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domingo, 19 de diciembre de 2010

Madrugadas de aguinaldos a Dios


Escrito por Vivian Maldonado Miranda
Viernes, 10 de Diciembre de 2010 11:18

Madrugar para ir a Misa a las 5am por 9 días consecutivos, puede ser una forma de penitencia compatible con el Adviento.

Y es que para el sacerdote de origen holandés, Padre Félix Struik, resultaba extraño que mientras la liturgia del Adviento evoca la penitencia con Juan el Bautista y se viste de color morado como en Cuaresma, los puertorriqueños adelantan la alegría de la Navidad a esta fecha.

Entonces, en su escrito publicado el 8 de diciembre de 1973 en El Piloto, razonó que el jíbaro, como hombre de familia, entendió que “un hogar que espera a un niño no se viste de luto, sino de alegría”.



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Pero el ambiente alegre de las Misas de Aguinaldo se remonta a los monasterios de la Edad Media.

Según explicó el mismo padre Félix, los monjes decían unas antífonas especiales al final de sus oraciones de la mañana y antes de la Misa, en los días previos a la Navidad. Expresaban el anhelo por la venida del Salvador y comenzaban con la exclamación “Oh” (‘Oh Mesías’, ‘Oh Rey de las naciones’).

Poco a poco, las antífonas y la Misa recibieron un carácter alegre y festivo. Al terminar, el coro “solía salir en alegre algazara para pedir ‘aguinaldo’”, lo que dio origen, según el Padre Félix, a las trullas o parrandas.

Luego, se añadió la octava antífona, alusiva a la Virgen María y a la expectación de su parto. Así, nació el 16 de diciembre la fiesta de la Expectación del parto de la Virgen María, conocida también como “la Virgen de la Esperanza” o la “Virgen de la O”, porque ese día comenzaban a cantarse las antífonas que comenzaban con “Oh”.

Las Misas de Aguinaldo llegaron a Puerto Rico porque la Isla era sufragánea de la diócesis de Sevilla, explicó el historiador de la Iglesia, Padre Floyd McCoy.

Amplía Rafael Nevárez Nieves en su escrito sobre este tema que en el 1586, el Papa Sixto V emitió una bula que concedía indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados a los confesados y comulgados que asistieran a las misas que llamaban de aguinaldo, nueve días consecutivos antes de la Pascua de Navidad.

El también historiador de la Iglesia, Padre Mario Rodríguez, puntualizó que la antigua práctica fue “criollizada” por el catolicismo popular en la Isla. “En los campos, donde la parroquia estaba retirada, las personas se amanecían para ir a la parroquia del pueblo”, dijo.

En esa línea, opinó que las Misas de Aguinaldo son la máxima expresión del catolicismo popular puertorriqueño, pues la encarnación es el misterio que identifica la religiosidad local. Tanto así, que se conservan las dos tradiciones que celebran el mismo misterio de la encarnación, aunque de modos distintos: la de oriente, que sitúa la Epifanía el 6 de enero, y la de occidente, que lo celebra el 25 de diciembre.

Para Nevárez Nieves, la novena de la espera al Parto de la Virgen María posee un gran sentido teológico y cultural, pues además de meditar en los sacrificios que padeció la Virgen en el trayecto de Nazaret hasta Belén, la salida del sol al final de la Misa se convierte en símbolo de Cristo, la luz del mundo.

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