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domingo, 2 de enero de 2011

Escrito por Dr. Antonio J. Molina Jueves, 30 de Diciembre de 2010 09:39 Puerto Rico vibra con la devoción de los Reyes Magos. Los santeros, artes


Domingo, 28 de Marzo de 2010 00:00

A poco más de un año para la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a celebrarse en Madrid, España, el Papa Benedicto XVI ofreció su mensaje a los jóvenes que se darán cita por vigésima quinta vez para celebrar su fe.

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El evento, instituido por el Venerable Juan Pablo II fue descrito por el actual Pontíficie como "una iniciativa profética que ha traído frutos abundantes, permitiendo a las nuevas generaciones cristianas encontrarse, ponerse a la escucha de la Palabra de Dios, descubrir la belleza de la Iglesia y vivir experiencias fuertes de fe que han llevado a muchos a la decisión de entregarse totalmente a Cristo".

Como tema para la próxima JMJ, se escogió el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con un joven, "Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?" (Mc 10,17).

Sobre el acercamiento, Su Santidad detalló: "Jesús le dijo: '¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre'. El, entonces, le dijo: 'Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud'. Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: 'Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme'. Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes". (Mc 10, 17-22).

Para darle contexto a sus palabras, Benedicto XVI explicó que el relato anterior denota la importancia que la juventud tiene para Jesús, siempre atento a las preocupaciones, esperanzas y expectativas de los creyentes jóvenes.

Respecto a las grandes interrogantes que se plantean muchos jóvenes con relación a descubrir su proyecto de vida, Su Santidad dijo que el muchacho presentado en el Evangelio se asemeja a los chicos y chicas de hoy. "Quizás también vosotros vivís situaciones (...) que os llevan a aspirar a una vida no mediocre y a preguntaros: ¿en qué consiste una vida lograda? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál podría ser mi proyecto de vida?".

Mediante lo anterior, aconsejó a comprender que las mencionadas dudas no son otra cosa que las grandes aspiraciones del corazón y que, como tal, deben ser escuchadas. "Éstas esperan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras auténticas esperanzas de vida y de felicidad", aseveró.

Entonces, también habló de la aspiración a la vida eterna. Y señaló que cuestionarse sobre el futuro definitivo da sentido de plenitud a la existencia humana, "ya que orienta el proyecto de vida hacia horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo (...)".

Asimismo recordó que Dios creó a la humanidad para estar junto a Él para siempre, por lo que esa idea debe estar presente al momento de tomar decisiones y dar calidad a la existencia en la Tierra. Como ejemplo, mencionó que los diez mandamientos son "puntos de referencia esenciales para vivir en el amor".

Antes de concluir, el Papa recordó: "Quien vive hoy la condición juvenil tiene que afrontar muchos problemas derivados de la desocupación, de la falta de referencias ideales seguras y de perspectivas concretas para el futuro. Entonces se puede tener la impresión de ser impotentes ante las crisis y a sus consecuencias actuales. ¡A pesar de las dificultades, no os dejéis desanimar y no renunciéis a vuestros sueños!"

Al final de su exposición, el Papa llamó a la juventud a aprovechar la celebración del Año Sacerdotal para conocer la vida de los santos, "en particular la de los santos sacerdotes".

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