Jesús dijo:"Como tú,Padre, en mi y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectactamente uno, y que el mundo conozca que tú me has enviado." Juan 17, 20-24
Buscar este blog
domingo, 20 de marzo de 2011
Rehabilitados en Cristo
Escrito por Verónica Cruz Pillich
Miércoles, 16 de Marzo de 2011 16:35
El Hogar Divino Niño Jesús ha rescatado y transformado cientos de vidas que se encontraban en las garras de las drogas. Los varones que participan de este programa son impactados con la Palabra de Dios, además de recibir ayuda psicológica. Esa protección espiritual que reciben les permite renacer y convertirse en criaturas nuevas, libres de ataduras y vicios.
En ese camino se encuentran Ángel Manuel Torres Negrón, de 28 años, y Jesús Ríos Méndez, de 26 años, quienes compartieron con El Visitante sus testimonios llenos de fe y esperanza. Ambos se encuentran en plena recuperación y catalogaron la ayuda espiritual como clave en sus tratamientos.
Ángel Manuel comenzó a los 11 años utilizando marihuana, según él, “por curiosidad”. Ya para ese entonces, fumaba cigarrillos y consumía bebidas alcohólicas. Más adelante, experimentó con medicamentos recetados, probó la cocaína y llegó al crack. Hoy se siente recuperado gracias al amparo espiritual que recibe en el hogar católico. “Es demasiado importante. Yo diría que es la ayuda primordial porque Dios es quien nos da la fuerza para mantenernos firmes”.
Por su parte, Jesús relató que comenzó a ingerir alcohol y a fumar marihuana desde los 19 años. Posteriormente, cayó en el crack. Lleva cuatro meses en el programa y se ha liberado de los males que lo ataban gracias a la ayuda espiritual. “La depresión se me fue, dejé de tomar pastillas porque siempre tengo la mente ocupada y, cuando llega la noche, estoy demasiado cansado para pensar”, mencionó Ríos Méndez.
En tanto, el fundador del Hogar Divino Niño Jesús y ministro extaordinario, Julio Pacheco, comunicó, con ilusión en sus ojos, lo que para él significan estos últimos 16 años. “Para mí es una gran satisfacción. Es cosechar lo que uno ha sembrado. Estamos rehaciendo personas”, afirmó Pacheco.
La Santa Misa, previa a la actividad de confraternización, estuvo a cargo del Padre Alberto Díaz, diocesano de la Parroquia Sagrado Corazón en Arecibo. En un aparte con El Visitante, Díaz expresó que la tarea que realiza esta institución es “una labor encomiable, digna de emular. Aquí la ayuda espiritual es básica, es fundamental en este tipo de rehabilitación. Si logramos conquistar ese corazón, esa alma y esa voluntad, lo demás está salvado”.