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domingo, 20 de marzo de 2011

María: un silencio que grita en Cuaresma


Escrito por Heidy N. Marrero Pérez
Miércoles, 16 de Marzo de 2011 14:01

Estuvo a los pies de Jesús. Había escuchado la voz del profeta Simeón diciendo que “una espada atravesaría su corazón” y aún así, perseveró. La Madre de Jesús fue obediente y en silencio, aceptó la voluntad del Padre. La voz de María en tiempo de Cuaresma, no tiene que ver con sus palabras sino con sus acciones. Allí, frente a la Cruz, demostró un espíritu humilde y su amor a un Dios Todopoderoso, ante cuyos propósitos excelsos, sólo debemos guardar silencio.



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Su maternidad se amplía en la Cuaresma. Con dolores parió a Jesús, y también con dolores, lo acompañó hasta el madero. Su unión a Cristo, debe servirnos como modelo. La carta pastoral sobre María en el Plan Salvador de Dios, incluida en el libro Maestros y Profetas de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, señala cómo “la maternidad de María no es un simple proceso biológico. La maternidad une dos vidas, dos destinos. El sí de María es una aceptación que une su vida a la de Cristo, sus alegrías, sus dolores; a lo largo de su vida, María mantiene el sí de la Anunciación, y lo mantiene sobre todo, en la hora de la gran prueba, junto a la cruz en que muere su hijo” (pág. 100).

Asimismo, la aceptación de los designios de Dios, es ejemplo de la actitud de acogida que debemos tener hacia su Palabra. “Podemos aprender de ella. Su cualidad silente nos habla de acompañamiento en el dolor, pero sobre todo, de aceptación. Muchas veces, nosotros también tenemos que callar en medio del dolor. Ella acompañó a su hijo Jesús desde su silencio”, aseguró la hermana Noemí Merced, de la Congregación de Religiosas del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús.

La ruta sigilosa de la Esclava del Señor en el transcurso hacia al Calvario, alecciona también sobre la actitud anónima que guardan los fieles en tiempo de Cuaresma. “Hay una frase que dice que ‘la procesión va por dentro’. Es tiempo de mejorar nosotros mismos. Debemos tener un propósito y hacer silencio sobre eso en lo que queremos mejorar. Hay sufrimientos que se deben llorar a solas, pero no sin la presencia de Dios, sino en la ausencia de las demás personas”, añadió la religiosa.

Igualmente, el Papa Benedicto XVI hace un llamado a la quietud y nombra como ejemplo a la Elegida de Nazaret. En el Ángelus del Segundo Domingo de Cuaresma del año 2009, exhortó al pueblo “a encontrar en este tiempo de Cuaresma momentos prolongados de silencio, posiblemente de retiro, para revisar vuestra vida a la luz del designio de amor del Padre Celestial. En esta escucha más intensa de Dios dejaos guiar por la Virgen María, maestra y modelo de oración. Ella, incluso en la densa oscuridad de la pasión de Cristo, no perdió la luz de su Hijo divino, sino que la custodió en su alma”.