Jesús dijo:"Como tú,Padre, en mi y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectactamente uno, y que el mundo conozca que tú me has enviado." Juan 17, 20-24
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domingo, 15 de mayo de 2011
Retrato de un buen pastor
Escrito por Verónica Cruz Pillich
Viernes, 13 de Mayo de 2011 00:00
Jesús se aplicó a sí mismo esta imagen que aparece en el Evangelio de Juan 10:14. Dice la Palabra que Cristo es el buen pastor que, muriendo en la cruz, da la vida por los hombres. De esta forma, se establece una profunda comunión entre el buen pastor y su congregación. La vida terrenal de Jesús fue, en sí misma, reflejo contundente de lo que debía ser un presbítero, estableciendo un ministerio de servicio, en lugar de ser servido. Los apóstoles fueron los primeros escogidos para continuar la gran labor de Cristo, la cual ha de mantenerse indefinidamente en todos los periodos de la historia.
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“Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor, proclaman con autoridad su palabra; renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de la salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu. En una palabra, los presbíteros existen y actúan para el anuncio del Evangelio al mundo y para la edificación de la Iglesia, personificando a Cristo, Cabeza y Pastor, y en su nombre”, manifestó el beato Juan Pablo II en la exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis.
Para el vicario de Educación de la Arquidiócesis de San Juan, Padre Juan Santa, un buen sacerdote debe ser un hombre de adoración y un amigo de Jesús. “Tiene que conocer, verdaderamente, a Cristo, tener conciencia de que es un enviado y pensar y sentir con el pueblo”, apuntó.
El vicario del Santuario Divina Providencia de la Arquidiócesis de San Juan, Padre Marco Rivera, coincidió con Santa. “Tiene que ser una persona de adoración, que esté en comunión con Cristo. Una persona de recta intención y de coherencia de vida. Hay que vivir lo que se dice en el púlpito y estar preparados para servir 24 horas, los siete días de la semana, tanto en los momentos alegres, como en los de dolor y dificultad”, abundó.
Por su parte, el vicario de Desarrollo de la Arquidiócesis de San Juan, Padre Ángel Ciappi, explicó que el sacerdote debe tener como meta la evangelización. “Debe ser líder y guía en el proceso del encuentro de la comunidad con Dios y en el encuentro con el hermano. Tiene que ser capaz de atraer y acercar a las personas,” sostuvo.
De igual forma, el vicario Pastoral de la Diócesis de Caguas, Padre Feliciano Rodríguez, relató que, “un buen pastor debe poseer fe y un cariño especial por las personas. No puede insultar ni maltratar a nadie. Debe asegurarse de atender a los más débiles, a los que sufren. También, es bueno que tengan alegría y un buen humor”.
A modo de consejo a los jóvenes que se encuentran en los diferentes seminarios conducentes al sacerdocio, los entrevistados advierten a los estudiantes que ser sacerdote no es una tarea fácil, pero es la experiencia más gratificante. “Que tengan siempre en cuenta que no hay nada que tenga tanto valor como la amistad con Jesús. Todo lo demás debe dejarse a un lado para darse a Él”, apuntó Padre Juan Santa. Asimismo, el Padre Marco Rivera les recomienda a los alumnos “que perseveren en el encuentro con Jesucristo. Hay que dar el máximo, ser humildes y dejarse formar por el Señor”.