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domingo, 27 de septiembre de 2009

María: Mujer de Fe y Madre


María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu Palabra.” Estas palabras es la mayor muestra de fe de una Mujer que Ama a su Dios sobre todas las cosas.
La fe de esta Mujer que desde su niñez demostró ser una llena de humildad en su corazón. La devoción por ser una Mujer modelo en todo y para todos en la ciudad de Galilea llamada Nazaret donde ella creció y se fue formando en la oración y en estudio de las escrituras en el templo. Para aquel tiempo la mujer se le formaba para luego ella educar a sus hijos en la fe. Aparte de ser ama de casa también era maestra y educadora de la fe. Pero María al ser concebida prometida para tener una vida consagrada para el Señor por medios de sus padres que por promesa a Dios Padre le concedió el milagro de darles a María y ellos a cambio prometieron darla al Señor para que hiciera en ella la Voluntad dispuesto por Dios Padre. Aquí está la formación de una promesa de sus padres hecha realidad en su única hija María. Al cumplir los 15 años ya era una mujer bien formada en su fe y que sería desposada por un viudo carpintero de la estirpe del rey David José. Un hombre mayor con varios hijos y que este había prometido no tocar a María luego de que estos llegarán al matrimonio. Porque María era ofrenda de sus Padres al Dios y por lo tanto no podía tener ningún tipo de relación sexual con hombre alguno. La costumbre judía es de que toda ofrenda que se le haga a Dios es sagrado. Aquí los hermanos separados fallan porque no estudian las costumbre y la cultura del pueblo de Israel.
Ella al decir que esclava del Señor demuestra ser obediente ante los designios que el Señor le tiene preparado para ella y la responsabilidad de ser Madre de Dios Hijo que se encarna en su vientre. Ser esclava es ser servidora de Dios y de su familia. Todos debemos ser vivo ejemplo de servicio como ella lo es para con su hijo. Reafirma María su compromiso de Amor a su Dios al decir estas palabras: “hágase en mí según tú palabra.” La obediencia y la fidelidad a su Dios sobre todas las cosas. No hay mayor lealtad en una mujer llena de fe en su Dios que lo entrega todo para ser todo para su Dios haciéndose una Para él y él para con ella. Toda mujer tiene el deber de ser vivo ejemplo de María y entregar su vida para su esposo y sus hijos con la misma entrega y pasión lo hizo María para con José y su primogénito Jesús.
Ahora les hablaré de la Madre que es María para con su hijo Jesús. María es una mujer educada desde niña en la fe y procuro de hacer lo mismo con Jesús porque ella sabía que su niño es muy especial y que tenía especial atención por las escrituras. Recuerda que la humanidad de Jesús lo limitaba en su condición divina. Por lo tanto María estuvo en todo momento al pendiente de la educación de su único hijo. Tanta fue la atención para con su hijo que llegada la presentación de Jesús en el templo y luego de regresar en la caravana a Galilea de Nazaret en un punto donde los hombres y las mujeres vuelven a encontrarse y al percatarse de que José no estaba con Jesús. María como toda una madre desesperada porque su hijo no aparece. Regresa a Jerusalén desesperada por su hijo perdido y que nadie de su parentela lo había visto en todo el viaje de regreso a casa. Imagínate la angustia que María paso en su 1ra noche sin que su único hijo este a su lado. Yo la imagino desvelada, angustiada y preocupada, y se preguntará: “¿Mi hijo estará bien? ¿Quién lo alimentará? ¿Dónde estará pasando la noche?” y muchas preguntas más que pasaran por su cabeza. Recuerda que sobre todo es una Madre abnegada y entregada al cuidado de su único hijo amado. ¿Cual grande en ese momento era el dolor de Madre de no saber donde está pasando la noche? Este dolor lo vivió por 3 días y las lagrimas que rodaron por sus mejillas preocupada porque su bebe no aparecía. Imagino la Alegría de recuperarlo al 3cer día. La maternidad de María es un vivo ejemplo de que toda mujer debe seguir.
Pero esto era una preparación del dolor más grande se le avecinaba como Madre. Ver a su único hijo ser escupido, golpeado como a un ladrón. Sin poder hacer nada que solo ver y ser firme para que su hijo siguiera firme mientras era azotado por los látigos de los soldados del Imperio Romano. Si María lloraba sabía que su hijo no cumpliría la misión de salvación para la humanidad. El temple de María en la cruz es una de solidaridad para con su único hijo. Firme por fuera y destrozada en su corazón. En ese momento María lo perdía todo. Su sangre era la que se estaba derramando no solamente era de Jesús. Porque es la sangre que lo formo desde su vientre y es la que corría por toda su humanidad. Toda la parte humana de Jesús provenía de María. Por lo tanto ellos dos eran uno solo. En su ADN la única información humana en Jesús era de María. Por lo tanto es el mismo dolor y la misma sangre la que ellos compartían.
María lo es todo en una Mujer. Practiquen el Amor de María en sus hijos y sus hijos serán para con ustedes modelos a seguir de una Madre que vive el Evangelio como María lo fue para con su único hijo.
Dios los llene de bendiciones.
Por: Guillermo Betancourt