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domingo, 18 de julio de 2010

El trauma de los nacidos de donantes anónimos


Escrito por Vivian Maldonado Miranda
Jueves, 15 de Julio de 2010 10:11

Alana es hija de un hombre desconocido.

Su mamá estaba casada con un varón que padecía de infertilidad y decidió usar la inseminación artificial de un “donante” anónimo, “mayormente porque pensó que sería más rápido y menor que el dolor de cabeza de adoptar”.

Así, la niña sería su hija biológica, aunque no de su esposo. Cuando Alana cumplió 8 años, su madre y el caballero estéril que apareció como su papá, se divorciaron.

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En exclusiva para El Visitante, compartió su historia.

Ella es una de los miles de hijos de donantes anónimos que luchan por conocer sus orígenes. El estudio más reciente sobre el tema salió a la luz en junio. La investigación, realizada por Elizabeth Marquardt, Norval Glenn y Karen Clark, comparó a 485 hijos de donantes anónimos de espermatozoides que ya tienen entre 18 y 45 años de edad, con un grupo de 562 adultos de la misma edad que fueron adoptados cuando niños y una muestra de 563 que fueron criados por sus padres biológicos.

Más de dos tercios de los hijos de donantes anónimos del estudio se encuentran pensando cómo será la familia del donante, o sea, su verdadero padre o madre, y se preguntan si sus abuelos biológicos querrían conocerlos. La mayoría dijo que cuando ven a alguien que se parece a ellos, piensa si puede ser su pariente y un 46% teme relacionarse con alguien que no conoce, por temor a que resulte ser familiar suyo, versus un 17% de los adoptados.

En comparación con los hijos adoptivos, fue mayor la proporción de los que se han sentido tristes cuando ven a sus amigos con sus padres biológicos o los escuchan hablar de sus ascendientes (48% en hijos de donantes versus 19% en adoptivos). Los hijos de donantes reportaron casi el doble del divorcio entre el progenitor y el padre de crianza, frente a los adoptados.

Para Alana, “mi niñez y adolescencia estuvieron definidas por la ausencia del amor incondicional de un hombre”, aunque se supone que alguien llenaría ese vacío.

“Mis papás sociales, por grandiosas que fueran sus intenciones iniciales, fueron incapaces de invertir el tiempo, atención, dinero y afecto en mí que yo sé que hubieran invertido si yo fuera su hija biológica”, relató al subrayar que su mamá se volvió a casar y el hijo que tuvo con su nuevo esposo disfruta de una relación mucho más profunda con su padre, que ella con quien se supone que fuera su ‘papá social’.

Con el pasar de los años, enfrentó problemas de promiscuidad y alcohol.

“Estaba consumida por el feminismo y el ver a mi madre como la diosa del universo, infalible y perfecta en todos los aspectos. Los hombres eran malos. Yo los odiaba”, recuerda.

Hoy, asegura haberse percatado de cuán “esencial” es el amor incondicional de la figura paterna en las niñas, para el desarrollo de una relación saludable con los hombres.

Pero Alana no es la única. Según el estudio de Marquardt, Glenn y Clark, los hijos de donantes anónimos enfrentaron una mayor proporción de problemas de delincuencia, trastornos síquicos y consumo de drogas, frente a los criados con sus padres biológicos. Esto, aún cuando se les hubiese dicho la verdad desde pequeños.

Para la psiquiatra de niños y adolescentes Annette Pagán, se trata de “una crisis de identidad bien grande”.

“Llegan a la adolescencia y se preguntan ‘quién es mi mamá y mi papá’. Eso es un proceso natural del desarrollo de los adolescentes, del ‘quién soy yo’. En el caso de los hijos de donantes, es incierto, porque tienen menos esperanza de conocer a sus papás que los adoptados. Si difícil es para un niño adoptado, para el hijo de un donante hay muchas más interrogantes que contestar”, expresó la galena.

La psiquiatra se mostró indignada, por la exposición favorable que continúan teniendo las figuras públicas que pagan por tener hijos sin un padre o una madre a través de estos tratamientos. Citó el caso de Ricky Martin, cuyos hijos fueron procreados con óvulos donados y un vientre de alquiler.

“Los niños no se compran, no son objetos. Son personas y hay que respetar”, denunció.

EV: ¿Qué responderías a quienes piensan que tu historia es igual a la de un niño adoptado?

“Esto no salva niños que ya nacieron y que buscan un hogar. Esto crea, a propósito, niños desconectados”, respondió Alana.

Al respecto, objetó que muchas personas acudan a estos procesos porque sea más rápido, más barato o con menos obstáculos que la adopción.

“Esto es un asalto espiritual a expensas del niño, para el disfrute de unos padres que quieren un lazo biológico con su hijo, pero no parecen pensar que el niño se preocupará por el lazo biológico que tiene con el progenitor donante y del fue negado a propósito”.

EV: ¿Qué dirías a las personas que están considerando usar gametos donados anónimamente?

“La concepción anónima comercial solamente transfiere el dolor a tu hijo”, advirtió. Amplió que se trata de “nunca haber encontrado y conocido a un miembro vital de la familia para el niño”: el progenitor biológico