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lunes, 28 de febrero de 2011

Juan Pablo II: vivo en el corazón del joven


Escrito por Julia Lopez
Miércoles, 23 de Febrero de 2011 15:45

Durante sus 26 años de misión papal, Juan Pablo II creó un vínculo especial con la juventud que le acogió como un modelo de santidad. Su comprensión hacia este sector le mereció rápidamente el apodo “El Papa de los jóvenes”. En la inauguración de su pontificado en el 1978, luego de concluir la liturgia, el Sumo Pontífice se dirigió a los cientos de jóvenes reunidos en la Plaza San Pedro y les dijo: “Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo.Vosotros sois mi esperanza”. Sus palabras quedarían impregnadas en la historia y aquellos noveles católicos que lo escucharon, fueron sensibles a su mensaje. Juan Pablo les entendió y apoyó. Predicó de la plenitud de la vida cuando les rodeaba la muerte; de la victoria en medio del fracaso y del amor puro ante una sociedad hedonista.

Para el Vicario de la Juventud en la Arquidiócesis de San Juan, Fray Ramón Negrón la figura del recordado Papa ha sido transcendental para la pastoral juvenil de la Iglesia. “Nuestros jóvenes tienen en él la imagen de un líder; un maestro; pero sobre todo de un amigo. Alguien que realmente confió en Dios y basó su vida en la experiencia de fe que lo llevó siempre por un rumbo seguro”, comentó el sacerdote. Su incansable labor apostólica e impactante testimonio sacerdotal generó una respuesta masiva entre muchos jóvenes. Gracias a su influencia descubrieron su vocación ministerial y decidieron seguirle.

“Fue un ejemplo de entrega total y profundidad espiritual. El hecho de invitarlos a no temer y enfrentar las realidades de la vida diaria con fe, les inspira a continuar viviendo en los valores cristianos. Con su ejemplo demostró que no hay adversidad cuando se busca el bien”, aseguró. El compromiso del Sucesor de Pedro, trascendió más allá de su muerte. La institución de la Jornada Mundial de la Juventud en 1985 fue su más importante legado a los jóvenes. Casi dos décadas después continúa siendo el punto de encuentro para las nuevas generaciones. Más allá de congregar a jóvenes de diferentes nacionalidades, el Papa deseaba fortalecer los lazos de hermandad y fraternidad entre las naciones del mundo. A su vez formaba cristianos que serían en un futuro los nuevos apóstoles del evangelio.

Al respecto, Ángel Montes, coordinador de la pastoral juvenil de Caguas, expresó que dicho evento multitudinario es la prueba viviente de la esperanza que Juan Pablo II depositó en la juventud católica. “El se dio cuenta de que si no había una opción preferencial por el joven, en algunos años no iba a haber iglesia. Sabía que se quedaría vacía ante la ausencia de alguien que trabajara con gran ímpetu por nosotros. Además, identificó la falta de herramientas en muchos jóvenes que querían consagrar sus vidas a Dios. Pero él se acercó hacia nosotros y nos dijo: ‘aquí están las herramientas’ y confió”, expresó Montes. Aún en su lecho de muerte el amor de Juan Pablo II por una juventud viva en Cristo fue evidenciado. Débil y convaleciente, se dirigió por última vez a la grey juvenil que se había congregado en la Plaza San Pedro en el Vaticano esperando noticias de su pastor. “Os he buscado. Ahora vosotros habéis venido a verme. Y os doy las gracias’’, fueron las últimas palabras que dirigió antes de comenzar su trayecto a la Casa del Padre.

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