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domingo, 17 de abril de 2011

Entró a Jerusalén y hoy desea entrar en tu corazón


Escrito por Marielisa Ortiz Berríos
Miércoles, 13 de Abril de 2011 15:17

Palmas, cánticos, peregrinación, agua bendita, lecturas y solemnidad son algunos signos que pueden describir el Domingo de Ramos que celebran los cristianos católicos hoy día. Pero más que eso, este día marca el inicio de la Semana Santa, así como históricamente estableció el final del drama del amor de Cristo por la humanidad.

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“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Rey de Israel!” (Juan 12, 13), decían quienes lo veían a su paso montado en un burrito, en su entrada a Jerusalén. “Su entrada triunfal en Jerusalén es un presagio de que la aclamación del mundo era superficial y vacía. Pues al Jesús rechazar el poderío y la realeza humana frustraba sus planes: ‘Mi Reino no es de este mundo’... (Juan 18, 36)”, expresó el Monseñor Wilfredo Peña Moredo, párroco de la Parroquia Santa Bernardita en Carolina, sobre el significado del Domingo de Ramos.

“Los ramos que los niños sostenían por no tener grandes túnicas que depositar en el piso al pasar Jesús, eran el signo de que Dios estaba con nosotros, pero el mundo no lo recibió”, precisó Monseñor Peña Moredo a El Visitante. Sobre la repercusión que tiene esta celebración en los tiempos actuales el sacerdote añadió que “en el día de hoy al sostener los ramos en nuestras manos no sólo nos disponemos a entrar y celebrar los misterios de nuestra redención en la Semana Mayor del cristianismo, sino que nos volvemos protagonistas en esa Santa Semana”. “Si miro y contemplo mi corazón en verdad y sinceridad, ¿qué personaje realmente soy en este imponente escenario de entrega y amor?”, manifestó padre Peña Moredo, al sostener que el Domingo de Ramos abre la puerta al gran sacrificio de Cristo en la Cruz.

“Con Él nos disponemos llegar hasta el final por cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Las palmas de los niños se convertirán en palmas de victoria para vitorear al Resucitado”. Por su parte, el Padre José Darío Martínez Tobón, párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria en Toa Baja, dijo a este semanario que “en nuestra parroquia nosotros vivimos con mucha intensidad nuestro tiempo de ramos y lo vivimos porque tenemos la experiencia del amor que hace Jesús por nosotros”.

El sacerdote manifestó que a la luz de lo que estamos viviendo históricamente, no sólo en Puerto Rico, sino en todo el mundo, “debemos identificarnos en la realidad de nuestros pobres y marginados”, así como lo hizo Jesús en su peregrinar hacia Jerusalén. El padre Martínez Tobón señaló que a los cristianos les falta hoy día “entregarse plenamente a un Dios que con amor se da”. Recomendó a las personas descubrir la dádiva de Dios para con el mundo, para entender que “tenemos que darnos cada uno de nosotros”. “Nos hemos quedado en un sentimentalismo. Jesús entra en Jerusalén pero no entra en el corazón del hombre”, aseveró el sacerdote. Asimismo, afirmó que la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén nos debe hacer entender que también podemos triunfar sobre el mal de esta sociedad.