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domingo, 6 de marzo de 2011

La Conversión y la Cuaresma 2011


Escrito por P. Miguel A. García, C.Ss.R.
Miércoles, 02 de Marzo de 2011 14:49

La conversión NO es tener ideas bonitas y sublimes sobre Jesús; ni sentir más entusiasmo por la religión o por la Iglesia; ni hacer penitencias o largas oraciones. Conversión implica una ruptura, un romper con algo para tener más hambre y sed de justicia; más hambre y sed del “shalom” de Dios y, de esta manera, hacernos más solidarios con las personas que hoy más sufren.

La conversión nos exige hacer una ruptura con todo aquello que no nos lleva a Dios. Es una decisión de acoger los valores del Reino de Dios y vivirlos en mi vida. NO es posible convertirnos a menos que tengamos un verdadero encuentro con Dios. Toda conversión auténtica es un proceso que nos lleva a ponernos en contacto con nuestra propia humanidad.

Lo que Jesús más fuerte atacó fueron las falsas apariencias, la superficialidad, el engaño, la mentira y la hipocresía. Jesús no toleraba a las personas con máscaras. El fue coherente y auténtico hasta las últimas consecuencias y quiso que todos sus seguidores asumieran sus propias limitaciones, y fueran solidarios y misericordiosos con todas las personas que encontraran en el camino de la vida.

Para Jesús la religión por religión no servía para nada. La religión era un medio para vivir la misma vida de Dios, y en la medida que ésta entorpecía el vivir esa vida, entonces esa religión había que rechazarla. La verdadera religión es aquella que me lleva a ser solidario con los que hoy más sufren para que su cruz sea más liviana para otros. Y es eso lo que nosotros hemos de proponernos en esta Cuaresma 2011.