin ira ni discusiones."<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Así Pues
San Pablo pide que TODOS OREMOS UNOS POR OTROS Y ESO ES INTERCESIÓN, por que
hay un SOLO MEDIADOR QUE SE ENTREGO A SI MISMO POR RESCATE DE<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>MUCHOS"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Tenemos<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">1) TODOS
TENEMOS QUE SER INTERCESORES<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">2) CRISTO
ES EL ÚNICO MEDIADOR<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Ejemplos de
Intercesiones en la Biblia:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">-<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Gen 18,23-33, Abraham pide a DIOS por
la vida de la gente de Sodoma. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">- Ex 32,11
y Sal 106,3, Moisés pide a DIOS por motivo del becerro de oro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">- Rom
15,30, San Pablo pide que oren por él. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">- Col 1,9,
San Pablo dice, 'tampoco nosotros hemos cesado de rezar por ustedes desde el
día en que recibimos esas noticias, y pedimos a DIOS<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que alcancen el pleno conocimiento de Su
voluntad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mediante dones de sabiduría y
entendimiento espiritual. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">- 2Tes
1,11, San Pablo reiteraba 'nosotros rezamos siempre por ustedes’. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">- Santiago
5,16, San Santiago pide, 'oren los unos por los otros'.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El que la
palabra “medicación” se use en relación a Cristo no<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>excluye que se aplique a los bautizados en él,
ejemplos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Jesucristo
es el único juez supremo, pero los cristianos serán jueces en el cielo. (Mat.
19,28; Lucas 22,30; 1 Cor. 6,2-3<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Jesús es el
único Pastor (Juan 10,16), pero El establece pastores (Juan 21,15-17; Ef 4,11)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Jesús es el
único Rey, pero nosotros Reinaremos con EL: (Apocalipsis 4,4, 10)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Jesús es el
único Mediador, pero en El los santos son mediadores (Cf. St 5, 16; Ap 5,8;
6,9; 8,3-4; 18,18-20)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Cristo
jamás dijo que le pidiéramos a él las cosas para el ir al Padre, eso haría de
Jesús Resucitado el "muchacho mensajero", Jesús por el contrario dijo
'TODO LO QUE PIDAN AL PADRE EN MI NOMBRE SE LES CONCEDERÁ"<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(Juan 16:23) así que los Santos y la Virgen
VAN EN EL NOMBRE DE JESÚS AL PADRE Y UNEN SUS ORACIONES A<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>LAS NUESTRAS, tal como tú y yo hacemos.
Porque tú y yo sí, y ellos no???? Y no me vengas con "respuesta
congelada" de que están muertos pues Jesús es muy claro en<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>San Lucas 20,38 "Dios NO es Dios de
muertos pues para El TODOS viven"<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>(ir al tema “El Alma y la Eternidad)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La Mediación
de Jesús es SACERDOTAL, TAL COMO LA DICE SAN PABLO EN HEBREOS 9 por eso Él es
el único, pues es Sacerdote, víctima y altar de una Nueva Alianza pero la
Intercesión es de todos los bautizados. (Ir al Tema “La Pascua Eterna”)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Querido
hermano aprende el <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Evangelio completo
para que seas un hombre espiritual y puedas dar testimonio de tu fe a los
repetidores de versículos para atacar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a
los demás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Dios les
Bendiga+<o:p></o:p></span></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-42594760570410452462018-04-23T09:53:00.000-04:002018-04-23T09:53:01.818-04:00El aborto en la Biblia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzO76f_-crVByD29nTnSD6zsCvjhuSZ6YfvEoLS8X8w2XW2T5FjE1_-a4GMLjZPYFIT4I7yxGieeCbqSjA21rDho3TRh_XtcChenxsSSCBc3QgCqFjezq4yUko90BqlOEFSF8QOZrE4lE/s1600/razones-para-abortar-7.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="700" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzO76f_-crVByD29nTnSD6zsCvjhuSZ6YfvEoLS8X8w2XW2T5FjE1_-a4GMLjZPYFIT4I7yxGieeCbqSjA21rDho3TRh_XtcChenxsSSCBc3QgCqFjezq4yUko90BqlOEFSF8QOZrE4lE/s320/razones-para-abortar-7.jpg" width="320" /></a></div>
<span lang="ES-PR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Por:
Monseñor Enrique San Pedro S.J.</span><br />
<span lang="ES-PR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span>
<span lang="ES-PR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span>
<span lang="ES-PR" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span> Al empezar la exposición del tema
"El aborto en la Biblia", debemos comenzar por una constatación que
no dejará de sorprender a muchos: La Biblia parece ignorar casi por completo el
problema que nos ocupa. En efecto, el Nuevo Testamento no contiene ninguna
norma que se refiera directa y específicamente a él, y todo lo que el Antiguo
Testamento nos ofrece es una breve cláusula legal, que como veremos, no carece
de dificultades. En el desarrollo del tema trataremos de demostrar que esta
primera impresión no corresponde por completo a la realidad, y que la Biblia sí
nos ofrece principios muy básicos que no pueden dejar de influenciar la concepción
moral cristiana. Hablaremos de la vida en el seno materno bajo la mirada divina
de Dios Señor de la vida, pero antes será conveniente discutir el pasaje del
Éxodo que contiene la ley israelita sobre el aborto, a la que acabamos de
aludir. Para mayor claridad dividiremos su discusión en tres puntos:<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 14.6667px;"> </span></span>1) El
análisis del texto y su evolución en las traducciones de la Septuaginta
(griega) y de la Vulgata (latina).<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2) El
contexto en la legislación bíblica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3) El
contexto legal del próximo Oriente Antiguo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Al final
indicaremos algunas conclusiones que fluyen de lo que expondremos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">A. La
legislación de Israel<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1. Análisis
del Texto<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">a) El
original hebreo: Se trata de una ley que se encuentra en Ex 21, 22-25. La
Biblia de Jerusalén la traduce así: "Si unos hombres, en el curso de una
riña, dan un golpe a una mujer encinta y provocan el parto sin más daño, el
culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y
mediante arbitrio. Pero si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente
por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por
herida, cardenal por cardenal".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">La
comparación con la traducción de la Nueva Biblia Española nos permitirá
sospechar algunos de los problemas del texto original. Dice así: "Cuando
en una pelea entre hombres alguien golpee a una mujer encinta haciéndole
abortar, pero sin causarle ninguna lesión, se impondrá la multa que reclame el
marido de la mujer, y la pagará ante los jueces. Pero cuando haya lesiones las
pagará: "Vida por vida, ojo por ojo,..."<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Como se ve,
el texto se presta a diversas interpretaciones. En el verso 22, que es sin duda
el más importante, hay tres incisos que ofrecen cierta dificultad. Vamos a
analizarlos primero según el original.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1. La frase
"y provocan el parto" (BJ) o "haciéndole abortar" (NEB),
dice en hebreo y completamente a la letra: "Y saliesen sus hijos". El
plural es el llamado plural de generalización, que indica por lo tanto aquí el
fruto de la gestación, el feto. El inciso por lo tanto se puede traducir con
más exactitud "y abortase su feto", tomando el verbo no en sentido
causativo, sino más bien intransitivo, es decir, haciendo "su feto"
el sujeto del verbo que queda sin complemento directo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2. La frase
"sin más daño (BJ), "sin causarle ninguna lesión" (NEB), parece
que significa a la letra "y no hay cura"; esta última palabra, sin
embargo, estaría usada eufemísticamente por "daño", desgracia,
accidente". Su sentido por tanto es "y no hay daño", pero se debe
sobrentender sin duda "otro", dada la multa que se impone. En el
verso siguiente, el 23, el inciso paralelo significa por tanto: "Pero si
hay daño", o mejor aún, "pero si hay (otro) daño".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3. La frase
"mediante arbitrio" (BJ), o "y la pagará ante los jueces"
(NEB), es rara y oscura; por eso algunos proponen una corrección. Veremos que
la traducción griega la interpreta algo diversamente; vamos pues a dejarla en
su ambigüedad para pasar a discutir las traducciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">b) La
Septuaginta: Como se sabe, es la más antigua traducción del Antiguo Testamento
y nos ofrece, además de un control de pasajes oscuros del texto original, la
interpretación del judaísmo alejandrino en los últimos tres siglos antes de
Cristo. El pasaje que estamos discutiendo lo tradujeron así los autores de la
Septuaginta: "Si luchan dos hombres y golpean a una mujer encinta, y
saliese el niñito de ella no formado, se pagará una multa; según lo que imponga
el marido de la mujer, se dará equitativamente. Pero si está formado, dará alma
por alma..."<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Señalemos
las principales diferencias con el original hebreo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1. El
griego indica explícitamente que son dos los contendientes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2. Las
frases hebreas "y no hay (otro) daño" y "si hay (otro)
daño", que el original deja ambiguas, aunque parezca más probable que las
refiera a la madre, la traducción griega, al utilizar el participio neutro, las
interpreta sin lugar a duda del feto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3. Al
inciso final del verso 22, que como indicamos es oscuro, los traductores
griegos lo entendieron en el sentido de que la multa impuesta no debe ser
arbitraria ni exagerada. Vemos pues que la Septuaginta ha puesto más énfasis en
el feto abortado, al que ha hecho el centro de la ley.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">c) La
Vulgata: San Jerónimo ha seguido quizás más de cerca el texto hebreo, pero
también ha introducido ciertas variantes que conviene señalar. Su traducción
dice así en castellano: "Si peleasen unos hombres y uno golpease a una
mujer encinta y procurase un aborto, pero ella quedase viva; estará sujeto a la
pena que el marido de la mujer exigiese, y los arbitrios juzgasen. Pero si se
siguiese su muerte, pagará alma por alma..."<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">En esta
traducción advertimos la frase "y no hay (otro) daño" ha sido
interpretada por San Jerónimo en el sentido extremo de la muerte y la ha
entendido explícitamente de la madre. Esto hace que la segunda parte de la ley
resulte casi ininteligible, ya que si muere, la única pena que puede pagar el
homicida es la de la vida por vida, pues el resto, dentro de la ley del talión,
carecería de sentido. La traducción latina entiende también el inciso sobre las
consecuencias inmediatas del golpe (el aborto) en forma activa, pues el sujeto
es el pronombre "`quis', uno, alguno", se entiende de los que pelean.
Por último, el inciso final del verso 22 lo ha hecho más claro y explícito, al
traducir "juzgasen".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Al terminar
esta primera parte de nuestra exposición sobre la legislación israelita,
presentaremos algunas conclusiones. Vamos pues a continuar con la presentación
del segundo punto arriba indicado, es decir,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">El contexto
de la legislación israelita.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">La ley que comentamos
se encuentra en lo que se podría llamar el código penal de Israel, que en la
composición del Éxodo ha sido incorporado al relato de la Alianza (Ex 19-24).
La narración de esta perícopa consta de tres partes:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(1) La
Alianza y el Decálogo (Ex 19, 1-20, 21.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(2) El
código de la alianza (Ex 20, 22-23, 33.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(3) La
ratificación de la Alianza (Ex 24, 1-18.)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">La ley
sobre el aborto se encuentra evidentemente en la segunda parte. En ella hay una
legislación muy variada, expresada en la mayoría de los casos en forma
casuística, según la tradición legal de la época y la región.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Concretamente
el aborto se trata en el párrafo en el que se discuten y fijan las sanciones
para los diversos casos de golpes y heridas (Ex 21, 18-36). En el párrafo
precedente se habían tratado diversos casos sancionados con la pena de muerte
(Ex 21, 12-17); el párrafo siguiente se ocupa sobre todo de delitos contra la
propiedad (Ex 21, 37-22, 14). No aparece con claridad qué criterio ha regido en
la ordenación de estas leyes, pero sí queda de manifiesto, creemos, el lugar
que el legislador ha asignado al caso sobre el aborto. Señalemos finalmente que
la ley no tiene paralelo ni en la llamada Ley de Santidad, ni en el Código
Deuteronómico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3) El
contexto de la legislación extra-Bíblica<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Es sabido
que la legislación israelita depende en muchas de sus cláusulas de una
tradición legal que se remonta a tiempos muy remotos. Algo semejante a lo que
sucede con nuestros códigos respecto del Derecho Romano, o a la jurisprudencia
estadounidense en su relación con la Common Law británica. Con referencia al
problema que nos ocupa existen diversas normas legales extra-bíblicas, cuya
presentación, aún somera, no carecerá de interés y utilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">a) El
Código de Hamarubi: Es la colección más antigua de las que se conocen con
cláusulas referentes al aborto; estas se hallan en los párrafos 209-214 de
dicho código y dicen así: (209) "Si un ciudadano libre golpea a la hija de
otro ciudadano libre y la hace abortar, pagará diez siclos de plata por su feto".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(210)
"Si la mujer muere, su hija será condenada a muerte".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(211)
"Si con un golpe ha hecho abortar a la hija de un plebeyo, pagará cinco
siclos de plata".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(212)
"Si la mujer muere, pagará media mina de plata".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(213)
"Si golpeó la esclava de un ciudadano libre y la hizo abortar, pagará dos
siclos de plata".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(214)
"Si la esclava muere, pagará un tercio de mina de plata".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">b) Las
leyes asirias del Imperio Medio: Los Asirios estaban relacionados con los
babilonios en muchos aspectos de la vida: Lengua, religión, cultura, etc.. No
es pues de extrañar que sus leyes coincidan también en muchos puntos, aunque
dado el carácter asirio, se advierte en ellas una mayor severidad. Las leyes
asirias relativas al aborto se encuentran en los párrafos 21 y 50 al 53 de la
tableta A. Vamos a darlas también en traducción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(21)
"Si un ciudadano libre golpea la hija de otro ciudadano libre y la hace
abortar, después de juzgarlo y hallarlo culpable, pagará dos talentos y treinta
minas de plomo; le darán cincuenta azotes con varas y trabajará para el rey
durante un mes".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(50)
"Si un ciudadano libre golpea la esposa de otro ciudadano libre y la hace
abortar, se tratará a la esposa del ciudadano libre, que provocó el aborto de
la esposa del otro ciudadano libre, como él la trató; compensará la pérdida de
su feto con una vida. Sin embargo, si aquella mujer fallece, se ajusticiará al
ciudadano libre; compensará su feto con una vida. Pero si el marido de aquella
mujer no tiene hijo varón, si alguien la golpea haciéndola abortar, se
ajusticiará al que la golpeó; aún cuando el feto sea de una niña, se compensará
con una vida".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(51)
"Si un ciudadano libre golpea la esposa de otro ciudadano libre que no
cría sus hijos y la hace abortar, se observará este castigo: Pagará dos
talentos de plomo".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(52)
"Si un ciudadano libre golpea una prostituta y la hace abortar, se le dará
golpe por golpe; compensará con una vida".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(53)
"Si una mujer se provoca voluntariamente un aborto, después de juzgarla y
hallarla culpable, la empalarán en estacas y la dejarán sin enterrar. Si muere
al abortar, la empalarán en estacas y la dejarán sin enterrar. Si alguien
esconde a esa mujer cuando tuvo el aborto, sin informar (al rey?...)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">c) Las
leyes hititas: Aunque el Imperio Hitita tuvo menos influjo sobre Israel por
hallarse más alejado tanto geográfica cuanto cronológicamente, puede sin
embargo ser interesante conocer también su legislación en la materia. En sus
leyes encontramos las disposiciones siguientes:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(17)
"Si alguien hace abortar a una mujer libre pagará diez siclos de plata si
está en el décimo mes, cinco siclos de plata en el quinto mes, y dejará su
hacienda como fianza". Esta misma ley tiene una versión posterior que
estipula el pago de veinte siclos de plata en toda hipótesis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">(18)
"Si alguien hace abortar a una esclava, pagará cinco siclos de plata si
está en el décimo mes". Una versión posterior estipula que el pago será de
diez siclos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Conclusiones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Después de
exponer y analizar la ley israelita y sus antecedentes jurídicos en el ámbito
del próximo Oriente antiguo, nos parece oportuno indicar algunas consecuencias
que de ello se deducen. Es claro ante todo que las leyes que conocemos
consideran únicamente el aborto accidental o involuntario; hay una sola
excepción, el párrafo 53 de las leyes asirias. La severidad, y aún crueldad,
del castigo que impone esa ley: Empalamiento de la culpable y privación de
sepultura, son claro indicio de la gravedad que se atribuye al delito. Esto
mismo, y la ausencia de la legislación en los otros códigos, parecen indicar
que se trata de una acción desacostumbrada. Aparece también con claridad que la
mujer encinta (aún esclava o prostituta) y el fruto de sus entrañas gozan de
una especial protección de la ley, aunque las diversas multas impuestas
indicarían que no se considera al feto como sujeto de derechos humanos plenos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">En
concreto, el pasaje del Éxodo confirma la impresión de que el aborto voluntario
es prácticamente desconocido en Israel. La imprecisión y aún oscuridad del
verso 22 no nos permiten conclusiones definitivas; sin embargo todo el contexto
parece indicar que tampoco en Israel el feto es aún sujeto de plenos derechos.
Por otra parte, la Septuaginta podría testimoniar una creciente sensibilidad
hacia los derechos del feto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">En resumen,
la legislación explícita y positiva sobre el aborto que encontramos en la
Biblia, a pesar de su brevedad y reticencia, es testigo del valor que se
atribuye a la maternidad y de la protección que le otorga la ley para una
gestación normal, aunque parezca no reconocer al feto la plenitud de sus
derechos humanos. Recordemos que parece tratarse, además, de casos sumamente
excepcionales, que no requieren mayor atención del legislador.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">B. La vida
en el seno materno bajo la mirada divina<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Como
dijimos al principio de nuestro trabajo, sería completamente inadecuado el
restringir nuestra atención al estudio exclusivo de la legislación, sin tener
en cuenta toda la fuerza y el peso del pensamiento bíblico relativo a la vida.
En esta segunda parte vamos pues a analizar algunos textos que ponen de
manifiesto una relación especial entre Dios y la vida del nonato. Para mayor
claridad los agruparemos en tres párrafos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1) Dios,
autor de esa vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2) La
elección divina antes del nacimiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3) La
plenitud del Nuevo Testamento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Al final
formularemos de nuevo unas breves conclusiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1) Dios,
autor de la vida intrauterina Vamos a presentar, sin pretender ser exhaustivos,
cuatro textos importantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">a)
Eclesiastés 11, 5: "Si no entiendes cómo el aliento entra en los miembros
de un seno preñado, tampoco entenderás las obras de Dios, que lo hace
todo".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Se trata de
un texto sapiencial y bastante oscuro, pero que indica sin duda, al menos
implícitamente, que el aliento, ese aliento vital que hace al hombre vivo, es
también "obra de Dios". Más claros son los dos textos siguientes:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">b) Job 10,
8, 12: "Tus manos me formaron, ellas modelaron todo mi contorno, ¿y ahora
me aniquilas? ¿Recuerdas que me hiciste de barro, y me vas a de volver al
polvo? ¿No me vertiste como leche? ¿No me forraste de carne y piel? ¿No me
tejiste de huesos y tendones? ¿No me otorgaste vida y favor? ¿Y tu providencia,
no custodió mi espíritu?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">En el
lenguaje altamente poético del libro de Job, su autor afirma su convencimiento
de que esa vida que nace en el seno materno está ya desde sus principios
sometida a la acción divina y bajo la mirada providente del creador.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">c) Salmo
139, 13, 16: Es un himno magnífico a la omnisciencia divina, a cuya mirada nada
escapa: "Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo,
allí te encuentro", dice el salmista. Dentro de esa misma ciencia cae todo
el proceso evolutivo del embrión humano, como lo expresa con lenguaje poético e
imágenes tradicionales el autor: "Tú has creado mis entrañas, me has
tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque eres sublime y te distingues
por tus hechos tremendos; yo lo sé muy bien, conocías hasta el fondo de mi
alma, no se te escondía mi organismo. Cuando en lo oculto me iba formando y
entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mi embrión, mis días
estaban modelados, escritos todos en tu libro, sin faltar uno".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">d) 2 Mac 7,
22s, 27s: El texto más explícito, sin embargo, nos lo ofrecen las palabras
heroicas de aquella madre judía que exhorta al último y más joven de sus hijos a
resistir los halagos y amenazas del tirano, recordándole que, "Yo no sé
cómo apareciste en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los
elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la
raza humana y determina el origen de todo. El, con su misericordia, os
devolverá el aliento y la vida si ahora os sacrificáis por su Ley... Hijo mío,
ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres
años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo
suplico, mira al cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que
Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2) La
elección divina antes del nacimiento Otra serie de textos de la Escritura nos
muestra a Dios no ya en su actividad creadora respecto a la generación humana,
sino en el ejercicio de su libertad soberana con la que conduce por el camino
de la Historia de la Salvación nuestro acontecer humano. Como en el párrafo
precedente, vamos a presentar ahora con brevedad algunos ejemplos, dejando para
el final la formulación de las consecuencias que de ellos se deducen.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">a) El
nacimiento de Isaac (Gen 17, 15-21; 18, 9-15; 21, 1-7). El relato es demasiado
conocido para detenernos en su presentación. Subrayamos solamente esa relación
íntima que contiene entre Dios, y la concepción y nacimiento del hijo de la
promesa, aún desafiando las leyes de la naturaleza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">b) Jacob y
Esaú (Gen 25, 19-26). También aquí tenemos el detalle de la concepción bajo el
signo explícito de la intervención divina, pues dice el relato que "Isaac
rezó a Dios por su mujer, que era estéril. Dios lo escuchó y Rebeca, su mujer,
concibió". (v.21). Pero hay más, pues el oráculo divino descubre esa
mirada del Dios que vela sobre nuestros destinos humanos ya desde el seno
materno: "Dos naciones hay en tu vientre, dos pueblos se separan en tus
entrañas. Un pueblo vencerá al otro, y el mayor servirá al menor". (v.23).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">c) La
vocación de Jeremías (Jer 1, 5ss): Tenemos en ella afirmación explícita de esa
elección divina que precede no solo del nacimiento: "Antes de salir del
seno materno te consagré y te nombré profeta", sino aún la concepción
misma: "Antes de formarte en el vientre te escogí". Aparece además,
aunque en forma implícita, todo el período de gestación bajo esa protección
especial de la divina providencia que vela por aquel a quien ha escogido como
su profeta, aunque ni él ni nadie lo pueda sospechar hasta que Dios mismo lo
descubra con su llamada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">d) La
vocación del Siervo de Yahveh (Is 49, 1-6): Se trata del pasaje en el que el
autor de la segunda parte del libro de Isaías, llamado generalmente el
Déutero-Isaías, describe la misión de ese personaje misterioso que él califica
como el Siervo de Yahveh. Coincide en su punto central con la vocación de
Jeremías que acabamos de considerar, pero tiene algún matiz diferente que
señalaremos después de leer el texto: "Escuchadme, islas; atended, pueblos
lejanos: Estaba yo el en vientre, y Yahveh me llamó; en las entrañas maternas,
y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la
sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
`Tú eres mi siervo (...), de quien estoy orgulloso'. Mientras yo pensaba: En
vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas; en realidad mi
derecho lo defendía Yahveh, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla Yahveh,
que ya en el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para
que le reuniese a Israel - tanto me honró Yahveh, y mi Dios fue mi fuerza -. Es
poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los
supervivientes de Israel, te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Lo nuevo de
este pasaje es el énfasis con el que su autor descubre los cuidados de Dios en
la formación de su siervo. Quizás se nos escape en concreto la fuerza de la
expresión hebrea "pronunció mi nombre", porque para nosotros el
nombre no tiene el mismo valor que para el hombre del Antiguo Testamento. Para
él el nombre no es un simple apelativo; el nombre toca la raíz íntima del ser,
equivale a la naturaleza misma del que es llamado. Por eso al decir el profeta
del Siervo de Yahveh que Dios pronunció su nombre, está afirmando la fuerza
creadora de la palabra divina y simultáneamente la relación dialogal que de
este modo establece con su siervo al llamarlo así por su "nombre" ya
desde las entrañas maternas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">3) La
plenitud del Nuevo Testamento<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">El Nuevo
Testamento nos ofrece en esta misma línea que hemos desarrollado en el párrafo
precedente, dos eximios ejemplos que también queremos considerar brevemente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">a) San Juan
Bautista (Lc 1, 5-25, 39-44): El anuncio de su nacimiento futuro (Lc 1, 5-25)
confirma los datos que hemos descubierto en los pasajes estudiados del Antiguo
Testamento: Su concepción inesperada, aunque ardientemente pedida y deseada; su
nombre profético: "Yahveh es favorable"; su misión en la línea de la
salvación... Datos todos que colocan esa vida que nace bajo un cuidado muy especial
de Dios y que hacen en realidad, como dice un autor reciente, que
"Vuestros hijos no sean vuestros". Pero el episodio nos ofrece aún
algo más. El niño que va a nacer tendrá, ya desde el seno materno, ese espíritu
divino, que ya no es simple aliento vital, sino presagio de la efusión del
Espíritu que caracteriza los tiempos nuevos que comienzan. Es sin duda esa
posición del espíritu la que le permite, aún desde el seno materno, - nuevo y
precioso dato - descubrir la presencia del Mesías, él mismo también apenas
concebido: "Saltó de alegría el niño en el vientre", porque "El
amigo del esposo... le oye y se alegra mucho con la voz del esposo".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">b) La
concepción virginal de Jesús (Lc 1, 26-38); Mt 1, 18-25): Con Jesús llegamos a
la cumbre de esa plenitud de que nos habla San Pablo. Plenitud de la divinidad,
porque el que va a nacer "lo llamarán "Consagrado", "Hijo
de Dios" (Lc 1, 35); pero también plenitud nuestra, porque el que al
llegar la plenitud de los tiempos nació de mujer, quiso ser semejante en todo a
nosotros, menos en el pecado. Por eso él es cabeza nuestra, en el que hemos
obtenido nuestra plenitud. Recordemos, pues todos lo sabemos, algunos
pormenores que nos interesan especialmente en el desarrollo de nuestro tema. La
concepción y el nacimiento de Jesús no solo es anunciada previamente, como la
de Isaac, o Juan Bautista; no solo que desafía las leyes de la naturaleza, como
de nuevo la de Isaac, Jacob o Juan Bautista; no solo se encuentra desde el
principio bajo el signo de la elección divina, como la de Jeremías o del Siervo
de Yahveh; sino en su carácter virginal, en su unción consagrante, en su unión
hipostática, eleva a su máximo exponente la enseñanza bíblica sobre el valor de
la vida intrauterina. Vida que el relato mismo nos muestra como presente y
activa ya desde los primeros días. "Bendito el fruto de tu vientre"
le dice Isabel a María, y añade: "¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? Y la narración, sin afirmarlo en términos explícitos, deja
claramente sobrentender que la presencia de ese Señor, oculto aún en el seno
materno, es la razón última y verdadera del gozo del precursor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">4)
Conclusiones<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Como
hicimos al final de la primera parte, vamos a ofrecer en forma concisa algunos
puntos concretos que se deducen de la lectura atenta de los textos estudiados.
Si la legislación israelita nos descubrió la protección que ofrecía la ley al
nonato y a su madre, los textos analizados en esta segunda parte de nuestro
trabajo nos muestran esa vida incipiente bajo la mirada solícita de Dios. Los
autores sagrados saben, y lo afirman con mayor o menor claridad, que el origen
mismo y la maravilla del proceso evolutivo del embrión humano, más que de los
padres, dependen de la fuerza y de la actividad creadora de ese Dios que es él
mismo vida y fuente de vida. El valor que la Biblia atribuye a esa vida que
nace y se desarrolla en el seno materno aparece, al menos implícitamente, en
las promesas y elecciones que acompañan el nacimiento de algunas grandes
figuras bíblicas, sin que se pueda hacer valer el hecho de que se trata de
casos excepcionales. La fuerza del argumento no está en lo excepcional del
caso, sino en lo que supone de base común a todo ser humano. Esto mismo recibe
su confirmación última con la Encarnación; cuando Dios envía a su propio Hijo a
asumir la naturaleza humana en la unidad de una persona, lo hace desde el seno
virginal de María. No nos puede quedar duda de que ahí empieza su existencia
humana, como tampoco del valor que esa existencia, aún embrionaria, tiene a los
ojos de Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">C. Dios,
Señor de la Vida<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Este último
punto es complemento de lo que acabamos de exponer; por eso lo trataremos más
rápidamente. Expondremos pues dos ideas principales que la Sagrada Escritura
nos ofrece en su enseñanza sobre la vida, sin pretender ni con mucho agotar un
tema que se presta a un amplísimo desarrollo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">1) La vida
como don divino<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Ya desde
las primeras páginas del Génesis se nos presenta la vida como algo que tiene su
origen exclusivo en Dios. El primer capítulo nos hace subir con su relato la
escala de las criaturas, hasta llegar a los seres vivientes (aves y peces,
animales terrestres), cuya cima es el hombre, creado a imagen y semejanza de
Dios que es vivo y dador de vida. Lo mismo nos enseña, aunque con una imagen
más audaz, el autor del segundo capítulo, al describirnos a Dios soplando en
las narices de la estatua de barro que acaba de modelar; aliento divino que
transforma al hombre en ser vivo. Por eso Dios se nos presenta como fuente de
vida, como manantial de aguas vivas, cuya palabra y cuyos mandamientos son vida
para el hombre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">2) La vida
como propiedad de Dios<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Se trata
sin duda de una consecuencia de lo que acabamos de decir. El don de la vida no
es entregado al hombre sino en su fruto; su relación a Dios y su dependencia de
El permanecen inalienables. Por eso Dios es el señor único de la vida y de la
muerte. Por eso la vida, aún la de Caín, recibe protección. Por eso la sangre,
vehículo de la vida en la mentalidad hebrea, es objeto de una prohibición
especial que restringe su uso a Dios y al culto. La vida es pues algo sagrado,
bien en cierto modo supremo del hombre, cuya fragilidad misma requiere la
protección apodíctica del "No matarás". De ahí la odiosidad que
reviste la orden criminal de Faraón de matar a los niños hebreos recién
nacidos; y también el grito horrorizado del poeta anónimo, cuando se lamenta:
"Mira, Yahveh, fíjate: ¿A quién has tratado así? ¿Cuándo las mujeres se
han comido a sus hijos, a sus hijos tiernos?"<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">No habíamos
mencionado el Nuevo Testamento porque el tema de la vida adquiere en él tal
riqueza y profundidad, que exigiría un estudio aparte. Recordemos solamente que
en él se nos descubren dimensiones nuevas, por las que aprendemos que todo
hombre está llamado a esa vida nueva y divina que Cristo anuncia, promete y
otorga, y que en último término es El mismo en unidad misteriosa con el Padre
que vive y el Espíritu de vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">D.
Conclusión<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">Resumamos
ya las enseñanzas aprendidas, sin repetir lo dicho al final de las dos primeras
partes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">El
desengaño que quizás sentimos por la falta de una condenación del aborto,
explícita y categórica en la Biblia, queda compensada, y con creces, por la
afirmación positiva y clarísima de la vida y su valor a los ojos de Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR">En cierto
modo se puede decir que toda la Biblia es el libro de la vida y la muerte; de
la lucha entre esas dos realidades últimas del hombre. El resultado de esa
lucha depende hasta cierto punto del hombre mismo, que con frecuencia tiene que
afrontarlas en una opción libre y trascendental. La tragedia del hombre
consiste en que muchas veces prefiere la muerte a la vida. Sin embargo la
última palabra de la Escritura sobre este tema (como sobre todos los demás), no
contiene un mensaje de muerte, sino que es palabra de vida y esperanza, porque
todo hombre puede decir como el Salmista: "Desde el vientre materno tú
eres mi Dios". "Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi
confianza, Yahveh, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en
ti; en el seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti". Y todo hombre
debe confesar con el sabio que "Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo
a los vivientes". Porque tú, Dios nuestro, "Amas a todos los seres y
no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la
habrías creado". ¿Y cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubiese
querido? ¿Cómo conservarían su existencia si tú no las hubieses llamado? Pero a
todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida".<o:p></o:p></span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU_Ra66g4FkIDs3lpPIYclUoflS0iaw3SUYObOHBBCRSEisxx5Dmt29mWEBVOfbA8syicfO0A3fMdvd6f3x2pFJFvzlTcbzad9P3-m1qQwrVsSncI8AVVejH2CO2pJQOQ-_Mgr5qw1WYY/s1600/JuanVicenteCV+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="245" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU_Ra66g4FkIDs3lpPIYclUoflS0iaw3SUYObOHBBCRSEisxx5Dmt29mWEBVOfbA8syicfO0A3fMdvd6f3x2pFJFvzlTcbzad9P3-m1qQwrVsSncI8AVVejH2CO2pJQOQ-_Mgr5qw1WYY/s320/JuanVicenteCV+%25281%2529.jpg" width="175" /></a></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-44923181573864153782018-04-16T13:08:00.001-04:002018-04-16T13:08:44.408-04:00Llamados a la santidad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4OPSYRQroYMN2jTEe5i5R-WEsQjZ2zy_z5gGvNQ_Q8Wr9CYMiW_WaUuGmOwRMe9G9vcBgR5Sp_RA-90LSPouKjjn8cHxRJA2yi8Zg_5oWmjrpo_SARyBBZSm3avU6ZiySr-1AIPcmALk/s1600/1477403153_174465_1477403248_noticia_normal.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4OPSYRQroYMN2jTEe5i5R-WEsQjZ2zy_z5gGvNQ_Q8Wr9CYMiW_WaUuGmOwRMe9G9vcBgR5Sp_RA-90LSPouKjjn8cHxRJA2yi8Zg_5oWmjrpo_SARyBBZSm3avU6ZiySr-1AIPcmALk/s320/1477403153_174465_1477403248_noticia_normal.jpg" width="320" /></a></div>
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b>Por:
RALPH MARTIN</b></span></span><br />
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b><br /></b></span></span>
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><b> </b></span></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PR; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"> </span><span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;"><b>Jesús resumió su doctrina en
una sorprendente y nada ambigua llamada a sus seguidores: "Vosotros, pues,
sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5,48).</b></span><span style="font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Perfectos
en pureza, perfectos en compasión y amor, perfectos en obediencia, perfectos en
amoldarse a la voluntad del Padre, perfectos en santidad. Cuando oímos estas
palabras podemos, y es comprensible, ser tentados al desánimo, pensando que la
perfección es imposible para nosotros. Y verdaderamente lo es abandonado a
nuestros propios recursos, lo mismo que es imposible para los ricos entrar en
el cielo, o para un hombre y una mujer ser mutuamente fieles toda su vida de
matrimonio. Pero para Dios todas las cosas son posibles, incluso nuestra
transformación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Juan Pablo
II —y puede que él mismo esté algún día entre los reconocidos como doctores—,
en su profética interpretación de los acontecimientos de la segunda mitad del
siglo XX y principios del XXI, Novo Milenio Ineuente, señala que el Espíritu
Santo está trayendo de nuevo al primer plano de la conciencia de la Iglesia la
convicción de que estas palabras de Jesús van dirigidas realmente a cada uno de
nosotros. Nos dice que el Jubileo del año 2000 era simplemente la última fase
de un período de preparación y renovación que había estado ocurriendo durante
cuarenta años a fin de equipar a la Iglesia para los desafíos del nuevo
milenio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El papa
Juan Pablo II habla de tres redescubrimientos hacia los cuales ha llevado el
Espíritu Santo a la Iglesia, empezando por el Concilio Vaticano II, que
concluyó en 1965. Uno de estos redescubrimientos es el de la "llamada
universal a la santidad". [2]<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Todos los
cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la
vida cristiana y a la perfección del amor (NMI 30). [3]<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Juan Pablo
vuelve a subrayar que está llamada a la plenitud de santidad es una parte
esencial de ser cristiano:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Preguntar a
un catecúmeno: "¿Quieres recibir el Bautismo?", significa al mismo
tiempo preguntarle: "¿Quieres ser santo?" Significa ponerle en el
camino del Sermón de la Montaña: "Sed perfectos como vuestro Padre
celestial es perfecto" (Mt 5,48) [...] Es el momento de proponer de nuevo
a todos con convicción este "alto grado" de la vida cristiana. La vida
entera de la comunidad cristiana y de las familias cristianas debe ir en esta
dirección (NMI 30, 31)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Antes de ir
mucho más allá en nuestro examen del camino espiritual, dirijamos una mirada
inicial a lo que realmente significa "santidad". En la Carta a los
Efesios leemos: "nos eligió en él antes de la fundación del mundo, para
que fuéramos santos e inmaculados ante él" (Ef 1,4). Ser santo no es
principalmente cuestión de cuántos rosarios rezamos o en cuántas actividades
cristianas estamos ocupados; es cuestión de que nuestros corazones sean
transformados en un corazón de amor. Es cuestión de cumplir los grandes
mandamientos que resumen toda la ley y los profetas: amar a Dios y a nuestro
prójimo de todo corazón. O como dice Teresa de Jesús, la santidad es cuestión
de llevar nuestra voluntad a la unión con la de Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Teresa de
Lisieux lo expresa de manera muy similar: "La perfección consiste en hacer
su voluntad, en ser lo que Él quiere que seamos [...] el amor de Nuestro Señor
se revela lo mismo en el alma más sencilla, que no opone resistencia alguna a
su gracia, que en el alma más sublime". [4] Como dijo hacia el final de su
vida: "No es mayor en mí el deseo de morir que el de vivir [...] Me gusta
lo que él quiera". [5]<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Juan Pablo
II hace más adelante una llamada a las parroquias del tercer milenio a ser
escuelas de oración y lugares donde se dé un "entrenamiento en
santidad":<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Nuestras
comunidades cristianas deben llegar a ser auténticas “escuelas de
oración", donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en
petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración,
contemplación, escucha, y viveza de afecto hasta el "arrebato del
corazón" [...] se equivoca quien piense que el común de los cristianos se
puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida (NMI 33,
34).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Juan Pablo
da varias razones por las que este cambio a la santidad de vida y a profundidad
en la oración son importantes. Aparte del hecho de que es simplemente parte del
mensaje del Evangelio, él señala que la cultura protectora de la
"cristiandad" ha desaparecido virtualmente y que hoy la vida cristiana
tiene que vivirse profundamente o puede no ser posible en absoluto vivirla.
También hace notar que en medio de este proceso de secularización a nivel
mundial, hay todavía hambre de sentido, de espiritualidad, a la que a veces se
responde volviéndose hacia las religiones no cristianas. Es particularmente
importante para los creyentes cristianos poder responder a esta hambre y
"mostrar hasta qué profundidades puede conducir la relación con
Cristo" (NMI 33, 40).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Reconociendo
lo desafiante que es esta llamada, Juan Pablo deja claro que será difícil
responder adecuadamente sin valernos de la sabiduría de la tradición mística de
la Iglesia, ese conjunto de escritos y testimonios de vida centrado en el
proceso de la oración y en las etapas de crecimiento en la vida espiritual. Nos
dice por qué la tradición mística es importante y lo que podemos esperar que
nos proporcione:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La gran
tradición mística [...] Muestra cómo la oración puede avanzar, como verdadero y
propio diálogo de amor, hasta hacer que la persona humana sea poseída
totalmente por el divino Amado, sensible al impulso del Espíritu y abandonada
filialmente en el corazón del Padre (NMI 33).<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcxxcSPEdpgUMrMYqqYDpG0uIlg-aoLkAdmuPyMNfCIn5L1gOp33yRrSX2JPT-oiInbEwiXqd7hkfZ_Ha05vFhu5MEzwp65iAGOMfkcFFH6EVik3Qo3OjAasGs7yajxwB13SraGvfpa7c/s1600/el-espiritu-santo-y-la-iglesia-2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1178" data-original-width="1010" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcxxcSPEdpgUMrMYqqYDpG0uIlg-aoLkAdmuPyMNfCIn5L1gOp33yRrSX2JPT-oiInbEwiXqd7hkfZ_Ha05vFhu5MEzwp65iAGOMfkcFFH6EVik3Qo3OjAasGs7yajxwB13SraGvfpa7c/s320/el-espiritu-santo-y-la-iglesia-2.jpg" width="274" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><i><span lang="ES-PR" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;">Hay únicamente dos destinos últimos, y si
queremos entrar en el cielo debemos prepararnos para ver a Dios. Porque la
santidad no es una "opción".</span></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><i><span lang="ES-PR" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></span></i></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><i><span lang="ES-PR" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 107%;"> </span></i></span></div>
<span style="font-size: x-large;"><b></b></span><div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Son verdaderamente extraordinarias estas
palabras que utiliza aquí Juan Pablo, palabras a las que necesitaremos volver a
lo largo de este libro. ¿Cómo es posible esta profundidad de unión con la
Trinidad? Porque es ciertamente la respuesta a esta pregunta que nos da la
tradición y que este libro intentará comunicar con claridad. Juan Pablo deja
claro que esta profundidad de unión no es sólo para unas cuantas personas poco
corrientes ("místicos"), sino que es la llamada que todo cristiano
recibe de Cristo mismo: "Ésta es la experiencia vivida de la promesa de
Cristo: "El que me ama será amado de mi Padre y yo le amaré y me
manifestaré en él (Jn 14,21)"" (NMI 33).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">A
continuación Juan Pablo resume parte de la principal sabiduría que nos enseña
la tradición mística acerca del camino espiritual, sabiduría a la que
prestaremos mucha atención a lo largo de este libro:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Se trata de
un camino sostenido enteramente por la gracia, el cual, sin embargo, requiere
un intenso compromiso espiritual que encuentra también dolorosas purificaciones
(la "noche oscura"), pero que llega, de tantas formas posibles, al
indecible gozo vivido por los místicos como "unión esponsal". ¿Cómo
no recordar aquí, entre otros tantos testimonios espléndidos, la doctrina de
san Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús? (<i>NMI</i> 33).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Los cuatro
principios que define Juan Pablo son básicos para una apropiada comprensión del
camino espiritual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">1. La
unión con Dios en esta profundidad es totalmente inalcanzable con nuestros
propios esfuerzos; es un don que sólo Dios puede dar, pues dependemos
totalmente de su gracia para progresar en el camino espiritual. Y, sin embargo,
sabemos también que Dios anhela dar esta gracias y llevarnos a la unión
profunda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Sin Él nada
podemos hacer, pero con Él todo es posible (cf. Mt 19,26, Mc 10,27, Lc 18,27,
Flp 4,13). Sin Dios es imposible completar el camino con éxito, pero, en cierto
sentido, con Él estamos ya allí. Él es verdaderamente el Camino y el destino a
la vez; y nuestras vidas ahora mismo están, ocultas con Cristo, en Dios (Col
3,3).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">2. Al
mismo tiempo nuestro esfuerzo es indispensable. Nuestro esfuerzo no es
suficiente para llevar a cabo esa unión, pero es necesario. Los santos hablan
de disponernos para la unión. Los esfuerzos que hagamos nos ayudarán a
disponernos para recibir los dones de Dios. Si realmente valoramos algo,
debemos estar dispuestos a enfocar nuestra atención en las cosas que nos ayuden
a alcanzar la meta. Y aun así, sin la gracia de Dios no podemos siquiera saber
lo que es posible, ni desearlo, ni tener la fuerza para hacer esfuerzo alguno
en ese sentido. Es la gracia de Dios lo que nos permite vivir el necesario
"compromiso espiritual intenso".<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">"Buscaréis
al Señor vuestro Dios y le encontraréis si le buscáis con vuestro corazón y con
toda vuestra alma" (Dt 4,29).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">3.
Como nos dice el Evangelio, es importante considerar lo que se requiere antes
de emprender una tarea (antes de empezar a construir una torre o de entablar
una batalla en una guerra) si queremos completarla con éxito. Mucho ha de
cambiar en nosotros para hacernos capaces de una unión profunda con Dios. Las
heridas del pecado original y de nuestros pecados personales son profundas y
necesitan ser sanadas y transformadas a través de un proceso que tiene sus
momentos necesariamente dolorosos. Al dolor de la purificación lo llama San
Juan de la Cruz la "noche oscura". Es importante que no nos
sorprendan los momentos dolorosos de nuestra transformación y que sepamos que
son una parte necesaria y bendecida de todo el proceso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">"Hemos
de pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios" (Hch
14,22).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">4. Y,
finalmente, sepamos que todos los esfuerzos y dolores ¡valen la pena! ¡<i>Infinitamente</i>la
valen! Restrospectivamente, el dolor del camino nos parecerá que ha sido leve
comparado con el peso de la gloria para la que nos estábamos preparando (ver 2
Co 4,16-18).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La unión
profunda (la "unión esponsal" o "matrimonio espiritual") es
posible incluso en esta vida. Teresa de Jesús nos dice que no hay razón para
que alguien que ha alcanzado una estabilidad básica viviendo una vida católica
(tercera "mansión" en su sistema de clasificación) no pueda proseguir
hasta llegar al "matrimonio espiritual" en esta vida (séptima
mansión). [6]<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Todos estos
principios los exploraremos en profundidad en los próximos capítulos. Ahora
necesitamos reconocer la trascendencia de este "redescubrimiento" de
la llamada universal a la santidad y determinar nuestra propia respuesta a esa
llamada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Todos
probablemente sabemos de algún modo que estamos llamados a la santidad, pero
tal vez nos resistamos a responder. Sintiendo el desafío de la llamada, pero
viendo los obstáculos, es fácil tener razones para retrasarla o hacer
concesiones y evitar una respuesta entusiasta e inmediata.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNOt9LzY2Qgj1xaGFJX6KQHqJa155Zt1kTjM3gGaTyVucPzU-aP_inwdCqyjzbU4jQF1XV_KhxbIrYP6KA90uz3jPlMomG7zL64o899Ytpclets-Ydxfza2a5D_sfbZdxM7ynZMRkGGec/s1600/PioPietrelcina-TeresaCalcuta_JPII_171215.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="900" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNOt9LzY2Qgj1xaGFJX6KQHqJa155Zt1kTjM3gGaTyVucPzU-aP_inwdCqyjzbU4jQF1XV_KhxbIrYP6KA90uz3jPlMomG7zL64o899Ytpclets-Ydxfza2a5D_sfbZdxM7ynZMRkGGec/s320/PioPietrelcina-TeresaCalcuta_JPII_171215.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="line-height: 107%;"><span style="font-size: 16pt;"> <span style="font-size: x-large;"> Las heridas del pecado original y de
nuestros pecados personales son profundas y necesitan ser sanadas y
transformadas a través de un proceso que tiene sus momentos necesariamente
dolorosos.<o:p></o:p></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No es infrecuente, por ejemplo, pasar la
responsabilidad a otros a quienes consideramos con mejores condiciones para
responder con entusiasmo. Los que somos laicos católicos miramos a menudo
nuestras vidas tan ocupadas y nuestros corazones indolentes y suponemos que los
sacerdotes y las monjas están en mejores condiciones para responder a la
llamada. Después de todo, podemos pensar para nuestros adentros, ¡para eso les
pagamos! Podemos pensar que cuando nuestros niños se hagan mayores, o cuando
nos jubilemos, o después de que haya pasado una crisis en el negocio, o cuando
nos casemos, o..., que <i>entonces</i> estaremos en mejores
condiciones para responder.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Desgraciadamente,
ser sacerdote o monja tampoco elimina esa tentación a pasar la responsabilidad
a otros. Al reducirse el número de sacerdotes es comprensiblemente fácil que
los curas y las monjas se sientan agobiados por sus responsabilidades; y llevan
un ritmo de vida tan ocupado que ellos mismos pueden suponer que son las
órdenes de clausura las que están en mejor posición para responder con
entusiasmo a la llamada a la santidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Pero
incluso en las órdenes de clausura pueden encontrarse razones para cargarles la
responsabilidad a otros. Y, además, teniendo que atender a los huéspedes, supervisar
obras de renovación, asistir a asambleas monásticas o hacer queso, pan o
mermeladas, es posible suponer que quien realmente puede responder a la llamada
con entusiasmo es el ermitaño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Claro que
aun el ser ermitaño no garantiza tal respuesta. Después de todo, los ermitaños
necesitan trazarse una regla de vida, tener encuentros con los superiores para
revisarla, asegurarse de que su seguro médico los cubre apropiadamente,
enfrentarse con distracciones y tentaciones externas e internas, ¡y tal vez hasta
contribuir a un boletín para ermitaños!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Lo que
realmente nos frena para dar una entusiasta respuesta a la llamada de Jesús,
del Vaticano II, de los repetidos apremios del Espíritu, no son realmente las
circunstancias externas de nuestras vidas, sino la indolencia interior de
nuestros corazones. Tenemos que tener claro que nunca habrá un momento mejor,
ni un mejor conjunto de circunstancias, que ahora para responder con todo
nuestro corazón a la llamada a la santidad. ¿Quién sabe cuánto tiempo más vamos
a estar vivos en la tierra? No sabemos cuánto viviremos o lo que el futuro nos
deparará. Ahora es el tiempo aceptable. Las mismas cosas que nos parecen
obstáculos son precisamente los medios que Dios nos está dando para llevarnos a
depender más profundamente de Él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Claro que
algunas veces lo que nos impide responder sin reservas en nuestras
circunstancias presentes es el creer que no tenemos que concentrarnos demasiado
en eso ahora mismo porque más tarde o más temprano cualquier purificación que
podamos necesitar se hará en el purgatorio. Pero este modo de pensar presenta
algunos problemas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es cierto
que a veces no llegamos a la meta a que apuntamos, y es bueno tener una
alternativa. Si apuntamos al cielo en el momento de nuestra muerte y realmente
morimos en amistad con Cristo, pero no hemos sido suficientemente transformados
para estar preparados para ver a Dios, el purgatorio es una bendición
maravillosa. Pero si apuntamos hacia el purgatorio y no acertamos, entonces no
hay realmente una buena alternativa disponible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La fuente
de toda nuestra infelicidad y miseria es el pecado y sus efectos, y cuanto
antes tenga lugar la purificación del pecado y sus efectos en nuestras vidas,
más felices seremos y mejor capacitados estaremos para verdaderamente amar a
otros. Sólo entonces podremos entrar en el propósito que Dios tiene para
nuestras vidas. Y, la verdad, en este caso, más vale antes que después.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Y,
finalmente, es importante darse cuenta de que hay sólo una opción: o pasar por
una completa transformación y entrar en el cielo o estar eternamente separados
de Dios en el infierno. Hay únicamente dos destinos últimos, y si queremos
entrar en el cielo debemos prepararnos para ver a Dios. Porque la santidad no
es una "opción". En el cielo sólo hay santos; la transformación total
no es una "opción" para los que están interesados en ese tipo de
cosas, sino esencial para los que quieren pasar la eternidad con Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Procurad la
paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hb 12,14)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El único
propósito de la creación, el único propósito de nuestra redención es que
podamos estar totalmente unidos a Dios en todos los aspectos de nuestro ser.
Existimos para la unión; fuimos creados para la unión; fuimos redimidos para la
unión eterna. Cuanto antes nos transformemos, más felices y más
"cumplidos" estaremos. El único camino hacia "el cumplimiento de
todo deseo" es emprender y completar el camino hacia Dios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En el
Antiguo Testamento estaba bien claro que ver realmente a Dios en nuestra
condición humana no transformada significaba ser destruido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Entonces
Moisés le dijo [a Yaveh]: "Déjame ver tu gloria" Él le contestó:
"Yo haré pasar ante ti toda mi bondad y en tu presencia pronunciaré mi
nombre, "SEÑOR"; yo concedo mi gracia a quien quiero y tengo
misericordia de quien quiero. Pero mi rostro no puedes verlo, pues ningún
hombre puede verme y vivir" (Ex 33,18-20).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es
únicamente Jesús quien ve el rostro del Padre, y es a través de Jesús como
podemos prepararnos para compartir su visión del Padre. Es a través de nuestra
unión con Jesús, de nuestra contemplación de su "rostro", como somos
transformados poco a poco y preparados para la visión beatífica, que es tanto
más de lo que comúnmente entendemos por "ver"; es verdaderamente una
participación en el conocer y amar a la Trinidad extáticamente, una
participación en el Amor mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Cuando el
papa Juan Pablo II consideraba qué era el legado más importante que del Año
Jubilar 2000 debería transmitirse al nuevo milenio, esto es lo que dijo:
"Pero si quisiéramos individuar el núcleo esencial de la gran herencia que
nos deja, no dudaría en concretarlo en la <i>contemplación del rostro de
Dios</i>" (NMI 15).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Bernardo de
Claraval expande nuestra visión de lo que significa contemplar el rostro de
Cristo, "poder contemplar al Padre en el Hijo y al Hijo en el Padre"
(CC, 76.6). Y nos anima con todo entusiasmo a emprender el camino:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Adonde él
está tú no puedes venir ahora; vendrás más tarde. Sin embargo, trabaja,
síguelo, búscalo; y que aquella innacesible claridad y sublimidad no te desvíe
de buscarlo, ni te haga perder la esperanza de encontrarlo. "Si puedes
creer, todo es posible para el que tiene fe" (Mt 9,22). "A tu alcance
está la palabra, dice, en tus labios y en tu corazón" (Ro 10,8). Cree, y
has encontrado, porque creer es haber encontrado. Saben los fieles que Cristo
habita por la fe en sus corazones (Ef 3,17). ¿Hay algo que sea más propio? Búscalo,
pues, con confianza; búscalo con devoción. "El Señor es bueno para el alma
que lo busca" (Lam 3,25). Búscalo con los deseos, síguelo con las obras,
encuéntralo con la fe (CC, 76.6).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Y,
naturalmente, este entusiasmado buscar a Dios, esta contemplación de Cristo, es
una parte central del mensaje de la Escritura:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Mas todos
nosotros, con el rostro descubierto, contemplando la gloria del Señor, nos
vamos transformando en su imagen de gloria en gloria por grados; pues esto
viene del Señor, que es el Espíritu (2 Co 3,18).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Este texto
de la Escritura es un poderoso resumen del proceso de transformación que ahora
empezaremos a examinar en más detalle.<o:p></o:p></span></div>
<br /><br />
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-29965395270093239762018-03-26T13:17:00.000-04:002018-03-26T13:17:10.619-04:00Jueves Santo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizSwUd_ccfPl_mZe1kaEDVRXxjz2rY42997MlT6z1sLs8PjnZ78Wdh7wuVFrYuZsWWDaD9nG1ppVOzm087zZZM9qGRVrPKJwVBqeS6rT7zOT5EARWA4p8oIhqD3gT4d-KyUGZlSP9z1EM/s1600/download+%25286%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="167" data-original-width="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizSwUd_ccfPl_mZe1kaEDVRXxjz2rY42997MlT6z1sLs8PjnZ78Wdh7wuVFrYuZsWWDaD9nG1ppVOzm087zZZM9qGRVrPKJwVBqeS6rT7zOT5EARWA4p8oIhqD3gT4d-KyUGZlSP9z1EM/s1600/download+%25286%2529.jpg" /></a></div>
<span style="background-color: white; color: #38393a; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">Jueves en que Cristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, también conocido como la Última Cena. </span></span><span style="background-color: white; color: #4f5053; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;">Por: Teresa Vallés | Fuente: Catholic.net</span><br />
<span style="background-color: white; color: #4f5053; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #4f5053; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 14px; text-align: justify;"> </span><strong style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; font-family: arial, helvetica, sans-serif; font-size: 16px; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;">Significado de la celebración</strong><br />
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.6; margin-bottom: 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />El Jueves Santo se celebra:</span></span></div>
<ul style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 1.6; list-style-position: outside; margin: 0px 0px 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<li style="box-sizing: border-box; direction: ltr; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"> La Última Cena.</span></span></li>
<li style="box-sizing: border-box; direction: ltr; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"> El Lavatorio de los pies,</span></span></li>
<li style="box-sizing: border-box; direction: ltr; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"> La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio</span></span></li>
<li style="box-sizing: border-box; direction: ltr; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify;"><span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;">La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.</span></span></li>
</ul>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.6; margin-bottom: 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;">En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><strong style="box-sizing: border-box; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">a)Lecturas bíblicas:</strong><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15.</span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTzf4I77HG9Nj2BWtHRYstcGf0PJsuo_TRxbPGSbJr_EFhp2E3kCiS7IKVJhPFwjScnTvDKBbbiFFMUewROJaVIyyhManVAVBDpLb2OhPBSBlLxIZIIb_wRtEcrPJBugMpJhDw4S69y5Y/s1600/corpo_cristo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="256" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTzf4I77HG9Nj2BWtHRYstcGf0PJsuo_TRxbPGSbJr_EFhp2E3kCiS7IKVJhPFwjScnTvDKBbbiFFMUewROJaVIyyhManVAVBDpLb2OhPBSBlLxIZIIb_wRtEcrPJBugMpJhDw4S69y5Y/s320/corpo_cristo.jpg" width="204" /></a></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.6; margin-bottom: 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"><strong style="box-sizing: border-box; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">b)La Eucaristía</strong><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.</span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8STpApMyAGIuILV2M4vBJkGDrE-UkJ9e90y8EH6zLXaWdno-PEoP5h4QPRB0zA2MbIQ_VrdqSRaINy35NNKqeaEjdnrYfnfTwcvU1TmrFvxkuyAUuw-mqaBhVGfGZwRfwsC52urfoNEA/s1600/images+%252822%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="180" data-original-width="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8STpApMyAGIuILV2M4vBJkGDrE-UkJ9e90y8EH6zLXaWdno-PEoP5h4QPRB0zA2MbIQ_VrdqSRaINy35NNKqeaEjdnrYfnfTwcvU1TmrFvxkuyAUuw-mqaBhVGfGZwRfwsC52urfoNEA/s1600/images+%252822%2529.jpg" /></a></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.6; margin-bottom: 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"><strong style="box-sizing: border-box; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">c)El lavatorio de los pies</strong><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.</span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCOOhtY1bC-Tw-0bUJ9lBoXWdK-jLl8EF6KVxNljhRVUmCI2tKEhJwUtnpzEVBnKbtq5NToz5hDf7_VQ1QBRpc1Wb9G9FvzfjlkA65g2RbK0zXtbaV1V7q42ujOIqGRbGUskJATVs68iY/s1600/jesus-ora-en-getsemani+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="271" data-original-width="400" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCOOhtY1bC-Tw-0bUJ9lBoXWdK-jLl8EF6KVxNljhRVUmCI2tKEhJwUtnpzEVBnKbtq5NToz5hDf7_VQ1QBRpc1Wb9G9FvzfjlkA65g2RbK0zXtbaV1V7q42ujOIqGRbGUskJATVs68iY/s320/jesus-ora-en-getsemani+%25281%2529.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #36383d; direction: ltr; font-family: Roboto, Verdana, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.6; margin-bottom: 17px; padding: 0px; text-align: justify;">
<span style="box-sizing: border-box; font-family: arial, helvetica, sans-serif; margin: 0px; padding: 0px;"><span style="box-sizing: border-box; font-size: 16px; margin: 0px; padding: 0px;"><strong style="box-sizing: border-box; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">d)La noche en el huerto de los Olivos<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Lectura del Evangelio según San Marcos14, 32-42.: </strong><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Reflexionemos con Jesús en lo que sentía en estos momentos: su miedo, la angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, su soledad, su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia a Dios Padre y su confianza en Él. Las virtudes que nos enseña Jesús este día, entre otras, son la obediencia, la generosidad y la humildad.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><strong style="box-sizing: border-box; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Los monumentos y la visita de las siete iglesias </strong><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />Se acostumbra, después de la Misa vespertina, hacer un monumento para resaltar la Eucaristía y exponerla de una manera solemne para la adoración de los fieles.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />La Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús, un acompañar a Jesús en la oración del huerto. Es por esta razón que las Iglesias preparan sus monumentos. Este es un día solemne.<br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" /><br style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px;" />En la visita de las siete iglesias o siete templos, se acostumbra llevar a cabo una breve oración en la que se dan gracias al Señor por todo su amor al quedarse con nosotros. Esto se hace en siete templos diferentes y simboliza el ir y venir de Jesús en la noche de la traición. Es a lo que refieren cuando dicen “traerte de Herodes a Pilatos”.</span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-87967787393629819402018-03-23T14:47:00.000-04:002018-03-23T14:47:37.439-04:00¿QUÉ ES LA CONFIANZA? <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk2-nv4UF7J0wSbltBJ-HBaL9vR4W2xK1oDEuLkiMKJUDH1vnyI5uCLHzbgo0FOxfikOUuYPlfw-ZtKAow12u9E2_1soqDfBmKH1te0ivPPZLrbQk6Ph6NI74Vmk_529QYQc3ZIp7Gs_k/s1600/dos-santos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="611" data-original-width="620" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk2-nv4UF7J0wSbltBJ-HBaL9vR4W2xK1oDEuLkiMKJUDH1vnyI5uCLHzbgo0FOxfikOUuYPlfw-ZtKAow12u9E2_1soqDfBmKH1te0ivPPZLrbQk6Ph6NI74Vmk_529QYQc3ZIp7Gs_k/s320/dos-santos.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: x-large;">La confianza es la fe puesta en práctica. </span><br />
Es la fe, primero, en la Divina Providencia, en la Paternidad misma de Dios. Dios no es un ser lejano, frío, indiferente, es nuestro Buen Padre. Está pendiente de cada uno de nosotros con inmensa bondad. a) Ya en el Antiguo Testamento se nos insta a la confianza en Dios. En todos los géneros de la Biblia encontramos exhortaciones a la confianza en Dios. b) En el Nuevo Testamento, con la visión más clara, profunda y espiritual que nos da de Dios, se aumenta la exigencia de la confianza. Esta confianza también se va centrando cada vez más en el Emmanuel, en Dios con nosotros, Jesús el Cristo. La fe, es pues, el fundamento de la confianza. La misma palabra confianza incluye la fe. Con-fe, con-fianza. El miedo es lo contrario, es el inicio de la desconfianza. La inseguridad nace cuando se debilita la fe. Jesús, en el Sermón de la Montaña nos recordará que si Dios su Padre cuida de los pájaros y de las flores del campo, cfr. Mt 6… ¿cuánto más no cuidará de nosotros: “No teman, ustedes valen más que muchos pájaros” (Lc 12,7). La confianza es la medicina para barrer de nuestras vidas los miedos, las tensiones y las ansiedades que socavan la confianza. Dios nunca llega tarde para socorrer a sus hijos. Aún en los casos más extremos, Dios llega siempre, aunque sea de modo misterioso, oculto, casi inoportuno… ¿Se recuerdan de la muerte de Lázaro, de la hija de Jairo? En Dios debemos tener una confianza inquebrantable. Gracias a Él debemos andar sin miedos… Jesús le dice a Jairo cuando le avisan que si hija ha muerto, que ya no moleste al Maestro: “No temas, ten sólo fe” (Lc 8,50). El cristiano, es pues, por su propia definición, el hombre que pone su confianza, no en sus propias fuerzas, sino en Jesucristo que vive en él. Jesús sabe bien todo lo que nos pasa; y todo, cogidos de su mano, es para bien. Antes de sufrir su Pasión, a los discípulos en la última Cena Jesús les dice: “Esto es lo que les he dicho para que tengan paz en mí; en el mundo han de tener tribulación; pero confíen: yo he vencido al mundo”(Jn 16,33). c) escuchemos a algunos santos. Santa Teresa de Jesús escribía: “Fíense de su bondad, que nunca falló a sus amigos” (Vida 11,4). Y añade: “Es muy piadoso (el Señor), y a personas afligidas y desfavorecidas jamás falta si confían en El Solo” (CP 29,2). Y recalca: “Dios nunca falta de ayudar a quien por El se determina a dejarlo todo” (CP 1,2). “Mirad que lo puede todo y nosotras no podemos nada sino lo que El nos hace poder” (CP 16,10). Los santos en su magisterio insisten en que mientras menos confiados estemos de nuestras propias fuerzas, más confiados debemos de estar en las divinas. A pesar de las propias faltas y pecados, debemos confiar en Dios. Los pequeños videntes, ya sean San Juan Diego o Santa Bernardita, o los pastorcitos de Fátima, son ejemplos de esa confianza en Dios, no es sus propias capacidades, para transmitir un mensaje. La oración aumenta la confianza. Aunque también la confianza en Dios aumenta con la oración y las buenas obras. Así nos los asegura San Juan Crisóstomo: “Las buenas obras mueven la fe del corazón, y dan confianza al alma para dirigirse a Dios” (Catena Aurea, vol 1, p. 345). San Josemaría Escrivá dice: “Hay un solo modo de crecer en la familiaridad y en la confianza con Dios: tratarle en la oración, hablar con Él, manifestarle- de corazón a corazón- nuestro afecto”(Amigos de Dios, 294). Y añade: “Si no le dejas, El no te dejará” (Camino 730). Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-48555608181400813572018-03-23T09:17:00.000-04:002018-03-23T09:17:43.091-04:00TOP 10 DE PORQUÉ LA MISA EN ESTA PARROQUIA “TARDA TANTO” <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuTDfYp7s7Vd5gkVu6gcvzELVq4Q-hkkKEb1BwQuRPtjCqBqJlpRDcMOklSM91bi5MLJaV5a_3z9KCGswySc0Ia1vkicGOP0UkKtGQAWOoDwJLyIzuPsnyd6J2IPz2QGsS6PNGYhDOB5M/s1600/download+%25282%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuTDfYp7s7Vd5gkVu6gcvzELVq4Q-hkkKEb1BwQuRPtjCqBqJlpRDcMOklSM91bi5MLJaV5a_3z9KCGswySc0Ia1vkicGOP0UkKtGQAWOoDwJLyIzuPsnyd6J2IPz2QGsS6PNGYhDOB5M/s1600/download+%25282%2529.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="text-align: start;"><span style="font-size: x-large;">“Misa tarde mucho, sino que su amor es poco…” </span></span></div>
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Por: Luis Norberto<br />
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10. Porque estamos en una Cena, no en un “fast food”. La comida importante tarda en ser preparada. Es la diferencia entre lo más exquisito y comida chatarra. 9. Porque hemos venido a adorar, no solamente a “saludar al Señor” como cuando encontramos a alguien en la calle. 8. Porque hay un orden. Se siguen todos los pasos que manda el Misal Romano. El amor está en los detalles. 7. Porque la prisa indica desamor. Sino dígamelo usted cómo se siente cuando lo atienden con prisa. 6. Porque cuando uno está con la persona que ama, en este caso Cristo, no quiere que el tiempo se acabe. 5. Porque este es el “Día del Señor” y no “la hora del Señor” o los “minutos del Señor”. 4. Porque su párroco los respeta y prepara la homilía y la Misa a pesar de que celebra tantas en domingo. Les faltaría el respeto haciendo una Misa “fast track”. 3. Porque uno hace las cosas rápido cuando “quiere salir de eso”, por tanto, cuando “no importan”. 2. Porque es una asamblea litúrgica y no una carrera, un maratón o un 5K. 1. Porque es el único encuentro semanal de una gran mayoría de fieles y presupongo que lo extrañaron -al Señor- y quieren pasar tiempo con Él. De no querer ese tiempo me pregunto si realmente amo a quien me da lo mismo dedicarle mucho o poco tiempo una vez a la semana. Ya en sí mismo “una vez” es poquísimo. *Reflexione sobre su prisa y yo le diré cuánto ama. No es que la “Misa tarde mucho, sino que su amor es poco…” Luis Norberto, Pbro.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-50637804411622208762018-03-15T13:56:00.000-04:002018-03-15T13:56:23.911-04:00Imagenes de la Mision Cuaresmal 2018<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBsPlphuhdPB_YoNaUoTJNqWNhz5ocWLS_fI5jJnQ2ks_gMpF9ID-0fx0M-4v-imWjkMlT41Wy4FjJr_1Oa9Vj4MWKd4eB6L4Iu9pPEmUqs62QNCwVJ0cr_twIWDOd56Cg3YMTfV5fwuI/s1600/IMG_20180313_171434248_HDR%255B1%255D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBsPlphuhdPB_YoNaUoTJNqWNhz5ocWLS_fI5jJnQ2ks_gMpF9ID-0fx0M-4v-imWjkMlT41Wy4FjJr_1Oa9Vj4MWKd4eB6L4Iu9pPEmUqs62QNCwVJ0cr_twIWDOd56Cg3YMTfV5fwuI/s320/IMG_20180313_171434248_HDR%255B1%255D.jpg" width="240" /></a></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs34LrLLhUSRNtjAvxUqb7vL-WFVXopjJQbp_djwObKKseV_lXQnWcZlwkIr4WIyG5gHIkN1TZcV7Ru5f1t6pi2MewWQRnbuoizBV8H07uqTWBva1DkMJ2QFd4A6kncexz1rVu9xg8fmA/s1600/IMG_20180313_171446565_HDR%255B1%255D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs34LrLLhUSRNtjAvxUqb7vL-WFVXopjJQbp_djwObKKseV_lXQnWcZlwkIr4WIyG5gHIkN1TZcV7Ru5f1t6pi2MewWQRnbuoizBV8H07uqTWBva1DkMJ2QFd4A6kncexz1rVu9xg8fmA/s320/IMG_20180313_171446565_HDR%255B1%255D.jpg" width="240" /></a></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-59713560200188585002018-03-15T13:48:00.000-04:002018-03-15T13:48:40.624-04:00Mision Cuaresmal 2018<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dwe6OF8kVxYTFpPyvlzRsU5FqpaD_us5RSVpd2ILXdPmPy2ThhYSjLUdwabKtsRO86gX6QVy3o4Iz9xtuI47A' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
Otro video de la Mision en San Juan de Puerto Rico.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-15013219072258668672018-03-15T13:39:00.001-04:002018-03-15T13:39:21.602-04:00Mision Cuaresmal 2018<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dzzsYgR_KW3QutPjDM0xJuYhvUfB7ux9ZVMm3YVqr57AsgkMKcrgBXh-flKlE82CQGt0S0hQXsphhlXciTUQA' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Varios videos de la Mision cuaresmal en Puerto Rico.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-3572155078541451902018-03-14T14:55:00.000-04:002018-03-14T14:55:04.142-04:00Recordando Audiencia General del 14 de marzo de 1979<div class="testo" style="background-color: white; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif;">
<div class="text parbase container vaticanrichtext">
<div class="separator" style="clear: both; font-size: 14.6667px; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7tx_n_R6PQYzD_7MKL2SzQGefspQau0b87RQd-N616mwHoM7_PEByDgqx-IwP44QOQJBBNghfNy60Ymj948hxNnqkdQIQd4tORu11gu5TSQXUizAN2axWkMeRrd99eTzmdVFCXfoiVa0/s1600/dos-santos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="611" data-original-width="620" height="315" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7tx_n_R6PQYzD_7MKL2SzQGefspQau0b87RQd-N616mwHoM7_PEByDgqx-IwP44QOQJBBNghfNy60Ymj948hxNnqkdQIQd4tORu11gu5TSQXUizAN2axWkMeRrd99eTzmdVFCXfoiVa0/s320/dos-santos.jpg" width="320" /></a></div>
<div align="center" style="font-size: 11pt;">
<span style="color: #663300;">JUAN PABLO II</span></div>
<div align="center" style="font-size: 11pt;">
<span style="color: #663300;"><i><b><span style="font-size: medium;">AUDIENCIA GENERAL</span><br /></b>Miércoles 14 de marzo de 1979</i></span></div>
<b><span style="font-size: x-large;">Cuaresma: oración, ayuno, limosna</span></b><br />
<div style="font-size: 11pt;">
1. Durante la Cuaresma oímos frecuentemente las palabras: oración, ayuno, limosna, que ya recordé el miércoles de ceniza. Estamos habituados a pensar en ellas como en obras piadosas y buenas que todo cristiano debe realizar sobre todo en este período. Tal modo de pensar es correcto, pero no completo. La oración, la limosna y el ayuno requieren ser comprendidos más profundamente, si queremos insertarlos más a fondo en nuestra vida, y no considerarlos simplemente como prácticas pasajeras, que exigen de nosotros sólo algo momentáneo o que sólo momentáneamente nos privan de algo. Con tal modo de pensar no llegaremos todavía al verdadero sentido y a la verdadera fuerza que la oración, el ayuno y la limosna tienen en el proceso de la <i>conversión a Dios</i> y de nuestra <i>madurez espiritual</i>. Una y otra van unidas: maduramos espiritualmente convirtiéndonos a Dios, y la conversión se realiza mediante la oración, como también mediante el ayuno y la limosna, entendidos adecuadamente.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Acaso convenga decir enseguida que aquí no se trata sólo de “prácticas” pasajeras, sino de actitudes constantes que dan una forma duradera a nuestra conversión a Dios. La Cuaresma, como tiempo litúrgico, dura sólo 40 días al año: en cambio, debemos tender siempre a Dios; esto significa que es necesario convertirse continuamente. La Cuaresma debe dejar una impronta fuerte e indeleble en nuestra vida. Debe renovar en nosotros la conciencia de nuestra unión con Jesucristo, que nos hace ver la necesidad de la conversión y nos indica los caninos para realizarla. La oración, el ayuno y la limosna son precisamente los caminos que Cristo nos ha indicado.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
En las meditaciones que seguirán trataremos de entrever cuán profundamente penetran en el hombre estos caminos: qué significan para él. El cristiano debe comprender el verdadero sentido de estos caminos, si quiere seguirlos.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
2. Primero, pues, <i>el camino de la oración</i>. Digo “primero”, porque deseo hablar de ella antes que de las otras. Pero diciendo “primero”, quiero añadir hoy que en la obra total de nuestra conversión, esto es, de nuestra maduración espiritual, la oración no está aislada de los otros dos caminos que la Iglesia define con el término evangélico de “ayuno y limosna”. El camino de la oración quizá nos resulta más familiar. Quizá comprendemos con más facilidad que sin ella no es posible convertirse a Dios, permanecer en unión con Él, en esa comunión que nos hace madurar espiritualmente. Sin duda, entre vosotros, que ahora me escucháis, hay muchísimos que tienen una experiencia propia de oración, que conocen sus varios aspectos y pueden hacer partícipes de ella a los demás. En efecto, aprendemos a orar, orando. El Señor Jesús nos ha enseñado a orar ante todo orando Él mismo: “y pasó la noche orando” (<i>Lc</i> 6, 12); otro día, como escribe San Mateo, “ subió a un monte apartado para orar y, llegada la noche, estaba allí solo” (<i>Mt </i>14, 23). Antes de su pasión y de su muerte fue al monte de los Olivos y animó a los Apóstoles a orar, y Él mismo, puesto de rodillas, oraba. Lleno de angustia, oraba más intensamente (cf. <i>Lc</i> 22, 39-46). Sólo una vez, cuando le preguntaron los Apóstoles: “Señor, enséñanos a orar” (<i>Lc</i> 11, 1), les dio el contenido más sencillo y más profundo de su oración: el “Padrenuestro”.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Dado que es imposible encerrar en un breve discurso todo lo que se puede decir o lo que se ha escrito sobre el tema de la oración, querría hoy poner de relieve una sola cosa. Todos nosotros, cuando oramos, <i>somos discípulos de Cristo</i>, no porque repitamos las palabras que Él nos enseñó una vez -palabras sublimes, contenido completo de la oración-, somos discípulos de Cristo incluso cuando no utilizamos esas palabras. Somos sus discípulos sólo <i>porque oramos</i>: “Escucha al Maestro que ora; aprende a orar. Efectivamente, para esto oró Él, para enseñar a orar” afirma San Agustín (<i>Enarrationes in Ps.</i> 56, 5). Y un autor contemporáneo escribe: “Puesto que el fin del camino de la oración se pierde en Dios, y nadie conoce el camino excepto el que viene de Dios, Jesucristo, es necesario (...) fijar los ojos en Él sólo. Es el camino, la verdad y la vida. Sólo Él ha recorrido el camino en las dos direcciones. Es necesario poner nuestra mano en la suya y partir” (Y. Raguin, <i>Chemins de la contemplation</i>, Desclée de Brower, 1969, pág. 179). Orar significa hablar con Dios -o diría aún más-, orar significa encontrarse en el Único Verbo eterno a través del cual habla el Padre y que habla al Padre. Este Verbo se ha hecho carne, para que nos sea más fácil encontrarnos en Él también con nuestra palabra humana de oración. Esta palabra puede ser muy imperfecta a veces, puede tal vez hasta faltarnos, sin embargo esta incapacidad de nuestras palabras humanas se completa continuamente en el Verbo que se ha hecho carne para hablar al Padre con la plenitud de esa unión mística que forma con Él cada hombre que ora, que todos los que oran forman con Él. En esta particular unión con el Verbo está la grandeza de la oración, su dignidad y, de algún modo, su definición.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Es necesario sobre todo comprender bien la grandeza fundamental y la dignidad de la oración. Oración de cada hombre Y también de toda la Iglesia orante. La Iglesia llega, en cierto modo, tan lejos como la oración. Dondequiera haya un hombre que ora.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
3. Es necesario orar basándose en este concepto esencial de la oración. Cuando los discípulos pidieron al Señor Jesús: “Enséñanos a orar”, Él respondió pronunciando las palabras de la oración del <i>Padrenuestro</i>, creando así <i>un modelo concreto y al mismo tiempo universal</i>. De hecho, todo lo que se puede y se debe decir al Padre está encerrado en las siete peticiones que todos sabemos de memoria. Hay en ellas una sencillez tal, que hasta un niño las aprende, y a la vez una profundidad tal, que se puede consumir una vida entera en meditar el sentido de cada una de ellas. ¿Acaso no es así? ¿No nos habla cada una de ellas, una tras otra, de lo que es esencial para nuestra existencia, dirigida totalmente a Dios, al Padre? ¿No nos habla del “pan de cada día”, del “perdón de nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos”, y al mismo tiempo de preservarnos de la “tentación” y de “librarnos del mal”?</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Cuando Cristo, respondiendo a la pregunta de los discípulos “enséñanos a orar”, pronuncia las palabras de su oración, enseña no sólo las palabras, sino enseña que en <i>nuestro coloquio con el Padre</i> debemos tener <i>una sinceridad total y una apertura plena. </i>La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida. No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz. También todo lo que nos oprime; de lo que nos avergonzamos; lo que por su naturaleza nos separa de Dios. Precisamente esto, sobre todo. La oración es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
A través de la oración todo el mundo debe encontrar su referencia justa: esto es, la referencia a Dios: mi mundo interior y también el mundo objetivo, en el que vivimos y tal como lo conocemos. Si nos convertimos a Dios, todo en nosotros se dirige a Él. La oración es la expresión precisamente de este dirigirse a Dios; y esto es, al mismo tiempo, nuestra conversión continua: nuestro camino.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Dice la Sagrada Escritura:</div>
<div style="font-size: 11pt;">
“Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando la simiente para sembrar y el pan para comer, así la palabra que sale de mi boca no vuelve a mí vacía, sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión” (<i>Is</i> 55, 10-11).</div>
<div style="font-size: 11pt;">
La oración es el camino del Verbo que abraza todo. Camino del Verbo eterno que atraviesa lo íntimo de tantos corazones, que vuelve a llevar al Padre todo lo que en Él tiene su origen.</div>
<div style="font-size: 11pt;">
La oración es el sacrificio de nuestros labios (cf. <i>Heb</i> 13, 15). Es, como escribe San Ignacio de Antioquía, “agua viva que susurra dentro de nosotros y dice: ven al Padre” (cf. <i>Carta a los romanos</i> VII, 2).</div>
<div style="font-size: 11pt;">
Con mi bendición apostólica.</div>
<span style="font-family: Times New Roman; font-size: 14.6667px;"><hr style="margin: 10px auto;" />
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
<b>Saludos</b></div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
Quiero ahora saludar con especial afecto a los superiores y sacerdotes del Pontificio Colegio español de Roma, exhortándoles vivamente a continuar la tradición secular de la iglesia de España de mantener siempre una estrecha comunión de sentimientos con la Sede de Pedro y con el Vicario de Cristo.</div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
<i>(En inglés)</i></div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
Deseo dar una bienvenida especial a los estudiantes inválidos de la Asociación de Estudiantes de Universidades a distancia. de Inglaterra, y también a quienes los atienden. Tened la convicción de que los esfuerzos que hacéis para superar todas las desventajas y estar al servicio de los demás, son de gran valor. Y recordad siempre la parte que tiene Dios. Padre nuestro, en vuestras vidas; cuán cerca está de vosotros y lo mucho que os ama</div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
<i>(En alemán)</i></div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
Entre los grupos presentes de lengua alemana, deseo saludar a los diáconos de la archidiócesis de Paderborn y a los encargados de los alumnos del seminario sacerdotal de la diócesis de Maguncia. Acompaño con mi oración y mi bendición especial vuestro camino hacía el sacerdocio.</div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
<i>(A los enfermos)</i></div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
Mi alma se abre ahora con ternura paterna a cuantos de entre vosotros sufren a causa de la enfermedad. Sabed que no estáis solos en el calvario hacia el que camináis por designio misterioso: la Iglesia toda sufre con vosotros participando fraterna y solidariamente en el drama que os aflige. Y vosotros, por vuestra parte, acertad a dirigiros en las pruebas dolorosas a Aquel que venció el sufrimiento con su propia cruz; y ofrecedle el don de vuestro llanto y vuestras lágrimas, que así no se derramarán en vano, sino que serán redentoras de la humanidad. Os ayude siempre mi bendición apostólica.</div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
<i>(A los recién casados)</i></div>
<div style="font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif !important; font-size: 11pt;">
A vosotros, recién casados, que habéis inaugurado una vida nueva bajo el signo de bendición del Señor para hacer sagrado e indestructible vuestro amor conyugal, os deseo que consigáis sentir de modo creciente la belleza del gozo cristiano, vivido en vuestras familias en plena concordia y armonía, a imitación de la familia de Nazaret. Con este fin os bendigo de corazón.</div>
</span><div style="font-size: 11pt;">
</div>
<div class="clearfix" style="font-size: 14.6667px; zoom: 1;">
</div>
</div>
</div>
<br style="background-color: white; clear: both; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif; font-size: 14.6667px;" />
<hr style="background-color: white; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif; font-size: 14.6667px; margin: 10px auto;" />
<div align="center" style="background-color: white; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif; font-size: 14.6667px;">
<span style="color: #663300;">© Copyright - Libreria Editrice Vaticana</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-48682162147032055002018-03-13T12:23:00.000-04:002018-03-13T12:23:12.918-04:00<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqMq1ZaylNI6inDOHFc3TjYBiyANQzVQvqJCRYQA7sjEfsI-9NAkNiIV1xuhoc5Bp3OCLlPkXnbRZ7fyp15JIu_LFhfA-TsSwC80BcPW241Yg-2_moetyxIINb9WE49sCbAhffSdPShl4/s1600/fb6ceaab9f8c52acae2f63e5dc08a509_XL.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1220" data-original-width="900" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqMq1ZaylNI6inDOHFc3TjYBiyANQzVQvqJCRYQA7sjEfsI-9NAkNiIV1xuhoc5Bp3OCLlPkXnbRZ7fyp15JIu_LFhfA-TsSwC80BcPW241Yg-2_moetyxIINb9WE49sCbAhffSdPShl4/s320/fb6ceaab9f8c52acae2f63e5dc08a509_XL.jpg" width="236" /></a></div>
<br />
<span style="font-size: x-large;">Desde San Pedro hasta el actual Papa Francisco. Una linea ininterrumpida.</span><br />
<span style="font-size: x-large;"><br /></span>
<div class="testo" style="background-color: white; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif; font-size: 14.6667px;">
<div class="parsys container">
<div class="parbase holyfatherindex list section">
<table cellpadding="5" cellspacing="0" id="holy-father"><tbody>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><th>NOMBRE PONTIFICAL</th><th>INICIO DEL PONTIFICADO</th><th>FIN DEL PONTIFICADO</th><th>NOMBRE SECULAR</th><th>NACIMIENTO</th><th>SIGLO</th></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">1</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/san-pietro.html" style="color: black;" title="Pedro">Pedro</a></td><td style="font-size: 11pt;"></td><td style="font-size: 11pt;">64 o 67</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Bethsaida in Galilea</td><td style="font-size: 11pt;">1</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">2</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/papa-lino.html" style="color: black;" title="Lino">Lino</a></td><td style="font-size: 11pt;">68</td><td style="font-size: 11pt;">79</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tuscia</td><td style="font-size: 11pt;">1</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">3</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/anacleto-o-cleto.html" style="color: black;" title="Anacleto">Anacleto</a></td><td style="font-size: 11pt;">80</td><td style="font-size: 11pt;">92</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">1</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">4</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente.html" style="color: black;" title="Clemente">Clemente</a></td><td style="font-size: 11pt;">92</td><td style="font-size: 11pt;">99</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">1</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">5</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/evaristo.html" style="color: black;" title="Evaristo">Evaristo</a></td><td style="font-size: 11pt;">99 o 96</td><td style="font-size: 11pt;">108</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">1</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">6</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-i.html" style="color: black;" title="Alejandro I">Alejandro I</a></td><td style="font-size: 11pt;">108 o 109</td><td style="font-size: 11pt;">116 o 119</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">7</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisto-i.html" style="color: black;" title="Sixto I">Sixto I</a></td><td style="font-size: 11pt;">117 o 119</td><td style="font-size: 11pt;">126 o 128</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">8</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/telesforo.html" style="color: black;" title="Telesforo">Telesforo</a></td><td style="font-size: 11pt;">127 o 128</td><td style="font-size: 11pt;">137 o 138</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">9</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/igino.html" style="color: black;" title="Higinio">Higinio</a></td><td style="font-size: 11pt;">138</td><td style="font-size: 11pt;">142 o 149</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">10</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-i.html" style="color: black;" title="Pío I">Pío I</a></td><td style="font-size: 11pt;">142 o 146</td><td style="font-size: 11pt;">157 o 161</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Aquileia</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">11</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/aniceto.html" style="color: black;" title="Aniceto">Aniceto</a></td><td style="font-size: 11pt;">150 o 157</td><td style="font-size: 11pt;">153 o 168</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Emesa (Siria)</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">12</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sotero.html" style="color: black;" title="Sotero">Sotero</a></td><td style="font-size: 11pt;">162 o 168</td><td style="font-size: 11pt;">170 o 177</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Fondi</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">13</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eleuterio.html" style="color: black;" title="Eleuterio">Eleuterio</a></td><td style="font-size: 11pt;">171 o 177</td><td style="font-size: 11pt;">185 o 193</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Nicopoli (Epiro)</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">14</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/vittore-i.html" style="color: black;" title="Víctor I">Víctor I</a></td><td style="font-size: 11pt;">186 o 189</td><td style="font-size: 11pt;">197 o 201</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Africano</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">15</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/zefirino.html" style="color: black;" title="Ceferino">Ceferino</a></td><td style="font-size: 11pt;">198</td><td style="font-size: 11pt;">217 o 218</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">2</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">16</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/callisto-i.html" style="color: black;" title="Calixto I">Calixto I</a></td><td style="font-size: 11pt;">218</td><td style="font-size: 11pt;">222</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">17</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-i.html" style="color: black;" title="Urbano I">Urbano I</a></td><td style="font-size: 11pt;">222</td><td style="font-size: 11pt;">230</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">18</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/ponziano.html" style="color: black;" title="Ponciano">Ponciano</a></td><td style="font-size: 11pt;">21.VII.230</td><td style="font-size: 11pt;">28.IX.235</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">19</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/antero.html" style="color: black;" title="Antero">Antero</a></td><td style="font-size: 11pt;">21.XI.235</td><td style="font-size: 11pt;">3.I.236</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">20</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/fabiano.html" style="color: black;" title="Fabián">Fabián</a></td><td style="font-size: 11pt;">... 236</td><td style="font-size: 11pt;">20.I.250</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">21</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/cornelio.html" style="color: black;" title="Cornelio">Cornelio</a></td><td style="font-size: 11pt;">6 o 13.III.251</td><td style="font-size: 11pt;">... VI.253</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">22</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/lucio-i.html" style="color: black;" title="Lucio I">Lucio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VI o VII.253</td><td style="font-size: 11pt;">5.III.254</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">23</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-i.html" style="color: black;" title="Esteban I">Esteban I</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.III.254</td><td style="font-size: 11pt;">2.VIII.257</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">24</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisto-ii.html" style="color: black;" title="Sixto II">Sixto II</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.VIII.257</td><td style="font-size: 11pt;">6.VIII.258</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">25</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/dionisio.html" style="color: black;" title="Dionisio">Dionisio</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.VII.259</td><td style="font-size: 11pt;">26.XII.268</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">patria ignota</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">26</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/felice-i.html" style="color: black;" title="Félix I">Félix I</a></td><td style="font-size: 11pt;">5.I.269</td><td style="font-size: 11pt;">30.XII.274</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">27</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eutichiano.html" style="color: black;" title="Eutiquiano">Eutiquiano</a></td><td style="font-size: 11pt;">4.I.275</td><td style="font-size: 11pt;">7.XII.283</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Luni</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">28</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/caio.html" style="color: black;" title="Cayo">Cayo</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.XII.283</td><td style="font-size: 11pt;">22.IV.296</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Dalmata</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">29</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marcellino.html" style="color: black;" title="Marcelino">Marcelino</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.VI.296</td><td style="font-size: 11pt;">25.X.304</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">3</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">30</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marcello-i.html" style="color: black;" title="Marcelo I">Marcelo I</a></td><td style="font-size: 11pt;">306</td><td style="font-size: 11pt;">16.I.309</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">31</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eusebio.html" style="color: black;" title="Eusebio">Eusebio</a></td><td style="font-size: 11pt;">18.IV.309</td><td style="font-size: 11pt;">17.VIII.309</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">32</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/milziade-o-melchiade.html" style="color: black;" title="Melquíades">Melquíades</a></td><td style="font-size: 11pt;">2.VII.311</td><td style="font-size: 11pt;">10.I.314</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Africano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">33</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/silvestro-i.html" style="color: black;" title="Silvestre I">Silvestre I</a></td><td style="font-size: 11pt;">31.I.314</td><td style="font-size: 11pt;">31.XII.335</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">34</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marco.html" style="color: black;" title="Marcos">Marcos</a></td><td style="font-size: 11pt;">18.I.336</td><td style="font-size: 11pt;">7.X.336</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">35</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giulio-i.html" style="color: black;" title="Julio I">Julio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">6.II.337</td><td style="font-size: 11pt;">12.IV.352</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">36</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/liberio.html" style="color: black;" title="Liberio">Liberio</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.V.352</td><td style="font-size: 11pt;">24.IX.366</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">37</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/damaso-i.html" style="color: black;" title="Dámaso I">Dámaso I</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.X.366</td><td style="font-size: 11pt;">11.XII.384</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">38</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/siricio.html" style="color: black;" title="Siricio">Siricio</a></td><td style="font-size: 11pt;">15 o 22 o 29.XII.384</td><td style="font-size: 11pt;">26.XI.399</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">39</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/anastasio-i.html" style="color: black;" title="Anastasio I">Anastasio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">27.XI.399</td><td style="font-size: 11pt;">19.XII.401</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">4</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">40</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-i.html" style="color: black;" title="Inocencio I">Inocencio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.XII.401</td><td style="font-size: 11pt;">12.III.417</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Albano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">41</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/zosimo.html" style="color: black;" title="Cósimo">Cósimo</a></td><td style="font-size: 11pt;">18.III.417</td><td style="font-size: 11pt;">26.XII.418</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">42</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-i.html" style="color: black;" title="Bonifacio I">Bonifacio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">28,29.XII.418</td><td style="font-size: 11pt;">4.IX.422</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">43</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/celestino-i.html" style="color: black;" title="Celestino I">Celestino I</a></td><td style="font-size: 11pt;">10.IX.422</td><td style="font-size: 11pt;">27.VII.432</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Campania</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">44</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisto-iii.html" style="color: black;" title="Sixto III">Sixto III</a></td><td style="font-size: 11pt;">31.VII.432</td><td style="font-size: 11pt;">19.VIII.440</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">45</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-i--magno.html" style="color: black;" title="León I">León I</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.IX.440</td><td style="font-size: 11pt;">10.XI.461</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tuscia</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">46</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/ilario.html" style="color: black;" title="Hilario">Hilario</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.XI.461</td><td style="font-size: 11pt;">29.II.468</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Sardo</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">47</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/simplicio.html" style="color: black;" title="Simplicio">Simplicio</a></td><td style="font-size: 11pt;">3.III.468</td><td style="font-size: 11pt;">10.III.483</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tivoli</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">48</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/felice-iii.html" style="color: black;" title="Félix III">Félix III</a></td><td style="font-size: 11pt;">13.III.483</td><td style="font-size: 11pt;">25.II o 1.III.492</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">49</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gelasio-i.html" style="color: black;" title="Gelasio I">Gelasio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.III.492</td><td style="font-size: 11pt;">21.XI.496</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Africano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">50</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/anastasio-ii.html" style="color: black;" title="Atanasio II">Atanasio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.XI.496</td><td style="font-size: 11pt;">19.XI.498</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">51</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/simmaco.html" style="color: black;" title="Símaco">Símaco</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.XI.498</td><td style="font-size: 11pt;">19.VII.514</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Sardo</td><td style="font-size: 11pt;">5</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">52</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/ormisda.html" style="color: black;" title="Hormisdas">Hormisdas</a></td><td style="font-size: 11pt;">20.VII.514</td><td style="font-size: 11pt;">6.VIII.523</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">53</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-i.html" style="color: black;" title="Juan I">Juan I</a></td><td style="font-size: 11pt;">13.VIII.523</td><td style="font-size: 11pt;">18.V.526</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tuscia</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">54</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/felice-iv.html" style="color: black;" title="Félix IV">Félix IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.VII.526</td><td style="font-size: 11pt;">20 o 22.IX.530</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Sannio</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">55</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-ii.html" style="color: black;" title="Bonifacio II">Bonifacio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">20 o 22.IX.530</td><td style="font-size: 11pt;">17.X.532</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">56</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-ii.html" style="color: black;" title="Juan II">Juan II</a></td><td style="font-size: 11pt;">31.XII.532, 2.I.533</td><td style="font-size: 11pt;">8.V.535</td><td style="font-size: 11pt;">Mercurio</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">57</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/agapito-i.html" style="color: black;" title="Agapito I">Agapito I</a></td><td style="font-size: 11pt;">13.V.535</td><td style="font-size: 11pt;">22.IV.536</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">58</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/silverio.html" style="color: black;" title="Silverio, martire">Silverio, martire</a></td><td style="font-size: 11pt;">8.VI.536</td><td style="font-size: 11pt;">... 537</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Frosinone</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">59</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/vigilio.html" style="color: black;" title="Vigilio">Vigilio</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.III.537</td><td style="font-size: 11pt;">7.VI.555</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">60</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pelagio-i.html" style="color: black;" title="Pelagio I">Pelagio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">16.IV.556</td><td style="font-size: 11pt;">4.III.561</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">61</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-iii.html" style="color: black;" title="Juan III">Juan III</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.VII.561</td><td style="font-size: 11pt;">13.VII.574</td><td style="font-size: 11pt;">Catalino</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">62</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-i.html" style="color: black;" title="Benedicto I">Benedicto I</a></td><td style="font-size: 11pt;">2.VI.575</td><td style="font-size: 11pt;">30.VII.579</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">63</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pelagio-ii.html" style="color: black;" title="Pelagio II">Pelagio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.XI.579</td><td style="font-size: 11pt;">7.II.590</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">64</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-i--magno.html" style="color: black;" title="Gregorio I, Magno">Gregorio I, Magno</a></td><td style="font-size: 11pt;">3.IX.590</td><td style="font-size: 11pt;">12.III.604</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">6</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">65</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sabiniano.html" style="color: black;" title="Sabiniano">Sabiniano</a></td><td style="font-size: 11pt;">... III, 13.IX.604</td><td style="font-size: 11pt;">22.II.606</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Blera nella Tuscia</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">66</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-iii.html" style="color: black;" title="Bonifacio III">Bonifacio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.II.607</td><td style="font-size: 11pt;">10.XI.607</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">67</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-iv.html" style="color: black;" title="Bonifacio IV">Bonifacio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.VIII.608</td><td style="font-size: 11pt;">8.V.615</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Territorio dei Marsi</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">68</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/deusdedit-o-adeodato-i.html" style="color: black;" title="Adeodato I">Adeodato I</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.X.615</td><td style="font-size: 11pt;">8.XI.618</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">69</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-v.html" style="color: black;" title="Bonifacio V">Bonifacio V</a></td><td style="font-size: 11pt;">23.XII.619</td><td style="font-size: 11pt;">23.X.625</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Napoli</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">70</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/onorio-i.html" style="color: black;" title="Honorio I">Honorio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">27.X.625</td><td style="font-size: 11pt;">12.X.638</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Campania</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">71</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/severino.html" style="color: black;" title="Severino">Severino</a></td><td style="font-size: 11pt;">... X.638, 28.V.640</td><td style="font-size: 11pt;">2.VIII.640</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">72</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-iv.html" style="color: black;" title="Juan IV">Juan IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VIII, 24.XII.640</td><td style="font-size: 11pt;">12.X.642</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Dalmata</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">73</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/teodoro-i.html" style="color: black;" title="Teodoro I">Teodoro I</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.X, 24.XI.642</td><td style="font-size: 11pt;">14.V.649</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Gerusalemme</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">74</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/martino-i.html" style="color: black;" title="Martín I">Martín I</a></td><td style="font-size: 11pt;">5.VII.649</td><td style="font-size: 11pt;">16.IX.655</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Todi</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">75</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eugenio-i.html" style="color: black;" title="Eugenio I">Eugenio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">10.VIII.654</td><td style="font-size: 11pt;">2.VI.657</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">76</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/vitaliano.html" style="color: black;" title="Vitaliano">Vitaliano</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.VII.657</td><td style="font-size: 11pt;">27.I.672</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Segni</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">77</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adeodato-ii.html" style="color: black;" title="Adeodato II">Adeodato II</a></td><td style="font-size: 11pt;">11.IV.672</td><td style="font-size: 11pt;">16.VI.676</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">78</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/dono.html" style="color: black;" title="Dono">Dono</a></td><td style="font-size: 11pt;">2.XI.676</td><td style="font-size: 11pt;">11.IV.678</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">79</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/agatone.html" style="color: black;" title="Agatón">Agatón</a></td><td style="font-size: 11pt;">27.VI.678</td><td style="font-size: 11pt;">10.I.681</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siciliano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">80</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-ii.html" style="color: black;" title="León II">León II</a></td><td style="font-size: 11pt;">... I.681, 17.VIII.682</td><td style="font-size: 11pt;">3.VII.683</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siciliano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">81</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-ii.html" style="color: black;" title="Benedicto II">Benedicto II</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.VI.684</td><td style="font-size: 11pt;">8.V.685</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">82</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-v.html" style="color: black;" title="Juan V">Juan V</a></td><td style="font-size: 11pt;">23.VII.685</td><td style="font-size: 11pt;">2.VIII.686</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siro</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">83</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/conone.html" style="color: black;" title="Conón">Conón</a></td><td style="font-size: 11pt;">23.X.686</td><td style="font-size: 11pt;">21.IX.687</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">patria ignota</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">84</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sergio-i.html" style="color: black;" title="Sergio I">Sergio I</a></td><td style="font-size: 11pt;">15.XII.687</td><td style="font-size: 11pt;">7.IX.701</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siro</td><td style="font-size: 11pt;">7</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">85</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-vi.html" style="color: black;" title="Juan VI">Juan VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.X.701</td><td style="font-size: 11pt;">11.I.705</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">86</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-vii.html" style="color: black;" title="Juan VII">Juan VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.III.705</td><td style="font-size: 11pt;">18.X.707</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">87</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisinnio.html" style="color: black;" title="Sisiinio">Sisiinio</a></td><td style="font-size: 11pt;">15.I.708</td><td style="font-size: 11pt;">4.II.708</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siro</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">88</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/costantino.html" style="color: black;" title="Constantino">Constantino</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.III.708</td><td style="font-size: 11pt;">9.IV.715</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siro</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">89</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-ii.html" style="color: black;" title="Gregorio II">Gregorio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.V.715</td><td style="font-size: 11pt;">11.II.731</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">90</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-iii.html" style="color: black;" title="Gregorio III">Gregorio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">18.III.731</td><td style="font-size: 11pt;">28.XI.741</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siro</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">91</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/zaccaria.html" style="color: black;" title="Zacarías">Zacarías</a></td><td style="font-size: 11pt;">3.XII.741</td><td style="font-size: 11pt;">15.III.752</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Greco</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">92</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-ii--iii.html" style="color: black;" title="Esteban II">Esteban II</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.III.752</td><td style="font-size: 11pt;">26.IV.757</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">93</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-i0.html" style="color: black;" title="Paulo I">Paulo I</a></td><td style="font-size: 11pt;">... IV, 29.V.757</td><td style="font-size: 11pt;">28.VI.767</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">94</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-iii--iv.html" style="color: black;" title="Esteban III">Esteban III</a></td><td style="font-size: 11pt;">1,7.VIII.768</td><td style="font-size: 11pt;">24.I.772</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Siciliano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">95</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-i.html" style="color: black;" title="Adriano I">Adriano I</a></td><td style="font-size: 11pt;">1,9.II.772</td><td style="font-size: 11pt;">25.XII.795</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">96</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-iii.html" style="color: black;" title="León III">León III</a></td><td style="font-size: 11pt;">26,27.XII.795</td><td style="font-size: 11pt;">12.VI.816</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">8</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">97</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-iv--v.html" style="color: black;" title="Esteban IV">Esteban IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.VI.816</td><td style="font-size: 11pt;">24.I.817</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">98</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pasquale-i.html" style="color: black;" title="Pascual I">Pascual I</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.I.817</td><td style="font-size: 11pt;">... II-V.824</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">99</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eugenio-ii.html" style="color: black;" title="Eugenio II">Eugenio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">... II-V.824</td><td style="font-size: 11pt;">...VIII.827</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">100</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/valentino.html" style="color: black;" title="Valentín">Valentín</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VIII.827</td><td style="font-size: 11pt;">...IX.827</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">101</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-iv.html" style="color: black;" title="Gregorio IV">Gregorio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">... IX.827, 29.III.828</td><td style="font-size: 11pt;">25.I.844</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">102</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sergio-ii.html" style="color: black;" title="Sergio II">Sergio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.I.844</td><td style="font-size: 11pt;">27.I.847</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">103</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-iv.html" style="color: black;" title="León IV">León IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">...I,10.V.847</td><td style="font-size: 11pt;">17.VII.855</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">104</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-iii.html" style="color: black;" title="Benedicto III">Benedicto III</a></td><td style="font-size: 11pt;">...VII, 29.IX.855</td><td style="font-size: 11pt;">17.IV.858</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">105</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/niccolo-il-grande.html" style="color: black;" title="Nicolás">Nicolás</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.IV.858</td><td style="font-size: 11pt;">13.XI.867</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">106</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-ii.html" style="color: black;" title="Adriano II">Adriano II</a></td><td style="font-size: 11pt;">14.XII.867</td><td style="font-size: 11pt;">...XI o XII.872</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">107</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-viii0.html" style="color: black;" title="Juan VIII">Juan VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">14.XII.872</td><td style="font-size: 11pt;">16.XII.882</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">108</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marino-i.html" style="color: black;" title="Marino I">Marino I</a></td><td style="font-size: 11pt;">... XII.882</td><td style="font-size: 11pt;">15.V.884</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Gallese</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">109</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-iii.html" style="color: black;" title="Adriano III">Adriano III</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.V.884</td><td style="font-size: 11pt;">...VIII o IX.885</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">110</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-v--vi.html" style="color: black;" title="Esteban V">Esteban V</a></td><td style="font-size: 11pt;">...IX.885</td><td style="font-size: 11pt;">14.IX.891</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">111</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/formoso.html" style="color: black;" title="Formoso">Formoso</a></td><td style="font-size: 11pt;">6.X.891</td><td style="font-size: 11pt;">4.IV.896</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Vescovo di Porto</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">112</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-vi.html" style="color: black;" title="Bonifacio VI">Bonifacio VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">11.IV.896</td><td style="font-size: 11pt;">26.IV.896</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">113</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-vi--vii.html" style="color: black;" title="Esteban VI">Esteban VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">...V o VI.896</td><td style="font-size: 11pt;">...VII o VIII.897</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">114</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/romano.html" style="color: black;" title="Romano">Romano</a></td><td style="font-size: 11pt;">...VII o VIII.897</td><td style="font-size: 11pt;">...XI.897</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Gallese</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">115</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/teodoro-ii.html" style="color: black;" title="Teodoro II">Teodoro II</a></td><td style="font-size: 11pt;">...XII.897</td><td style="font-size: 11pt;">...XII.897 o I.898</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">116</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-ix.html" style="color: black;" title="Juan IX">Juan IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">..XII.897 o I.898</td><td style="font-size: 11pt;">...I-V.900</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tivoli</td><td style="font-size: 11pt;">9</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">117</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-iv.html" style="color: black;" title="Benedicto IV">Benedicto IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">...I-V.900</td><td style="font-size: 11pt;">...VII.903</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">118</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-v.html" style="color: black;" title="León V">León V</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VII.903</td><td style="font-size: 11pt;">... IX.903</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Ardea</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">119</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sergio-iii.html" style="color: black;" title="Sergio III">Sergio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.I.904</td><td style="font-size: 11pt;">14.IV.911</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">120</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/anastasio-iii.html" style="color: black;" title="Anastasio III">Anastasio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VI o IX.911</td><td style="font-size: 11pt;">... VI o VIII o X.913</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">121</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/landone.html" style="color: black;" title="Landón">Landón</a></td><td style="font-size: 11pt;">... VII o XI.913</td><td style="font-size: 11pt;">... III.914</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Sabina</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">122</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-x.html" style="color: black;" title="Juan X">Juan X</a></td><td style="font-size: 11pt;">... III o IV.914</td><td style="font-size: 11pt;">... V o VI.928</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Tossignano (Imola)</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">123</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-vi.html" style="color: black;" title="León VI">León VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">... V o VI.928</td><td style="font-size: 11pt;">... XII.928 o I.929</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">124</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-vii--viii.html" style="color: black;" title="Esteban VII ">Esteban VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">...I.929</td><td style="font-size: 11pt;">...II.931</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">125</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xi0.html" style="color: black;" title="Juan XI">Juan XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">...III.931</td><td style="font-size: 11pt;">...I.936</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">126</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-vii.html" style="color: black;" title="León VII">León VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">...I.936</td><td style="font-size: 11pt;">13.VII.939</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">127</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-viii--ix.html" style="color: black;" title="Esteban VIII">Esteban VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">14.VII.939</td><td style="font-size: 11pt;">... X.942</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">128</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marino-ii.html" style="color: black;" title="Marino II">Marino II</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.X,...XI.942</td><td style="font-size: 11pt;">...V.946</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">129</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/agapito-ii.html" style="color: black;" title="Agapito II">Agapito II</a></td><td style="font-size: 11pt;">10.V.946</td><td style="font-size: 11pt;">...XII.955</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">130</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xii.html" style="color: black;" title="Juan XII">Juan XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">16.XII.955</td><td style="font-size: 11pt;">14.V.964</td><td style="font-size: 11pt;">Ottaviano</td><td style="font-size: 11pt;">dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">131</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-viii.html" style="color: black;" title="León VIII">León VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">4,6.XII.963</td><td style="font-size: 11pt;">...III.965</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">132</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-v.html" style="color: black;" title="Benedicto V">Benedicto V</a></td><td style="font-size: 11pt;">...V.964</td><td style="font-size: 11pt;">4.VII.964 o 965</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">133</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xiii.html" style="color: black;" title="Juan XIII">Juan XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.X.965</td><td style="font-size: 11pt;">6.IX.972</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">134</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-vi.html" style="color: black;" title="Benedicto VI">Benedicto VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">...XII.972, 19.I.973</td><td style="font-size: 11pt;">...VII.974</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">135</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-vii.html" style="color: black;" title="Benedicto VII">Benedicto VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">...X.974</td><td style="font-size: 11pt;">10.VII.983</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">136</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xiv.html" style="color: black;" title="Juan XIV">Juan XIV</a></td><td style="font-size: 11pt;">...XI o XII.983</td><td style="font-size: 11pt;">20.VIII.984</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro</td><td style="font-size: 11pt;">Pavia</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">137</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xv.html" style="color: black;" title="Juan XV">Juan XV</a></td><td style="font-size: 11pt;">...VIII.985</td><td style="font-size: 11pt;">...III.996</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">138</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-v.html" style="color: black;" title="Gregorio V">Gregorio V</a></td><td style="font-size: 11pt;">3.V.996</td><td style="font-size: 11pt;">...II o III.999</td><td style="font-size: 11pt;">Brunone dei duchi di Carinzia</td><td style="font-size: 11pt;">Sassonia</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">139</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/silvestro-ii.html" style="color: black;" title="Silvestre II">Silvestre II</a></td><td style="font-size: 11pt;">2.IV.999</td><td style="font-size: 11pt;">12.V.1003</td><td style="font-size: 11pt;">Gelberto</td><td style="font-size: 11pt;">Aquitania</td><td style="font-size: 11pt;">10</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">140</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xvii.html" style="color: black;" title="Juan XVII">Juan XVII</a></td><td style="font-size: 11pt;">16.V.1003</td><td style="font-size: 11pt;">6.XI.1003</td><td style="font-size: 11pt;">Siccone</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">141</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xviii.html" style="color: black;" title="Juan XVIII">Juan XVIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.XII.1003</td><td style="font-size: 11pt;">...VI o VII.1009</td><td style="font-size: 11pt;">Fasano</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">142</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sergio-iv.html" style="color: black;" title="Sergio IV">Sergio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">31.VII.1009</td><td style="font-size: 11pt;">12.V.1012</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">143</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-viii.html" style="color: black;" title="Benedicto VIII">Benedicto VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">18.V.1012</td><td style="font-size: 11pt;">9.IV.1024</td><td style="font-size: 11pt;">Teofilatto dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">144</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xix.html" style="color: black;" title="Juan XIX">Juan XIX</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.IV.1024</td><td style="font-size: 11pt;">...1032</td><td style="font-size: 11pt;">Romano dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">145</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-ix-1.html" style="color: black;" title="Benedicto IX">Benedicto IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">...VIII o IX.1032</td><td style="font-size: 11pt;">...IX.1044</td><td style="font-size: 11pt;">Teofilatto dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">146</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/silvestro-iii.html" style="color: black;" title="Silvestre III">Silvestre III</a></td><td style="font-size: 11pt;">13 o 20.I.1045</td><td style="font-size: 11pt;">...III.1045</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">147</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-ix-2.html" style="color: black;" title="Benedicto IX">Benedicto IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">10.III.1045</td><td style="font-size: 11pt;">1.V.1045</td><td style="font-size: 11pt;">Teofilatto dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">148</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-vi.html" style="color: black;" title="Gregorio VI">Gregorio VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.V.1045</td><td style="font-size: 11pt;">20.XII.1046</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Graziano</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">149</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-ii.html" style="color: black;" title="Clemente II">Clemente II</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.XII.1046</td><td style="font-size: 11pt;">9.X.1047</td><td style="font-size: 11pt;">Suitgero dei signori di Morsleben von Horneburg</td><td style="font-size: 11pt;">Sassonia</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">150</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-ix-3.html" style="color: black;" title="Benedicto IX">Benedicto IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">...X.1047</td><td style="font-size: 11pt;">... VIII.1048</td><td style="font-size: 11pt;">Teofilatto dei conti di Tuscolo</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">151</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/damaso-ii.html" style="color: black;" title="Dámaso II">Dámaso II</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.VII.1048</td><td style="font-size: 11pt;">9.VIII.1048</td><td style="font-size: 11pt;">Poppone</td><td style="font-size: 11pt;">Tirolo</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">152</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-ix.html" style="color: black;" title="León IX">León IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,12.II.1049</td><td style="font-size: 11pt;">19.IV.1054</td><td style="font-size: 11pt;">Brunone dei conti di Egisheim</td><td style="font-size: 11pt;">Alsaziano</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">153</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/vittore-ii.html" style="color: black;" title="Víctor II">Víctor II</a></td><td style="font-size: 11pt;">13.IV.1055</td><td style="font-size: 11pt;">28.VII.1057</td><td style="font-size: 11pt;">Gebeardo dei conti di Dollnstein-Hirschberg</td><td style="font-size: 11pt;">Svevo</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">154</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/stefano-ix--x.html" style="color: black;" title="Esteban IX">Esteban IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,3.VIII.1057</td><td style="font-size: 11pt;">29.III.1058</td><td style="font-size: 11pt;">Federico dei duchi di Lorena</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">155</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/niccolo-ii.html" style="color: black;" title="Nicolás II">Nicolás II</a></td><td style="font-size: 11pt;">...XII.1058, 24.I.1059</td><td style="font-size: 11pt;">27.VII.1061</td><td style="font-size: 11pt;">Gerardo</td><td style="font-size: 11pt;">Borgogna</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">156</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-ii.html" style="color: black;" title="Alejandro II">Alejandro II</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.IX, 1.X.1061</td><td style="font-size: 11pt;">21.IV.1073</td><td style="font-size: 11pt;">Anselmo</td><td style="font-size: 11pt;">Baggio (Milano)</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">157</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-vii.html" style="color: black;" title="Gregorio VII">Gregorio VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.IV,30.VI.1073</td><td style="font-size: 11pt;">25.V.1085</td><td style="font-size: 11pt;">Ildebrando</td><td style="font-size: 11pt;">Tuscia</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">158</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/vittore-iii.html" style="color: black;" title="Víctor III">Víctor III</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.V.1086, 9.V.1087</td><td style="font-size: 11pt;">16.IX.1087</td><td style="font-size: 11pt;">Dauferio (Desiderio)</td><td style="font-size: 11pt;">Benevento</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">159</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-ii.html" style="color: black;" title="Urbano II">Urbano II</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.III.1088</td><td style="font-size: 11pt;">29.VII.1099</td><td style="font-size: 11pt;">Oddone di Lagery</td><td style="font-size: 11pt;">Châtillon-sur-Marne</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">160</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pasquale-ii.html" style="color: black;" title="Pascual II">Pascual II</a></td><td style="font-size: 11pt;">13,14.VIII.1099</td><td style="font-size: 11pt;">21.I.1118</td><td style="font-size: 11pt;">Raniero</td><td style="font-size: 11pt;">Bleda o Galeata</td><td style="font-size: 11pt;">11</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">161</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gelasio-ii.html" style="color: black;" title="Gelasio II">Gelasio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.I,10.III.1118</td><td style="font-size: 11pt;">28.I.1119</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Caetani</td><td style="font-size: 11pt;">Gaeta</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">162</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/callisto-ii.html" style="color: black;" title="Callixto II">Callixto II</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,9.II.1119</td><td style="font-size: 11pt;">13 o 14.XII.1124</td><td style="font-size: 11pt;">Guido di Borgogna</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">163</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/onorio-ii.html" style="color: black;" title="Honorio II">Honorio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">15,21.XII.1124</td><td style="font-size: 11pt;">13 o 14.II.1130</td><td style="font-size: 11pt;">Lamberto Scannabecchi</td><td style="font-size: 11pt;">Fiagnano (Imola)</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">164</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-ii.html" style="color: black;" title="Inocencio II">Inocencio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">14,23.II.1130</td><td style="font-size: 11pt;">24.IX.1143</td><td style="font-size: 11pt;">Gregorio Papareschi</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">165</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/celestino-ii.html" style="color: black;" title="Celestino II">Celestino II</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.IX,3.X.1143</td><td style="font-size: 11pt;">8.III.1144</td><td style="font-size: 11pt;">Guido</td><td style="font-size: 11pt;">Città di Castello</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">166</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/lucio-ii.html" style="color: black;" title="Lucio II">Lucio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.III.1144</td><td style="font-size: 11pt;">15.II.1145</td><td style="font-size: 11pt;">Gerardo</td><td style="font-size: 11pt;">Bolognese</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">167</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/eugenio-iii.html" style="color: black;" title="Eugenio III">Eugenio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">15,18.II.1145</td><td style="font-size: 11pt;">8.VII.1153</td><td style="font-size: 11pt;">Bernardo</td><td style="font-size: 11pt;">Pisa</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">168</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/anastasio-iv.html" style="color: black;" title="Anastasio IV">Anastasio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">12.VII.1153</td><td style="font-size: 11pt;">3.XII.1154</td><td style="font-size: 11pt;">Corrado</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">169</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-iv.html" style="color: black;" title="Adriano IV">Adriano IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">4,5.XII.1154</td><td style="font-size: 11pt;">1.IX.1159</td><td style="font-size: 11pt;">Nicola Breakspear</td><td style="font-size: 11pt;">Abbot's Lagnley (Hertfordshire)</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">170</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-iii.html" style="color: black;" title="Alejandro III">Alejandro III</a></td><td style="font-size: 11pt;">7,20.IX.1159</td><td style="font-size: 11pt;">30.VIII.1181</td><td style="font-size: 11pt;">Rolando Bandinelli</td><td style="font-size: 11pt;">Siena</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">171</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/lucio-iii.html" style="color: black;" title="Lucio III">Lucio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">1. 6.IX.1181</td><td style="font-size: 11pt;">25.IX.1185</td><td style="font-size: 11pt;">Ubaldo Allucingoli</td><td style="font-size: 11pt;">Lucchese</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">172</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-iii.html" style="color: black;" title="Urbano III">Urbano III</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.XI,1.XII.1185</td><td style="font-size: 11pt;">20.X.1187</td><td style="font-size: 11pt;">Umberto Crivelli</td><td style="font-size: 11pt;">Milanese</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">173</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-viii.html" style="color: black;" title="Gregorio VIII">Gregorio VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">21.25.X.1187</td><td style="font-size: 11pt;">17.XII.1187</td><td style="font-size: 11pt;">Alberto di Morra</td><td style="font-size: 11pt;">Benevento</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">174</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-iii.html" style="color: black;" title="Clemente III">Clemente III</a></td><td style="font-size: 11pt;">19,20.XII.1187</td><td style="font-size: 11pt;">...III.1191</td><td style="font-size: 11pt;">Paolo Scolari</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">175</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/celestino-iii.html" style="color: black;" title="Celestino III">Celestino III</a></td><td style="font-size: 11pt;">10,14.IV.1191</td><td style="font-size: 11pt;">8.I.1198</td><td style="font-size: 11pt;">Giacinto Bobone</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">176</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-iii.html" style="color: black;" title="Inocencio III">Inocencio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">8.I,22.II.1198</td><td style="font-size: 11pt;">16.VII.1216</td><td style="font-size: 11pt;">Lotario dei conti di Segni</td><td style="font-size: 11pt;">Gavignano (Roma)</td><td style="font-size: 11pt;">12</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">177</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/onorio-iii.html" style="color: black;" title="Honorio III">Honorio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">18,24.VII.1216</td><td style="font-size: 11pt;">18.III.1227</td><td style="font-size: 11pt;">Cencio</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">178</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/gregorius-ix/es.html" style="color: black;" title="Gregorio IX">Gregorio IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">19,21.III.1227</td><td style="font-size: 11pt;">22.VIII.1241</td><td style="font-size: 11pt;">Ugolino dei conti di Segni</td><td style="font-size: 11pt;">Anagni</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">179</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/celestino-iv.html" style="color: black;" title="Celestino IV">Celestino IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">25,28.X.1241</td><td style="font-size: 11pt;">10.XI.1241</td><td style="font-size: 11pt;">Goffredo da Castiglione</td><td style="font-size: 11pt;">Milanese</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">180</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/innocentius-iv/es.html" style="color: black;" title="Inocencio IV">Inocencio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">25,28.VI.1243</td><td style="font-size: 11pt;">7.XII.1254</td><td style="font-size: 11pt;">Sinibaldo Fieschi</td><td style="font-size: 11pt;">Lavagna (Genova)</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">181</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-iv.html" style="color: black;" title="Alejandro IV">Alejandro IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">12,20.XII.1254</td><td style="font-size: 11pt;">25.V.1261</td><td style="font-size: 11pt;">Rinaldo dei signori di Ienne</td><td style="font-size: 11pt;">Ienne (Roma)</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">182</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/urbanus-iv/es.html" style="color: black;" title="Urbano IV">Urbano IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.VIII,4.IX.1261</td><td style="font-size: 11pt;">2.X.1264</td><td style="font-size: 11pt;">Giacomo Pantaléon</td><td style="font-size: 11pt;">Troyes</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">183</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-iv.html" style="color: black;" title="Clemente IV">Clemente IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">5,22.II.1265</td><td style="font-size: 11pt;">29.XI.1268</td><td style="font-size: 11pt;">Guido Foulques</td><td style="font-size: 11pt;">Saint-Gilles (Francia meridionale)</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">184</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-x.html" style="color: black;" title="Gregorio X">Gregorio X</a></td><td style="font-size: 11pt;">1.IX.1271,27.III.1272</td><td style="font-size: 11pt;">10.I.1276</td><td style="font-size: 11pt;">Tebaldo Visconti</td><td style="font-size: 11pt;">Piacenza</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">185</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-v.html" style="color: black;" title="Inocencio V">Inocencio V</a></td><td style="font-size: 11pt;">21.I,22.II.1276</td><td style="font-size: 11pt;">22.VI.1276</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro di Tarentaise</td><td style="font-size: 11pt;">Savoia</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">186</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-v.html" style="color: black;" title="Adriano V">Adriano V</a></td><td style="font-size: 11pt;">11.VII.1276</td><td style="font-size: 11pt;">18.VIII.1276</td><td style="font-size: 11pt;">Ottobono Fieschi</td><td style="font-size: 11pt;">Genovese</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">187</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xxi.html" style="color: black;" title="Juan XXI">Juan XXI</a></td><td style="font-size: 11pt;">16,20.IX.1276</td><td style="font-size: 11pt;">20.V.1277</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro di Giuliano o Pietro Ispano</td><td style="font-size: 11pt;">Lisbona</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">188</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/niccolo-iii.html" style="color: black;" title="Nicolás III">Nicolás III</a></td><td style="font-size: 11pt;">25.XI, 26.XII.1277</td><td style="font-size: 11pt;">22.VIII.1280</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Gaetano Orsini</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">189</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/martino-iv.html" style="color: black;" title="Martino IV">Martino IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.II,23.III.1281</td><td style="font-size: 11pt;">29.III.1285</td><td style="font-size: 11pt;">Simone de Brie o di Brion o di Mainpincien</td><td style="font-size: 11pt;">Francese</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">190</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/onorio-iv.html" style="color: black;" title="Honorio IV">Honorio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">2.IV, 20.V.1285</td><td style="font-size: 11pt;">3.IV.1287</td><td style="font-size: 11pt;">Giacomo Savelli</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">191</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/niccolo-iv.html" style="color: black;" title="Nicolás IV">Nicolás IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.II.1288</td><td style="font-size: 11pt;">4.IV.1292</td><td style="font-size: 11pt;">Girolamo</td><td style="font-size: 11pt;">Lisciano (Ascoli PIceno)</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">192</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/celestino-v.html" style="color: black;" title="Celestino V">Celestino V</a></td><td style="font-size: 11pt;">5.VII, 29.VIII.1294</td><td style="font-size: 11pt;">13.XII.1294</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro del Morrone</td><td style="font-size: 11pt;">Molise</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">193</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-viii.html" style="color: black;" title="Bonifacio VIII">Bonifacio VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.XII.1294, 23.I.1295</td><td style="font-size: 11pt;">11.X.1303</td><td style="font-size: 11pt;">Benedetto Caetani</td><td style="font-size: 11pt;">Anagni</td><td style="font-size: 11pt;">13</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">194</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-xi.html" style="color: black;" title="Benedicto XI">Benedicto XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">22,27.X.1303</td><td style="font-size: 11pt;">7.VII.1304</td><td style="font-size: 11pt;">Niccolò di Boccasio</td><td style="font-size: 11pt;">Treviso</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">195</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-v.html" style="color: black;" title="Clemente V">Clemente V</a></td><td style="font-size: 11pt;">5.VI, 14.XI.1305</td><td style="font-size: 11pt;">20.IV.1314</td><td style="font-size: 11pt;">Bertrando de Got</td><td style="font-size: 11pt;">Villandraut (Gironde)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">196</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xxii.html" style="color: black;" title="Juan XXII">Juan XXII</a></td><td style="font-size: 11pt;">7.VIII,5.IX.1316</td><td style="font-size: 11pt;">4.XII.1334</td><td style="font-size: 11pt;">Giacomo Duèse</td><td style="font-size: 11pt;">Cahors</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">197</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/benedictus-xii/es.html" style="color: black;" title="Benedicto XII">Benedicto XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">20.XII.1334, 8.I.1335</td><td style="font-size: 11pt;">25.IV.1342</td><td style="font-size: 11pt;">Giacomo Fournier</td><td style="font-size: 11pt;">Saverdun (Francia meridionale)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">198</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/clemens-vi/es.html" style="color: black;" title="Clemente VI">Clemente VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">7,19.V.1342</td><td style="font-size: 11pt;">6.XII.1352</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Roger</td><td style="font-size: 11pt;">Maumont (Limosino)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">199</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-vi.html" style="color: black;" title="Inocencio VI">Inocencio VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">18,30.XII.1352</td><td style="font-size: 11pt;">12.IX.1362</td><td style="font-size: 11pt;">Stefano Aubert</td><td style="font-size: 11pt;">Monts (Limosino)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">200</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-v.html" style="color: black;" title="Urbano V">Urbano V</a></td><td style="font-size: 11pt;">28.IX,6.XI.1362</td><td style="font-size: 11pt;">19.XII.1370</td><td style="font-size: 11pt;">Guglielmo Grimoard</td><td style="font-size: 11pt;">Grizac (Francia meridionale)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">201</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-xi.html" style="color: black;" title="Gregorio XI">Gregorio XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.XII.1370, 3.I.1371</td><td style="font-size: 11pt;">26.III.1378</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Roger de Beaufort</td><td style="font-size: 11pt;">Rosiers d'Egletons (Limosino)</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">202</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-vi.html" style="color: black;" title="Urbano VI">Urbano VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">8,18.IV.1378</td><td style="font-size: 11pt;">15.X.1389</td><td style="font-size: 11pt;">Bartolomeo Prignano</td><td style="font-size: 11pt;">Napoli</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">203</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/bonifacio-ix.html" style="color: black;" title="Bonifacio IX">Bonifacio IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,9.XI.1389</td><td style="font-size: 11pt;">1.X.1404</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Tomacelli</td><td style="font-size: 11pt;">Napoli</td><td style="font-size: 11pt;">14</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">204</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-vii.html" style="color: black;" title="Inocencio VII">Inocencio VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">17.X,11.XI.1404</td><td style="font-size: 11pt;">6.XI.1406</td><td style="font-size: 11pt;">Cosma Migliorati</td><td style="font-size: 11pt;">Sulmona</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">205</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-xii.html" style="color: black;" title="Gregorio XII">Gregorio XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.XI,19.XII.1406</td><td style="font-size: 11pt;">4.VII.1415</td><td style="font-size: 11pt;">Angelo Correr</td><td style="font-size: 11pt;">Veneziano</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">206</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/martino-v.html" style="color: black;" title="Martín V">Martín V</a></td><td style="font-size: 11pt;">11,21.XI.1417</td><td style="font-size: 11pt;">20.II.1431</td><td style="font-size: 11pt;">Oddone Colonna</td><td style="font-size: 11pt;">Genazzano</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">207</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/eugenius-iv/es.html" style="color: black;" title="Eugenio IV">Eugenio IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">3,11.III.1431</td><td style="font-size: 11pt;">23.II.1447</td><td style="font-size: 11pt;">Gabriele Condulmer</td><td style="font-size: 11pt;">Veneziano</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">208</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/niccolo-v.html" style="color: black;" title="Nicolás V">Nicolás V</a></td><td style="font-size: 11pt;">6,19.III.1447</td><td style="font-size: 11pt;">24.III.1455</td><td style="font-size: 11pt;">Tommaso Parentucelli</td><td style="font-size: 11pt;">Sarzana</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">209</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/callisto-iii.html" style="color: black;" title="Callixto III">Callixto III</a></td><td style="font-size: 11pt;">8,20.IV.1455</td><td style="font-size: 11pt;">6.VIII.1458</td><td style="font-size: 11pt;">Alonso Borja</td><td style="font-size: 11pt;">Torre del Canals presso Játiva (Valencia)</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">210</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-ii.html" style="color: black;" title="Pío II">Pío II</a></td><td style="font-size: 11pt;">19.VIII, 3.IX.1458</td><td style="font-size: 11pt;">14.VIII.1464</td><td style="font-size: 11pt;">Enea Silvio Piccolomini</td><td style="font-size: 11pt;">Corsignano (Siena)</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">211</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-ii.html" style="color: black;" title="Paulo II">Paulo II</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.VIII, 16.IX.1464</td><td style="font-size: 11pt;">26.VII.1471</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Barbo</td><td style="font-size: 11pt;">Veneziano</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">212</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisto-iv.html" style="color: black;" title="Sixto IV">Sixto IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">1,9,25.VIII.1471</td><td style="font-size: 11pt;">12.VIII.1484</td><td style="font-size: 11pt;">Francesco della Rovere</td><td style="font-size: 11pt;">Celle (Savona)</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">213</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-viii.html" style="color: black;" title="Inocencio VIII">Inocencio VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.VIII, 12.IX.1484</td><td style="font-size: 11pt;">25.VII.1492</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Battista Cibo</td><td style="font-size: 11pt;">Genovese</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">214</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-vi.html" style="color: black;" title="Alejandro VI">Alejandro VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">11,26.VIII.1492</td><td style="font-size: 11pt;">18.VIII.1503</td><td style="font-size: 11pt;">Rodrigo de Borja</td><td style="font-size: 11pt;">Játiva (Valencia)</td><td style="font-size: 11pt;">15</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">215</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-iii.html" style="color: black;" title="Pío III">Pío III</a></td><td style="font-size: 11pt;">22.IX, 1,8.X.1503</td><td style="font-size: 11pt;">18.X.1503</td><td style="font-size: 11pt;">Francesco Todeschini-Piccolomini</td><td style="font-size: 11pt;">Siena</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">216</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giulio-ii.html" style="color: black;" title="Julio II">Julio II</a></td><td style="font-size: 11pt;">1,26.XI.1503</td><td style="font-size: 11pt;">21.II.1513</td><td style="font-size: 11pt;">Giuliano della Rovere</td><td style="font-size: 11pt;">Albisola (Savona)</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">217</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-x.html" style="color: black;" title="León X">León X</a></td><td style="font-size: 11pt;">11,19.III.1513</td><td style="font-size: 11pt;">1.XII.1521</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni de' Medici</td><td style="font-size: 11pt;">Fiorentino</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">218</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/adriano-vi.html" style="color: black;" title="Adriano VI">Adriano VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">9.I,31.VIII.1522</td><td style="font-size: 11pt;">14.IX.1523</td><td style="font-size: 11pt;">Adriano Florensz</td><td style="font-size: 11pt;">Utrecht</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">219</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-vii.html" style="color: black;" title="Clemente VII">Clemente VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">19,26.XI.1523</td><td style="font-size: 11pt;">25.IX.1534</td><td style="font-size: 11pt;">Giulio de' Medici</td><td style="font-size: 11pt;">Fiorentino</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">220</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-iii.html" style="color: black;" title="Paulo III">Paulo III</a></td><td style="font-size: 11pt;">13.X, 3.XI.1534</td><td style="font-size: 11pt;">10.XI.1549</td><td style="font-size: 11pt;">Alessandro Farnese</td><td style="font-size: 11pt;">Canino (Viterbo)</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">221</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giulio-iii.html" style="color: black;" title="Julio III">Julio III</a></td><td style="font-size: 11pt;">7,22.II.1550</td><td style="font-size: 11pt;">23.III.1555</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Maria Ciocchi del Monte</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">222</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/marcello-ii.html" style="color: black;" title="Marcelo II">Marcelo II</a></td><td style="font-size: 11pt;">9,10.IV.1555</td><td style="font-size: 11pt;">1.V.1555</td><td style="font-size: 11pt;">Marcello Cervini</td><td style="font-size: 11pt;">Montefano</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">223</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-iv.html" style="color: black;" title="Paulo IV">Paulo IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">23,26.V.1555</td><td style="font-size: 11pt;">18.VIII.1559</td><td style="font-size: 11pt;">Gian Pietro Carafa</td><td style="font-size: 11pt;">Capriglia (Avellino)</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">224</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-iv.html" style="color: black;" title="Pío IV">Pío IV</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.XII.1559, 6.I.1560</td><td style="font-size: 11pt;">9.XII.1565</td><td style="font-size: 11pt;">Giovan Angelo Medici</td><td style="font-size: 11pt;">Milanese</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">225</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-v.html" style="color: black;" title="Pío V">Pío V</a></td><td style="font-size: 11pt;">7,17.I.1566</td><td style="font-size: 11pt;">1.V.1572</td><td style="font-size: 11pt;">Antonio (Michele) Ghisleri</td><td style="font-size: 11pt;">Bosco (Alessandria)</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">226</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-xiii.html" style="color: black;" title="Gregorio XIII">Gregorio XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">13,25.V.1572</td><td style="font-size: 11pt;">10.IV.1585</td><td style="font-size: 11pt;">Ugo Boncompagni</td><td style="font-size: 11pt;">Bolognese</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">227</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/sisto-v.html" style="color: black;" title="Sixto V">Sixto V</a></td><td style="font-size: 11pt;">24.IV, 1.V.1585</td><td style="font-size: 11pt;">27.VIII.1590</td><td style="font-size: 11pt;">Felice Peretti</td><td style="font-size: 11pt;">Grottammare (Ascoli Piceno)</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">228</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-vii.html" style="color: black;" title="Urbano VII">Urbano VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">15.IX.1590</td><td style="font-size: 11pt;">27.IX.1590</td><td style="font-size: 11pt;">Giambattista Castagna</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">229</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-xiv.html" style="color: black;" title="Gregorio XIV">Gregorio XIV</a></td><td style="font-size: 11pt;">5,8.XII.1590</td><td style="font-size: 11pt;">16.X.1591</td><td style="font-size: 11pt;">Niccolò Sfondrati</td><td style="font-size: 11pt;">Somma Lombarda</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">230</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-ix.html" style="color: black;" title="Inocencio IX">Inocencio IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.X,3.XI.1591</td><td style="font-size: 11pt;">30.XII.1591</td><td style="font-size: 11pt;">Giovan Antonio Facchinetti</td><td style="font-size: 11pt;">Bolognese</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">231</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-viii.html" style="color: black;" title="Clemente VIII">Clemente VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">30.I,9.II.1592</td><td style="font-size: 11pt;">3.III.1605</td><td style="font-size: 11pt;">Ippolito Aldobrandini</td><td style="font-size: 11pt;">Fano</td><td style="font-size: 11pt;">16</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">232</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-xi.html" style="color: black;" title="León XI">León XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">1,10.IV.1605</td><td style="font-size: 11pt;">27.IV.1605</td><td style="font-size: 11pt;">Alessandro de' Medici</td><td style="font-size: 11pt;">Fiorentino</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">233</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-v.html" style="color: black;" title="Paulo V">Paulo V</a></td><td style="font-size: 11pt;">16,29.V.1605</td><td style="font-size: 11pt;">28.I.1621</td><td style="font-size: 11pt;">Camillo Borghese</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">234</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/gregorio-xv.html" style="color: black;" title="Gregorio XV">Gregorio XV</a></td><td style="font-size: 11pt;">9,14.II.1621</td><td style="font-size: 11pt;">8.VII.1623</td><td style="font-size: 11pt;">Alessandro Ludovisi</td><td style="font-size: 11pt;">Bolognese</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">235</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/urbano-viii.html" style="color: black;" title="Urbano VIII">Urbano VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">6.VIII, 29.IX.1623</td><td style="font-size: 11pt;">29.VII.1644</td><td style="font-size: 11pt;">Maffeo Barberini</td><td style="font-size: 11pt;">Fiorentino</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">236</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-x.html" style="color: black;" title="Inocencio X">Inocencio X</a></td><td style="font-size: 11pt;">15.IX,4.X.1644</td><td style="font-size: 11pt;">7.I.1655</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Battista Pamphilj</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">237</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-vii.html" style="color: black;" title="Alejandro VII">Alejandro VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">7,18.IV.1655</td><td style="font-size: 11pt;">22.V.1667</td><td style="font-size: 11pt;">Fabio Chigi</td><td style="font-size: 11pt;">Siena</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">238</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-ix.html" style="color: black;" title="Clemente IX">Clemente IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">20,26.VI.1667</td><td style="font-size: 11pt;">9.XII.1669</td><td style="font-size: 11pt;">Giulio Rospigliosi</td><td style="font-size: 11pt;">Pistoia</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">239</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-x.html" style="color: black;" title="Clemente X">Clemente X</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.IV,11.V.1670</td><td style="font-size: 11pt;">22.VII.1676</td><td style="font-size: 11pt;">Emilio Altieri</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">240</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-xi.html" style="color: black;" title="Inocencio XI">Inocencio XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">21.IX, 4.X.1676</td><td style="font-size: 11pt;">12.VIII.1689</td><td style="font-size: 11pt;">Benedetto Odescalchi</td><td style="font-size: 11pt;">Como</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">241</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/alessandro-viii.html" style="color: black;" title="Alejandro VIII">Alejandro VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">6,16.X.1689</td><td style="font-size: 11pt;">1.II.1691</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Ottoboni</td><td style="font-size: 11pt;">Veneziano</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">242</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-xii.html" style="color: black;" title="Inocencio XII">Inocencio XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">12,15.VII.1691</td><td style="font-size: 11pt;">27.IX.1700</td><td style="font-size: 11pt;">Antonio Pignatelli</td><td style="font-size: 11pt;">Spinazzola</td><td style="font-size: 11pt;">17</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">243</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-xi.html" style="color: black;" title="Clemente XI">Clemente XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">23,30.XI, 8.XII.1700</td><td style="font-size: 11pt;">19.III.1721</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Francesco Albani</td><td style="font-size: 11pt;">Urbino</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">244</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/innocenzo-xiii.html" style="color: black;" title="Inocencio XIII">Inocencio XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">8,18.V.1721</td><td style="font-size: 11pt;">7.III.1724</td><td style="font-size: 11pt;">Michelangelo Conti</td><td style="font-size: 11pt;">Poli</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">245</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-xiii.html" style="color: black;" title="Benedicto XIII">Benedicto XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">29.V, 4.VI.1724</td><td style="font-size: 11pt;">21.II.1730</td><td style="font-size: 11pt;">Pietro Francesco (Vincenzo Maria) Orsini</td><td style="font-size: 11pt;">Gravina</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">246</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/clemente-xii.html" style="color: black;" title="Clemente XII">Clemente XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">12,16.VII.1730</td><td style="font-size: 11pt;">6.II.1740</td><td style="font-size: 11pt;">Lorenzo Corsini</td><td style="font-size: 11pt;">Fiorentino</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">247</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/benedictus-xiv/es.html" style="color: black;" title="Benedicto XIV">Benedicto XIV</a></td><td style="font-size: 11pt;">17,22.VIII.1740</td><td style="font-size: 11pt;">3.V.1758</td><td style="font-size: 11pt;">Prospero Lambertini</td><td style="font-size: 11pt;">Bolognese</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">248</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/clemens-xiii/es.html" style="color: black;" title="Clemente XIII">Clemente XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">6,16.VII.1758</td><td style="font-size: 11pt;">2.II.1769</td><td style="font-size: 11pt;">Carlo Rezzonico</td><td style="font-size: 11pt;">Veneziano</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">249</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/clemens-xiv/es.html" style="color: black;" title="Clemente XIV">Clemente XIV</a></td><td style="font-size: 11pt;">19,28.V, 4.VI.1769</td><td style="font-size: 11pt;">22.IX.1774</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Vincenzo Antonio (Lorenzo) Ganganelli</td><td style="font-size: 11pt;">Sant'Arcangelo di Romagna</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">250</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/pius-vi/es.html" style="color: black;" title="Pío VI">Pío VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">15,22.II.1775</td><td style="font-size: 11pt;">29.VIII.1799</td><td style="font-size: 11pt;">Giannangelo Braschi</td><td style="font-size: 11pt;">Cesena</td><td style="font-size: 11pt;">18</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">251</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/pius-vii/es.html" style="color: black;" title="Pío VII">Pío VII</a></td><td style="font-size: 11pt;">14,21.III.1800</td><td style="font-size: 11pt;">20.VIII.1823</td><td style="font-size: 11pt;">Barnaba (Gregorio) Chiaramonti</td><td style="font-size: 11pt;">Cesena</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">252</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/leo-xii/es.html" style="color: black;" title="León XII">León XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">28.IX, 5.X.1823</td><td style="font-size: 11pt;">10.II.1829</td><td style="font-size: 11pt;">Annibale della Genga</td><td style="font-size: 11pt;">Monticelli di Genga (Fabriano)</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">253</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/pius-viii/es.html" style="color: black;" title="Pío VIII">Pío VIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">31.III, 5.IV.1829</td><td style="font-size: 11pt;">30.XI.1830</td><td style="font-size: 11pt;">Francesco Saverio Castiglioni</td><td style="font-size: 11pt;">Cingoli</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">254</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/gregorius-xvi/es.html" style="color: black;" title="Gregorio XVI">Gregorio XVI</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,6.II.1831</td><td style="font-size: 11pt;">1.VI.1846</td><td style="font-size: 11pt;">Bartolomeo Alberto (Mauro) Cappellari</td><td style="font-size: 11pt;">Belluno</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">255</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/pius-ix/es.html" style="color: black;" title="Pío IX">Pío IX</a></td><td style="font-size: 11pt;">16,21.VI.1846</td><td style="font-size: 11pt;">7.II.1878</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Maria Mastai Ferretti</td><td style="font-size: 11pt;">Senigallia</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">256</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/leone-xiii.html" style="color: black;" title="León XIII">León XIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">20.II, 3.III.1878</td><td style="font-size: 11pt;">20.VII.1903</td><td style="font-size: 11pt;">Vincenzo Gioacchino Pecci</td><td style="font-size: 11pt;">Carpineto Romano</td><td style="font-size: 11pt;">19</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">257</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-x.html" style="color: black;" title="Pío X">Pío X</a></td><td style="font-size: 11pt;">4,9.VIII.1903</td><td style="font-size: 11pt;">20.VIII.1914</td><td style="font-size: 11pt;">Giuseppe Melchiorre Sarto</td><td style="font-size: 11pt;">Riese (Treviso)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">258</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-xv.html" style="color: black;" title="Benedicto XV">Benedicto XV</a></td><td style="font-size: 11pt;">3,6.IX.1914</td><td style="font-size: 11pt;">22.I.1922</td><td style="font-size: 11pt;">Giacomo della Chiesa</td><td style="font-size: 11pt;"> </td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">259</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-xi.html" style="color: black;" title="Pío XI">Pío XI</a></td><td style="font-size: 11pt;">6,12.II.1922</td><td style="font-size: 11pt;">10.II.1939</td><td style="font-size: 11pt;">Achille Ratti</td><td style="font-size: 11pt;">Desio (Milano)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">260</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/pio-xii.html" style="color: black;" title="Pío XII">Pío XII</a></td><td style="font-size: 11pt;">2,12.III.1939</td><td style="font-size: 11pt;">9.X.1958</td><td style="font-size: 11pt;">Eugenio Pacelli</td><td style="font-size: 11pt;">Romano</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">261</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-xxiii.html" style="color: black;" title="Juan XXIII">Juan XXIII</a></td><td style="font-size: 11pt;">28.X, 4.XI.1958</td><td style="font-size: 11pt;">3.VI.1963</td><td style="font-size: 11pt;">Angelo Giuseppe Roncalli</td><td style="font-size: 11pt;">Sotto il Monte (Bergamo)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">262</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/paolo-vi.html" style="color: black;" title="Pablo VI">Pablo VI</a></td><td style="font-size: 11pt;">21,30.VI.1963</td><td style="font-size: 11pt;">6.VIII.1978</td><td style="font-size: 11pt;">Giovanni Battista Montini</td><td style="font-size: 11pt;">Concesio (Brescia)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">263</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-paolo-i.html" style="color: black;" title="Juan Pablo I">Juan Pablo I</a></td><td style="font-size: 11pt;">26.VIII, 3.IX.1978</td><td style="font-size: 11pt;">28.IX.1978</td><td style="font-size: 11pt;">Albino Luciani</td><td style="font-size: 11pt;">Forno di Canale (Belluno)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">264</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/giovanni-paolo-ii.html" style="color: black;" title="Juan Pablo II">Juan Pablo II</a></td><td style="font-size: 11pt;">16,22.X.1978</td><td style="font-size: 11pt;">2.IV.2005</td><td style="font-size: 11pt;">Karol Wojtyła</td><td style="font-size: 11pt;">Wadowice (Kraków)</td><td style="font-size: 11pt;">20</td></tr>
<tr style="background-color: #eeeeee; font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">265</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/benedetto-xvi.html" style="color: black;" title="Benedicto XVI">Benedicto XVI</a></td><td style="font-size: 11pt;">19,24.IV.2005</td><td style="font-size: 11pt;">28.II.2013</td><td style="font-size: 11pt;">Joseph Ratzinger</td><td style="font-size: 11pt;">Marktl am Inn (Baviera)</td><td style="font-size: 11pt;">21</td></tr>
<tr style="font-size: small; text-align: center;"><td style="font-size: 11pt;">266</td><td style="font-size: 11pt;"><a href="http://w2.vatican.va/content/vatican/es/holy-father/francesco.html" style="color: black;" title="Francisco">Francisco</a></td><td style="font-size: 11pt;">13,19.III.2013</td><td style="font-size: 11pt;"></td><td style="font-size: 11pt;">Jorge Mario Bergoglio</td><td style="font-size: 11pt;">Buenos Aires (Argentina)</td><td style="font-size: 11pt;">21</td></tr>
</tbody></table>
</div>
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<br style="background-color: white; clear: both; font-family: Tahoma, Verdana, Segoe, sans-serif; font-size: 14.6667px;" />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-512863456976805782018-03-13T09:36:00.001-04:002018-03-13T09:36:05.489-04:00La Iglesia de Cristo es la Iglesia Catolica <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTETHrmsE3wRdVLeQPpQ9fEHk57kTVO1CN39tCrLHOR9JezG4mbf5vM3pEKzgmpxODPlJVrxhmq6-3ZcrmCC31dbWbBlAlEXIf7Dygq6iSS0Ol3Z5HRKTfVPmNA2RWCYc0FVUynhSQ10w/s1600/image004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="354" data-original-width="362" height="311" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTETHrmsE3wRdVLeQPpQ9fEHk57kTVO1CN39tCrLHOR9JezG4mbf5vM3pEKzgmpxODPlJVrxhmq6-3ZcrmCC31dbWbBlAlEXIf7Dygq6iSS0Ol3Z5HRKTfVPmNA2RWCYc0FVUynhSQ10w/s320/image004.jpg" width="320" /></a></div>
<h3 style="clear: both; text-align: center;">
<span style="background-color: white; color: #777777; text-align: start;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: x-large;">“El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna” (Jn 6,53).</span></span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4W_iVXwKC6NPATYWZHeWUsdQ1GA-nf_s1UdcKH55NX-PrKnxwUbuzD0Zq-KuLYM09FFWmDqW4KKJheXYNIjO11rUZ-mpiRWCL8qkAQz9mCG7_kX1SBz5twb4ezbQUfMdeO4vGw773yIs/s1600/image004.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: small;">Con frecuencia, nos visitan hermanos de otras religiones. ¿Qué debemos hacer? En primer lugar, si estamos preparados, procurar, con el celo de Dios, convertirlos a nuestra fe y hacerles ver sus errores. Pero hacerlo con amor, sin gritar ni discutir, simplemente exponiendo nuestra fe. Para ello, debemos estar preparados con mucha oración personal y con el estudio de la Biblia.
Si no nos sentimos preparados, pidamos con educación que respeten nuestra fe y que no insistan. Sería bueno colocar visiblemente en nuestra puerta o ventana un letrero que diga: “ESTE HOGAR ES CATOLICO. NO ACEPTAMOS PROPAGANDAS DIFERENTES A NUESTRA FE. GRACIAS POR RESPETARNOS. EL SEÑOR TE BENDIGA”.
La experiencia enseña que la mayoría de los que van visitando los hogares católicos son personas de poca preparación bíblica. Solamente conocen los textos con los que pueden atacar a los católicos, especialmente sobre los ídolos. Pero si les preguntamos sobre la Eucaristía, la Virgen o el Papa, no los conocen y simplemente los niegan o dan otra interpretación.
Con frecuencia, son tan fanáticos que destruyen las imágenes de sus casas sin respeto a sus familiares y tan autosuficientes que se creen dueños de la Palabra de Dios.
Son injustos al hablar de que los sacerdotes son malos y mentirosos, como si todos ellos fueran santos. Mienten al hablar de la Iglesia y de los católicos, como si todos fueran borrachos e idolatras. Insisten para que se les escuche sin ningún respeto a los demás, como si tuvieran obligación de escucharles. Cuando hablan, insisten mucho en que “Dios dice en su Palabra”, “La Palabra de Dios dice”, pero es lo que ellos dicen que dice, pues la interpretan a su manera.
Pero veamos: En los países mayoritariamente protestantes como USA, Suecia, etc., los protestantes, como tales, tienen una moral más relajada que los católicos. Aceptan el aborto en ciertas circunstancias, la eutanasia, el divorcio religioso, la esterilización. También estas cosas se dan en países mayoritariamente católicos, pero nunca la Iglesia Católica, como maestra de la verdad, lo ha permitido ni lo permitirá. A los malos católicos, que cometan éstos y otros pecados, Dios los juzgará. No por ser católicos se van a salvar. Pero sí podemos decir que todo lo bueno que tienen los hermanos protestantes, lo tenemos los católicos y mucho más, pues la Iglesia tiene la verdad completa. Por eso, los católicos tienen más medios para ser santos; si no los usan, tendrán que dar cuenta a Dios. Dios juzgará a cada uno según sus obras (Mt 16, 27).
PREGUNTEMOS:
A los mormones (De la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días).
¿CUANTAS BIBLIAS HAY? Ellos también consideran Palabra de Dios sus libros: Libro de Mormón, Perla de Gran Precio y Doctrinas y Convenios. ¿EN QUE PARTE DE LA BIBLIA SE DICE QUE LOS NEGROS LLEVAN LA MALDICION DE DIOS? Ellos lo afirman en sus libros: 2 Nefi 5,21-24 y 3 Nefi 2,14. ¿CUANTAS MUJERES TUVO SU FUNDADOR JOSE SMITH? Según algunos autores, tuvo hasta 47 esposas y así lo justifican en Revelación Nº 1332 y en Doctrinas y Convenios, sección 132 Nº 52. Pero en la Biblia, en Génesis 2,24 y Mateo 19,5 se nos dice: “Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer” (no a sus mujeres). Jesús suprime la poligamia.
Actualmente, tienen la costumbre de celebrar matrimonios espirituales aquí en la tierra, que serán válidos en la eternidad. El buen mormón, dicen, reinará como dios con sus esposas en un planeta y procreará hijos eternamente. Pero Cristo dijo que en el cielo ni se casarán ni se darán en matrimonio (Mt 22,30).
¿CUANTOS DIOSES HAY? Según el libro Doctrinas y Convenios, sección 132 Nº 20, los buenos mormones llegarán a ser dioses. ¿QUE CONCEPTO TIENEN DE DIOS? José Smith en su famoso discurso pronunciado en el funeral de King Foller afirma: “Ustedes deben aprender cómo llegar a ser dioses”. En su libro Doctrinas de Salvación se dice que Adán, el primer hombre, es el Dios principal, que de la Virgen María tuvo a Jesucristo. En el Journal of Discourses de Orson Hyde se afirma que Jesús se casó con María Magdalena, Marta y María y que, al morir, tuvo el consuelo de ver a sus numerosos hijos, llorando su muerte.
Según ellos, el Presidente de su Iglesia es un profeta de Dios. “Su palabra oficial, cuando habla en nombre del Señor, hay que recibirla como de la boca del mismo Dios”. Tienen ideas absurdas sobre la venida de una familia judía el año 600 a. C. a USA, de donde proceden los indios americanos. Aseguran que Jesús, después de la resurrección, fundó su Iglesia en USA con doce apóstoles, que floreció durante 200 años… etc. etc. Creen que la Iglesia Católica desapareció el año 420 y que fue restaurada por José Smith en el siglo XIX. Pero Jesús prometió que el poder del infierno no la destruiría (Mt 16,18). ¿POR QUE JESUS NO NOS PREVINO QUE TODAVIA FALTABA MUCHO A SU REVELACION Y QUE LA COMPLETARIA CON JOSE SMITH?. En cambio, dice: “Todo lo que oí a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn. 15,15; 14,26). ¿POR QUÉ DICEN QUE JESUS NACIO EN JERUSALEN Y NO EN’ BELEN? (según su libro
Alma 7,10). También afirman en contra del Evangelio que no fue concebido por obra del Espíritu Santo.
¿Por qué el libro de mormón, supuestamente escrito en tablas de oro siglos antes, tiene 10.000 citas textuales de la traducción inglesa de la Biblia del Rey James, que se publicó en 1611?
¿PODEMOS ACEPTAR TANTOS ABSURDOS? ¿Acaso un católico puede vender su fe, aunque le ofrezcan ayuda económica? No nos dejemos engañar.
A los testigos de Jehová.
¿POR QUE NO CREEN QUE JESUCRISTO ES DIOS? Dicen que es el arcángel San Miguel y que es el Hijo de Dios, pero humano. Citan para ello dos o tres textos dudosos, cuando hay más de 20 donde aparece clara su divinidad. En Rom. 9,5 se dice que Jesús “Es el Dios bendito por los siglos”.
Niegan, en contra de todos los millones de cristianos del mundo entero, la existencia del Espíritu Santo, No creen en la Santísima Trinidad.
Su traducción de la Biblia “Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras” ningún católico ni protestante puede aceptarla, porque está traducida a propósito para negar la divinidad de Jesucristo. ¿POR QUE DICEN QUE NO EXISTE EL ALMA, SINO SOLO EL CUERPO? Jesucristo dice que no temamos a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma (Mt 10,28) ¿POR QUE NIEGAN LA ETERNIDAD DEL INFIERNO? Lean Mt 25,41; Ap 20,10; 14,11; Dan 12,2; Mat 18,8… ¿POR QUE PROHIBEN LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE, DEJANDO MORIR A SUS FIELES? Cristo quiere que comamos su cuerpo y su sangre (Jn 6,54) y es Dios de vivos y no de muertos (Jn 10,10; Mt 22,32).
VEAMOS COMO SERIA UN PAIS DE TESTIGOS DE JEHOVA: No habría siquiatras, ni universidades, ni ejército, ni se votaría en elecciones, no se celebraría la Navidad, ni la Pascua, ni cumpleaños, ni el día de la Madre, ni transfusiones de sangre en los hospitales, ni habría bandera.
Rutherford, uno de los fundadores, en su Obra Salut dice: “Toda ley que obligue a saludar a la bandera nacional está obligando a reconocer en esa imagen al demonio como el dios de la nación”. ¿Es posible creer esto? Dicen que la cruz debe ser odiada, porque en ella mataron a Cristo; como un hijo debería odiar el revólver con que mataron a su padre. Pero es diferente, porque de la cruz nos vino la salvación y del revólver no. Ya decía S. Pablo en Fil 3,18 que hay algunos que son enemigos de la cruz de Cristo. Ellos dicen que murió en un madero y no en una cruz en contra de la misma Biblia y de la tradición cristiana, grabada en las mismas catacumbas romanas desde el siglo I.
¿POR QUE DICEN QUE SOLO VAN A IR AL CIELO 144.000? Jesús no puso límites a los buenos que entrarán al cielo. Además, cuando se habla de 144.000, se dice que deben ser vírgenes (Ap. 14,4) ¿POR QUE EN SUS LIBROS DICEN TANTAS INJURIAS CONTRA LA IGLESIA CATOLICA Y EL PAPA?. ¿Acaso Jesús no dice: No juzguéis y no seréis juzgados?
A los adventistas
¿POR QUE INSISTEN TANTO EN QUE EL PAPA ES EL ANTICRISTO? Decir anticristo es decir el diablo en persona, lo opuesto a Cristo. ¿ESO ES EL PAPA? En su libro el Conflicto de los siglos o el gran conflicto, de Elena de White, su fundadora, se dicen tantas mentiras sobre la Iglesia y el Papa que sólo eso bastaría para descalificar su religión.
¿POR QUE MIENTEN AL DECIR QUE EL PAPA TIENE EN SU TIARA ESCRITO VICARIUS FILII DEI? Nunca al Papa se le ha llamado Vicario del Hijo de Dios, sino Vicario de Cristo. Por tanto, el valor numérico de sus letras no puede dar 666 (número del Anticristo según el Apocalipsis). Además S. Juan escribió en griego y no en latín. Por otra parte, por esa misma regla de tres, el nombre de su fundadora Hellen Gould White da 666.
En contra de todos los cristianos del mundo, insisten en guardar el sábado en vez del domingo. Pero el A. Testamento fue superado con Cristo que resucitó en domingo y, por eso, se celebra en domingo el día del Señor. Leer Mc 2,27; Hech 20,7; 1 Co 16,2; Ap 1,10.
Dice Jesús: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27). ¿POR QUE DICEN QUE LOS MUERTOS ESTAN DORMIDOS E INCONSCIENTES HASTA EL JUICIO FINAL? Cristo aseguró al buen ladrón que estaría ese mismo día en el paraíso y en la transfiguración aparecen Moisés y Elías. El pobre Lázaro va directamente al seno de Abraham. En Mt 27,53 se nos habla de muchos muertos que resucitaron. Leer Fil 1,23; 2 Co 5,8; Lc 23,43; 16,19; Ap 6,9; Mt 17.
¿POR QUE NO QUIEREN TOMAR ALGUNOS ALIMENTOS? S. Pablo afirma: “Comed todo lo que se vende en el mercado sin problemas de conciencia” (1 Co 10,25). Cristo declaró puros todos los alimentos (Mc 7,19). Por eso, “que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida o a propósito de fiestas o novilunios o de sábados” (Col 2,16).
Desde el siglo I en el famoso escrito Didajé o Doctrina de los Doce Apóstoles se afirma: “Reuníos el día del Señor (domingo) y partid el pan y dad gracias después de haber confesado vuestros pecados”. Y lo mismo dice S. Justino en el año 145.
A los evangélicos
Dicen que basta la fe para salvarse. Pero Santiago en su carta afirma que la fe sin obras es una fe muerta (Sant 2,26). Cuando el joven rico le pregunta a Jesús qué debe hacer para salvarse, Jesús le responde: Guarda los Mandamientos (no le dice ten fe). En Mt 16,27 y en otros 20 textos se dice con insistencia que Dios pagará a cada uno según sus obras. Por supuesto que las obras deben ser hechas con amor y con fe, y la fe debe producir obras de vida eterna. La fe y las obras son dos caras de la misma moneda, ambas deben ir inseparables. No podemos aceptar la frase de Lutero “Peca fortiter, sed crede fortius”, que quiere decir, “Peca fuertemente, pero cree más fuertemente todavía”.
¿CUANTOS LIBROS HAY EN LA BIBLIA? ¿CUALES SON? No podrán contestar con la misma Biblia. Hace falta una autoridad exterior a la misma Biblia y que es el Papa, a quien Cristo dijo: “Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas” (Jn 21). “A ti te daré las llaves del Reino de los cielos, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mt 16). Los libros de la Biblia fueron determinados definitivamente en el siglo IV con la autoridad del Papa. Anteriormente existía la Iglesia y se desarrollaba sin la Biblia bajo la autoridad del Papa, luego la Biblia no es absolutamente (al menos en todas sus partes) necesaria para vivir nuestra fe en plenitud. Ya que hasta el siglo IV no se sabía con exactitud cuáles eran los libros inspirados y existía la Iglesia. Además, no todas las Iglesias tenían todos los libros por la dificultad de comunicación. A las Biblias evangélicas les falta 7 libros del A. Testamento: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, Sabiduría, 1 y 2 Macabeos. Hasta el siglo XVI muchos protestantes negaban la inspiración también a 2 Pe, 2 y 3 de Jn. El mismo Lutero negaba también la inspiración a hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis, luego no tiene autoridad para decidir. Durante 12 siglos, desde el siglo IV hasta el XVI, todos los admitieron sin dificultad. ¿Por qué seguir entonces a Lutero?
¿Por qué aceptan los libros de su Biblia como inspirados, siguiendo la tradición de la Iglesia Católica y aceptando la autoridad del Papa en este punto y no la aceptan en otra cosa?
¿COMO SABEN LOS EVANGELICOS QUE SU BIBLIA ES PALABRA DE DIOS? La única respuesta posible es: porque la Iglesia Católica se la transmitió desde los apóstoles y ellos la recibieron de la Iglesia Católica. ¿POR QUE DICEN QUE LA BIBLIA DEBE INTERPRETARSE LIBREMENTE (LIBRE EXAMEN)? Ellos creen que la Biblia se entiende claramente por sí misma y cada uno puede interpretarla personalmente con la luz recibida de Dios. ¿Por qué, entonces, aceptan cualquier interpretación menos la de la Iglesia Católica?. ¿ACASO LA BIBLIA NO NECESITA INTERPRETACION? EN TEXTOS DIFICILES Y DUDOSOS ¿QUIEN DECIDE LA VERDADERA INTERPRETACION? Sólo el Papa a quien Cristo dio su autoridad: “Lo que ates en la tierra será atado en el cielo”… El mismo Pedro nos lo advierte: Ninguna palabra de la Escritura es de interpretación personal (2 Pe 1,20). “Pero algunos la interpretan torcidamente para su propia perdición” (2 Pe 3,16).
En cambio al Papa, Jesucristo le da la autoridad y ruega para que no se equivoque en la fe: “Yo he rogado por ti para que tu fe no se equivoque y tú confirmes a tus hermanos” (Lc 22.32). Esto lo dice Jesús a Pedro, pero igualmente a sus sucesores, ya que sabía que Pedro moriría y la Iglesia debía seguir viviendo con su autoridad, ¿ESTAN TODAS LAS VERDADES REVELADAS, ESCRITAS EN LA BIBLIA? La Biblia no lo dice. Además Jesús no mandó escribir, sino enseñar y predicar. Hay muchas verdades transmitidas por tradición oral como cuáles y cuántos son los libros de la Biblia. Leer Jn 21,25; 20,30; 2 Jn 12,2; 2 Tes 2,15. ¿CUAL ES LA VERDADERA IGLESIA FUNDADA POR JESUCRISTO? Cada evangélico es la máxima autoridad de su Iglesia, puede interpretar la Biblia libremente y podría fundar su propia iglesia con los que siguieran su interpretación personal. De hecho, hay más de 500 iglesias cristianas distintas. Les falta unidad y autoridad.
Si son consecuentes, no deberían escribir libros sobre la Biblia ni predicar sobre ella, ya que cada uno puede y debe interpretarla -libre y personalmente de acuerdo a la luz y sabiduría recibida de Dios, sin que nadie lo condicione o le imponga su propia interpretación. La Iglesia, fundada por Jesús, es la Iglesia Católica y así se llamó desde el siglo 1 por S. Ignacio de Antioquia. La Iglesia es “la columna y fundamento de la verdad” (1 Tim 3,15). Y “aunque un ángel del cielo venga a enseñarles un evangelio distinto, sea maldito” (Gal l). En esta Iglesia siempre hemos amado a la Virgen María, hemos tenido la autoridad del Papa y se ha celebrado la Eucaristía. ¿POR QUE MIENTEN AL AFIRMAR QUE LOS CATOLICOS SON IDOLATRAS, Y QUE TIENEN IDOLOS? ¿SABEN LO QUE ES UN IDOLO? Según el diccionario, ídolo es la imagen de un falso dios. ¿PUEDEN ENSEÑARNOS UN SOLO IDOLO? Las imágenes son representaciones de Jesús, verdadero Dios, de María Nuestra Madre o de los santos, que son nuestros hermanos, que están vivos y nos ven y nos escuchan e interceden por nosotros. Las imágenes nos ayudan a recordarlos, amarlos y así a hacer más y mejor oración. La experiencia enseña que son poderosas contra el Maligno, que huye de las imágenes sagradas. Decir que las imágenes son ídolos es una tremenda falsedad. El homenaje que rendimos a las imágenes, se lo hacemos a las personas que representan y no al yeso o papel de que están hechos. Sabemos que la virgen es una sola y lo mismo Jesucristo, aunque los nombres y advocaciones sean innumerables, de acuerdo al cariño de cada lugar o región. Los santos escuchan nuestra oración a través de la mente de Dios (Lc 16,19; 2 Mac 15, 11; Ap 8,3; 5,8).
¿POR QUE NO CREEN EN LA INTERCESION DE LOS SANTOS? María intercede ante Jesús y obtiene su primer milagro. La experiencia de las apariciones de los santos y de la Virgen Nuestra Madre nos lo enseña. ¿ACASO CREEN QUE ES EL DIABLO EL QUE SE APARECE PARA AYUDARNOS A SER BUENOS? Leer 2 Mac 15,11; Ap 5,8; 8,3; Mt 17; 27,52; Dan 8,13; Jer 15,1; Lc 16,19 ¿POR QUÉ NO REZAN EL AVEMARIA? Es una oración que, en su primera parte, Dios mismo nos la enseña para alabar a María. Lee Lc 1. Un ángel enviado por Dios, es decir, Dios por medio de un ángel, nos dice: “Dios te Salve (María) llena eres de gracia el Señor está contigo”. Y el Espíritu Santo por boca de su prima Isabel le dice: “Bendita tú eres entre todas las mujeres y Bendito es el fruto de tu vientre”. Por tanto, al repetir estas palabras bíblicas y divinas, al rezar el rosario, y meditar en los misterios de la vida de Jesús y de María, que están en la Biblia, estamos rezando con palabras divinas, que nos llenan de bendiciones.
Ella es Nuestra Madre. Jesús nos la entregó en la cruz al decirnos a cada uno: “Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 27). Sus innumerables apariciones, a lo largo de la Historia, nos hablan de su protección y cuidado maternal. El negarlas es una prueba más de ignorancia o maldad, de la que tendremos que dar cuenta estricta a Dios.
A Ella la nombramos como Madre de Dios, porque es madre de Jesús y Jesús es Dios. Isabel, llena del Espíritu Santo, la reconoció como Madre de Dios al decirle: “¿De dónde a mí que la madre de MI SEÑOR venga a visitarme? (Lc 1,43). Ella nunca tuvo otros hijos. Cuando se habla en el Evangelio de los hermanos de Jesús, se refiere a sus familiares cercanos o amigos íntimos, pues en hebreo y arameo no existían palabras para designar tíos, primos… Jesús mismo habla de “mis hermanos”, refiriéndose a sus discípulos (Jn 20, 17-18).
¿POR QUE NO CREEN EN LA PRESENCIA REAL DE CRISTO EN LA EUCARISTIA? Jesús lo dice claramente: “Esto es mi Cuerpo” (no una representación). “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna” (Jn 6,53). “El pan que partimos ¿no es acaso la comunión con el cuerpo de Cristo?. El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso la comunión con la sangre de Cristo?” (1 Co 10,16).
¿POR QUE NO ACEPTAN QUE DIOS PUEDA PERDONAR LOS PECADOS A TRAVES DE LOS SACERDOTES? Jesús les dijo: “Aquéllos a quienes les perdonen los pecados les serán perdonados” (Jn 20, 22).
¿POR QUE NO CREEN EN EL PURGATORIO? Jesús nos dice que hay pecados que no se perdonan ni en este mundo ni en el otro (Mt 12,32), dando a entender que algunos sí pueden ser perdonados en el otro mundo, pues en el cielo no puede entrar nada manchado (Ap 21,27). Esto quiere decir que primero hay que purificarse (a ese estado de purificación le llamamos Purgatorio). Además, en 2 Mac 12,46 se afirma que es cosa santa y piadosa rezar por los difuntos para que sean liberados de sus pecados.
¿POR QUE NO QUIEREN BAUTIZAR A LOS NIÑOS? Jesús en Jn 3,5 declara que el que no nace del agua y del Espíritu Santo (el que no es bautizado) no puede entrar en el reino de los cielos. Y los niños ¿no tendrían derecho a entrar? Además, Pablo acostumbraba a bautizar a familias enteras, incluyendo niños (Hech 16, 15.33;1 Co 1,16). Sobre cómo bautizaban los primeros cristianos, hay un documento muy antiguo de¡ siglo I, llamado Didajé, en el que se dice: “Si no hay agua viva, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
¿POR QUE NIEGAN EL VALOR DE LA VIRGINIDAD CONSAGRADA? Jesús, María y José fueron vírgenes y también lo fueron S. Juan y S. Pablo. Cristo recomienda la virginidad por el reino de los cielos (Mt 19,12.29) Y lo mismo S. Pablo en 1 Co 7.
¿COMO SABEN LO QUE ES BUENO Y LO QUE ES MALO EN CUESTIONES DIFICILES, DE LAS QUE NO HABLA LA BIBLIA? Por ejemplo sobre el aborto la eutanasia, los anticonceptivos, fecundación artificial, manipulación genética… etc.
Para éstas y otras cuestiones difíciles, nosotros nos basamos en la autoridad del Papa, a quien Cristo dejó en la tierra como su representante y a quien dijo: “A ti te daré las llaves del Reino de los cielos”. Por eso, nosotros tenemos seguridad en nuestra fe, pues al obedecer al Papa, obedecemos al mismo Cristo.
NOSOTROS SOMOS CATOLICOS
Y nos sentimos felices de serlo y damos gracias a Dios por ello. Creemos que Jesucristo está realmente presente y vivo en la Eucaristía. La Eucaristía es el Centro de nuestra fe. Es el mismo Jesús, como un amigo cercano, que nos invita a recibirlo en la comunión.
Creemos que María es Nuestra Madre y nos sentimos contentos de ser sus hijos y de experimentar su constante protección. Lee Ap 12; Gen 3,15; Lc1,48, 1,34; Is 7,14; Cant 4,7; Eclo 24,18; Sab 7,27; Prov. 8.
Creemos que el Papa es el Vicario de Cristo y su representante en la tierra. Lee Mt 16; Jn 21 y Lc22,32 y aceptamos su autoridad.
Amamos a nuestros hermanos santos y ángeles y vivimos en constante comunión (común unión) con ellos, que nos ayudan y nos protegen. Y creemos que Jesús nos perdona los pecados a través de la confesión. Por eso, a pesar de los malos católicos, que se emborrachan etc. etc., creemos estar en la Iglesia verdadera fundada por Jesucristo,
Católico, defiende tu fe, No te dejes engañar por los falsos profetas. Estudia tu fe, lee y medita, vive y predica la Palabra de Dios, reza el rosario a María, confiesa tus pecados y recibe frecuentemente a Jesús en comunión. Obedece al Papa y a las autoridades de la Iglesia, comparte tus bienes con la Iglesia y con los pobres y alaba a Dios todos los días de tu vida. Que tu vida entera sea un canto de gloria y alabanza a nuestro Dios y una acción de gracias permanente por la fe que te ha regalado sin merecerla.
Procura pertenecer a algún grupo parroquial donde aprendas más de nuestra fe y de la Palabra de Dios y no te olvides de predicar con tu vida y tú ejemplo a todos los que te rodean. Los hermanos separados están ansiosos de conocer la Verdad. Ora por ellos y ayúdalos a encontrar la verdad en la Iglesia Católica, muchos ya se están convirtiendo, especialmente entre los anglicanos.
Para terminar, queremos decirles a nuestros hermanos separados lo que decía Tertuliano en el siglo II: “¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís? Al principio estabais en el seno de la Iglesia Católica, al separaros de ella ¿quién os dio la misión de predicar esas nuevas doctrinas? Todo aquel que habla en nombre de Dios debe ser enviado por Dios. Probad vuestra misión…
Mostrad el origen de vuestras iglesias, exponed la serie de vuestros obispos, que se sucedieron desde el principio, de tal manera que el primer obispo haya tenido como garante y predecesor a uno de los apóstoles o a uno de los hombres apostólicos, que permanecieron hasta el final en comunión con los apóstoles… Está bien establecido que toda doctrina que está de acuerdo con esas iglesias matrices y fuentes de fe, debe ser considerada como verdadera, puesto que contiene, sin duda alguna, lo que esas iglesias recibieron de los apóstoles, los apóstoles de Cristo y Cristo de Dios”.
Igualmente, San Ireneo del siglo II afirma: “Podemos enumerar los obispos que fueron instituidos por los apóstoles y por sus sucesores hasta nosotros. Pero, como sería demasiado transcribir aquí las sucesiones de obispos de todas las iglesias, consideramos la más antigua, conocida de todos, fundada por los apóstoles Pedro y Pablo y establecida en Roma. Mostraremos que la tradición que ella recibió de los apóstoles y la fe que predicó a los hombres, llegaron hasta nosotros por sucesiones de obispos…
Lino, Anacleto, Clemente, Evaristo, Alejandro, Sixto, Telésforo, Higinio, Pío, Aniceto, Sotero y Eleuterio. No es preciso ir a buscar la verdad en otros, es fácil recibirla de la Iglesia. La enseñanza de la Iglesia es en todas partes y siempre la misma, se apoya en el testimonio de los profetas, de los apóstoles y de todos los discípulos. Recibimos esa fe de la Iglesia como un depósito precioso, encerrado en un vaso excelente. Donde está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios y donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia”.
¿Qué podríamos decir de aquellas iglesias que ni siquiera tienen obispos ni sacerdotes? y ¿qué decirles a los católicos que se han cambiado de “religión”? Veamos lo que Dios mismo les dice por boca de S. Pablo en Gálatas 1,6-9: “Me maravillo de que tan pronto, abandonando al que os llamó en la gracia de Cristo, os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro, lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero, aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciasen otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea maldito. Os lo he dicho antes y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea maldito”.
En este Evangelio que, predicó Pablo se habla mucho de la Eucaristía Lc 22 y 1 Co 10 y II. Se reconoce la autoridad de Pedro, por quien oraba toda la Iglesia (Hecho, 12, 5) y que impone su parecer en el concilio de Jerusalén, y todos callaron, pues reconocieron su autoridad (Hecho 15,6-12). Y se habla mucho de María (Hecho 1,14; Lc 1 y 2).
Recordemos que S. Lucas fue compañero fiel e inseparable de Pablo y escribió lo que él predicaba. Además, todos los grandes santos han sido católicos y han creído firmemente en la presencia de Cristo en la Eucaristía. Han amado a María con amor entrañable, han obedecido al Papa, han creído en la intercesión de los santos y han tenido imágenes para acercarse más a Dios. Por eso y por mucho más, nos sentimos felices de ser católicos y le damos gracias a Dios por el gran regalo de nuestra fe católica. Ojalá que vivamos en plenitud nuestra fe y, dejando toda mediocridad y todo pecado, aspiremos a una vida de verdadera santidad.
(Colaboración de CATOLICO DEFIENDE TU FE)</span></a></h3>
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La Santa Sede ha dado a conocer el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2018 que lleva por título “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría”.
En él, el Pontífice advierte de la cantidad de “hombres y mujeres” que “viven como encantados por la ilusión del dinero” y “que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos”.
Una de las recomendaciones que hace es la de dar limosna, porque “nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano”.
A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco:
«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)
Queridos hermanos y hermanas:
Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión», que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida. Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12). Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.
Los falsos profetas
Escuchemos este pasaje y preguntémonos: ¿qué formas asumen los falsos profetas?
Son como «encantadores de serpientes», o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad. Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y cae presa de la soledad.
Otros falsos profetas son esos «charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas. Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero que después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás. No es una sorpresa: desde siempre el demonio, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre. Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.
Un corazón frío
Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo; su morada es el hielo del amor extinguido. Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?
Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.
También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.
El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.
¿Qué podemos hacer?
Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.
El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos, para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.
El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?
El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.
Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos
El fuego de la Pascua
Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.
Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística. En el 2018 tendrá lugar el viernes 9 y el sábado 10 de marzo, inspirándose en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón». En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental.
En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará la asamblea litúrgica. «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu», para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.
Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes. No se olviden de rezar por mí.
Vaticano, 1 de noviembre de 2017 Solemnidad de Todos los Santos
FRANCISCO
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-44619309082883984082018-03-12T12:11:00.002-04:002018-03-12T12:11:42.677-04:0010 RAZONES PARA IR A MISA.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1u46vVq-s4kLmoOJguYp0NBqDsZCSXKZhetgBjy8xLFVlIiH4hC5DVPGBjeqOGF7WjceEHGLWPIdXuwuU6_dpC-SlTF_AC7Q3U7jzU6IBi9W6-fhcl0CfIH26Qw73o1xLf9xb-JKHpRY/s1600/ae265ec8d02add74bcb0f72e47ec001b_XL.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1u46vVq-s4kLmoOJguYp0NBqDsZCSXKZhetgBjy8xLFVlIiH4hC5DVPGBjeqOGF7WjceEHGLWPIdXuwuU6_dpC-SlTF_AC7Q3U7jzU6IBi9W6-fhcl0CfIH26Qw73o1xLf9xb-JKHpRY/s320/ae265ec8d02add74bcb0f72e47ec001b_XL.jpg" width="320" height="180" data-original-width="918" data-original-height="515" /></a></div>
1.- Participar de la Eucaristía es celebrar el mandato de Jesús:
“Haced esto en memoria mía”
2.- Ir a Misa es seguir la estela de los santos y de los cristianos consecuentes. ¿Conoces alguno de ellos que no viviera de la Eucaristía?
3.- La Misa no es un invento de la iglesia que pueda cambiar con los tiempos. La Misa es corazón del Evangelio. Ya nos lo dijo Jesús: “Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Esta es mi sangre que se derrama por vosotros”
4.- Ir a Misa no es solo una obligación o una costumbre. Es un gozoso deber interior. En la Eucaristía te encuentras con Cristo vivo, en medio de nosotros. En la Eucaristía te encuentras con los hermanos, con quienes compartes las mismas esperanzas y dificultades: “Donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos", nos dice Jesús.
5.- La Misa es ocasión privilegiada para escuchar la Palabra de Dios. ¿Puede el discípulo seguir a su maestro sin conocer lo que dijo e hizo, sin escuchar y acoger su palabra? “Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo”, nos advierte San Jerónimo.
6.- Eucaristía quiere decir acción de gracias. ¿No tienes nada que agradecer? Recuerda que” de bien nacidos es ser agradecidos”, como dice el refranero.
7.- La Eucaristía nos alimenta y fortalece. “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su Sangre no tenéis vida en vosotros”.
8.- Ir a Misa es prepararse para la misión. ¿Sabías que la despedida de la Eucaristía es una llamada a ser misionero?
9.- Sin la Eucaristía, sin la Misa no existen ni la caridad ni la solidaridad. ¿Sabes de dónde sacaba fuerzas la beata Madre Teresa de Calcuta?: de la Eucaristía.
10.- Por todo ello, al igual que los mártires de Abitene, en el alba del cristianismo, tampoco nosotros podemos vivir sin el domingo, tampoco nosotros podemos vivir sin la Eucaristía.
Texto basado en un artículo de Semilla Evangélica de Teruel y Albarracín
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-12623589333253252402018-03-11T17:06:00.000-04:002018-03-11T17:06:24.650-04:00Estoy de Regreso. ¡Paz y Bien!
¡Que la Santa Alegría sea para bien de todos! Después de varios años de ausencia estoy retomando nuevamente las funciones de informar, y fomentar nuestra fe Católica. Durante los próximos días estaré publicando nuevos temas para fortalecer tus conocimientos y ampliar cada día más tu doctrina católica.
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-21931143118825265352013-04-01T11:55:00.001-04:002013-04-01T11:55:44.849-04:00SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBHJ8EYIzyYZleq2ECcF9K6-uPmil3zpyKIQi8_kxKHMlrbMtWqXruUp2NGd6uyfwGfmnrjTlZbX8bjYQJhC_nY_54DwiOXdaMkwS2Y7m6xg09Pe2Wlffw0b3Woe11uuEkb4J7Qz8Dwmo/s1600/149404_284493188300852_1537680154_n.jpg" imageanchor="1" ><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBHJ8EYIzyYZleq2ECcF9K6-uPmil3zpyKIQi8_kxKHMlrbMtWqXruUp2NGd6uyfwGfmnrjTlZbX8bjYQJhC_nY_54DwiOXdaMkwS2Y7m6xg09Pe2Wlffw0b3Woe11uuEkb4J7Qz8Dwmo/s320/149404_284493188300852_1537680154_n.jpg" /></a>
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
Viernes 15 de agosto de 1997
1. «De pie a tu derecha, Señor, está la Reina» (Salmo responsorial).
La liturgia de hoy nos presenta la resplandeciente imagen de la Virgen elevada al cielo en la integridad del alma y del cuerpo. En el esplendor de la gloria celestial brilla la Mujer que, en virtud de su humildad, se hizo grande ante el Altísimo hasta el punto de que todas las generaciones la llaman bienaventurada (cf. Lc 1, 48). Ahora se halla como Reina, al lado de su Hijo, en la felicidad eterna del paraíso y desde las alturas contempla a sus hijos.
Con esta consoladora certeza, nos dirigimos a ella y la invocamos pidiéndole por sus hijos: por la Iglesia y por la humanidad entera, para que todos, imitándola en el fiel seguimiento de Cristo, lleguen a la patria definitiva del cielo.
2. «De pie a tu derecha, Señor, está la Reina».
María, la primera entre los redimidos por el sacrificio pascual de Cristo, resplandece hoy como Reina de todos nosotros, peregrinos hacia la patria inmortal.
En ella, elevada al cielo, se nos manifiesta el destino eterno que nos espera más allá del misterio de la muerte: un destino de felicidad plena en la gloria divina. Esta perspectiva sobrenatural sostiene nuestra peregrinación diaria. María es nuestra Maestra de vida. Contemplándola, comprendemos mejor el valor relativo de las grandezas terrenas y el pleno sentido de nuestra vocación cristiana.
Desde su nacimiento hasta su gloriosa Asunción, su vida se desarrolló a lo largo del itinerario de la fe, la esperanza y la caridad. Estas virtudes, que florecieron en un corazón humilde y abandonado a la voluntad de Dios, son las que adornan su preciosa e incorruptible corona de Reina. Estas son las virtudes que el Señor pide a todo creyente, para admitirlo a la misma gloria de su Madre.
El texto del Apocalipsis, que acabamos de proclamar, habla del enorme dragón rojo, que representa la perenne tentación que se plantea al hombre: preferir el mal al bien, la muerte a la vida, el placer fácil de la despreocupación al exigente pero gratificante camino de la santidad, para el que todo hombre ha sido creado. En la lucha contra «el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado diablo y satanás, el seductor del mundo entero» (Ap12,9), aparece el signo grandioso de la Virgen victoriosa, Reina de gloria, de pie a la derecha del Señor.
Y en esta lucha espiritual su ayuda a la Iglesia es decisiva para lograr la victoria definitiva sobre el mal.
3. «De pie a tu derecha, Señor, está la Reina».
María, en este mundo, «hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (Lumen gentium, 68). Como Madre solícita de todos, sostiene el esfuerzo de los creyentes y los estimula a perseverar en el empeño. Pienso aquí, de manera muy especial, en los jóvenes, que son quienes más expuestos están a los atractivos y a las tentaciones de mitos efímeros y de falsos maestros.
Queridos jóvenes, contemplad a María e invocadla con confianza. La Jornada mundial de la juventud, que comenzará dentro de algunos días en París, os brindará la ocasión de experimentar una vez más su solicitud materna. María os ayudará a sentiros parte integrante de la Iglesia y os impulsará a no tener miedo de asumir vuestra responsabilidad de testigos creíbles del amor de Dios.
Hoy, María, elevada al cielo, os muestra a dónde llevan el amor y la plena fidelidad a Cristo en la tierra: hasta el gozo eterno del cielo.
4. María, Mujer vestida de sol, ante los inevitables sufrimientos y las dificultades de cada día, ayúdanos a tener fija nuestra mirada en Cristo.
Ayúdanos a no tener miedo de seguirlo hasta el fondo, incluso cuando nos parece que la cruz pesa demasiado. Haz que comprendamos que ésta es la única senda que lleva a la cumbre de la salvación eterna.
Y desde el cielo, donde resplandeces como Reina y Madre de misericordia, vela por cada uno de tus hijos.
Guíalos a amar, adorar y servir a Jesús, el fruto bendito de tu vientre, ¡oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
© Copyright 1997 - Libreria Editrice VaticanaAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-12783146255109592652013-04-01T11:46:00.001-04:002013-04-01T11:46:21.207-04:00El Escudo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd7N8VsdsSt9rXfiB3gQSPwk9_FrireGmuFgOGDCZ0x2OA7a__9qZj50yEKOf2J2IIRFWvQZlJUl4YUmEcnKYdocnczwNmm-Yjc1W3CijxE-HX1IAxSqCzhIP1Ek_kiTFnAmrUg1HXB0Q/s1600/stemma-papa-francesco.png" imageanchor="1" ><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd7N8VsdsSt9rXfiB3gQSPwk9_FrireGmuFgOGDCZ0x2OA7a__9qZj50yEKOf2J2IIRFWvQZlJUl4YUmEcnKYdocnczwNmm-Yjc1W3CijxE-HX1IAxSqCzhIP1Ek_kiTFnAmrUg1HXB0Q/s320/stemma-papa-francesco.png" /></a>
EXPLICACIÓN DEL ESCUDO
“miserando atque eligendo”
EL ESCUDO
En los rasgos, esenciales, el Papa Francisco ha decidido conservar su escudo anterior, elegido desde su consagración episcopal y caracterizado por una sencillez lineal.
Sobre el escudo, azul, se hallan los símbolos de la dignidad pontificia, iguales a los que deseó el predecesor, Benedicto XVI (mitra entre llaves de oro y plata, entrelazadas por un cordón rojo). En lo alto se refleja el emblema de la Orden de procedencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante y llameante con las letras, en rojo, IHS, monograma de Cristo. Encima de la letra h se halla una cruz; en la punta, los tres clavos en negro.
En la parte inferior se contempla la estrella y la flor de nardo. La estrella, según la antigua tradición heráldica, simboliza a la Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; la flor de nardo indica a san José, patrono de la Iglesia universal. En la tradición iconográfica hispánica, en efecto, san José se representa con un ramo de nardo en la mano. Al incluir en su escudo estas imágenes el Papa desea expresar su especial devoción hacia la Virgen Santísima y san José.
EL LEMA
El lema del Santo Padre Francisco procede de las Homilías de san Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)».
Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina y se reproduce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de san Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En efecto, en la fiesta de san Mateo del año 1953, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, de un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió su corazón tocado y advirtió la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola.
Una vez elegido obispo, monseñor Bergoglio, en recuerdo de tal acontecimiento, que marcó los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de san Beda miserando atque eligendo, que también ha querido reproducir en su escudo pontificio.
Copyright © L'Osservatore RomanoAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/00571097822763331756noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3037937162628108267.post-55525178600902733232013-04-01T10:53:00.001-04:002013-04-01T10:53:12.766-04:00¿Murió la Santísima Virgen María?<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRTiGHdT_YZ-Z5O-edlji0QPPlwJbyqcziJfbRXfSxtSdGydV_f6JZ58h7J77q7j-jzNqiv6IKJUSEMKW5ST9LN33esMWyygcVsah-K500_f1zhJK1czQdaadJ8HEk8YH7Mp6LGEvfcCk/s1600/208204_4476294021745_1527211633_n.jpg" imageanchor="1" ><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRTiGHdT_YZ-Z5O-edlji0QPPlwJbyqcziJfbRXfSxtSdGydV_f6JZ58h7J77q7j-jzNqiv6IKJUSEMKW5ST9LN33esMWyygcVsah-K500_f1zhJK1czQdaadJ8HEk8YH7Mp6LGEvfcCk/s320/208204_4476294021745_1527211633_n.jpg" /></a>
Y si murió, ¿de que murió?.
Es sabido que la muerte no es condición esencial para la Asunción. Y es sabido, también, que el Dogma de la Asunción no dejó definido si murió realmente la Santísima Virgen.
Había para entonces discusión sobre esto entre los Mariólogos y Pío XII prefirió dejar definido lo que realmente era importante: que María subió a los Cielos gloriosa en cuerpo y alma, soslayando el problema de si fue asunta al Cielo después de morir y resucitar, o si fue trasladada en cuerpo y alma al Cielo sin pasar por el trance de la muerte, como todos los demás mortales (inclusive como su propio Hijo).
Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre el tema, nos recuerda que Pío XII y el Concilio Vaticano II no se pronuncian sobre la cuestión de la muerte de María. Pero aclara que “Pío XII no pretendió negar el hecho de la muerte; solamente no juzgó oportuno afirmar solemnemente, como verdad que todos los creyentes debían admitir, la muerte de la Madre de Dios”. (JP II, 25-junio-97)
Sin embargo, algunos teólogos han sostenido la teoría de la inmortalidad de María, pero Juan Pablo II nos dice al respecto, “existe una tradición común que ve en la muerte de María su introducción en la gloria celeste”. (JP II, 25-junio-97)
Se refiere posiblemente a que, como afirma Antonio Royo Marín o.p., la Asunción gloriosa de María, después de su muerte y resurrección, reúne un apoyo inmensamente mayoritario entre los Mariólogos. (cfr. La Virgen María, A. Royo Marín, 1968).
Los argumentos en favor de la muerte de María los dividiremos: según la Tradición Cristiana (incluyendo el Arte Cristiano), según la Liturgia, según la razón teológica y por la utilidad de la muerte.
1. Según la Tradición Cristiana
Royo Marín afirma que el testimonio de la Tradición -dice que sobretodo a partir del Siglo II- es abrumador a favor de la muerte de María. Es su afirmación, aunque no da citas al respecto. (cfr. La Virgen María, A. Royo Marín, 1968).
Inclusive la misma Bula Munificentissimus Deus de Pío XII (sobre el Dogma de la Asunción), aunque no propone como dogma la muerte de María, nos presenta este dato interesantísimo sobre la muerte de María en la Tradición de la Iglesia: “Los fieles, siguiendo las enseñanzas y guía de sus pastores … no encontraron dificultad en admitir que María hubiese muerto como murió su Unigénito. Pero eso no les impidió creer y profesar abiertamente que su sagrado cuerpo no estuvo sujeto a la corrupción del sepulcro y que no fue reducido a putrefacción y cenizas el augusto tabernáculo del Verbo Divino” (Pío XII, Bula Munificentissimus Deus #7, cf. Doc. mar. #801).
El Padre Joaquín Cardoso, s.j. edita en México en el Año de la declaración del Dogma un librito “La Asunción de María Santísima”. Y nos refiere lo siguiente sobre la muerte de María en la Tradición:
“Hasta el Siglo IV no hay documento alguno escrito que hable de la creencia de la Iglesia, explícitamente, acerca de la Asunción de María. Sin embargo, cuando se comienza a escribir sobre ella, todos los autores siempre se refieren a una antigua tradición de los fieles sobre el asunto. Se hablaba ya en el Siglo II de la muerte de María, pero no se designaba con ese nombre de muerte, sino con el de tránsito, sueño o dormición, lo cual indica que la muerte de María no había sido como la de todos los demás hombres, sino que había tenido algo de particular. Porque aunque de todos los difuntos se decía que habían pasado a una vida mejor, no obstante para indicar ese paso se empleaba siempre la palabra murió, o por lo menos `se durmió en el Señor’, pero nunca se le llamaba como a la de la Virgen así, especialmente, y como por antonomasia, el Tránsito, el Sueño”.
Son muchísimos los Sumos Pontífices que han enseñado expresamente sobre la muerte de María. Entre éstos, el Papa Juan Pablo II, quien en su Catequesis del 25 de junio de 1997, titulada por el Osservatore Romano “La Dormición de la Madre de Dios”, nos da más datos sobre la muerte de María en la Tradición:
Santiago de Sarug (+521): “El coro de los doce Apóstoles” cuando a María le llegó “el tiempo de caminar por la senda de todas las generaciones”, es decir, la senda de la muerte, se reunió para enterrar “el cuerpo virginal de la Bienaventurada”.
San Modesto de Jerusalén (+634), después de hablar largamente de la “santísima dormición de la gloriosísima Madre de Dios”, concluye su “encomio”, exaltando la intervención prodigiosa de Cristo que “la resucitó de la tumba” para tomarla consigo en la gloria.
San Juan Damasceno (+704), por su parte, se pregunta: “¿Cómo es posible que aquélla que en el parto superó todos los límites de la naturaleza, se pliegue ahora a sus leyes y su cuerpo inmaculado se someta a la muerte?”. Y responde: “Ciertamente, era necesario que se despojara de la parte mortal para revestirse de inmortalidad, puesto que el Señor de la naturaleza tampoco evitó la experiencia de la muerte. En efecto, El muere según la carne y con su muerte destruye la muerte, transforma la corrupción en incorruptibilidad y la muerte en fuente de resurrección”.
No es posible, además, ignorar el Arte Cristiano, en el que encontramos gran número de mosaicos y pinturas que han representado la Asunción de María, tratando de hacernos ver gráficamente el paso inmediato de la “dormición” al gozo pleno de la gloria celestial, e inclusive algunos, del paso del sepulcro a la gloria, siendo asunta al Cielo.
2. Según la Liturgia
De acuerdo a Royo Marín, el argumento litúrgico tiene gran valor en teología, según el conocido aforismo orandi statuat legem credendi, puesto que en la aprobación oficial de los libros litúrgicos está empeñada la autoridad de la Iglesia, la cual iluminada por el Espíritu Santo, no puede proponer a la oración de los fieles fórmulas falsas o erróneas.
Y desde la más remota antigüedad, la liturgia oficial de la Iglesia recogió la doctrina de la muerte de María. Royo Marín refiere dos oraciones “Veneranda nobis…” y “Subveniat, Domine…” , las cuales estuvieron en vigor hasta la declaración del Dogma (1950) y recogen expresamente la muerte de María al celebrar al fiesta de su gloriosa Asunción a los Cielos. Las oraciones posteriores a la declaración del Dogma, por razones obvias, no aluden a la muerte.
Así decía la oración “Veneranda nobis”: “Ayúdenos con su intercesión saludable, ¡oh, Señor!, la venerable festividad de este día, en el cual, aunque la santa Madre de Dios pagó su tributo a la muerte, no pudo, sin embargo, ser humillada por su corrupción aquélla que en su seno encarnó a tu Hijo, Señor nuestro”.
El Padre Joaquín Cardoso, s.j. tiene esto que decirnos sobre la muerte de María en la Liturgia:
“La Iglesia, pues, tanto la Griega, como la Latina, creyeron siempre, no solamente como posible, sino como regla, en la muerte de María, y en las más antiguas Liturgias de ambas Iglesias se encuentra siempre la celebración y el recuerdo de la muerte de María, con el nombre de la Dormición, Sueño o Tránsito de Nuestra Señora. Porque eso sí: si creían que realmente la Virgen había muerto, indicaban con esa denominación, no usada comúnmente para todas las muertes, que la de la Virgen había tenido algún carácter especial y extraordinario, que es precisamente el de su resurrección inmediata y Asunción a los Cielos”.
“Y como dicen los críticos, aun protestantes … ya en el Siglo VI era absolutamente general la creencia en la Asunción de María, tal cual lo demuestran las antiquísimas liturgias de todas las Iglesias que tienen, al menos desde el siglo IV, establecida la Fiesta de la Dormición de María”.
3. Según la razón teológica
Iniciamos este aparte con Juan Pablo II: “¿Es posible que María de Nazaret haya experimentado en su carne el drama de la muerte? Reflexionando en el destino de Maria y en su relación con su Hijo Divino, parece legítimo responder afirmativamente: dado que Cristo murió, sería difícil sostener lo contrario por lo que se refiere a su Madre” (JP II, 25-junio-97).
Cristo, el Hijo de Dios e Hijo de María, murió. Y ¿puede ser la Madre superior al Hijo de Dios en cuanto a la muerte física?. Es cierto que la Santísima Virgen María, habiendo sido concebida sin pecado original (Inmaculada Concepción) tenía derecho a no morir. Pero, nos dice Juan Pablo II: “El hecho de que la Iglesia proclame a María liberada del pecado original por singular privilegio divino, no lleva a concluir que recibió también la inmortalidad corporal. La Madre no es superior al Hijo, que aceptó la muerte, dándole nuevo significado y transformándola en instrumento de salvación. ” (JP II, 25-junio-97)
Y Royo Marín remata este argumento de la siguiente manera: “Sin duda alguna, María hubiera renunciado de hecho a ese privilegio para parecerse en todo -hasta en la muerte y resurrección- a su Divino Hijo Jesús.”
El Padre Joaquín Cardoso, s.j. dice al respecto: “María Santísima nunca tuvo pecado, por el privilegio de Dios de su Inmaculada Concepción; por consiguiente, no estaba sujeta a la muerte, como no lo estaba Jesucristo; pero también Ella tomó sobre sí nuestro castigo, nuestra muerte”.
Y Juan Pablo II: “María, implicada en la obra redentora y asociada a la ofrenda salvadora de Cristo, pudo compartir el sufrimiento y la muerte con vistas a la redención de la humanidad”. (JP II, 25-junio-97)
4. Por la utilidad de la muerte
Dice Royo Marín que la muerte de María nos sirve de ejemplo y consuelo. María debió morir para enseñarnos a bien morir y dulcificar con su ejemplo los supuestos terrores de la muerte. Los recibió con calma, con serenidad, aún más, con gozo, mostrándonos que no tiene nada de terrible la muerte para aquéllos que en la vida han cumplido la Voluntad de Dios.
Y Juan Pablo II también habla al respecto: “La experiencia de la muerte enriqueció a la Virgen: habiendo pasado por el destino común a todos los hombres, es capaz de ejercer con más eficacia su maternidad espiritual con respecto a quienes llegan a la hora suprema de la vida”. (JP II, 25-junio-97)
¿DE QUÉ MURIÓ LA VIRGEN?
Royo Marín responde así a la pregunta ¿de qué murió María?: “”No parece que muriera de enfermedad, ni de vejez muy avanzada, ni por accidente violento (martirio), ni por ninguna otra causa que por el amor ardentísimo que consumía su corazón”
No creamos que esta afirmación de que el amor a Dios haya sido la causa del fallecimiento (¿o desfallecimiento?) de María, sea una ilusión poética, producto de una piedad ingenua y entusiasta para con la Santísima Virgen. No. Esta enseñanza se funda en testimonios de los Santos Padres, quienes dejaron traslucir con frecuencia su pensamiento sobre este particular.
El Padre Joaquín Cardoso, s.j. cita a San Alberto Magno: “Creemos que murió sin dolor y de amor”. Nos asegura, además, que a San Alberto siguen otros como el Abad Guerrico, Ricardo de San Lorenzo, San Francisco de Sales, San Alfonso María de Ligorio y otros muchísimos.”
Y veamos qué nos decía Juan Pablo II sobre las causas de la muerte de la Madre de Dios: “Más importante es investigar la actitud espiritual de la Virgen en el momento de dejar este mundo”. Entonces se apoya en San Francisco de Sales, quien considera que la muerte de María se produjo como un ímpetu de amor. En el Tratado del Amor de Dios habla de una muerte “en el Amor, a causa del Amor y por Amor” (JP II, 25-junio-99).
Royo Marín cita a Alastruey, quien en su Tratado de la Virgen Santísima afirma: “La Santísima Virgen acabó su vida con muerte extática, en fuerza del divino amor y del vehemente deseo y contemplación intensísima de las cosas celestiales”.
Es nuevamente Juan Pablo II quien aclara aún más este punto: “Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsilo de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte pudo concebierse como una `dormición’”
Luego basándose en la Tradición para tratar este tema, el Papa nos aclara aún más este maravilloso suceso:
“Algunos Padres de la Iglesia describen a Jesús mismo que va a recibir a su Madre en el momento de la muerte, para introducirla en la gloria celeste. Así, presentan la muerte de María como un acontecimiento de amor que la llevó a reunirse con su Hijo Divino, para compartir con El la vida inmortal. Al final de su existencia terrena habrá experimentado, como San Pablo -y más que él- el deseo de liberarse del cuerpo para estar con Cristo para siempre”. (JP II, 25-junio-97)
Otro ilustre Mariólogo, Garriguet, también citado por Royo Marín, nos describe más detalles sobre la vida y la dormición de la Madre de Dios: “María murió sin dolor, porque vivió sin placer; sin temor, porque vivió sin pecado; sin sentimiento, porque vivió sin apego terrenal. Su muerte fue semejante al declinar de una hermosa tarde, como un sueño dulce y apacible; era menos el fin de una vida que la aurora de una existencia mejor. Para designarla la Iglesia encontró una palabra encantadora: la llama sueño o dormición de la Virgen”.
Pero es el elocuentísmo predicador francés del Siglo XVI-XVII, Bossuet, Obispo de Meaux, quien en su Sermón Segundo sobre la Asunción de María nos describe con los más bellos detalles qué significa morir de amor y cómo fue este maravilloso pasaje de la vida de la Madre de Dios:
“El amor profano es quejumbroso y está diciendo siempre: languidezco y muero de amor. Pero no es sobre este fundamento en el que me baso para haceros ver que el amor puede dar la muerte. Quiero establecer esta verdad sobre una propiedad del Amor Divino. Digo, pues, que el Amor Divino, trae consigo un despojamiento y una soledad inmensa, que la naturaleza no es capaz de sobrellevar; una tal destrucción del hombre entero y un aniquilamiento tan profundo en nosotros mismos, que todos los sentidos son suspendidos. Porque es necesario desnudarse de todo para ir a Dios, y que no haya nada que nos retenga. Y la raíz profunda de tal separación es esos tremendos celos de Dios, que quiere estar solo en un alma, y no puede sufrir a nadie más que a Sí mismo, en un corazón que quiere amor. (Amarás a Dios sobre todas las cosas. Si alguno ama a su padre o a su madre o a sus hermanos más que a Mí, no es digno de Mí).”
“Ya podemos comprender esta soledad inmensa que pide un Dios celoso. Quiere que se destruya, que se aniquile todo lo que no es El. Y, sin embargo, se oculta y no da a ninguno un punto de donde asirlo materialmente, de tal modo que el alma, desprendida por una parte de todo, y por otra, no encontrado aquí el medio de poseer a Dios efectivamente, cae en debilidades y desfallecimientos inconcebibles. Y cuando el amor llega a su perfección, el desfallecimiento llega hasta la muerte, y el rigor hasta perder la vida.”
“Y he aquí lo que da el golpe mortal: es que el corazón despojado de todo amor superfluo, es atraído con fuerza al solo Bien necesario, con una fuerza increíble y, no encontrándolo, muere de congoja. `El hombre insensato’ -dice San Pablo- `no entiende estas cosas y el sensual no las concibe; pero nosotros hablamos de la sabiduría entre los perfectos y explicamos a los espirituales los misterios del espíritu’. Digo, pues, que el alma, desprendida de todo anhelo de lo superfluo, es impulsada y atraída hacia Dios con una fuerza infinita, y es esto lo que le da la muerte; porque , de un lado, se arranca de todos los objetos sensibles, y por otro, el objeto que busca es tan inaccesible aquí, que no puede alcanzarlo. No lo ve sino por la fe, es decir: no lo ve; no lo abraza, sino en medio de sombras y como a través de las nubes, es decir, que no tiene de dónde asirlo. Y el amor frustrado se vuelve contra sí mismo y se hace a sí mismo insoportable.”
“Yo he querido daros alguna idea del amor de la Santísima Virgen durante los días de su destierro y la cautividad de su vida mortal. No, no; los Serafines mismos no pueden entender, ni dignamente explicar, con qué fuerza era atraída María a su Bien Amado, ni con qué violencia sufría su corazón en esta separación. Si jamás hubo algún alma tan penetrada de la Cruz y de este espíritu de destrucción santa, fue la Virgen María. Ella estaba, pues, siempre muriendo, siempre llamando a su Bien Amado con un anhelo mortal”.
“No busquéis, pues, almas santas, otra causa de la muerte de la Santa Virgen. Su amor era tan ardiente, tan fuerte, tan inflamado, que no lanzaba un suspiro que no debiera romper todas las ligaduras de esta vida mortal; no enviaba un deseo al Cielo que no hubiera debido arrastrar consigo su alma entera. Os he dicho antes, cristianos, que su muerte fue milagrosa, pero me veo obligado a cambiar de opinión: su muerte no fue el milagro, el milagro estuvo en la suspensión de esa muerte, en que pudiera vivir separada de su Bien Amado. Vivía, sin embargo, porque esa era la determinación de Dios, para que fuese conforme con Jesucristo su Hijo crucificado por el martirio insoportable de una larga vida, tan penosa para Ella, como necesaria para la Iglesia. Pero como el Divino Amor reinaba en su corazón sin ningún obstáculo, iba de día en día aumentándose sin cesar por el ejercicio, creciendo y desarrollándose por sí mismo, de modo que al fin llegó a tal perfección, que la tierra ya no era capaz de contenerla. Así, no fue otra causa de la muerte de María que la vivacidad de su amor”.
“Y esta alma santa y bienaventurada atrae consigo a su cuerpo a una resurrección anticipada. Porque, aunque Dios ha señalado un término común a la resurrección de todos los muertos, hay razones particulares que le obligan a avanzar ese término en favor de la Virgen María”. (Bossuet, citado por el Padre Joaquín Cardozo s.j. enLa Asunción de María Santísima).
FUENTE: homilia.org
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SU VIDA EN ÉFESO. -SU REGRESO A JERUSALEM. -OPINIONES Y RELATOS DE SU VIAJE A ÉFESO SEGÚN LOS HISTORIADORES. -SU MUERTE RELATADA POR LOS VARONES APOSTÓLICOS Y ESCRITORES DE NUESTROS TIEMPOS.
No resulta de una manera evidente y clara la residencia de la Virgen Santísima durante los veintitrés años que sobrevivió a la Ascensión gloriosa de su amantísimo Hijo, nuestro muy amado Señor Jesucristo. La tradición es la que nos señala esta residencia de María en Éfeso, y a ello nada hay que objetar que pueda contradecir esta opinión histórico-tradicional. Que regresó a Jerusalem, en donde murió, es un hecho comprobado, claro y evidente, reconocido, acatado y venerado, testimoniado además de los relatos sagrados por los hechos materiales del sepulcro de la Virgen, la casa en que habitó y demás accidentales que determinan el hecho en su concepto histórico y en el de la creencia religiosa fundada en las virtudes y excelencias de la Purísima Señora.
Por tanto, aceptamos la traslación de María Santísima con San Juan a Éfeso, su estancia en aquella ciudad y su vida tranquila y retirada, sin que acontecimiento alguno de aquélla trascendiera al mundo de la historia o de la tradición, y su regreso a Jerusalem cuando la edad ya avanzada de María la aproximaba, humanamente hablando, al sepulcro, avecinándose con la muerte. Como ni el Evangelio nos habla ya de María, y sólo por relación de eminentes Padres de la Iglesia y escritores católicos se relacionan los hechos y la muerte de la Pura Virgen María, a ellos, como égida segura, como faro de sagrada y mística luz, nos acogemos y a sus opiniones nos inclinamos como hijas de una fe acendrada y de un conocimiento e interpretación de los hechos superior a nuestras fuerzas y muy en armonía en nuestro sentir con aquéllos, por su fundamento y su piedad.
El P. Rivadeneyra se expresa en este punto de una manera clara, como convincente lo es su sabio razonamiento:
«También estuvo un poco de tiempo la Santísima Virgen en la ciudad de Éfeso, en la provincia de Asia, juntamente con San Juan Evangelista, como se saca del Concilio Efesino en una epístola escrita al clero de Constantinopla, derramando en todas partes su resplandores, y dando salud espiritual y vida a todos aquellos con quienes trataba.
»Habiendo pues pasado con este temor de vida muchos años, y guardándola Dios para consuelo y bien de toda la Iglesia; siendo ya de anciana edad, viendo extendida por el mundo la fe y el nombre de su Hijo, encendida de amor y derretida de deseos de verle, le suplicó afectuosamente que la librase de las miserias de esta vida y la llevase a gozar de su bienaventurada presencia. Oyó los piadosos ruegos el Hijo de la Madre, a quien siempre oye, y envióle un ángel con la alegre nueva de su muerte, la cual Ella recibió con gran júbilo de su espíritu y descubrió a su querido hijo Juan Evangelista».
Tal es la manera como el docto Padre Rivadeneyra expresa y señala su parecer respecto de los últimos años de la existencia terrenal de nuestra Santa Madre la Virgen María. Como de paso, cual hemos visto, había de el poco de tiempo que María vivió en Éfeso con San Juan Evangelista.
Sor María de Ágreda se expresa acerca de este punto con la elocuencia y hermoso estilo que le son propios, y con la claridad de inteligencia y alto sentido filosófico que se manifiesta en su hermosa obra acerca de María Santísima:
«Llegó María a la edad de sesenta y siete años sin haber interrumpido la carrera ni detenido el vuelo, ni mitigado el incendio de su amor y merecimientos, desde el primer instante de su Inmaculada Concepción; pero habiendo crecido todo esto en todos los momentos de su vida, los inefables dones, beneficios y favores del Señor, la tenían toda deificada y espiritualizada; los afectos, los ardores y deseos de su corazón no la dejaban descansar fuera del centro de su amor; las prisiones de la carne le eran violentas, y la misma tierra, indignada por los pecados de los mortales de tener en sí al tesoro de los cielos, no podía ya conservarle más sin restituirle a su verdadero dueño».
Como se ve, la virtuosa escritora nada nos dice ni apunta acerca del traslado de María desde Jerusalem a Éfeso, y ni aun nos dice que por ningún motivo saliera de la ciudad deicida, y sí que en ella residía y en ella murió como más adelante lo expresa y narra con un colorido y encanto del glorioso tránsito de María, que resulta un tan hermoso como sentido idilio en vez de una elegía. En cambio, Casabó, admite el viaje a Éfeso, que relata con riqueza de detalles, y aun algún tanto de carácter dramático.
«Interin San Juan prevenía la jornada y la embarcación para Éfeso, continuaba la Virgen como siempre en pedir con gran fervor por la defensa y aumento de la Santa Iglesia. Pasados cuatro días, que era el quinto de enero del año cuarenta, avisóla San Juan que era hora de partir, porque había embarcación y estaba dispuesto todo para el viaje. Sin réplica ni dilación se puso de rodillas la gran Maestra de la obediencia, y pidió licencia al Señor para salir del Cenáculo y de Jerusalem. En seguida se fue a despedir del dueño de la casa y de sus moradores, que estaban inconsolables por la pérdida que iban a experimentar, y así, todos querían seguirla y acompañarla. Agradecida la gran Señora, templó su dolor con la promesa de su vuelta. Previa licencia que pidió a San Juan, visitó los Lugares Santos, y en compañía del Apóstol hizo aquellas sagradas estaciones con mucha devoción, lágrimas y reverencia. Pidió después la bendición a San Juan, puesta de rodillas, para caminar como lo hacía antes con su Hijo. Muchos de los fieles de Jerusalem le ofrecieron dinero, joyas y carruajes hasta el mar y lo necesario para el viaje, pero con su prudencia, satisfizo a todos sin admitir cosa alguna. Para las jornadas hasta el mar sirvióla un jumentillo en que hizo el camino como reina de los pobres.
»Llegados al puerto, embarcáronse en un buque con otros pasajeros. Vivían en Éfeso algunos fieles, aunque pocos, procedentes de Jerusalem y Palestina, y al saber la llegada de la Virgen, acudieron a visitarla y a ofrecerla sus posadas y haciendas; pero Ella eligió para su morada la casa de unas mujeres recogidas, retiradas y no ricas, que vivían solas sin compañía de varones. En esta posada vivió mientras estuvo en Éfeso.
»En Éfeso recibió la Virgen la visita de Santiago, quien embarcado en las costas de Cataluña se dirigió a Italia, y de allí pasa cuenta a María de su predicación en España, y postrado en tierra demostróle su agradecimiento por haberle visitado personalmente en Zaragoza.
»Quedó en Éfeso la Virgen, después de despedido Santiago, atenta a todo lo que sucedía a éste y a los demás Apóstoles, sin perderlos de su vista interior, y sin cesar en las peticiones y oraciones por ellos y por todos los fieles de la Iglesia.
»Así que San Juan estuvo en Éfeso con la Virgen Santísima, comenzó a predicar en la ciudad, bautizando a los que convertía…»
Relata después, que en virtud de una carta de San Pedro pidiendo su vuelta a Jerusalem, determinó a María Santísima a tornar a la ciudad natal, y añade:
«Salió San Juan a buscar embarcación para Palestina y prevenir lo necesario para disponer con brevedad la partida. Ínterin llamó la Virgen a las mujeres que tenía en Éfeso por conocidas discípulas, para despedirse de ellas y dejarlas informadas de lo que debían hacer para conservar la fe. Eran éstas en número de setenta y tres, vírgenes muchas de ellas, especialmente nueve, que por disposición divina se libraron de la muerte cuando la ruina del templo de Diana…
»Dos años y medio permaneció la Virgen en Éfeso. Llegado el día de partir, pidió la bendición a San Juan antes de embarcarse. El viaje fue muy tempestuoso, pero la que es Estrella del Mar cuidó de llevar la nave a puerto, desembarcando a los quince días de navegación…»
Tal es la manera, como hemos dicho, sumamente poética y llena de detalles minuciosos, nos cuenta el citado historiador de Vida de María, este episodio de la vida de la Señora en su viaje y estancia en Éfeso. Narración hermosa, llena de encantos y poesía, pero que no vemos relatada con tal riqueza de color y accidentes como la cuenta y reseña el ilustre y notable historiador Sr. Casabó.
Con poético estilo que le es propio, con frase verdaderamente meridional, llena de fuego y encanto, dominando el estro artístico en toda su obra, muchas veces no del todo ajustado a la índole de tan serio asunto y siguiendo más en algunos puntos el tono de poeta que de historiador, el tantas veces citado Orsini en su conocida obra de la Vida de María, dice:
«La Santa Virgen permaneció en Jerusalem hasta tanto que la terrible persecución que estalló contra los cristianos en el año cuarenta y cuatro de Jesucristo, la obligó a salir de allí con los Apóstoles. Su hijo adoptivo la condujo entonces a Éfeso, a donde Magdalena quiso seguirla. Esos nobles corazones se habían enlazado al pie de la Cruz con cadenas de diamante que sólo la muerte pudo romper y que se han vuelto a anudar en el cielo».
Ninguna noticia nos ha quedado de la permanencia de María en Éfeso, y esta falta se explica fácilmente por las circunstancias de aquella época. Después de la resurrección del Salvador, los Apóstoles, únicamente ocupados en la propagación de la fe, pusieron en la clase de cosas secundarias todo lo que no entraba de un modo directo y notorio en un interés que absorbía lo demás…
«Que la Madre de Jesús haya seguido la suerte de los Apóstoles, es fácil concebirlo. Habiendo pasado los últimos años de su vida lejos de Jerusalem en un país extranjero, en que su permanencia no se señaló con ningún hecho notable, no ofrece otra cosa que una superficie plana que no ha dejado vestigio durable en la memoria fugitiva de los hombres; sin embargo, el estado floreciente de la Iglesia en Éfeso, y los elogios que San Pablo tributa a su piedad, indican bastantemente los cuidados saludables de la Virgen…
»Durante su permanencia en Éfeso fue cuando María perdió la fiel compañera, que a imitación de Ruth había abandonado su país y su pueblo para seguirla más allá de los mares; Magdalena murió, y María la lloró como Jesús había llorado a Lázaro.
»Llegando a Jerusalem, retiróse la Virgen a la montaña de Sión, a una corta distancia del palacio arruinado de los príncipes de su linaje, y en la casa que había sido santificada por el descenso del Espíritu Santo. San Juan la dejó para ir a participar a Santiago, primer obispo de Jerusalem, y a los fieles que componían su iglesia, ya numerosa, que la Madre de Jesús volvía entre ellos para morir».
Como se ve y vamos relacionando estos autores entre sí, Orsini es más parco en detalles que Casabó, aun cuando ambos se dejan dominar demasiado, en nuestra opinión, por elemento poético; pero éstos, con María de Ágreda, aceptan y relatan el viaje y estancia de María en Éfeso.
No obstante lo antes escrito, repetimos que la opinión en este punto de otros no menos respetables y críticos historiadores, es la de no aceptar tan sólo como tradición la estancia de la Virgen María en Éfeso, y nosotros, sin negar la autenticidad de la tradición, ni afirmarla, pues que sólo en la fe, en la creencia se funda y en nada, empero, contradice ni dificulta el concepto general evangélico acerca de María, las hemos consignado para conocimiento y para ilustración de los últimos años de la vida de la Señora, transcurridos en medio de una tan hermosa como plácida obscuridad, hija de su modestia y del modelo de virtudes, como lo era la pura Madre de Dios.
Réstanos ahora ocuparnos llenos de fe y amor en Nuestra Santa Madre, de su muerte, de su glorioso tránsito de este mundo, del que tanto deseaba salir María para gozar de la presencia de su muy amado Hijo, y relatar este último y grandioso hecho de la vida terrenal del Espejo de las Virtudes, de la Reina de los cielos, nuestra amante abogada, como Consuelo de los Afligidos y Madre de los Desamparados.
Para ello consignaremos de la misma manera el relato que de su gloriosa muerte hacen los citados historiadores, para referirla luego con nuestra pobre pluma este relato, esta narración, que en el fuego del amor a su santo Nombre, pretendemos hacer, como oración entusiasta y llena de esperanza en sus misericordias, y que elevamos a su trono para que sea acepta como acto de amor y veneración a nuestra Madre amparadora en las desgracias, y Consuelo inmenso en nuestras desgracias.
El acto grandioso del tránsito de María, es un hecho en el que la pluma, impulsada por el amor y la veneración de los que lo han descrito, ha hecho por la misma grandiosidad, tierna y amorosa del acto, que sea pintada, narrada, con un colorido de luz, un ambiente de plácida coloración que suena con la misma dulzura que la música de un arpa, como el canto de los Ángeles bendiciendo a su Reina y Señora: hecho es que no hay escritor, que al relatarlo, no se vea en su descripción movido su pecho, elevado su espíritu por ese lazo de amor y de cariño que nos une con María, la santa Madre del Cordero, la protectora y amparadora de los desterrados hijos del pecado en este mundo, que Ella llena con su mirada y su amor.
La noticia de su muerte comunicada a San Juan, dice el P. Rivadeneyra relatándola:
«Él lo dijo a los fieles que estaban en Jerusalem, y luego se derramó por los otros cristianos que estaban en toda aquella comarca, y vinieron muchos a Jerusalem y se juntaron en el monte de Sión, en la casa donde Cristo cenó con sus discípulos e instituyó aquella mesa real de su Sagrado Cuerpo para sustento de toda su Iglesia, y el Espíritu Santo había venido en lenguas de fuego. Trajeron los fieles muchas velas, ungüentos y especies aromáticas, como tenían de costumbre, y muchos himnos compuestos para cantar en su glorioso tránsito; y para mayor gozo de la Virgen y consuelo de los Apóstoles, de varias partes y provincias del mundo, en que andaban predicando, todos los que vivían entonces fueron traídos milagrosamente a su presencia; halláronse también otros varones apostólicos, Hieroteo, Timoteo y Dionisio Areopagita y otros muchos, que con grande instancia habían pedido al Señor que les hiciese dignos de ver aquel dichoso espectáculo. Cuando la Virgen purísima vio aquella santa y bienaventurada compañía, se gozó con un gozo inefable e hizo gracia a su bendito Hijo por aquel incomparable beneficio que le había hecho, y con rostro grave y sereno les dijo: que los espíritus celestiales habían mucho deseado su partida de esta tierra y que Ella también lo había suplicado a Dios, y Él se lo había otorgado, y que así presto se cumpliría. Recostóse en una humilde cama, y mirando a todos, que ya tenían candelas encendidas en las manos, con un aspecto más divino que humano, les mandó que se acercasen para darles su bendición…
»En diciendo esto se reclinó en la cama y se compuso decentemente y levantando las manos en alto, llena de increíble gozo por ver a su Hijo que la llamaba y convidaba a la eterna felicidad, le dijo: ‘Cúmplase en Mí tu palabra’, y con esto y como quien se echa a dormir, sin dolor alguno ni pesadumbre, dio su alma a aquel Señor, a quien Ella había dado su carne, la noche del día antes del quince de agosto, cincuenta y siete años después que parió a Cristo y a los veintitrés de su pasión, siendo de edad de setenta y dos años menos veinticuatro días, según la más probable y verdadera opinión, porque algunos no le dan sino cincuenta y nueve, otros sesenta y dos a sesenta y tres y otros menos. Pero supuesta la verdad tan testificada de tantos y tan graves autores, que los sagrados Apóstoles se hallaron a la muerte de la Virgen Santísima, y que San Dionisio Areopagita, como él dice, estuvo presente a ella, necesariamente habemos de dar más larga edad; pues él no se convirtió a Cristo hasta que San Pablo vino a Atenas, que fue el año del Señor de cincuenta y dos, y a los sesenta y siete de la Virgen».
De esta manera tan reverente, solemne y tierna al mismo tiempo nos relata el sabio padre Rivadeneyra el glorioso tránsito de la santa y purísima Señora. La venerable Sor María de Ágreda, puede decirse que concuerda con la relación del sabio jesuita.
«Acercábase ya el día determinado por la Divina Voluntad en que la verdadera y viva Arca del Testamento, había de ser colocada en el Templo de la celestial Jerusalem con mayor gloria y júbilo que su figura fue colocada por Salomón en el santuario debajo de las alas de los querubines. Y tres días antes del tránsito felicísimo de la Gran Señora se hallaron congregados los Apóstoles y discípulos en Jerusalem y casa del Cenáculo.
»Fueron todos con San Pedro al oratorio de la Reina y halláronla de rodillas sobre una tarimilla que tenía para reclinarse cuando descansaba un poco.
»Al entonar los Ángeles música, se reclinó María en su tarima o lecho, quedándole la túnica como unida al sagrado Cuerpo, puestas las manos juntas y toda enardecida en la llama de su divino amor. Y cuando los Ángeles llegaron a cantar aquellos versos del capítulo segundo de los Cantares: Surge, propera, amica mea, etc., que quiere decir: Levántate y date prisa, amiga mía, paloma mía, hermosa mía, y ven, que ya pasó el invierno, etc.; en estas palabras pronunció Ella las que su Hijo en la Cruz: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Cerró los virginales ojos y espiró.
»Sucedió este glorioso tránsito el viernes a las tres de la tarde, a la misma hora que el de su Hijo, el día 13 de agosto, en que murió, hasta el 8 de septiembre, que nació y cumpliera los setenta años. Después de la muerte de Cristo, sobrevivió la Madre en el mundo veintiún años, cuatro meses y diez y nueve días y de su virgíneo parto era el año cincuenta y cinco».
Casabó sigue literalmente a Sor Ágreda, no añadiendo a nuevo y copiando lo que acerca del glorioso tránsito de María dice aquella sagrada escritora y Orsini, nos relata esta conmovedora escena con la viveza de la descripción y la mágica de su estilo en los siguientes párrafos:
«Era el día y había llegado la hora. Los santos de Jerusalem vieron otra vez a la hija de David siempre pobre, siempre humilde, siempre hermosa, porque se hubiera dicho que esta santa y admirable criatura se libraba de la acción destructora del tiempo, y que predestinada desde su nacimiento a una completa y gloriosa inmortalidad, nada en Ella debía perecer. Grave, pues, pero no enferma, María recibió a los Apóstoles y discípulos recostada en un pequeño lecho de pobre apariencia, acomodado a su traje de mujer de pueblo que nunca había dejado. Brillaba en su aspecto, lleno de nobleza y de modestia, alguna cosa tan majestuosa y patética, que toda la asamblea se deshizo en lágrimas. Sólo María permaneció en calma en este vasto y elevado salón, en que se habían agolpado una multitud de antiguos discípulos y de nuevos cristianos igualmente deseosos de contemplarla.
»Era ya de noche y unas lámparas con varios mecheros suspendidas del techo con cadenillas de bronce arrojaban aquí y allí manojos de rayos de color rojizo sobre la reunión silenciosa, que parecía recibir con ellos un nuevo grado de solemnidad. Los Apóstoles, vivamente conmovidos, estaban de pie en torno del lecho fúnebre. San Pedro, que tanto había amado al Hijo de Dios durante su vida, contemplaba a la Virgen con un sentimiento de dolor, y su mirada eficaz parecía decir al obispo de Jerusalem: ¡Cuánto se asemeja a Jesucristo! En efecto, la semejanza era admirable; y la actitud inclinada de María, que recordaba la del Salvador durante la cena, acababa de completarla. Santiago, que había recibido de los mismos judíos el renombre de justo, y que sabía dominar sus emociones, devoraba las lágrimas que se amasaban lentamente al borde de sus párpados. El Príncipe de los Apóstoles, hombre de franqueza y de primer movimiento, hallábase profundamente conmovido y no lo cubría: San Juan tenía envuelto el rostro con un lienzo de su manto griego, pero sus sollozos lo descubrían. No había en toda la asamblea un corazón que no estuviese partido de dolor, ni ojo del que no manasen lágrimas. Después de haberse recogido un momento, María fijó sus miradas sobre esos fieles servidores que estaban todos unidos en el amor de Jesucristo, y que debían probarlo de allí a algún tiempo en medio de los tormentos; empezó a hablarles, y su voz llena de melodía, tomó una expresión tan tierna, tan hondamente afectuosa, y a la vez tan consoladora, que todos los dolores se calmaron por algún tiempo. Ella les dijo que la afección filial que le demostraban le hacía solamente echar de menos la vida, que había deseado con ardor ese día, que iba a reunirse a su Hijo por toda la eternidad, y que bendecía a Dios de haber abreviado el tiempo de su triste peregrinación. Después de haberles prometido que les sería siempre favorable, que no olvidaría jamás en medio de los goces celestiales, que Ella había sido Hija de los hombres, les mostró la tierra vista desde las alturas del cielo; y se elevó gradualmente a consideraciones tan elevadas y a reflexiones tan sublimes, que cada uno olvidaba en medio de su asombro que el cisne cantaba para morir. Pero aproximábase la hora fatal: María extendió sus manos protectoras sobre los hijos que iban a quedar huérfanos, y alzando sus bellos ojos hacia los astros que brillaban en el firmamento, con una majestad serena, vio el cielo abierto y al Hijo del Hombre que bajaba sobre una nube luminosa para recibirla en los confines de la eternidad. A esa vista un color sonrosado se apareció por su semblante, sus ojos pintaron todo lo que el amor maternal, el júbilo, llevado hasta el arrobamiento y la adoración infinita pueden exprimir, y su alma, dejando sin esfuerzo su cubierta mortal, cayó dulcemente en el seno de Dios».
Tal es la manera dulce, poética y sentida con que pintan y narran la muerte de María los ya citados escritores, y a estos relatos hemos de consignar, como fuente de sagrada tradición que admite la Iglesia en sus rezos, la narración que del glorioso tránsito de María Santísima nos ha hecho San Juan Damasceno en su sermón de Dormitione Deiparae:
«Por una antigua tradición, dice, ha llegado hasta nosotros la noticia de que al tiempo de su glorioso tránsito todos los santos Apóstoles que andaban por el mundo trabajando para la salvación de las almas, se reunieron al punto, llevados milagrosamente a Jerusalem. Estando pues, allí, gozaron de una visión angélica, oyeron un celestial concierto, y de este modo entregada en manos de Dios su ánima santa, henchida de soberana gloria. Su cuerpo, que había recibido a Dios de una manera inefable, fue enterrado en un nicho allí en Gethsemaní, mezclándose en el entierro los himnos de los Apóstoles con las armonías de celestes coros. Durante tres días se oyeron allí cantos angélicos que cesaron al cabo del tercero día. Llegando entonces el Apóstol Santo Tomás, único que faltaba, y deseando adorar aquel Cuerpo que había tenido a Dios encarnado, abrieron el túmulo, mas ya no encontraron allí el sagrado Cuerpo, sino solamente aquellos objetos con que había sido sepultada, los cuales despedían suavísima, fragancia: en vista de esto volvieron a cerrar el modesto túmulo. Asombrados en presencia de este misterioso milagro, no pudieron menos de pensar en Aquel a quien plugo encarnarse en las entrañas de la Virgen María para hacerse hombre y nacer como tal, siendo Dios, el Verbo y Señor de la gloria, y que preservó incólume su virginidad a pesar del parto: quiso también honrar su Cuerpo inmaculado en seguida de su muerte, conservándolo sin corrupción alguna y concediéndole el que fuese trasladado al cielo antes de la general resurrección del género humano.
»Cuando esto aconteció estaban con los Apóstoles el muy santo varón Timoteo, primer obispo de Éfeso y San Dionisio Areopagita, según atestigua él mismo, en lo que escribió acerca del bienaventurado Hierateo, que también se hallaba allí, diciendo: -Entre los mismos santos prelados, inspirados por Dios, se convino en celebrar con himnos como cada cual pudiese, la infinita bondad del poder divino, acerca del sagrado Cuerpo de la Virgen, cuando nos reunimos con muchos de nuestros santos hermanos, como ya te acordarás, para ver aquel Cuerpo de donde la vida tuvo principio, y que engendró al mismo Dios; estando también allí Santiago, pariente del Señor, y Pedro, autoridad suprema y la más antigua entre los teólogos».
Esta es la tradición de la Iglesia sobre el tránsito y Asunción de la Virgen Santísima a los cielos desde los primeros tiempos del Cristianismo, según refiere un padre tan discreto y tan eminente como el Damasceno, y la ha aceptado la Iglesia consignándola en su rezo, diga lo que quiera la crítica contra ello.
San Juan Damasceno vivía en el siglo VIII, y aun cuando hay mucha distancia desde este siglo al primero en que murió la Santísima Virgen, y de aquí al 754 o 757 en que murió aquel santo padre, su autoridad es muy grande para afianzar una tradición que duraba y sosteníase en su tiempo; no obstante es un poco débil: para afianzar la exactitud histórica, dice Lafuente.
No faltan críticos que apoyándose, no sabemos en qué fundamentos, no se avienen a que la Santísima Virgen muriese en Jerusalem sino en Éfeso, y el hecho o razón en que se apoyan es de que habiendo de ser aquélla arrasada y abrasada por los romanos, diez años después, no quería María morir en la ciudad en que fue muerto su Hijo.
Y como en estos asuntos de crítica y de crítica histórico-religiosa lo mejor es no negar ni aceptar de ligero juicios y opiniones, copiaremos lo que acerca de este punto dice un piadoso y eruditísimo Padre de la Compañía de Jesús, el P. Centucci en la «Vida de Santa Pulquería».
«Para mejor inteligencia de este punto, dice, conviene aquí lo que Nicéforo refiere en otro lugar, y es, que deseando la Santa (Pulquería), obtener el cuerpo de la Madre de Dios(2) para enriquecer con él su iglesia, y pidiendo con instancia esta gracia a Juvenal, Patriarca de Jerusalem, el cual después del Concilio se había quedado en la corte, con motivo de una sedición, le respondió el patriarca que el sepulcro de la Virgen estaba efectivamente en Jerusalem, pero que según una tradición, no menos antigua que verdadera, habiendo abierto los Apóstoles el sepulcro de la Virgen, tres días después de su muerte, para mostrar el Cuerpo a Santo Tomás que no había asistido como ellos a la muerte y sepultura de la misma, no hallaron en él otra cosa más que las fajas y los lienzos sepulcrales, quedando todos persuadidos de que el sagrado Cuerpo de la Virgen había sido llevado al cielo juntamente con el ánima por el especial favor de su divino Hijo. Oyendo esto, añade Nicéforo, ya que no podía obtener otra cosa, pidió que le diesen a lo menos el sepulcro con los lienzos que en él habían quedado, en lo cual le complació Juvenal, enviándole después de su regreso a Jerusalem todo cuanto deseaba,
»Esta relación (dice el sabio padre jesuita Centucci), tiene tantas dificultades en todos sus pormenores que, exceptuando la Asunción de la Santísima Virgen, muchos escritores modernos no ven en ella más que una voz popular, transformada en punto histórico sin pruebas suficientes, o una invención, sea de Juvenal, sea de cualquier otro de devoción poco discreta e infundada. No es este lugar de examinarla críticamente; pero limitándonos únicamente a lo que pertenece a nuestra Santa, si la Asunción de la Santísima Virgen era, según dice Juvenal, una tradición antiquísima y por consiguiente notoria, ¿cómo podía ignorarla Pulquería, mujer no menos docta que piadosa, hasta el punto de pedir con instancia el Sagrado Cuerpo? ¿Y cómo podía obtener el sepulcro, cuando de los escritores vecinos a aquellos tiempos se colige la incertidumbre que entonces había y aún dura al presente, del lugar donde vivía la Virgen y de la ciudad donde murió, si fue en Jerusalem o en Éfeso? Pero cualquiera que fuese este sepulcro, que entre los judíos solía abrirse en la pena viva, ya fuese caja fúnebre, si es que tal cosa existía en el pueblo hebreo, o féretro para transportar los cadáveres, que por lo mismo no suele encerrarse en la tumba, como aquí debiera suponerse, cualquiera, repito, que fuese este pretendido sepulcro, es lo cierto que la santa no pudo colocarle en su templo, porque Juvenal volvió a Jerusalem en julio, o poco antes de que Pulquería pasara a mejor vida, o más probablemente en agosto, cuando ya había muerto, como lo confiesa el mismo Nicéforo, poco concorde consigo mismo, cuando sin hacer mención de la Santa dice que fueron llevadas a Constantinopla aquellas reliquias en tiempo de Marciano, que sobrevivió a su esposa.
»Si en tal incertidumbre pudiesen dar alguna luz las conjeturas, yo creería (dice el P. Centucci) que hay en ello alguna equivocación originada de lo que sucedió, según dicen, en tiempo de León. Pretenden algunos que, habiéndose hallado en poder de una piadosa mujer de Palestina ciertos vestidos que había usado la Virgen, fueron colocados por aquel Emperador en la iglesia de Blancherna, con la misma caja en que antes se conservaban. No hay cosa más fácil que, por haber venido de Jerusalem, creyese el vulgo que fuese aquélla la caja sepulcral y los vestidos los mismos que quedaron en el sepulcro después de la Asunción de la Santísima Virgen, y tomando los historiadores sucesivos como un hecho positivo lo que no era más que una voz popular, se llegase a formar una relación, no menos extravagante por el anacronismo, que por las circunstancias con las cuales quisieron adornarla y hacerla más admirable».
De este modo es como se expresa el P. Centucci respecto de estas tradiciones.
Por su parte los escritores, agustinianos principalmente, que se ocupan de la fiesta de la Correa que ceñía la Virgen María, suponen que entre los lienzos y demás objetos de su mortaja que en el sepulcro quedaron, estaba la correa con que la Virgen María ceñía su túnica a la cintura, y otros añaden que esto fue lo que regaló Juvenal a Santa Pulquería. Pero hay que tener presente que el mismo Nicéforo no había de correa, ni aun siquiera de ceñidor, ni cíngulo, sino de fajas para amortajar (sepulcrales fascius) o sean las largas tiras de lienzo con que los judíos, como los egipcios, envolvían y ceñían los cadáveres, y así nos lo describe el Evangelio cuando nos habla de la resurrección de Lázaro.
Nosotros nada decimos acerca de este punto, pero tenemos, y en ella nos apoyamos, una autoridad muy respetable, cual es la del español Fray Antonio del Castillo, o sea el autor del libro «El Devoto Peregrino», tan conocido por los amantes de la historia y las personas piadosas, cuando nos habla del sepulcro de la Virgen como existente en Jerusalem La hermosura y sencillez del estilo de este viajero y buen fraile español, que allá estuvo y celebró más de doscientas misas en la iglesia del sepulcro de María, son la prueba más fehaciente, en nuestro entender, acerca de aquella, respetada y admitida por la Iglesia, piadosa tradición.
Dice el P. Antonio del Castillo: «Entramos en el huerto de Gethsemaní, y luego fuimos al sepulcro de la Virgen Santísima. Es una iglesia grande y hermosa, de maravillosa fábrica y arquitectura; la mayor parte de esta iglesia está debajo de tierra, de modo que tanta máquina como tiene, no se viene a descubrir por arriba mas que fábrica cuadrada por de fuera, y toda ella no parece sino una casa muy pequeña.
»Bájase a esta iglesia por cincuenta escalones muy anchos espaciosos; son todos de jaspe blanco. A poco más de la escalera, como se va bajando a la mano izquierda, está el sepulcro de San José, esposo de la Virgen, en una capilla muy pequeña, y en la misma capilla está también el sepulcro de Simeón el justo, el que tuvo al Niño Jesús en sus brazos, cuando le presentó la Virgen en el templo. A la mano derecha en frente de esta capilla hay otra en la cual están los sepulcros de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen.
»En bajando a la iglesia, en medio de ella está el sepulcro de la Virgen Santísima. Está todo hecho de una piedra y cubierto de mármol fino muy blanco. Aquí decimos misa los sacerdotes latinos solamente. (Esto fue en su tiempo, pues hoy se han apoderado los cismáticos, consiguiendo con sus rapiñas despojar a los latinos.)
»En saliendo de este santísimo sepulcro, como treinta pasos, se entra en la cueva en donde Cristo oró y sudó sangre la noche de su Pasión».
Como se ve por lo expresado por Castillo, es muy difícil aceptar las tradiciones griegas acerca de la muerte de la Santísima Virgen en Éfeso, y al efecto examinaremos lo que los principales viajeros católicos dicen y opinan acerca de la veracidad y fundamento de la muerte de María en Jerusalem como la acepta, y reza la Iglesia católica, cuya decisión y autoridad es concluyente y sin disputa.
Pues que la Iglesia de Jerusalem conserva la tradición citada y la memoria del sitio y sepulcro de María, que la Iglesia acepta, admite y reza en su oficio el relato de San Juan Damasceno; lo más seguro es aceptar lo que la Iglesia acepta, cree y estima, confirmándose con ello y con lo que la piedad ha ido trasmitiendo desde Jerusalem hace diez y nueve siglos, tradición, creencia y fe, que como hemos dicho consignan y creen, estiman y aprecian, cuantos escritores católicos han tratado de este punto, y cuyos escritos y palabras copiaremos para afirmación mayor de esta sagrada tradición.
Casabó se expresa en estos términos al tratar del entierro de Santa Virgen, aceptando su muerte en Jerusalem.
«Los Apóstoles, a quienes principalmente tocaba este cuidado, trataron luego de que se le diese sepultura, señalándole en el valle de Josafat un sepulcro nuevo que allí estaba prevenido misteriosamente por la providencia de su Hijo.
»Levantaron los Apóstoles el Sagrado Cuerpo, llevándole ellos sobre sus hombros, y con ordenada procesión partieron del Cenáculo para salir de la ciudad al valle de Josafat…»
Orsini dice:
«Terminados los preparativos del duelo, colocóse a la Madre de Dios en un lecho portátil lleno de substancias aromáticas; cubriósela con un velo suntuoso, y los Apóstoles reclamaron el honor de llevarla sobre sus hombros hasta el huerto de Gethsemaní…
»Llegado al lugar de la sepultura paróse el lúgubre acompañamiento.
»Un Apóstol que volvía de un país lejano, y que no se había hallado presente a la muerte de la Virgen, llegó en este intermedio a Gethsemaní; era Tomás, aquel que había puesto su mano en las llagas de su Maestro resucitado. Corría para echar una última mirada sobre los fríos despojos de la mujer privilegiada que había llevado en sus castas entrañas al Dueño Soberano de la naturaleza. Vencidos por sus instancias y sus lágrimas, quitaron los Apóstoles el trozo de piedra que cerraba la entrada del sepulcro, pero no encontraron más que las flores apenas marchitas, sobre las cuales había descansado el cuerpo de María, y su blanco sudario de precioso lino de Egipto, que exhalaba un olor celestial…»
Barcia, en su libro Palestina, dice en su visita a la iglesia del sepulcro de María lo siguiente, sin determinar una opinión concreta:
«La autenticidad del sepulcro de la Virgen es discutible. La opinión que afirma haber muerto María en Jerusalem y haber sido enterrada allí, data de los primeros siglos, pues que en el IV se aisló el sepulcro de la roca, dejándolo en la forma que hoy tiene; pero en la misma época se afirmaba por otros haber muerto en Éfeso y existir allí su verdadero sepulcro. Así lo declaró el tercer Concilio general que se celebró en esta ciudad, el año 341».
Ibo Alfaro, en su obra Jerusalem, dice respecto del sepulcro de la Virgen Santísima:
«Esta Basílica, cuya fachada la adornan multitud de columnas y archivoltas ojivales, encierra en su seno los sepulcros de San Joaquín y Santa Ana, el de San José y sobre todo en el lugar preferente el en que descansó tres días el Cuerpo de María. Una ancha escalera de cuarenta y ocho peldaños (el P. Livinio en su guía tantas veces citada, dice cuarenta y cuatro), conduce al fondo de la capilla, que forma una cruz latina y que es espaciosa, pues mide próximamente unos treinta metros de largo por ocho de ancho. En el séptimo escalón se encuentra a la derecha una abertura en el muro y se sospecha sea esto el sepulcro de Melisenda, esposa de Fulco, rey de Jerusalem en tiempo de las Cruzadas. Quince peldaños más abajo, o sea veintidós, a contar desde la puerta de entrada, se abren dos grutas a derecha e izquierda de la escalera, frente la una de la otra; estas dos grutas, que los frailes nombran capillas, contienen la de la izquierda los sepulcros de San Joaquín y Santa Ana y el de la derecha el de San José. Cuando ya se ha llegado al fondo de aquel templo, donde arden multitud de lámparas, y donde se respira una plácida calma que templa el corazón cansado de las agitaciones del mundo, se encuentra a la derecha una pequeña capilla cuadrangular, cuyas paredes de roca viva ocultan flotantes tapices de seda; en aquella misteriosa capilla se alza adherida al muro una banqueta de piedra revestida de planchas de mármol, un altar hueco del que penden veintiséis lámparas se levanta sobre aquel banco de piedra y junto a aquel banco de piedra se arrodilla el viajero, que impelido por el fervor religioso llega de lejanos países, porque aquel banco de piedra es el sepulcro de María. Allí reposó tres días la Madre de Cristo, la mujer más santa y más pura de la tierra, la flor de Jericó, la estrella de los mares, el refugio de los pecadores, el consuelo de los afligidos. Yo he visto la casa en que nació, allí junto al templo de Jehová, yo he visto el lugar en que su alma fue ahogada por la más honda pena, allá… en la cima del Calvario, yo he visto el lugar en que después de muerta permaneció su cadáver algún tiempo, allá pasado el torrente Cedrón, en el valle de Josefat, al comenzar el monte Olivete…; y hoy en que aún enfermo, consigno en estas páginas mis recuerdos e impresiones de aquellos Santos Lugares, experimenta mi alma una tierna y suavísima afección.
»En el fondo de la basílica, no lejos del sepulcro de María, se ve un altar perteneciente a los armenios no unidos; cerca de éste otro perteneciente a los griegos no católicos, y cerca de los dos un pequeño ábside donde oran los musulmanes, que también los musulmanes de Oriente veneran a Cristo, a quien llaman el espíritu de Dios; y a la Virgen, a quien proclaman la más grande y mejor de las mujeres…»
Don José María Fernández y D. José Freire y Banero, hacen acerca del sepulcro de la Virgen, parecida descripción a la anterior, y respecto al lugar del tránsito de María y a la consiguiente autenticidad de estos santuarios, dicen lo siguiente:
«Respecto a la muerte de la Santísima Virgen, no está enteramente evidenciado que haya sucedido en Jerusalem, aunque es la opinión más probable, casi segura. No faltan, sin embargo, quienes creen que el tránsito dichosísimo acaeció en la ciudad de Éfeso. Fúndanse en el pasaje de la carta dirigida por los PP. del Concilio Efesino al clero y pueblo de Constantinopla (431): ‘Nestorio fue condenado en Éfeso, donde Juan el Teólogo y la Santa Virgen María, Madre de Dios…’ No acaba la oración, que algunos completan diciendo: ‘descansan o murieron’; pero la generalidad de los críticos opinan que el pasaje completo debía decir así: ‘Nestorio fue condenado en Éfeso, donde el teólogo Juan y la Santa Virgen María, Madre de Dios, vivían, o tienen iglesia, o son honrados con culto particular’.
»Otra razón alegan los que sostienen que la Virgen Santísima murió en Éfeso, es a saber: que aquella iglesia le estaba dedicada, según consta en las actas de dicho Concilio. La fuerza de este argumento estriba en que, a decir de los que le emplean, no se erigía iglesia alguna a un santo, sino cuando se poseían reliquias, o en el sitio en que había sufrido el martirio. Pero además de que no era esta práctica invariable, pues consta que las reliquias de los santos solían distribuirse entre diferentes pueblos que las solicitaban por su especial devoción, y que se erigían altares e iglesias a un mismo santo en varias ciudades a la vez, sábese positivamente que apenas Constantino dio la paz a la Iglesia, fueron consagrados muchos templos con la advocación de la Madre de Dios.
»Por otra parte, nadie ha pretendido jamás que la iglesia de Éfeso, ni ninguna otra, poseyese las reliquias de la Santísima Virgen María, lo cual valdría tanto como negar su asunción gloriosa a los cielos.
»Hay un argumento negativo de mucho peso, en nuestra opinión, contra los que afirman que Nuestra Señora murió en Éfeso. Al enumerar Polícrates en su carta al Papa Víctor los privilegios de la iglesia Efesina, no hace mención de este suceso, que de haber acaecido allí, habría contado como el primero y más glorioso.
»Muchas más razones militan en favor de Jerusalem Prescindiendo de la tradición inmemorial, sabemos que desde los primeros días del Cristianismo se levantaron templos en honor de la Virgen Santísima, en este lugar y el de su sepulcro. Juvenal, obispo de Jerusalem, que asistió al citado Concilio de Éfeso, en carta dirigida a la emperatriz Santa Pulquería y al emperador Marciano, les dice, contestando a los piadosos esposos, que le pedían reliquias de la Virgen, que en el Gethsemaní se enseñaba el sepulcro vacío bienaventurada Señora. San Arcadio, San Wilibaldo y otros peregrinos del siglo VII y VIII, visitaron en el monte Sión el lugar en que murió la Virgen, y en el valle de Josafat su sepulcro benditísimo.
»La tradición griega está en un todo conforme con la latina; son muy notables y explícitas las palabras de Andrés, arzobispo de Creta, que vivía en los citados siglos VII y VIII.
»Dice aquel prelado en su sermón sobre el tránsito de la Virgen Santísima, ‘que la bienaventurada Señora había vivido en el monten Sión, en el mismo sitio en que se enseñaba su casa, convertida en iglesia, en la cual se veían los vestigios de sus rodillas en el lugar donde hacía oración; que allí también murió, rodeada de los Apóstoles, de los setenta discípulos y de gran número de santos, quienes transportaron al valle de Gethsemaní su cuerpo, que no conoció corrupción; que resucitó y subió al cielo, y finalmente, que el sepulcro de María es honrado por el concurso de fieles, que con este objeto van a Jerusalem de todos los pueblos de la tierra’; y San Juan Damasceno, que nació en el siglo VII y murió a mediados del siglo VIII, en el convento de San Sabas, cerca de Jerusalem, dice en otro sermón sobre el mismo asunto, ‘que la Madre de Cristo murió en el monte Sión, y fue sepultada en el valle de Gethsemaní por los Apóstoles; que también se hallaban presentes a su muerte gloriosa los Ángeles, los patriarcas y profetas; que su cuerpo resucitó glorioso y fue transportado al cielo; que los mismos Ángeles reverencian el sepulcro vacío; que los fieles acuden allí de todas partes en gran número, le visitan con devoción y riegan con sus lágrimas, y finalmente, que Dios obra en él muchos milagros’. San Germán, arzobispo de Constantinopla, contemporáneo de San Juan Damasceno dice que la Virgen Santísima sufrió la ley común de la muerte, que su cuerpo no experimentó corrupción, sino que fue llevado al cielo por ministerio de Ángeles…
»Las iglesias de Oriente están conformes con la latina y la griega, en colocar en Jerusalem la muerte y sepultura de la Santísima Virgen María. Y al decir iglesias, no intentamos excluir a las herejes. Los nestorianos, que aunque niegan la divina maternidad de la Virgen Santísima, profesan a la Señora gran veneración; tanto, que algunos autores aseguran que ofrecen en su honor un pan, que dan en forma de comunión, pretendiendo que es el cuerpo de la Santa Virgen; creen que la Madre de Cristo fue transportada desde Jerusalem al Paraíso en cuerpo y alma. Abeyesu, escritor sirio, consigna la común creencia de los nestorianos a este propósito: ‘Después de la muerte del Salvador, dice, San Juan Evangelista se hizo cargo de la Santísima Virgen, sirviéndola como a Madre suya. Muerta a la edad de sesenta y un años, su cuerpo fue transportado por ministerio de Ángeles al Paraíso terrenal. Todos los Apóstoles se habían reunido en Jerusalem, antes del tránsito glorioso de la Señora’.
»Consignemos, por último, el testimonio de un escritor árabe, Abu-Batrik, según el cual, Teodosio el Grande edificó en Gethsemaní, en el sepulcro de la Virgen, una iglesia que Cosroes destruyó en la toma de Jerusalem».
Y por último, como confirmación de cuanto llevamos dicho de los anteriores católicos viajeros y peregrinos, veamos lo que acerca del lugar de la muerte de María Santísima y de su sepulcro dice don Narciso Pérez Royo, en su interesante Viaje a Egipto y Palestina, en el tomo 32, página 39. Después de describir la iglesia de la Asunción, dice:
«He dicho que la autenticidad del sepulcro de la Virgen descansa sólo en la tradición. Es ésta tan antigua y constante; reviste tan marcado carácter de verosimilitud; hállase sancionada por el sentimiento unánime de tan opuestas razas y creencias, que avasalla la mente, disipa la duda y conmueve el corazón. En el retiro silencioso y plácido de este Santuario venerable, cuya indecisa luz parece agigantar las sombras de sus ámbitos, respira el alma indefinible paz, y henchida de místico entusiasmo, cree, medita, ora, elévase enajenada al estrellado trono de la Madre purísima del Verbo, mientras besan los labios y las lágrimas riegan la consagrada tumba, probable último punto de la tierra que santificó su presencia maternal».
Como vemos, tales son las opiniones de los citados escritores, admitiendo todos la antiquísima tradición consagrada, aceptada y exaltada por la Iglesia, no faltando para ser dogma de fe más que la declaración de quien puede hacerlo por su indiscutible autoridad en la materia.
María terminó su existencia terrenal cuando la voluntad de Dios su Hijo plugo a sus inescrutables juicios. Dejó la existencia terrenal y al Empíreo fue ascendida por la Trinidad Santísima, dejándonos a los hijos de Eva en este destierro, bajo su dulce amparo, siendo nuestra esperanza, nuestro consuelo y puerto en nuestras desgracias, que nos acoge siempre benévola cuando la fe y las lágrimas de nuestro corazón herido brotan de nuestros ojos, siendo el consuelo de los afligidos, la eterna salud de los enfermos que a Ella imploran, Reina y Señora de nuestros corazones y auxilio del alma cristiana en los naufragios de la vida y esperanza nuestra a la que encaminamos nuestras oraciones y ponemos por intercesora de su divino Hijo.
Pero si ascendió a los cielos, dejó para nuestro consuelo el perfume de su pura existencia, que seguirá reinando y embriagando de dulce amor y ardiente caridad a nuestras almas, en las que reina y reinará como eterna verdad, confesada por el amor de su Hijo, que la puso por Madre e intercesora entre los hijos de Adán, lavados de la culpa por su santísima sangre. Y María seguirá reinando en nuestras almas, y con el dulce nombre de Madre la invocaremos como Madre de nuestras almas, y como Madre la han invocado e invocan nuestras madres en sus momentos de dolor, de pena, de angustia y llanto, así como en lo terreno en nuestra niñez la invocamos y también en la juventud, cuando hieren nuestros corazones los primeros dolores y desengaños de la vida.
Ascendió a los cielos después de su glorioso tránsito, y allí, gozando de la presencia de su Santísimo Hijo, goza del premio de su pureza inmaculada, la que fue arca santa que encerró el cuerpo de Dios al descender a la tierra, siendo hermoso tabernáculo que gozó del privilegio incomparable de dar la existencia humana al Hijo de Dios.
¡María, nuestro amparo y Madre! acoge nuestro trabajo, llevado a cabo lleno de fe y esperanza en tu santa misericordia y que en tu honor y gloria te ofrecemos como ofrenda pobre, mezquina y. pequeña de nuestro amor, y que a tus pies deponemos. Acoge nuestra ofrenda, hija del corazón, y ruega por nosotros a tu Santísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador del pecado.
Fuente: Vida de la Virgen María – Joaquin Casañ – Capítulo XXIX
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