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domingo, 6 de marzo de 2011

La gracia de otra Cuaresma


Escrito por Heidy N. Marrero Pérez
Miércoles, 02 de Marzo de 2011 14:23

El Papa Benedicto XVI, con ocasión del Miércoles de Ceniza del año 2009, predicó que la Cuaresma es un “auténtico camino de conversión”.

En su mensaje, el Pontífice recalcaba cómo en la experiencia litúrgica afloraba el llamado de Dios a la transformación de los hombres.

Pues bien, la Cuaresma ha regresado y con ella, una oportunidad de renovación espiritual.

Sin embargo, acudir a las tradicionales ceremonias de la época no garantiza una experiencia con Jesús. Es necesario tener en el corazón la actitud correcta.



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“Hay que tener un deseo genuino de conversión. Esto quiere decir que hay que abrirse a la gracia de Dios y renovarse en el seguimiento de Jesús”, expresó Padre Tarsicio María Gotay, quien funge como vicario de San Juan y Santurce.

Asimismo, el sacerdote destacó la importancia de participar en las distintas ceremonias que se celebran en dicho periodo de reflexión, como lo son el Miércoles de Ceniza, la Misa Crismal y las celebraciones del Triduo Pascual.

“Las ceremonias litúrgicas son importantes porque comunitariamente podemos profundizar más en ese espíritu de conversión. Yo invito a todas esas personas que acuden a la casa de Dios sólo en esta época, a que aprovechen dicha oportunidad para recomenzar una vida intensa dentro de la comunidad eclesiástica”, manifestó Padre Tarsicio.

El Sumo Pontífice en su mensaje de Cuaresma para el presente año, hace un llamado a morir y resucitar juntamente con Cristo, tal como lo hizo Pablo. En sus expresiones, destaca el objetivo primordial de este proceso: parecernos a Él.

“El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a El, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a El en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos”, manifiesta Benedicto XVI.

Además, señala un fascinante vínculo entre la Cuaresma y el sacramento del Bautismo.

“El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo. Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva”, continúa Ratzinger.

En su carta, el Papa subraya la gracia que se halla en Jesús que bautiza, pero también en el Jesús que muere por nuestros pecados. Conociendo esto, es importante acercarse a estos 40 días con un espíritu humilde, arrepentido y agradecido.

Igualmente, es un periodo que debido a su solemnidad, ofrece la oportunidad de retomar las prácticas de piedad y reflexión. Así lo manifestó el párroco de la parroquia Santa Teresita en Ponce, Padre Ramón López.

“Es tiempo para recordar la importancia de la oración y el ayuno. Rememoramos los 40 días que estuvo Jesucristo en el desierto, antes de comenzar su ministerio”, manifestó el presbítero.

También destacó que es un “tiempo fuerte” en medio de la Iglesia, pues se recuerda la pasión y muerte del Señor.

“Nuestra actitud debe ser encaminada a tener hambre de Dios y de su Palabra. Tenemos que estar hambrientos por acercarnos al misterio de la cruz y allí encontrar el propósito de Dios. Debemos anhelar cumplir con la voluntad de Dios y agradarle, dejar atrás al viejo hombre. Es así que se encuentra el camino a la felicidad. Los frutos son grandes y el beneficio es incomparable”, concluyó Padre Ramón.
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