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domingo, 27 de marzo de 2011

El prodigo de Juan 23


Escrito por Verónica Cruz Pillich
Miércoles, 23 de Marzo de 2011 15:18

El Movimiento Juan 23 es una asociación internacional de fieles laicos que ha reconstruido miles de vidas a través del mundo.

Va en busca de los pecadores, marginados y de los que, por cualquier motivo, ya no están en la Iglesia.

El propio director del Movimiento Juan 23 en la Arquidiócesis de San Juan, Ángel Luis Ríos, en un momento determinado, formó parte de ese grupo de personas, que están en el anonimato, pensando que el Evangelio no puede ser predicado para ellos.



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En el pasado, su vida estuvo sumida en el alcohol y había descuidado a su familia. Gracias al retiro celebrado entre los días 30, 31 de mayo y 1 junio de 1980, en Ciales, pudo experimentar la gracia de Dios y comenzó su recuperación.

•¿Cómo fue su niñez?

“Yo nací en Lares, en el Barrio Barranca. Vengo de una familia pobre. Mis padres procrearon ocho hijos. Todos los domingos, íbamos a la Iglesia. Había sólo una y quedaba en el pueblo. Para llegar allí, teníamos que cruzar un río y tomar una guagua. Todas las semanas hacíamos ese viaje. Lo poco que yo sabía de religión en esa época se lo debo a mi madre, porque fue ella quien me impulsó”.

•¿Cómo se describe como persona?

“Yo adquirí mucho de mi padre. Mi padre tenía un carácter rudo. Le gustaba darse el traguito. Yo salí a él en cuanto a la forma de tratar. De carácter duro, soy una persona que no soy muy amigable. Si estoy en un sitio, no me acerco a la gente para entablar una conversación. Me tienen que sacar las palabras de la boca”.

•¿Es casado?

“Sí. Mi esposa y yo estudiamos juntos desde tercer grado hasta la escuela superior, pero nos hicimos novios cuando ya estaba en el ejército. Tuvimos tres hijos y una que adoptamos. Lamentablemente, el varón menor murió de cáncer hace siete años. Nos casamos el 19 de octubre de 1957, en el Barrio La Vega en Lares”.

•¿Cómo se describiría como padre?

“No me conceptúo como un buen padre. Lo que pasa es que yo fui alcohólico en esa época. No era un padre que mimara a mis hijos, que estuviera besando y cargándolos. Y todavía soy un poco duro. Pero los quiero, los amo. Son mis hijos y daría la vida por ellos”.

•¿Qué sucedió en su vida antes de conocer a Cristo?

“Antes de conocer a Jesús, tenía una vida desastrosa. Vivía en Arecibo y allí fue mi perdición. Me uní a varios amigos y siempre estábamos para arriba y para abajo. Bebiendo ron y cervezas. Y fue un desastre. Llegaba borracho a mi casa, a romper todo lo que había. Era violento. No les di a mis hijos el ejemplo que tenía que darles”.

•¿Cómo logró romper las ataduras del alcohol?

“Fui alcohólico hasta que un día, un hermano que vivía también en Arecibo, me invitó a hacer un retiro del Movimiento Juan 23. Llegué cargado de problemas. Lo que hizo que yo dejara la bebida alcohólica fue, cuando el Sr. Nelson Rivera, fundador del movimiento aquí en Puerto Rico, señaló que las bebidas alcohólicas estaban prohibidas, incluso en los baúles de los carros. Cuando yo oí eso, dije esto es lo que a mí me hace falta. Gracias a eso llevo 30 años sobrio”.

•¿Cómo se convirtió en director del Movimiento en San Juan?

“Cuando yo viajaba todos los martes a Arecibo, durante 6 años, para tomar las clases de los retiros, me pregunté como yo haría para traer las clases a San Juan. Hablé con el Padre Luis Fernández, de mi parroquia. Le pido permiso para utilizar alguno de los salones para dar conferencias, pero el padre se arrepintió. Después me fui a la Parroquia Santa Rita, con el padre Anselmo Castillo y me sucedió lo mismo. Hasta que el mismo Padre Castillo me comentó de un lugar donde realizaban actividades sociales y allí estuvimos 18 años. Hasta que compré una finca de 5 cuerdas, donde estamos ahora, en el barrio Santa Olaya en Bayamón”.

•¿Qué planes tienen para la celebración del 25 aniversario?

“El Arzobispo de San Juan, Monseñor Roberto González Nieves, va a oficiar la Santa Misa, el martes 29 de marzo, a las 7:30 de la noche. Será en la Casa de Retiro Movimiento Juan 23, en Bayamón, sector Collores. Esa noche celebraremos la Misa y luego habrá un compartir, una cena.

•¿Cómo se siente ahora, luego de que Dios sanara su vida?

Yo me siento rejuvenecido. Me siento feliz y contento. En mi casa no se respiraba paz y ya se respira paz. Mis hijos dicen, ahora tengo un padre de verdad. Jesús es la última palabra. Sin Él no hay nada. Para mí es un logro. Un gran triunfo.

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