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domingo, 19 de junio de 2011

El misterio de la Santísima Trinidad


Escrito por Heidy N. Marrero Pérez
Viernes, 17 de Junio de 2011 09:11

“La Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe” (C.I.C. 234)

Así, en palabras sencillas, el Catecismo de la Iglesia Católica describe la trascendencia del enigma de un Dios Trino. Los debates teológicos sobre este tema han sido milenarios. No obstante, el dogma ha permanecido incólume; la Santísima Trinidad es la revelación de una verdad extraordinaria: Dios Padre; Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

En la vida de la Iglesia, las parábolas han servido para aleccionar sobre esta realidad compleja. San Patricio, por ejemplo, utilizó un trébol diciendo que la Santísima Trinidad, al igual que el trébol, era una misma unidad pero con tres personas diferentes (una misma hoja con tres foliolos).

De otro lado, se cuenta de San Agustín que, mientras paseaba por la playa, vio a un chico que pretendía sacar todo el agua del mar con una concha de caracol y verterla en un hoyo en la orilla. De inmediato, el Santo catalogó de imposible la proeza y el muchacho replicó diciendo que era más fácil realizar aquella hazaña que explicar la Trinidad, gestión que pretendía hacer San Agustín a través de su obra maestra “De Trinitate”.

“El misterio trinitario se escapa a nuestra razón. Pero está ahí y nos ayuda con nuestra fe y nuestro crecimiento espiritual. Su comprensión no condiciona nuestra salvación. Lo importante es vivir bajo la inspiración de ese misterio”, explica el teólogo Padre Floyd McCoy Jordán, Ph. D.

Es una verdad de fe que no debe quedarse en mero raciocinio. Para un evangelio práctico, es prioritario comprender la importancia de acercarse a las manifestaciones del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

“Cada persona de la Trinidad representa algo en el misterio salvífico. Tradicionalmente, se dice que el Padre es creador, el Hijo es redentor y el Espíritu Santo es santificador. Pues bien, el hombre precisa conocer a Dios como su creador, recibir la redención del Hijo y la santidad del Espíritu Santo. En nuestra dimensión humana, necesitamos identificarnos con cada una de esas manifestaciones”, dijo el teólogo.

El hecho de que la Biblia no mencione el concepto de la Santísima Trinidad directamente, no implica que no sea real.

“La Tres Personas son manifiestas en toda la historia bíblica, pero ha sido el cristianismo, desde la formación de la Iglesia primitiva, el que ha ido descubriendo esa verdad. La Iglesia ha venido reflexionando sobre esto, inspirada por el Espíritu Santo, a la luz de las Sagradas Escrituras”, explicó el sacerdote.

Esa dimensión trinitaria está presente en la vida y los sacramentos de la Iglesia. Bautizar “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, explicó el sacerdote, responde a la reafirmación de ese dogma de fe.

“Los bautizados son adheridos al cuerpo místico de Cristo con una invocación al Dios Todopoderoso. Esa es la identificación de nuestra fe”, añadió.

Esa convicción se inserta en la vida diaria del creyente. En cada oración, bendición y acción de gracias se reafirma la fe del “Dios uno y trino”.

Así lo expuso el Papa Benedicto XVI, en una reflexión con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad.

“La Trinidad divina, en efecto, pone su morada en nosotros el día del Bautismo (…) El nombre de Dios, en el cual fuimos bautizados, lo recordamos cada vez que nos santiguamos. El teólogo Romano Guardini, a propósito del signo de la cruz, afirma: «Lo hacemos antes de la oración, para que… nos ponga espiritualmente en orden; concentre en Dios pensamientos, corazón y voluntad; después de la oración, para que permanezca en nosotros lo que Dios nos ha dado… Esto abraza todo el ser, cuerpo y alma… y todo se convierte en consagrado en el nombre del Dios Uno y Trino»”, expresó el Pontífice el pasado año.

“La Santísima Trinidad resume la historia de la salvación, desde la creación del ser humano en el libro de Génesis, hasta el momento en que Jesús regrese. Es esa presencia trinitaria la que gobierna la historia. Como cristianos, debemos permanecer abiertos a ella. San Agustín decía que el Espíritu Santo es el lazo de amor que une al Padre con el Hijo. Entonces, el amor no es algo que debamos hacer, sino que es parte del misterio. Al acercarnos a un Dios trino, nos acercamos también al amor”, concluyó Padre Floyd.

Mensaje el Papa JMJ de 2011- Madrid "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe''


Escrito por Redacción EV
Viernes, 17 de Junio de 2011 08:59

Nuestra mirada se dirige ahora a la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Madrid, en el mes de agosto de 2011.

Quisiera que todos los jóvenes, tanto los que comparten nuestra fe, como los que vacilan, dudan o no creen, puedan vivir esta experiencia, que puede ser decisiva para la vida: la experiencia del Señor Jesús resucitado y vivo, y de su amor por cada uno de nosotros.

En cada época, también en nuestros días, numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, de conocer el verdadero amor, de fundar una familia unida, de adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz.

Al recordar mi juventud, veo que, en realidad, la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes. Sí, la cuestión del lugar de trabajo, y con ello la de tener el porvenir asegurado, es un problema grande y apremiante, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande.

Al pensar en mis años de entonces, sencillamente, no queríamos perdernos en la mediocridad de la vida aburguesada. Queríamos lo que era grande, nuevo. Queríamos encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza. Desear algo más que la cotidianidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte del ser joven.

¿Se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto? No, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustín tenía razón: nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti.

Comprendemos que es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva. Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegría: «sin el Creador la criatura se diluye» (Con. Ecum. Vaticano. II, Const. Gaudium et Spes, 36).

La cultura actual, en algunas partes del mundo, sobre todo en Occidente, tiende a excluir a Dios, o a considerar la fe como un hecho privado, sin ninguna relevancia en la vida social. Aunque el conjunto de los valores, que son el fundamento de la sociedad, provenga del Evangelio -como el sentido de la dignidad de la persona, de la solidaridad, del trabajo y de la familia-, se constata una especie de “eclipse de Dios”, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza.

Por este motivo, queridos amigos, os invito a intensificar vuestro camino de fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Vosotros sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Como escribía el apóstol Pablo a los cristianos de la ciudad de Colosas, es vital tener raíces y bases sólidas.



Arraigados y edificados en Cristo

Echar raíces, para el profeta, significa volver a poner su confianza en Dios. De Él viene nuestra vida; sin Él no podríamos vivir de verdad. Por ello, la fe cristiana no es sólo creer en la verdad, sino sobre todo es tener una relación personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud.

Como las raíces del árbol lo mantienen plantado firmemente en la tierra, así los cimientos dan a la casa una estabilidad perdurable. Mediante la fe, estamos arraigados en Cristo (cf. Col 2, 7), así como una casa está construida sobre los cimientos.

Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que “cavó y ahondó”. Intentad también vosotros acoger cada día la Palabra de Cri

to. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos. Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría. Sólo la Palabra de Dios nos muestra la auténtica senda, sólo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino. Acoged con gratitud este don espiritual que habéis recibido de vuestras familias y esforzaos por responder con responsabilidad a la llamada de Dios, convirtiéndoos en adultos en la fe. No creáis a los que os digan que no necesitáis a los demás para construir vuestra vida. Apoyaos, en cambio, en la fe de vuestros seres queridos, en la fe de la Iglesia, y agradeced al Señor el haberla recibido y haberla hecho vuestra.

Benedictus PP. XVI

(Para leer el mensaje en su totalidad acceda www.elvisitantepr.com.)

Alabanzas a Cristo Eucaristía


Escrito por Natalie Negrón Torrens
Viernes, 17 de Junio de 2011 09:16

Guaynabo- En pasados días sobre 400 jóvenes provenientes de todos los rincones de la Isla se dieron cita en el primer Congreso Eucarístico Juvenil “Adoremus”, evento cumbre para la pastoral juvenil de la Alianza de los Dos Corazones, movimiento que persigue (bajo el aval pontificio) promover la santificación de la familia y la juventud.

Por cuatro días los jóvenes presentes pudieron vivir un encuentro evangelizador en donde lograron experimentar la presencia real de Jesús en la Eucaristía y entender el amor maternal e incondicional de María Santísima.

El congreso contó con seis charlas, todas dirigidas a animar al joven y fortalecer su fe a través de la comunión eucarística y la adoración, el Sacramento de la Reconciliación, y el rezo del Santo Rosario.

Los jóvenes allí presentes manifestaron que su experiencia en el congreso había sido muy buena, espiritual y para toda la vida ya que pudieron sentir a Dios muy cerca.

El Visitante conversó con algunos de los jóvenes del grupo juvenil MHCC de la Parroquia San José, quienes se proyectaron alegres y vigorosos tras ser parte de tan importante encuentro para la juventud puertorriqueña.

“Mi hogar fue entronizado a la Alianza de los dos Corazones hace un tiempo atrás y se nos motivó a participar en los congresos “Adore” celebrados en California y Nebraska. La experiencia fue única y cuando me enteré que iban hacer el congreso en Puerto Rico me animé muchísimo y ha sido una experiencia muy especial ya que en esta ocasión estoy ayudando a otros a vivir lo que ya yo viví”, dijo Tania González, de 15 años.

Por su parte, Jesús García, de 13 años, reveló estar contento y gozoso de poder ser parte de este encuentro, y explicó que sin duda volverá el próximo año.

“Lo más que he disfrutado ha sido la adoración al Santísimo… No hay palabras para describirlo”, manifestó.

Para una de las coordinadoras del evento, Carmen Marrero, el hecho de que se hayan dado cita cientos de jóvenes de todo Puerto Rico es un gran signo de que Dios está en control.

“Esta experiencia ha sido hermosa, gratificante y sobre todo un gran triunfo para el Señor”, declaró.

Padre Ricardo ofreció la primera charla del congreso llamada “¡Estad Alerta! Que nadie te engañe”. Se ofrecieron también las charlas “No dudes más, cree”, “Apóstoles sin miedo de la Eucaristía”, “Valor para ser puro”, “No hay Amor más grande” y “Llamado a la santidad”.

Padre Edgardo “Bing” Arellano y Padre José Viola fueron parte del equipo de conferenciantes. El evento finalizó con la misa de clausura celebrada por Padre Edgardo Arellano.

Además de las charlas, durante el congreso hubo una procesión eucarística, presentación de testimonios, intermedios de animación, música, alabanza y adoración.