Jesús dijo:"Como tú,Padre, en mi y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectactamente uno, y que el mundo conozca que tú me has enviado." Juan 17, 20-24
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jueves, 28 de octubre de 2010
El sacerdote formador y el gozo de ser padre
Escrito por P. Juan Luis Negrón Delgado
Viernes, 22 de Octubre de 2010 08:52
En ponencia dirigida a la Comisión de la Santa Sede para la América Latina, Monseñor Jorge Patrón Wong manifestó que en el perfil del joven contemporáneo se identifica una ausencia de la experiencia de la paternidad.
Es un dato fundamental para tener en cuenta a la hora de planificar nuestro trabajo pastoral, incluso, en el trabajo de formación sacerdotal, ya que es una realidad que puede estar manifestándose en no pocos candidatos al sacerdocio en nuestros seminarios latinoamericanos. Es una realidad que más que desalentarnos debe servir de motivación para reflexionar sobre la paternidad.
Pienso que para el varón una de sus mayores alegrías es el llegar a ser padre. Ser padre es más que ser el que procrea o el que provee. La paternidad es un diálogo espiritual entre el padre y el hijo. Si el padre no llega a conectar con el corazón de su hijo se queda sin la realización de su misión filiar. El sacerdote está llamado a vivir la paternidad espiritual, el Papa Benedicto XVI en un encuentro con los seminaristas de Polonia les expresó:
”Cristo necesita sacerdotes que sean maduros, viriles, capaces de cultivar una auténtica paternidad espiritual”.
El sacerdote sobre todo es padre y su misión está totalmente ligada a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote que nos reveló el rostro del Padre.
Podemos decir que Jesucristo es Sacramento del Padre (Sj 8”19: Sj 1416-11) Ver a Jesucristo es ver al Padre, conocer a Jesucristo es conocer al Padre y estar con Jesucristo es estar con el Padre. La vida de Jesucristo fue toda una búsqueda para mostrarnos el amor profundo y pleno del Padre. En el libro La Paternidad Espiritual del Sacerdote, el P. Fernando Felices nos comparte en la conclusión general que: 6si nos convencemos que la misión de Jesús de Nazaret estaba centrada en revelarnos al Padre, no debemos dudar que un apelativo muy idóneo y teológicamente fundado para llamar al ministro de Cristo entre nosotros, es el de padre.s
Si vamos a sus parábolas, no es otra cosa que presentar una imagen de la misericordia y amor del Padre reflejado en la persona de Jesús. Podemos mencionar El hijo pródigo, a la que podríamos referirnos como el amor fiel e indisoluble del Padre; la de las ovejas que deja las 99 y va tras una a la que podríamos llamar el amor del Padre es único e irrepetible para cada uno de sus hijos; el encuentro de Jesús con la Magdalena qué es sino la muestra de una paternidad que levanta y recupera a la persona; el momento del lavatorio de los pies qué es sino una imagen de que somos hermanos por que Dios es Padre. Pudiéramos seguir haciendo referencias a momentos cruciales de la vida de Cristo. Podemos afirmar, que el sacerdote está llamado a mostrar la imagen de Cristo y, por lo tanto, está llamado a manifestar la Paternidad Divina.
La Pastores Dabo vobis en el no. 43 indica: “Siendo Jesucristo, cabeza y pastor en la comunidad, el presbítero debe reflejar en sí mismo, en la medida de lo posible, aquella perfección humana que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre”.
Lo que debe causar mayor gozo en el sacerdote es ser imagen de Jesucristo y manifestar la Paternidad Divina, Paternidad Espiritual: Apacienta mis ovejas. El gozo de ser padre porque recordando a Santo Tomás de Aquino, el goce verdadero se realiza más que en la consecución de un bien.
La paternidad es un don, es donación del padre al hijo que busca fortalecer los talentos del hijo y su desarrollo integral. No es paternalismo que, por el contrario, busca llenar necesidades afectivas, lagunas psicológicas y los vacíos emocionales. No mira hacia el bien del hijo ni su desarrollo integral. En las Sagradas Escrituras se advierte sobre esto cuando dice: ”Ay de los pastores que se apacientan a sí mismos”.
Entonces ¿En que consiste la paternidad? Podemos mencionar cuatro vocaciones que manifiestan y son consubstanciales a la paternidad: Presencia, Acompañamiento, Diálogo y Camino. Sin presencia es imposible la paternidad. Unos de los graves problemas de hoy es que asistimos a un mundo donde el padre está ausente en la vida de los hijos trayendo como consecuencia la total ausencia de comunión espiritual en la relación filiar. Jesucristo le afirma a sus discípulos en Sj 14 19-20: 1”El mundo ya no me verá pero ustedes si me verán, aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes en mi y yo en ustedes”.”
Una vez se realiza la presencia del padre se inicia el acompañamiento. Al sacerdote no le debe ser ajeno nada humano. Su vocación lo lleva al corazón de la humanidad. En el acompañamiento podemos identificarlo en el Camino de Emaús Lc. 24 13-15. Jesús se acerco y siguió con ellos. El acompañamiento requiere del padre una Kénosis, anonadarse, abajarse para escuchar, comprender y penetrar el corazón del hijo. Es cuando se inicia el verdadero diálogo de corazón a corazón, es un diálogo profundamente espiritual y supera los límites del lenguaje. Es un conocer el corazón, Jesús conoce el corazón de sus discípulos.
Podemos recurrir a San Pablo que se sabe padre de sus discípulos, así lo manifiesta en I Cor. 4114-21 cuando afirma que: “aunque hayan tenido diez mil pedagogos en Cristo, no han tenido muchos padres, he sido yo quien, por Dios creó al ser humano para ser el mayordomo de la creación Dios creó al ser humano para ser el mayordomo de la creación”.
La paternidad compromete al padre a ser modelo y camino de vida para el hijo. Quedaría incompleta la paternidad sino muestra el camino a seguir en la vida. En San Pablo vemos ese compromiso de padre que le lleva a presentarse como modelo de vida en Cristo para sus discípulos, I Cor. 1111-2 1Sean mis imitadores.S La paternidad conlleva mostrar el camino con la propia vida, el padre está llamado a mostrar en su ser aquello que sabe es el camino de realización y felicidad para su hijo.
El sacerdote como padre espiritual por su misma naturaleza, podemos decir, que se encuentra en una posición privilegiada que le ubica con una mayor facilidad en el corazón de las personas. Tiene la gran oportunidad de vivir lo que conlleva la paternidad. El gozo de ser padre, de engendrar hijos en la Fe, le lleva a cultivar una espiritualidad de la paternidad en la que asumiendo la persona de Cristo y con la Gracia del sacramento podrá entablar un diálogo de corazón a corazón con profundidad y sabiduría. Recordamos las palabras de San Juan de Ávila en el s. XVI que escribiendo sobre los sacerdotes indicó: R”Debemos actuar con afecto de padre y madre para con los hijos”.
(El Autor es Rector del Seminario Mayor Regional San Juan Bautista y Presidente de OSLAM.)
Misioneros en las cárceles
Escrito por Vivian Maldonado Miranda
Viernes, 22 de Octubre de 2010 08:45
La primera vez que Edith Soto entró al Oso Blanco, el sonido de la puerta rompió el silencio.
No estaba acompañada por guardias. Sólo por su deseo de evangelizar a los confinados.
Un compañero de la pastoral carcelaria iba con ella. Adentro, un nutrido grupo de confinados practicaba deportes. Cuando se dio cuenta, estaba sola. Al enterarse que no habían abierto la capilla aún, el hombre que iba con ella se quedó, atemorizado, cerca de la entrada.
Foto-pag-8
Para Edith, se trata de una anécdota graciosa, ya que su lema es: “Si estoy con Jesús, ¿quién contra mí?”.
Lleva 11 años sirviendo a Dios en la pastoral carcelaria. Es la Coordinadora católica de los servicios en la institución Zarzal, compuesta por el Campamento y la Correccional. La primera, alberga a 250 confinados y la segunda, 484 reclusos.
A pesar de que “no abordamos mucho en lo personal”, por el diálogo que ellos comparten voluntariamente se infiere que muchos provienen de hogares disfuncionales, donde no existe el papá, y muy pocos han tenido un trasfondo religioso en sus casas.
Admite que los que reciben el servicio de pastoral carcelaria católica son muy pocos, “porque cada cual tiene su motivo para no asistir”.
Sin embargo, para los que asisten, sus vidas cambian.
“Muchos dicen que a veces se alegran de estar confinados, porque fue la única forma de conocer a Jesús. En la calle no iban a la iglesia y al estar ahí se han interesado y se han dedicado a servirle”, testimonió.
Sobre el tiempo promedio que toma la conversión, respondió que “es un trabajo que nosotros se lo dejamos siempre al Espíritu Santo”. Entretanto, visitan la institución tres veces a la semana.
Los grupos de laicos se alternan para ir los martes, jueves y sábados. Llegan a las 5pm. Ofrecen servicio de consejería, lectura de la Palabra y reflexión del texto bíblico. Salen a las 7:45pm. Una vez al mes, acude un sacerdote para celebrar la misa adentro. El periodo entre una misa y otra responde, según Soto, a la escasez de presbíteros disponibles para visitar las cárceles.
Además, opinó que se trata de “una pastoral que no es muy llamativa para muchas personas”, por lo que también es “bien difícil” reclutar a los laicos.
La labor no termina en la cárcel.
Soto explicó que cuando salen a la libre comunidad, “los llevamos al hogar, saludamos a la familia y nos tomamos el café. Nos mantenemos en contacto con ellos por teléfono por alguna necesidad que tengan en la que podamos ayudar”.
Así, entre los que asisten a la Capilla la reincidencia en cometer delitos es prácticamente ninguna. Por el contrario, atestiguan la rehabilitación de confinados que terminaron sus estudios y aprendieron una carrera.
Los requisitos para servir en la pastoral carcelaria incluyen asistir a misa regularmente, certificado de buena conducta y ser mayor de 21 años. Para información, comunicarse al (787) 273-6464 y pedir la capellanía católica.
Viernes, 22 de Octubre de 2010 08:45
La primera vez que Edith Soto entró al Oso Blanco, el sonido de la puerta rompió el silencio.
No estaba acompañada por guardias. Sólo por su deseo de evangelizar a los confinados.
Un compañero de la pastoral carcelaria iba con ella. Adentro, un nutrido grupo de confinados practicaba deportes. Cuando se dio cuenta, estaba sola. Al enterarse que no habían abierto la capilla aún, el hombre que iba con ella se quedó, atemorizado, cerca de la entrada.
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Para Edith, se trata de una anécdota graciosa, ya que su lema es: “Si estoy con Jesús, ¿quién contra mí?”.
Lleva 11 años sirviendo a Dios en la pastoral carcelaria. Es la Coordinadora católica de los servicios en la institución Zarzal, compuesta por el Campamento y la Correccional. La primera, alberga a 250 confinados y la segunda, 484 reclusos.
A pesar de que “no abordamos mucho en lo personal”, por el diálogo que ellos comparten voluntariamente se infiere que muchos provienen de hogares disfuncionales, donde no existe el papá, y muy pocos han tenido un trasfondo religioso en sus casas.
Admite que los que reciben el servicio de pastoral carcelaria católica son muy pocos, “porque cada cual tiene su motivo para no asistir”.
Sin embargo, para los que asisten, sus vidas cambian.
“Muchos dicen que a veces se alegran de estar confinados, porque fue la única forma de conocer a Jesús. En la calle no iban a la iglesia y al estar ahí se han interesado y se han dedicado a servirle”, testimonió.
Sobre el tiempo promedio que toma la conversión, respondió que “es un trabajo que nosotros se lo dejamos siempre al Espíritu Santo”. Entretanto, visitan la institución tres veces a la semana.
Los grupos de laicos se alternan para ir los martes, jueves y sábados. Llegan a las 5pm. Ofrecen servicio de consejería, lectura de la Palabra y reflexión del texto bíblico. Salen a las 7:45pm. Una vez al mes, acude un sacerdote para celebrar la misa adentro. El periodo entre una misa y otra responde, según Soto, a la escasez de presbíteros disponibles para visitar las cárceles.
Además, opinó que se trata de “una pastoral que no es muy llamativa para muchas personas”, por lo que también es “bien difícil” reclutar a los laicos.
La labor no termina en la cárcel.
Soto explicó que cuando salen a la libre comunidad, “los llevamos al hogar, saludamos a la familia y nos tomamos el café. Nos mantenemos en contacto con ellos por teléfono por alguna necesidad que tengan en la que podamos ayudar”.
Así, entre los que asisten a la Capilla la reincidencia en cometer delitos es prácticamente ninguna. Por el contrario, atestiguan la rehabilitación de confinados que terminaron sus estudios y aprendieron una carrera.
Los requisitos para servir en la pastoral carcelaria incluyen asistir a misa regularmente, certificado de buena conducta y ser mayor de 21 años. Para información, comunicarse al (787) 273-6464 y pedir la capellanía católica.
Urgen políticos comprometidos
Escrito por ACI/Prensa
Viernes, 22 de Octubre de 2010 08:46
Benedicto XVI ha abogado por una nueva generación de políticos católicos “sin complejos de inferioridad”, como lo señaló en un mensaje divulgado durante la 46ª Semana Social de los Católicos Italianos.
En la misiva, que fue leída ante los congresistas, en la localidad sureña de Reggio Calabria, el Papa considera que la actual crisis no es sólo económica, es también cultural, como lo demuestra la crisis demográfica que vive en particular Italia, la falta de respeto de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, de la dignidad de la persona, o la falta de salvaguarda del medio ambiente.
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En este contexto, el obispo de Roma lanza “el llamamiento para que surja una nueva generación de católicos, personas interiormente renovadas que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad”.
“Esta presencia, ciertamente, no se improvisa --aclara el Santo Padre--; es, más bien, el objetivo al que debe tender un camino de formación intelectual y moral que, partiendo de las grandes verdades en torno a Dios, al hombre y al mundo, ofrezca criterios de juicio y principios éticos para interpretar el bien de todos y de cada uno”.
Por su parte, el pontífice alienta a la Iglesia a “empeñarse en la formación de conciencias cristianas maduras, es decir, ajenas al egoísmo, a la codicia de los bienes y al ansia de carrera y, en cambio, coherentes con la fe profesada, conocedoras de las dinámicas culturales y sociales de este tiempo y capaces de asumir responsabilidades públicas con competencia profesional y espíritu de servicio”.
“El compromiso socio político, con los recursos espirituales y las actitudes que requiere, es una vocación alta, a la que la Iglesia invita a responder con humildad y determinación”, concluye, encomendando a la Semana Social la tarea de proponer “una agenda de esperanza para el futuro del país”.
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