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domingo, 21 de febrero de 2010

Beneficiosa reconciliación con Dios


Escrito por Vivian Maldonado Miranda
Domingo, 21 de Febrero de 2010 00:00

Aún cuando la motivación principal para confesarse no se fundamente en la sicología o la siquiatría, las ciencias de la conducta apoyan esta práctica.

En el caso del siquiatra Carlos Arias, él asegura que ha tenido pacientes que se han aliviado de depresión, "luego de una buena confesión".

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"Se le ha llamado por muchas personas la mejor terapia del mundo. No en pocas ocasiones, las personas luego de la confesión reportan sentirse aliviadas y haberse liberado de una gran carga. Sienten alegría en su corazón, duermen mejor y muchas veces, más profundamente", afirmó el galeno.

"Decía el Padre Mateo Mateo que no hay una mejor almohada para dormir que una conciencia limpia y eso es correcto", prosiguió el siquiatra.

Para el doctor Arias, "no sólo se le llama sacramento de reconciliación, sino que también es un sacramento de liberación, donde el alma reencuentra su regocijo en la presencia de Dios".

De su parte, la sicóloga Melissa Martínez comparó el proceso con el efecto de las dinámicas de grupo que se usan en la sicología, "pero sellado por la gracia. Nada se compara con el poder de la gracia santificante".

"En principio, el método es uno utilizado y bien visto en todas las ciencias de la conducta. Comienza por hablar con una persona, abrirte", explicó. A su vez, aclaró que "para poder reconocer un problema, tienes que detenerte y pensar".

"Es la primera etapa, el primer paso importantísimo para establecer un orden, el regreso a mi origen, a la fuente de orden en mi vida. Es detenerte, hacer introspección: ¿será que estoy siendo egoísta con mi pareja?, ¿con mis hijos?, ¿estaré usando el poder mal? Y puedo volver a empezar, que es clave para todos los problemas sociales", resumió la doctora Martínez.

Según el secretario del Obispo de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Padre Luis Antonio Alicea Rivera, "participar del Sacramento de la Reconciliación es volver a encender en nuestro corazón el amor de Dios".

"Dios, en su misericordia, previene, acompaña y realiza la transformación del pecador. Dios muestra su ternura de Padre, sobre todo por la manera como acoge al pecador. Es pura iniciativa divina para invitarnos al camino, porque su voluntad es que nadie se pierda. En otras palabras, pura gracia divina", prosiguió el Padre Luis Antonio.

En esa línea, enfatizó que recibir el perdón es también volver a la Iglesia.

"Acercarse al sacramento es recibir de la misericordia divina el perdón de las ofensas hechas a Dios y también es reconciliación con la Iglesia, comunidad de fe, que coopera en la conversión del pecador con la caridad, el ejemplo y la oración. El perdón es volver a introducirse con la plenitud de la comunidad de fe, la Iglesia, mediante la comunicación del Espíritu Santo vivificador", concluyó.

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