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viernes, 3 de diciembre de 2010

A la Virgen María


Escrito por P. Jesús Larrañeta C.M.
Martes, 23 de Noviembre de 2010 10:59

¡Virgen María, Reina del Adviento! ¡De Dios Padre, la más respetuosa y fiel servidora! ¡Del Espíritu Santo morada, la más acogedora! ¡Y de Dios Hijo, maternal engendradora!

Reina entre nosotros en este santo tiempo de Adviento con tu oración siempre espiritual, entrañable y evocadora, al igual que con tu meditación centrada en tu divino Hijo, que es la más sublime Sabiduría jamás salida de la boca purísima de Dios Padre, quien es Eterno por eternidad de eternidades, y santo con santidad inmensa, infinita Divinal.

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Sé, Virgen María; en este santo tiempo de Adviento, modelo para todo hijo e hija de Dios, de vida en silencio, de cristiana introversión, de pacífico y amable retraimiento, de unión en soledad con Dios, por Dios y para Dios.

Haz que acudamos con fidelidad, con gozo y con amor a las tempraneras misas de Aguinaldo: Eucaristías que deben ser puras, santas y angelicales. Haz también que en este Santo tiempo gocemos ayudando a los deambulantes, a los sidosos, a los abandonados y a los menesterosos.

Haz que alejemos de nuestras mentes, de nuestros corazones el deseo de comprar y comprar, de beber y beber, de comer y comer, de brindar y brindar de continuo y sin cesar.

Concédenos la gracia de visitar con frecuencia las Iglesias, las parroquias para que en soledad y silencio te acompañemos en tu oración santa, pura, inmaculada y celestial, y recordemos aquellas palabras que, desde hace muchos siglos, nos dicen: “La Virgen María, a solas, piensa qué hará, cuando al Rey de Luz inmensa, parirá, si de su divina esencia temblará o qué le podrá decir”.

Acompañar a María Santísima, en su oración, es lo que nos pide Dios Padre y la Iglesia Nuestra Madre. Que así sea.

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